Puño de hierro en Turquía
Basta leer unas líneas, por ejemplo del “Corriere della sera” (1), para
hacerse una idea de qué sucederá en Turquía después del fallido golpe del 15
de julio. «El puño de hierro de Erdogan, después del fallido golpe en
Turquía: “dispuesto a reintroducir la pena de muerte”. Suspendidos ocho mil
policías, opositores desnudados y atados. La UE: si hay ejecuciones, Turquía
no entrará en Europa. Naturalmente la Unión Europea, a la cual la Turquía de
Erdogan ha solicitado desde hace tiempo el participar como país miembro a
todos los efectos, se “preocupa” de que no haya ejecuciones, de manera que
pueda salvar la cara con el régimen represivo turco y con cualquier otro
régimen represivo europeo.
La venganza del “sultán” Recep Tayyip Erdogan será terrible; esta es la
promesa hecha por el presidente turco después del golpe fallido. Y es una
promesa que está manteniendo y que no está de ninguna manera circunscrita a
las fuerzas armadas y a la policía que se han rebelado contra su poder, sino
que se amplía a todos los sectores de la sociedad. La tentativa de golpe no
ha sorprendido a las cancillerías occidentales: ni a la americana, ni a las
alemana, inglesa o francesa ni mucho menos a la rusa, pertenecientes a
potencias imperialistas que tienen muchos intereses que se cruzan - con los
inevitables enfrentamientos - en Turquía y en toda la región Medio Oriental,
intereses tanto de orden económico y financiero como de orden político.
Potencias imperialistas constreñidas a sufrir las iniciativas y los
movimientos de Erdogan y, al mismo tiempo, cómplices y aliadas de la
emergente Turquía como media potencia regional. Ningún imperialismo que
tenga un mínimo de intereses en la vasta región que desde el Norte de África
atraviesa el Medio Oriente hasta el Asia Central, puede desinterestarse de
lo que sucede en Turquía o de lo que hace o no hace este país. Que Turquía
continúe bombardeando las ciudades kurdas con el pretexto de las acciones de
guerrilla del PKK o que durante años haya hecho pasar armas y hombres de la
Yihad islámica y del ISIS desde su territorio, es algo que ha hecho levantar
alguna protesta formal por parte de las cancillerías occidentales pero nada
más. Con toda probabilidad el golpe - que sectores de las fuerzas armadas
preparaban desde hace tiempo - si hubiese tenido éxito podría haber dado
lugar a una política por parte de Turquía apreciada de manera diferente por
los Estados Unidos y por la OTAN (2); pero los militares que lo han
intentado no han contado, como probablemente tampoco los imperialismos
occidentales, que Erdogan y las facciones burguesas ligadas a él a sus
representatntes, disfrutan de un fuerte apoyo popular con el cual, por otra
parte, contó el propio Erdogan y su primer ministro cuando, refiriéndose “al
pueblo” incitaron a “resistir” y a “defender” la legitimidad de un
presidente electo (3). Las potencias occidentales no tomaron una posición
pro-Erdogan de inmediato, sino que esperaron a los resultados del intento de
golpe (que como todo golpe habría debido apresar o eliminar al presidente,
pero no lo hicieron); una vez comprendido que había fallado, lanzaron
declaraciones de defensa formal de la “estabilidad” y del legítimo “orden
democrático del país”.
En la noche que va del 15 al 16 de julio, diversos destacamentos militares,
sobre todo en Ankara y en Estambul, guiados por sus oficiales bajo la
dirección de un “estado mayor” de algunos generales, intentaron un golpe
para desentronizar a Erdogan (4). ¿Cuál fue su motivación? Traer de vuelta a
Turquía el clima de laicidad y de democracia, impidiendo su cada vez más
aguda islamización. ¿Los verdaderos motivos? Reconquistar el peso social y
político que las fuerzas armadas han tenido siempre en Turquía y salir así
de una cierta marginalidad en la cual - desde que Erdogan está en el poder -
han sido colocados. En realidad muchos medios internacionales han puesto en
evidencia que los jefes de los destacamentos militares que han intentado el
golpe se esperaban de un momento a otro una depuración dada su hostilidad a
Erdogan; y el fracaso del golpe se debería a la aceleración de las
operaciones, algo que les habría quitado el tiempo necesario a los generales
implicados de constituir una central operativa única. En cinco horas la
tentativa de golpe se frustró, mientras los soldados que habían ocupado el
aeropuerto de Estambul se negaban a disparar a la masa inerme de personas
que había llegado al aeropuerto después de haber atravesado el puente sobre
el Bósforo.
Por lo tanto se ha asistido a una lucha de poder interna en la clase
dominante burguesa, con la característica de que en Turquía no todo el poder
gira en torno al ejército ni a las facciones islamistas entre las cuales
tiene una cierta relevancia (siendo opositores frontales de Erdogan) los
llamados Gülenistas (5).
A día de hoy, 19 de julio, las purgas de Erdogan, según lo afirmado por los
medios de comunicación, han llegado a 50.000 licenciamientos y 10.000
arrestos. El “barrido” no afecta sólo a las fuerzas armadas, la policía y la
magistratura, sino también al resto de administraciones públicas y,
naturalmente, a las escuelas, la universidad y las organizaciones
religiosas. La amenaza de reinsertar la pena de muerte, como ha pedido el
mismo partido del gobierno y muchos parlamentarios, es una medida usada de
manera terrorista con el fin de tener un efecto disuasorio en los
enfrentamientos de todas las facciones que de una manera u otra puedan
“atentar” a la “legitimidad del poder constituido”; pero esto no significa
que esta medida no sea efectivamente lanzada por un parlamento que tiene una
gran mayoría de seguidores de Erdogan.
¿Qué cosa podían esperarse los proletarios de la eventual victoria del golpe
intentado por los militares putschistas y qué cosa les espera ahora que el
partido de Erdogan ha vencido reforzándose en el interior del país?
Como decíamos, en la lucha por el poder se han enfrentado facciones
burguesas con intereses enfrentados y la clase proletaria no tiene nada que
ver ni con unas ni con otras. La laicidad y la democracia, abanderadas por
los militares golpistas son motivos ideológicos burgueses, tanto como el
islamismo el autoritarismo. No sólo eso, además la democracia y sus
mecanismos políticos - verdadera intoxicación ideológica moderna con la cual
las burguesías de todos los países desvían y paralizan los movimientos
sociales y, en particular, el movimiento obrero desorientándolo y
volviéndolo impotente - están cada vez más al servicio de una inevitable
centralización política del poder burgués, hoy de manera más evidente que
ayer cuando hizo las veces de portera del fascismo.
Los proletarios, del régimen burgués, además de esperarse una explotación
cada vez más feroz por parte de los capitalistas, tanto privados como
públicos, se deben esperar una sistemática constricción de los llamados
“derechos civiles” y una militarización cada vez más generalizada de la vida
social. Y esto no sucede sólo en los países de reciente desarrollo económico
y político, como Turquía, sino también en los países de larga tradición
democrática como Francia, y el pretexto es prácticamente el mismo: lucha
contra el “terrorsimo”, interno o externo, lucha contra el peligro
subversivo.
Los proletarios desde hace tiempo sufren el granizo de las medidas anti
obreras, tanto de carácter económico y social como político, que cada Estado
toma para “combatir la crisis”, pero que en realidad están encaminadas a
defender los beneficios capitalistas en periodo de crisis prolongada; contra
estas medidas los proletarios buscan con dificultades inmensas la vía de una
lucha eficaz gracias a la cuale parar los efectos más devastadores en
términos de desocupación y de caída de los salarios, porque las
organizaciones sindicales que se dicen “obreras” son, en una grandísma
parte, oportunistas y comparten los intereses de la conservación social
contra los intereses de clase del proletariado. La situación social en la
cual los proletarios han sido precipitados por el colaboracionismo sindical
y político – en Turquía como en Francia, en Italia como en Egipto, es
trágicamente negativa: su futuro próximo está diseñado para los objetivos
capitalistas dominantes gracias a las organizaciones sindicales y políticas
que de los “intereses” de los trabajadores sólo se ocupan para confundirlos
con los intereses del capitalismo nacional.
Cierto, mientras que el poder burgués esté en condiciones de distribuir a
las masas trabajadoras de su propio país una cuota de rédito apenas superior
a la supervivencia elemental y de mantener al menos un estrato del
proletariado con condiciones económicas más ventajosas respecto a la masa
general, la clase dominante podrá contar con una base material importante
para influenciar de manera determinante al proletariado de su propio país.
Pero la crisis económica que es congénita al capitalismo y a su desarrollo,
los enfrentamientos internos entre facciones burguesas y los enfrentamientos
con las burguesías de los otros países, una lucha de competencia
imperialista que se hace cada vez más aguda y violenta, son ellos mismos
factores materiales que tienden a transformar, antes o después, los
enfrentamientos sociales en enfrentamientos entre clases antagonistas, entre
la clase burguesa y la clase proletaria, polarizando inevitablemente los
antagonismos sociales que existen en la sociedad capitalista desde su
aparición histórica.
No será fácil para los proletarios, ni en Turquía ni en la civilizadísima
Europa, tomar la vía de la lucha de clase, la única en condiciones de darles
una perspectiva para un futuro sin explotación, sin opresiones, sin golpes y
sin guerra. Tomar esta vía no será el resultado de una “toma de conciencia”
general por parte de los proletarios que “elegirán” no dar más su confianza
a la democracia, a la “paz social”, a los “intereses del conjunto del país”,
a la “patria” o a una “idenitidad cultural” tomada como raíz histórica
imperecedera del “pueblo”; no será el resultado de un progresivo y gradual
desarrollo de la “democracia” en la cual el famoso “pueblo” hará pesar
contra cualquier poder económico, financiero, político y militar existente
–en sustancia, el poder burgués- su “voluntad” expresada a través de una
manifestación callejera o de un voto. La lucha de clase está determinada a
explotar por las contradicciones capitalistas que, poniendo en movimiento
inexorable y confusamente todas las fuerzas sociales, contraponiéndolas
violentamente. Y en este marasmo social emergeran necesariamente las fuerzas
que material e históricamente representan las dos tendencias dominantes: las
fuerzas de la conservación social contra las fueras de la revolución social,
las fuerzas de la burguesía contra las fuerzas del proletariado. El
proletariado aprenderá a luchar por sí mismo, por sus propios intereses de
clase porque en ellos reconocerá la lucha necesaria contra la sumisión total
al poder capitalista, contra la violencia de la explotación y de la opresión
con la cual la clase burguesa lo tiene sometido; reconocerá la necesaria
lucha contra su transformación en carne de cañón cada vez que los
enfrentamientos interburgueses e interimperialistas pasan del estadio de la
violencia económica al estadio de la violencia de guerra.
Todo esto no tiene lugar, ni lo tendrá, por germinación espontánea, ni por
efecto emulativo gracias a la iniciativa de organizaciones conspiradoras, ni
por una pacífica y gradual reorganización clasista del proletariado. Aunque
la necesaria reorganización clasista del proletariado será el resultado de
una dura lucha contra las actitudes pacifistas y democráticas inoculadas por
las organizaciones oportunistas, contra las ilusiones del “empujón” que las
masas enfurecidas pueden dar un día al dictador de turno o de la “democracia
directa” que consigna a la espontaneidad de las masas la dirección que debe
tomar la lucha. La historia del movimiento obrero enseña que los intereses
de clase en torno a los cuales los proletarios organizan sus propias fuerzas
no son patrimonio de las masas en cuanto tales, ni mucho menos de su
espontaneidad. Los intereses de clase del proletariado son definidos en el
arco de largos años de historia de las luchas proletarias y de historia de
sus organizaciones sindicales y políticas, una historia, esta, de la cual
sólo el partido político de clase –precisamente porque no se deja dictar su
orientación por los hechos contingentes, por los flujos y reflujos de las
luchas, de las victorias y de las derrotas- ha hecho el balance histórico,
cristalizándolo en el propio programa y en las propias tesis y que tiene la
tarea de reintroducir, reimportar en las filas proletarias precisamente para
anular el contingentismo, el movimentismo, el espontaneísmo que
inevitablemente, dada la presión ideológica y material del poder burgués, se
forman continuamente en el interior del proletariado.
Aún si en la superficie no se ven las señales de una reanudación de la lucha
de clase proletaria, ni en los países martirizados por la crisis y por la
guerra, como en el Medio Oriente, ni en los países que parecen vivir siempre
en paz, como en Europa Occidental, en el subsuelo económico se van formando
los factores cada vez más acuciantes de una crisis general que se anuncia,
por boca de los mismos burgueses, catastrófica y amenaza con una tercera
guerra mundial. La única fuerza que puede impedir esta próxima guerra
mundial, o que puede combatirla y vencerla –como sucedió en 1917, en la
época de la revolución en Rusia- es la clase proletaria guiada por su
partido de clase. No hay otra alternativa: o guerra o revolución, o
dictadura burguesa e imperialsita o dictadura del proletariado. En la
historia nunca han existido medias tintas.
(1)
Cfr Corriere della
sera, 19/7/2016
(2) No se olvide que en Turquía hay 24 bases de la OTAN y que, en la base
más importante, la de Incirlik, hay 5000 militares americanos y que en las
diversas bases hay colocadas más de 100 bombas nucleares tácticas. La
posición estratégica de Turquía por el control del Mediterráneo, del Mar
Negro y del Medio Oriente es de una evidencia clarísima, y en ello Turquía
se hace ciertamente fuerte.
(3)
Es un hecho que el éxito de Erdogan se apoya sobre datos económicos. De el
Corriere della sera del 18/7/2016, en el artículo de L. Cremonesi:
“En 13 años Erdogan ha revolucionado el país. Ha credo una nueva clase media
de ex campesinos urbaizados que lo adora. La renta per cápita medio ha
pasado de 2.000 dólares anuales a 11.000. Si no se comprende esto no se
entiende cómo ha sobrevivido al golpe.
(4)
De el Corriere della sera de 18/7/2016, siempre en el artículo de L.
Cremonesi: “Los putschistas no son un grupito aislado, como se ha dicho,
juzgando sobre todo por la velocidad con la cual han sido arrestados. Todo
lo contrario. Entre ellos encontramos a los comandantes de la Segunda y de
la Tercera armada, destinados a Siria, la frontera más importante e
inestable del país, que comprende también la base aérea de Incirlik, desde
donde los aviones de los USA junto con sus aliados de la OTAN bombardean las
posiciones del ISIS. Hay además comandos selectos que operan en
helicópteros, hombres de la gendarmería y de la policía, batallones de
carros de combate, escuadras enteras de aviación. «El problema ha sido que
todas estas fuerzas, que componen la mejor parte de nuestro ejército, no
tenían un comando unificado y un líder político que supiese hablar a la
nación más allá del lenguaje militar. Son como fantasmas del pasado» explicó
ayer Orhan Bursali, comentador del diario Hurriyet. «Creían que habría
bastado con capturar al jefe del Estado Mayor, general Hulusi Akar, y
obligarle a hacer una declaración pública a la nación en su apoyo para
venecer por consenso. Pero han hecho mal las cuentas. Akar, una vez en sus
manos se negó a cooperar. Y entre tanto otros comandantes del ejército
reaccionarion con fuerza. Entre ellos importantísimo es el general Umir
Dudar, responsable de la plaza militar de Estambul, que ordenó la
resistencia armada»
(5)
El imán Fethullah Gülen, exiliado desde hace años en los Estados Unidos,
representante de una facción islamista moderada, primero aliado y después
adversario de Erdogan, es considerado por este último el cerebro del putsch.
Partido Comunista Internacional
(El Proletario)
19
de julio
de 2016
www.pcint.orgOtros textos sobre TURQUÍA y comunicados que hemos recibido:
>TURQUÍA: El golpe y la purga: http://luchainternacionalista.org/spip.php?article2840
>COMUNICADO de Acción Revolucionaria Anarquista (D.A.F.) sobre el Golpe de Estado en Turquía: https://abordaxe.wordpress.com/2016/07/22/comunicado-de-acao-revolucionaria-anarquista-daf-pelo-golpe-de-estado-na-turquia/
>LA OTAN y el golpe Turco: http://www.lahaine.org/mundo.php/la-otan-y-el-golpe
>Fracaso el golpe militar, ¿Hacia dónde va Turquía?: http://izquierdasocialista.org.ar/index.php/periodicos-ediciones-anteriores/el-socialista-n-319/3717-fracaso-el-golpe-militar-hacia-donde-va-turquia
> El movimiento kurdo de liberación ante el golpe de estado: http://tarcoteca.blogspot.com.es/2016/07/el-movimiento-kurdo-de-liberacion-se.html
>Cinco escenarios para entender el futuro de la dictadura turca. Asian Invasion: http://tarcoteca.blogspot.com.es/2016/07/cinco-escenarios-para-entender-el.html