[Birmania (Myanmar)] ¡Golpe militar y “transición democrática” son las dos caras de una misma moneda!
Birmania (Myanmar)
¡Golpe militar y “transición democrática” son las dos caras de una misma moneda!
¡Por la independencia de clase del proletariado!
¡Por una lucha abierta contra todas las facciones burguesas!
El lunes 1° de febrero, los nuevos funcionarios electos se preparaban para ocupar los distintos hemiciclos parlamentarios y formalizar los resultados de las elecciones legislativas del 8 de noviembre, ganadas por la Liga Nacional por la Democracia (LND) liderada por Aung San Suu Kyi. Los militares interrumpieron el circo electoral que ellos mismos habían montado, encarcelaron al Jefe de Estado y a su Consejera de Estado y la lider arriba nombrada, ahora Ministra de Relaciones Exteriores, además de diversas personalidades de la NLD, en nombre de un Consejo Administrativo Estatal (SAC por sus siglas en inglés) creado para gobernar el país.
Los detalles del golpe y su cronología, la falta de carisma de los líderes de la junta o las ridículas justificaciones son irrelevantes. Lo esencial aquí es que una vez más el dúo democracia / autoritarismo es un arma anti-proletaria.
DESARROLLO CAPITALISTA Y ASCENSO DEL PROLETARIADO
Birmania es un país del sudeste asiático de 50 a 60 millones de habitantes según estimaciones, todavía mayoritariamente agrícola (el campo emplea al 70% de los trabajadores del país), pero que se encuentra en pleno desarrollo capitalista: hoy está experimentando un fuerte crecimiento económico, impulsado por un afluencia de capitales occidentales y asiáticos, especialmente chinos. El principal objetivo de la “democratización”, instituida desde 2011, era atraer estas inversiones normalizando el régimen y abriendo gradualmente la economía.
Esta expansión capitalista dio a luz a un joven proletariado. El antropólogo Stephen Campbell describe esta dinámica basándose en el éxodo rural: “la población activa de las zonas industriales de Yangon [Rangun] está formada principalmente por antiguos aldeanos expulsados de las zonas rurales debido a una deuda inmanejable, la devastación de la infraestructura provocada por el ciclón Nargis en 2008 y el robo total de sus tierras por intereses militares y comerciales privados. La especulación inmobiliaria y el desarrollo urbano elitista durante la última década han elevado el costo de la vivienda, lo que ha llevado a cientos de miles de migrantes que llegan a las ciudades a no tener más viviendas estatales y a optar por ocupar ilegalmente viviendas baratas en las afueras de la ciudad. Muchos de estos nuevos residentes urbanos buscaron empleo en fábricas de alimentos y otras plantas de procesamiento que producían para el mercado interno, o en fábricas de prendas de vestir que producían para la exportación. En 2018, más de un millón de trabajadores, en su mayoría mujeres jóvenes, incluidos muchos ocupantes ilegales, estaban empleados en fábricas de prendas de vestir, textiles, calzado y accesorios en Myanmar, principalmente en los alrededores de Yangon” (1).
Esta joven clase trabajadora es víctima de una explotación feroz: sus paupérrimos salarios permiten atraer inversores extranjeros, desviándolos de países como Vietnam donde los salarios de miseria no son suficientes para los explotadores capitalistas. Por supuesto, esta explotación va acompañada de una severa represión antiobrera (legal o extralegal) y de la integración de la protesta obrera en las instituciones burguesas de negociación y “diálogo”. Esto es lo que Campbell explica con más detalle: “El gobierno cuasi civil de U Thein Sein, que asumió el poder en 2011, introdujo una nueva legislación elaborada con el apoyo de la OIT [Organización Internacional del Trabajo], legalizando la creación de sindicatos (en octubre de 2011) y formalizando la negociación colectiva (en marzo de 2012). Las nuevas leyes apuntan a frenar las huelgas, proporcionando a los trabajadores vías institucionales para buscar reparación por sus quejas laborales”.
Estas medidas no impiden la protesta obrera, pero su objetivo es encerrarla en un marco burgués para evitar que encuentre el camino de la lucha clasista.
UNA “TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA” CONTRA EL PROLETARIADO Y LAS MINORÍAS ÉTNICAS
En noviembre de 2010, los militares liberaron a la líder de la oposición, Aung San Suu Kyi, y se embarcaron en una democratización del régimen: reducción de la censura de los medios, reducción del presupuesto militar, aumento del presupuesto de educación y salud, liberación de varios presos políticos, etc.
Las elecciones de 2012 permitieron la legalización de los partidos políticos y reformas constitucionales en las urnas. Los militares, sin embargo, obtuvieron asientos reservados en las asambleas. Finalmente, en 2015, Aung San Suu Kyi se convirtió en la Primera Ministra de facto del país (“Asesora”).
Esta democratización no solo estuvo acompañada de medidas represivas contra la clase trabajadora (para garantizar la inversión de capital extranjero), sino también de una política genocida contra los rohingyas, una de las muchas minorías étnicas en Birmania (estas minorías constituyen el 30% de la población y el poder central tiene una larga tradición de persecución contra ellos). En 2017, el ejército lanzó una campaña sistemática de masacres, violaciones e incendios en las aldeas contra esta minoría musulmana profundamente oprimida, que mató a miles y provocó un éxodo masivo hacia el vecino Bangladesh.
El carácter criminal de la “transición democrática” hizo palidecer a la estrella del Premio Nobel de la Paz “La Dama de Rangún” celebrada en los medios imperialistas y las instituciones internacionales, pero no impidió que los imperialistas continuaran con sus asuntos: ¡business as usual!
IMPERIALISMOS AL ACECHO
Las potencias imperialistas de Europa, Estados Unidos, Japón y China están muy interesadas en Birmania. Además de encontrar allí mano de obra barata y vigilada, los burgueses están ávidos de los recursos naturales del país. Este es particularmente el caso de la multinacional francesa Total, que lleva varias décadas explotando el petróleo birmano, actividad que estuvo acompañada bajo la dictadura militar de una violencia bárbara contra la población civil de las zonas productoras de petróleo, incluida su reducción a la esclavitud.
Los imperialistas europeos también han buscado fortalecer su presencia estableciendo una cooperación militar con los torturadores en uniforme. Las fuerzas policiales han sido capacitadas en el “manejo de multitudes” por la Unión Europea, en el marco del programa MYPOL implementado desde 2016 (2)
Por el lado japonés, el influyente lobby al origen de la política japonesa hacia este país ha impulsado la Asociación Japón-Myanmar (antes Comité de los Intereses Birmanos ), además del desarrollo de inversiones en diversos campos (las inversiones japonesas están en el primer puesto después de las inversiones chinas), el establecimiento de vínculos militares entre Yangon y Tokio a principios de este año. Japón es también el mayor proveedor de “ayuda” a Birmania (más de mil millones de dólares al año) obviamente para defender sus intereses. Todo esto explica hasta hora el rechazo a hablar de sanciones contra los militares. Los capitalistas japoneses también temen que las críticas a los militares hagan el juego al competidor chino.
Por su parte, el imperialismo chino ve a Birmania como un socio importante en sus “nuevas Rutas de la Seda”. Las inversiones chinas son, de lejos, las más importantes del país. Birmania es un socio comercial pero también un punto geoestratégico que permite evitar el Estrecho de Malaca para mover las exportaciones e importaciones chinas por mar. No debería sorprender, entonces, que el gobierno chino no criticara el golpe y vetara una resolución de la ONU que lo condenaba.
En reacción a la posición china, Estados Unidos se acercó al régimen birmano en la década de 2010, en un intento por reducir la influencia de Beijing y es hoy el crítico más vehemente de la junta militar.
¡NO ES LA DEMOCRACIA LA QUE DEFENDERÁ AL PROLETARIADO!
La población que había manifestado su rechazo a los militares votando a favor del LND, salió a la calle masivamente contra la junta. El ejército respondió con una sangrienta, aunque relativamente mesurada, represión contra manifestantes y huelguistas.
En diferentes sectores (ferrocarriles, astilleros, etc.) los trabajadores se declararon en huelga contra la nueva dictadura y se lanzaron convocatorias de huelga general. Desafortunadamente, esta protesta sigue teniendo como base la democracia burguesa. Como explica el diario británico The Guardian: “Las demandas de los manifestantes ahora van más allá de desafiar el golpe. También piden la abolición de la constitución de 2008, redactada bajo supervisión militar, que otorgó a los generales poder de veto en el parlamento y control de varios ministerios, así como el establecimiento de un sistema federal en una Myanmar étnicamente diversa”(3).
Ante la inevitable ofensiva capitalista – militar o civil, autoritaria o democrática – la clase obrera no tiene otra solución que prepararse para la lucha abierta, en total ruptura con las demandas democráticas o nacionalistas (incluso bajo una máscara “antiimperialista”), independientemente de todas las fuerzas burguesas y pequeñoburguesas. Solo forjando una fuerza de clase, anticapitalista y antidemocrática, aguerrida en movilizaciones proletarias contra todos los ataques del capital, tanto en el campo económico como en el político y social, podrá enfrentarse a la burguesía y su aparato militar.
La condición sine qua non es la lucha por reivindicaciones y con métodos y medios de clase, y la presencia de un verdadero Partido Comunista para orientarlo hacia una perspectiva revolucionaria internacional. Esto requerirá la ayuda de los proletarios de otros países que, como primer aporte, deben desmarcarse de la actual campaña democrática, desenmascarar las hipócritas condenas de su propio imperialismo y entrar en lucha contra ellos.
¡Abajo el golpe militar! ¡Abajo la “transición democrática”!
Contra el ejército y la oposición, contra todas las aves de rapiña imperialistas, contra todas las divisiones étnicas, una perspectiva proletaria: ¡la lucha de clase independiente!
¡Por la solidaridad proletaria internacionalista!
¡Por la reconstitución del Partido Mundial de la Revolución Comunista!
(1) https://www.revolutionpermanente.fr/Myanmar-La-classe-ouvriere-face-au-putsch-entre-la-resistance-et-le-piege-democratique-bourgeois
(2) Salai Ming “Golpe de Estado en Birmania: resistencia al espectro de 1988”, https://asialyst.com/fr/ 2021/02/19/coup-etat-birmanie-resistance-face-spectre-1988/
(3) https:// www. theguardian.com/ world/2021/feb/10/myanmar-protesters-streets-naypyitaw-yangon-police-coup-violence
Partido Comunista Internacional (El Proletario)
26 de febrero 2021
Elecciones parlamentarias en Venezuela
¿Gigantesca victoria del chavismo? ¡No, arrasadora desconfianza del proletariado!
Si se trata de una victoria, ella sería la victoria – pírrica – no solo de
Maduro sino del orden burgués que él representa y que siempre ha imperado en
Venezuela, poco importa el nombre que se le haya dado en estos últimos veinte
años a la bestial explotación capitalista del proletariado en Venezuela.
Cerca de 21 millones de electores potenciales, más de mil observadores entre
nacionales y extranjeros “amigos” de Venezuela como el ex presidente español,
Zapatero – Bruselas, Washington y Lima juzgaron nulas e incluso fraudulentas
estas elecciones (ya antes de sus resultados...), y no enviaron a ningún
representante –, todo organizado para las elecciones legislativas del 6/12
cuyos resultados darán nombre a los nuevos 277 parlamentarios a la clásica
Asamblea Nacional. Hasta aquí todo normal, la calle está tranquila, no hay
incidentes, el opio democrático ha podido difundirse sin grandes tropiezos.
Alrededor de la 1:30 de la madrugada del día siguiente se anuncia el primer
boletín sobre la base del cómputo de los primeros 6 millones de sufragios según
las cifras oficiales, equivalente al 31% de la totalidad de los electores
potenciales (Guaidó dice que solo fueron a votar un 7%, otros voceros hablan de
21%), la abstención, ésta sí, fue masiva, casi 70%. Este primer boletín dará
las proporciones sin cambios significativos en lo que queda de conteo de urnas.
La oposición de derechas (Alianza por el Cambio) gana un tercio, o 17,52% (casi
un millón de votos) de los escaños, la extrema derecha (Primero Justicia,
Voluntad Popular) 4,15%, y los dos tercios restantes (67%, 3 millones 500 mil
votos) serán para los representantes del PPT-PSUV, el llamado Gran Polo
patriótico o Alianza bolivariana.
Estas elecciones parlamentarias se han desarrollado en Venezuela en el marco de
diversos e intensos problemas sociales y políticos internos: pandemia,
sanciones económicas por parte de Estados Unidos, crisis económica devastadora,
pobreza creciente, desabastecimiento, primeras peleas en el seno del partido de
gobierno con la salida del PCV y otras pequeñas agrupaciones políticas
reformistas de izquierda, en esta caso Tupamaro y Marea Socialista – Aporrea.org.,
los cuales junto a otras pequeñas organizaciones minoritarias obtienen un
pequeño 2,7% de los votos recogidos en su totalidad.
El presidente auto-proclamado Guaidó, su consulta y su boicot
Guaidó y los políticos extremistas anti chavistas habían perdido el poder de
convocatoria que tenían años atrás, por tanto su llamado a boicotear las
elecciones legislativas era la única alternativa honorable que les quedaba, no
sin antes consultar a los mandamases imperialistas capitaneados por el todavía
presidente Trump. Por otra parte, el Banco de Inglaterra piensa otorgar los mil
cien millones de dólares en oro depositados por Chávez en sus bóvedas a la
causa de Guaidó y de sus seguidores – esto es un signo más que evidente que los
imperialismos occidentales continúan apoyando a su pupilo presidente
auto-proclamado. Este último llama a una “consulta democrática” por vía
electrónica en los próximos días. ¡Pero si Guaidó denuncia los comicios
chavistas como una farsa, su “consulta” vía Telegram (1) ha sido una farsa
al cuadrado! Es evidente que la arrasadora abstención no se la puede atribuir a
los llamados de Guaidó al boicot de las elecciones, considerando que “las
elecciones de Maduro carecen de garantías y condiciones” (Cf “El
Carabobeño”). El opositor Vicente León, presidente del instituto de encuestas
Datanalisis, considera que la abstención es más el hecho de una creciente “desconfianza
en los políticos que los llamados al boicot lanzados por la oposición”. Un
diario francés citaba la frase de un habitante en Caracas: “el único acto
heroico de la oposición es el de condenarnos a morir de hambre” (2),
haciendo referencia al impacto en la vida de las grandes mayorías que provocan
los llamados de la oposición extremistas a imponer todavía más sanciones
económicas de los imperialismos occidentales a los venezolanos. En efecto, la
gran mayoría ha expresado un gran desinterés de cara a las elecciones y una
gran desconfianza en los políticos chavistas o de derecha. Esto explica en
parte la salida del PCV y compañía del conjunto chavista: cuando el barco
comienza a hundirse...
“No hay nadie en
los centros de votación porque la gente vota y se va”
Las imágenes de los centros de votación casi vacíos que todo el mundo ha visto
en los medios muestran en parte la poca afluencia de electores. Esto no impidió
que la esposa del presidente de Venezuela, Cilia Flores, diera la siguiente
explicación: “(la votación) es tan rápida que la gente vota y se va (¿?); no
da chance para que la gente se aglomere, lo cual es bien positivo por las
medidas de 'bio-seguridad'; como estamos en medio de una pandemia entonces es
muy bueno esto de la rapidez... se vota y se va uno a su casa a esperar los
resultados, por eso el proceso va de maravilla”. La abstención pura y dura
ha sido muy elevada como para poder legislar maravillosamente y en santa calma
los próximos 5 años, más aún con semejante explicación de la realidad...
Los chavistas hicieron todo lo que tenían a su alcance para
dramatizar lo que estaba en juego, fueron ellos los que quisieron transformar
estas elecciones en una suerte de presidenciales adelantadas. Por ejemplo,
Maduro declaraba que estaba dispuesto a dejar el poder si los chavistas
perdían. Eran, pues, muy altas las expectativas como para desestimar su
importancia. Pero entonces ven que la realidad es otra. Por un lado dicen que
es una gigantesca victoria (Maduro, Cabello, Rodríguez, dixit), y por el otro
dicen que hubo mucha abstención porque la gente nunca ha estado motivada por
este tipo de elecciones y relativizan citando a otros países con los mismos
porcentajes de participación. ¡Pero con ello reconocen sin darse cuenta que
esta “victoria” no es ninguna!
Las primeras conclusiones que hay que sacar es que los proletarios comienzan a
dar la espalda a las mistificaciones electorales y democráticas; la “gigantesca
victoria” de Maduro y del orden burgués es solo pasajera; los proletarios han
comprendido instintivamente que la vía electoral y democrática es un callejón
sin salida, falta que se den cuenta que la única salida realista, no ilusoria,
es la de la lucha de clase contra clase, su sistema capitalista, su Estado, sus
políticos de derecha e izquierda y todos sus sirvientes. Por muy indeseable que
ella sea, la realidad muestra que en la situación actual, una buena parte de
los explotados y oprimidos ya no creen en la vía electoral. Todavía no creen en
la vía de la lucha de clase, pero objetivamente están en las condiciones de
tomar el camino que los conduce a ella, aunque ese resultado no será ni
automático ni espontáneo.
Estas elecciones no cambiarán nada de la crítica situación que viven los
proletarios y las masas populares en Venezuela. Las cifras muestran que el
desempleo, más allá de las estadísticas oficiales que el gobierno ha dejado de
publicar desde 2013 (!¡), sigue galopante (3), más aún con la pandemia desatada
por la covid-19; que el salario (0,9€) ya no es un salario (4), sino una dádiva
atribuida por el Estado a la población; que la tasa de inflación interanual
sigue siendo estratosférica (5); que la pobreza ya alcanza niveles alarmantes
(6); que la disminución espantosa de la producción petrolera extraída por
PDVSA, la otrora bandera insigne de la economía venezolana, impiden un
restablecimiento económico que permita al menos paliar las necesidades más urgentes
de las clases populares, más aún para los desheredados de toda la vida, los
proletarios.
La crisis
económica también golpea a los emigrantes venezolanos
La crisis económica también ha golpeado a los trabajadores que emigran, quizá más fuertemente que a los trabajadores internos. “100 mil trabajadores venezolanos han abandonado Colombia después de haber perdido sus empleos – lo cual les permitía incluso enviar una ayuda a sus familiares –, muchos no han podido regresar a Venezuela y, según la ONU, forman parte de los 2,75 millones de 'trabajadores inmigrantes bloqueados' en el mundo quienes, luego de haber perdido sus empleos, buscan, muchas veces sin conseguirlo, regresar a su país. (Cf New York Times, 28-29/11/20). Gran parte de los emigrantes venezolanos trabajan en Colombia donde las tasas de desempleo han alcanzado un 14,7% en octubre (últimas cifras publicadas); pero el desempleo es netamente más elevado en razón de la importancia de la economía informal. En otros países de América Latina la situación no es mejor para la emigración venezolana. La pérdida de sus empleos trae como consecuencia un menor envío de remesas a sus familias, acentuando la miseria de estas últimas.
Así, como a lo largo de este año en una veintena de países,
el estallido social violento contra un gobierno cada vez más autoritario,
tiránico y hambreador no se hará esperar. Pero para que los enfrentamientos,
por demás inevitables, no terminen en una simple reparación en superficie del
orden burgués, el proletariado deberá encontrar la vía de la lucha de clase
independiente y reconstituir, junto con los proletarios de los otros países, el
partido de clase, para dirigir su lucha contra el capitalismo.
En esta perspectiva de la reanudación de la lucha de clase, la abstención de
las nuevas elecciones en Venezuela echa por tierra “la pretensión burguesa
de haber organizado para siempre la administración de la sociedad sobre bases
pacíficas e indefinidamente perfectibles con el advenimiento del derecho de
sufragio y del parlamentarismo” (Amadeo Bordiga, “El principio
democrático”)
Partido Comunista
Internacional
16/12/2020
www.pcint.org
__________
(1) Telegram es un servicio de correo fundado en
Rusia, pero cuando el gobierno pidió quiso obligar a la sociedad a ceder los
códigos de acceso, los propietarios abandonaron el país.
(2) Libération, 6/12/20
(3) El Fondo Monetario Internacional reveló que la tasa de desempleo en Venezuela alcanzará el 443% en 2019, afectando a casi la mitad de la
fuerza laboral del país – ya en julio de este año alcanzaba un 47,4%.
(4) Cf.
https://fedecamarasbolivar.org/se-requieren-354-52-salarios-minimos-para-poder-adquirir-la-canasta-alimentaria-familiar/
(5) “La última tasa de variación anual del IPC publicada en Venezuela es de
septiembre de 2020 y fue del 1.813,1%.”. Cf.
https://datosmacro.expansion.com/paises/venezuela
(6) “De acuerdo con los ingresos, el 96% de la población venezolana es pobre. Un 79% está en pobreza extrema, lo que significa que los ingresos percibidos son insuficientes para cubrir la canasta alimentaria” https://elpais.com/internacional/2020-07-08/la-pobreza-extrema-roza-el-80-en-venezuela.html
Ante los acontecimientos que se están sucediendo en el Perú:
Por 105 votos contra 19, el congreso peruano destituyó el 9 de noviembre al presidente Martín Vizcarra y al día siguiente asumió el poder quien era el presidente del Congreso, Manuel Merino. En los últimos tres años, ha habido cuatro procesos similares a este.
El sistema político peruano en los últimos años ha funcionado como una tómbola corrupta. La corrupción es sistémica, en Perú como en España. Pero las características varían en cada país. En Perú, en tiempos de campaña, los dueños de inscripciones electorales (los llamados “partidos”) reciben aportes y subastan los puestos en sus listas para el Congreso. A más dinero, más encumbrada tu candidatura. Nada que no ocurra pues en Estados Unidos por ejemplo, "el modélico vecino del norte". A este sistema político en crisis hay que añadir la fuerte caída de la economía peruana en los primeros meses del año en curso, motivada por la crisis económica latente y profundizada por la crisis del coronavirus, lo que está provocando un enorme aumento del paro, la miseria y el descontento social.
Las protestas que se suceden en Perú a raíz del baile de presidentes, son una clara muestra de la crisis política y económica, pero también nos enseñan cómo esta situación es aprovechada por la burguesía para encadenar al proletariado a la trampa de la democracia. Que nos sirva como lección a todxs lxs proletarixs en lucha en cualquier parte del mundo: la democracia es la cara a de la dictadura del capital... la cara b es el fascismo y ambos sistemas sirven a la conservación del dominio capitalista por igual.
Reproducimos un par de comunicados sobre lo que está pasando en Perú:
Una larga “paz social” en este pedazo de territorio mercantil llamado Perú se estaba disimulando en el tiempo. La DEMOCRACIA que es el caballito de batalla de la clase burguesa, la hizo estallar.
Lo que puso el fuego a la pólvora fueron las nuevas alzas drásticas de los productos de primera necesidad (multiplicada por tres en el caso del pan) decretadas en diciembre, mientras que la inflación llega ya a un 60%, producto de la baja de subvenciones decretada bajo los concejos del FMI. Sus economistas contaban sin duda alguna con las capacidades represivas del régimen para hacer pasar estas medidas hambreadoras tan visibles. En efecto, hasta ahora, un potente aparato militar y policial ha podido aplastar a las diversas olas de manifestaciones y rebeliones ocurridas en Sudan desde el golpe de Estado en junio de 1989 que llevó al poder a Omar el-Bechir.
El próximo 1 de octubre la Generalitat y el Parlament de Cataluña han convocado un referéndum para decidir sobre una posible independencia de España de los territorios comprendidos en la Comunidad Autónoma de Cataluña. Se trata de la segunda convocatoria de referéndum en los últimos años: en 2014 otra iniciativa similar, por parte de ambos organismos, dejó un resultado abrumadoramente favorable para el “sí a la independencia” entre los 2,3 millones de votantes que participaron. Entonces, el referéndum no fue finalmente convocado con carácter vinculante, sino consultivo; pero para el próximo 1 de octubre la votación se ha organizado con todo un aparato legal, sancionado por el Parlament, que pretende ser capaz de proclamar la independencia de Cataluña si el resultado, como todo hace presagiar, fuese favorable al sí.
Por su parte, el Gobierno español y todos los organismos del Estado competentes en materia de jurisdicción territorial (Tribunal Constitucional, Fiscalía General, etc.) ya han advertido que impedirán la votación, y el propio presidente Rajoy ha dejado entrever en sus últimas declaraciones que llegará a aplicar el artículo 155 de la Constitución española, que permite suspender el régimen de autonomía de cualquiera de las regiones que disfrutan de él, si estas se posicionan, de una manera u otra, contra la propia Constitución española.
¡Proletarios!
En el referéndum del próximo 1 de octubre no está en juego la independencia de Cataluña. Los orígenes, las motivaciones y los fines de esta convocatoria son muy diferentes a lo que la propaganda nacionalista de la pequeña burguesía catalana, sus instituciones, los órganos de gobierno de la Comunidad Autónoma, y el propio Estado español, pretenden. La realidad es que Cataluña pasa por una durísima crisis económica que tiene su reflejo en la crisis política en la que se sitúa el referéndum y que es el verdadero determinante tanto de este como de toda la agitación nacionalista y democrática que lleva asolando el país desde hace años.
Desde el año 2007, al inicio de la crisis capitalista, Cataluña, que históricamente ha sido la región económicamente más relevante de España, ha perdido buena parte de su preponderancia en cuestiones como las exportaciones de mercancías y servicios, implantación industrial, construcción de obra pública y privada, etc.; de manera que su importancia en términos económicos ha caído dentro del conjunto de España. Ha visto como su deuda pública aumentaba hasta llegar a tener, en 2012, la mitad de toda la deuda de empresas públicas de España y, finalmente, ha sufrido la contracción de la inversión extranjera, históricamente tan importante en la región, hasta el punto de quedar muy por detrás de otras comunidades autónomas.
Como consecuencia de todo esto, Cataluña ha visto desplomarse el nivel de vida de la población, especialmente el del proletariado catalán, tradicionalmente mayor que el del resto de España, hasta el punto de ser la región más castigada por el paro después de Andalucía y Extremadura: ha acumulado un aumento del desempleo que, en términos proporcionales, es el mayor de toda España.
La dureza especialmente intensa con que Cataluña ha padecido la crisis capitalista está teniendo serias consecuencias. Por una parte, el gobierno de Cataluña, encabezado por cualquiera de las variantes del partido nacionalista de la burguesía catalana, se ha revuelto contra el marco jurídico territorial que rige en España y los límites de la autonomía. Este enfrentamiento se libró, en primer lugar, sobre el terreno tributario y fiscal: la burguesía catalana exigió al gobierno central más competencias en materia de recaudación de impuestos y más libertad para utilizar el presupuesto que con ello obtenía. No se trataba de que los avariciosos comerciantes y tenderos catalanes quisieran más parques para ellos y menos colegios para Andalucía: en el mundo capitalista el Estado no es un agente del bienestar social, es el principal actor económico, el único capaz de movilizar grandes recursos económicos necesarios para sustentar la buena marcha de la economía y el mercado. Inversiones en infraestructuras, que implican movilización de capital a gran escala y soluciones a los problemas de logística y transportes para el conjunto de los capitalistas de una región; créditos públicos, que mantienen la solvencia de las empresas capitalistas en épocas de crisis y permiten su expansión en épocas de bonanza; políticas sociales, que regulan y conservan la mano de obra garantizando su uso para el capital, tanto como una relativa paz social… Todas estas funciones, que afectan al conjunto de los burgueses y capitalistas en la medida en que ninguno de ellos puede realizarlas por sí solos, constituyen el verdadero y descomunal peso del Estado en la economía nacional. Luchando sobre el terreno tributario y fiscal, la burguesía catalana históricamente ha luchado por mayores facilidades, mayores beneficios, para sus negocios, en detrimento de los del resto de España. Se ha tratado, siempre, de un reparto del beneficio capitalista: los impuestos constituyen trabajo proletario no pagado, parte de la plusvalía que se extrae de la clase obrera y que es destinada al bien común capitalista, por vía de recaudación estatal o empresarial. Y con estas ganancias, los burgueses han garantizado que sus negocios vayan bien, que el Estado (la Generalitat autonómica) proveyese de todo lo necesario para ello, que el capital pudiese ser movilizado y rentabilizado en proporciones cada vez mayores, etc.
Pero la lucha sobre este terreno es de por sí difícil, mucho más cuando la crisis capitalista constriñe también al resto de burgueses que luchan, amparados esta vez por el Estado central, por evitar que la plusvalía que creen que es suya les sea escamoteada por estas vías. Es entonces cuando la lucha entra en una fase de abierta rivalidad política: la única intención de la burguesía catalana había sido cambiar las leyes fiscales a su favor, obteniendo un concierto económico más ventajoso con el Estado central… Perdida esta batalla, en nombre precisamente de la legalidad, entra en juego el combate contra dicha legalidad. Es por esto que la lucha por la independencia de Cataluña únicamente encubre el enfrentamiento entre piratas por un mejor reparto del botín. Por supuesto que no toda la burguesía catalana participa de estas veleidades independentistas (una burguesía que siempre ha sido el motor del conjunto de la burguesía española, que necesita el mercado nacional como principal lugar donde vender sus mercancías, que necesita la protección del Estado central en su lucha contra las burguesías de otros países, etc.). De hecho, a medida que el llamado proces ha ido avanzando, buena parte de esta burguesía, sobre todo de la gran burguesía, ligada íntimamente a España por vínculos comerciales indisolubles, la burguesía que controla las grandes entidades financieras como CaixaBank, las grandes eléctricas como Gas Natural, las grandes compañías de seguros como Catalana Occidente e incluso la propia patronal catalán, Fomento del Trabajo… se han desligado de él.
El referéndum del 1 de octubre, como todo el proceso independentista y la doctrina nacionalista que lo rodea -tanto nacionalista catalana como nacionalista española- tienen sus raíces en un enfrentamiento histórico entre la burguesía catalana y el resto de la burguesía española. Un enfrentamiento basado en la competencia que es consustancial al mundo capitalista: la burguesía no cesa de luchar, contra sus adversarios feudales primero, contra otras burguesías después, contra el proletariado siempre… Son palabras grabadas a fuego por el Manifiesto del Partido Comunista de Marx y Engels. En el caso de Cataluña y España se trata de un enfrentamiento prácticamente inscrito en los genes del Estado español y del desarrollo del capitalismo en esta región del mundo pero que, en cualquier caso, obedece a las inalterables leyes que rigen la vida de las clases sociales en la sociedad capitalista. Si hoy se ve enfrentadas no sólo a la tradicional burguesía del Eixample y del barrio de Salamanca sino, también, a las clases medias, a la pequeña burguesía, sobre todo, catalana, es porque la crisis económica ha hecho estragos también en estas y, de esta manera, ven en el programa nacionalista una salvación a sus males: mayores inversiones públicas que reactiven la economía nacional catalana de la cual son beneficiarios subsidiarios, blindaje de los mercados en los que participan, reconocimiento de su estatus profesional de acuerdo a criterios nacionales, etc. Esta pequeña burguesía, probablemente la más afectada por la crisis, la más presionada por el aumento de la competencia comercial y la que menos va a disfrutar de la llamada recuperación económica, se ha convertido, como en otras ocasiones, en la base social del independentismo, de la misma manera que en el resto de España ha dado las bases sociales para los “Ayuntamientos del cambio”, la regeneración democrática, etc.
¡Proletarios!
En el referéndum del próximo 1 de octubre no está en juego la independencia de Cataluña. Si la crisis capitalista ha recrudecido la lucha de competencia económica y comercial entre la burguesía catalana y la del resto de España, entre la pequeña burguesía vinculada al mercado catalán y el resto de competidores del resto del país, también ha hecho reverdecer la tensión social. Los despidos, el paro, los recortes, los descensos salariales… han sido el pan nuestro de cada día para los proletarios de Cataluña, exactamente igual que para los proletarios de Madrid o Andalucía. Y junto a estos agravios diarios, la burguesía ha lanzado, también, su cobertura ideológica que tiene la misión de hacerlos pasar por aceptables en función de un interés común entre las clases. Y también, en Madrid o en Barcelona, esta doctrina del interés común es la democracia, la defensa de la colaboración entre las clases, la participación electoral como única vía para defender los intereses de una u otra, etc.
De hecho esta democracia es el eje central del proces nacionalista y del propio referéndum. Toda la tensión social que se vive hoy en los barrios proletarios de Cataluña, todas las miserias cotidianas que los proletarios de esa región ven incrementarse, todos los agravios que padecen de parte de la patronal… ¿se solucionarán con la independencia? ¡En ningún momento se ha dicho esto! Porque ni los partidos políticos implicados en el proces, ni las llamadas instituciones de la sociedad civil (léase instituciones de la burguesía y de la pequeña burguesía, sociedad de los tenderos y los “jóvenes profesionales”) han prometido tan siquiera la independencia. ¡Es el electoralismo lo que está en juego el 1 de octubre! ¡No es por casualidad que los proletarios catalanes han sido llamados a votar 3 veces en los últimos 3 años! El 1 de octubre los proletarios deben olvidarse de sus padecimientos, deben abandonar las luchas que les interesan únicamente a ellos como clase, deben dejar cualquier interés propio… y confiar en que el referéndum, el proces, ambos culminación de la democracia al decir de burgueses y pequeño burgueses catalanes, limarán las asperezas sociales y permitirán a obreros y patrones, a burgueses y proletarios, ir en el mismo barco y marchar en la misma dirección.
El 1 de octubre los convocantes del referéndum, de la ANC a las CUP, pretenden fomentar un gran pacto entre clases que garantice la paz social, mientras la burguesía negocia sus propios intereses con el Estado español. Todas las proclamas de la pequeña burguesía nacionalista van en ese sentido: “dejad que el pueblo vote y, después,…” Es por ello que todos llaman, unánimemente, sin fisuras y sin dudas, a votar, a participar, a dejar de lado intereses que no sean los de “la nación y la sociedad”. Después del 1 de octubre, después del referéndum, lo que habrán obtenido será un perfecto consenso democrático que legitimará, sobre el terreno social, cualquier medida, cualquier disposición, en interés de la unidad nacional catalana, de la economía nacional, de los intereses superiores de la nación… de la defensa exclusiva de los intereses del capital.
¿Qué independencia esperan, si no, los convocantes del referéndum? Del partido de Mas-Puigdemont, prácticamente se sabe todo: son los hereus de la tradición burguesa catalana, si llegan a este punto es porque no han podido encontrar un mínimo acomodo que les permitiese no ir tan lejos. Y tan pronto como puedan, darán marcha atrás. De esa pequeña burguesía, parlamentaria, legalista e institucional de las CUP, no puede esperarse nada nuevo: llaman “al pueblo” a una independencia pacífica y democrática, lograda por la vía del voto y la desobediencia institucional. Repiten una y otra vez que con sólo exhibir el “derecho democrático a decidir” el Estado español se rendirá. Llaman, en fin, a que su “pueblo” se haga apalear, detener y tantas otras cosas más, con las manos vacías y a pecho descubierto.
Ni el PDeCAT ni las CUP buscan otra cosa que un refrendo de la política burguesa cubierta con el manto nacionalista. De ellos, el proletariado sólo puede esperar que le hagan agotarse en batallas inútiles y que le entreguen atado de pies y manos a su enemigo de clase, que es lo que se pretende en el referéndum del 1 de octubre.
¡Proletarios!
Mientras que el particularismo catalán (elevado por la burguesía catalana a “nacionalismo”) busca con el 1 de octubre sumar al proletariado al carro de la defensa de la democracia; la burguesía española aprovecha la ocasión para verter toneladas de prejuicios nacionalistas sobre el proletariado del resto del país. Atacando, también en nombre de la democracia, al independentismo catalán, busca reforzar los vínculos que atan al proletariado a la defensa del interés superior de la nación española. Por ello, quiere presentar su negativa a permitir el referéndum del 1 de octubre como una defensa de la democracia y del interés general, exactamente los mismos argumentos que da el Govern de la Generalitat. En ambos bandos la consigna democrática es el anzuelo con el que pretenden reforzar su poder sobre la clase proletaria.
¡Proletarios!
La clase obrera catalana ha sido siempre la vanguardia de la lucha anti burguesa en España. Fue esta clase la que inició la Semana Trágica de 1909 contra la guerra de Marruecos promovida por burgueses catalanes y españoles; fue esta clase la que fundó y organizó el gran sindicato de clase del proletariado español, la CNT; fue esta clase la que dio los ejemplos de militancia revolucionaria más entregada, como fue esta clase la que paró la reacción militar de 1936. Y siempre, siempre, realizó todas estas gestas partiendo de la base del rechazo radical a todo tipo de nacionalismo, a todo tipo de programa de unidad nacional burgués, combatiendo las influencias de la pequeña burguesía radicalizada e independentista entre los proletarios.
Esa es la historia, la lucha y la actitud espontáneamente anti burguesas (¡y verdaderamente anti capitalistas, para escarnio de los botiguers de las CUP!) que la clase obrera de Cataluña supo mostrar a sus hermanos del resto del país y que podrá –en la medida en que logre reconquistar el terreno de la lucha de clase, influenciada por el partido de clase revolucionario- generar nuevamente. Y ese es el peligro que la burguesía y la pequeña burguesía nacionalistas quieren conjurar llamando a la unidad nacional y a la defensa de la democracia.
¡Proletarios!
El día 1 de octubre no se decidirá nada. Pero la convocatoria del referéndum y la respuesta del Estado español son síntomas de una crisis social larvada que, con toda seguridad, se agudizará según transcurra el tiempo. En ella la burguesía intentará atar al proletariado, ligarle a la defensa de sus intereses con la excusa de la defensa de la nación. Le utilizará como carne de cañón en sus enfrentamientos con el resto de burguesías y le llamará a hacer los mayores sacrificios por el bien común.
Para zafarse de este destino, para poder plantar cara al negro porvenir que le espera, el proletariado debe rechazar desde el primer momento la unión con la burguesía, la colaboración entre clases, la defensa de la “unidad nacional”, la “nación” -ya sea esta el conjunto de España o una Cataluña separada e independiente-. Ni los grandes burgueses ni los pequeños son aliados del proletariado, sus programas políticos sólo representan, para él, miseria y opresión. Sólo retomando el camino de la lucha clasista, de la defensa intransigente de sus intereses, de la lucha sobre el terreno inmediato, tanto como sobre el terreno político general, con un programa y una visión propias y bajo la guía del partido de clase revolucionario, el proletariado puede encontrar una salida al futuro de miseria y opresión que le espera.
¡Contra todo nacionalismo!
¡Contra todo particularismo!
¡Contra la defensa de la unidad nacional!
¡Contra la colaboración entre clases!
¡Por el retorno del proletariado a la lucha de clase independiente!
09/09/2017
Partido Comunista Internacional (El Proletario)

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