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 Disturbios de extrema derecha en el Reino Unido:

¡Sólo el proletariado, luchando unido contra su propia burguesía, podrá aplastar a la escoria racista!


El 29 de julio, un adolescente de 17 años atacó con un cuchillo a los participantes de una escuela de baile en el pueblo de Banks, al norte de Southport. Entre las trece personas apuñaladas, tres víctimas muy jóvenes, de entre 6 y 9 años, murieron a causa de las heridas. Las redes sociales entraron inmediatamente en frenesí y circularon rumores sobre el origen y la religión del agresor, según los cuales era un musulmán procedente de Siria. Uno de los protagonistas de estas fake news virales fue un tal Tommy Robinson, activista neofascista (1) y fundador de la English Defence League (EDL), organización de extrema derecha, islamófoba e identitaria. Fue este grupo el que inició una serie de manifestaciones en varias ciudades del Reino Unido, entre ellas Manchester, Hartlepool, Aldershot y Sunderland, manifestaciones que degeneraron rápidamente en disturbios racistas y pogromos antiinmigración descarados, acompañados de las tradicionales expediciones punitivas antiinmigración y del incendio de hoteles que albergaban a inmigrantes y de mezquitas (2).

Las reacciones del Gobierno fueron cuanto menos incoherentes, ya que en un primer momento apeló a no ceder a especulaciones "inapropiadas" sobre la identidad del asesino -en palabras de la ministra del Interior, Yvette Cooper-, antes de verse finalmente obligado a revelar la identidad del asesino, un joven británico nacido en Cardiff en el seno de una familia ruandesa. Con la generalización de los disturbios, el Gobierno recurrió a un lenguaje más marcial: el recién elegido primer ministro laborista, Keir Starmer, advirtió de que los alborotadores serían castigados "con todo el peso de la ley", en plena sintonía con la campaña electoral durante la que se presentó como el candidato de la ley y el orden. Anunció la creación de una unidad especial para combatir a los agitadores violentos mediante cámaras de reconocimiento facial, mientras que Yvette Cooper lanzó la idea de prohibir este movimiento.

Contrariamente a los comentaristas burgueses que, apoyándose en el hecho innegable de que estos disturbios han sido amplificados por el peso de la conspiración y las noticias falsas en las redes sociales, presentan estos disturbios como algo sin precedentes, los marxistas revolucionarios saben bien que el Reino Unido no sólo tiene una larga historia de pogromos racistas, sino que, lo que es más importante, el racismo es una necesidad vital para el capitalismo.


Una larga historia de ataques racistas contra el proletariado inmigrante


Los ataques contra los proletarios inmigrantes no son simplemente el producto del aumento del racismo en la sociedad, especialmente en Europa, en un clima de agudización de las contradicciones del capitalismo, y en particular de la crisis económica. En realidad, los proletarios inmigrantes son siempre el blanco del capitalismo, y en particular de las franjas más extremistas, que sólo varían en nacionalidad según las oleadas migratorias. 

Así, en los años setenta, periodo de crecimiento del Frente Nacional (FN), una organización explícitamente neofascista, los objetivos eran los proletarios del sur de Asia. En aquella época ya se habían producido varias manifestaciones y disturbios racistas, sobre todo el 15 de junio de 1974 en Londres, donde varios grupos de extrema derecha organizaron una marcha para pedir la "repatriación" de los inmigrantes. Aquella manifestación degeneró en un enfrentamiento con grupos antirracistas, principalmente de extrema izquierda. Unos años más tarde, el 13 de agosto de 1977, el Frente Nacional organizó otra marcha "contra la sociedad multirracial" en el distrito londinense de Lewisham, que desencadenó de nuevo enfrentamientos con grupos antirracistas y antifascistas. Todos estos grupos racistas, neofascistas y conservadores, aprovechando los periodos de crisis, consiguen reclutar entre la pequeña burguesía, el subproletariado y la aristocracia obrera, esta "quinta columna de la burguesía dentro de la clase obrera" (3). Ayer como hoy, el proletariado inmigrante ha sufrido palizas, persecuciones violentas y marchas provocadoras en los guetos donde el capitalismo le ha obligado a vivir.


Racismo: una necesidad para el capital


Sin negar el papel de la escoria neofascista en los ataques sufridos por el proletariado inmigrante, sería sin embargo erróneo, como siempre nos ha invitado a hacer la extrema izquierda con su mito del antifascismo democrático, suponer que sólo las fracciones extremas de la burguesía tienen interés en el racismo. En realidad, estos grupos marginales no son sólo los agentes de esta política anti obrera, sino también el producto del capitalismo en su conjunto, que necesita fomentar la división entre proletarios nativos y proletarios extranjeros para facilitar la explotación de ambos. En este sentido, la burguesía británica no es una excepción. Por hablar sólo de los últimos 75 años, en los que el capital británico ha promulgado una serie de leyes destinadas a convertir al proletariado inmigrante en el sector más oprimido y explotado de la clase obrera. Separación familiar, pruebas de virginidad, expulsiones, criminalización, este es todo el arsenal que la burguesía británica ha utilizado y sigue utilizando contra esta fracción del proletariado. Algunos ejemplos (4) son: la Ley de Inmigración de la Commonwealth de 1962 (gobierno conservador) que introdujo un sistema de permisos de residencia para controlar la inmigración; la Ley de Inmigración de la Commonwealth de 1968 (gobierno laborista) que sólo concedía permisos de residencia a los titulares de pasaportes británicos con al menos un abuelo nacido en el Reino Unido; la Ley de Inmigración de 1971 (gobierno conservador), que sustituyó la inmigración de personas que deseaban establecerse de forma permanente por un sistema de trabajadores contratados e introdujo una distinción entre patrials (que podían circular libremente y no estaban sujetos a deportación) y no patrials (que necesitaban un permiso de residencia y una tarjeta de trabajo válidos durante un año); la Ley de Nacionalidad Británica de 1981 (gobierno conservador), que volvió a endurecer los criterios para obtener la nacionalidad británica; la Ley de Nacionalidad, Inmigración y Asilo de 2002 (gobierno laborista), que suprimió inicialmente las ayudas a los solicitantes de asilo; la Ley de Inmigración, Asilo y Nacionalidad de 2006 (gobierno laborista), que restringió el derecho de recurso en caso de denegación del permiso de entrada; la Ley de Fronteras, Ciudadanía e Inmigración de 2009 (gobierno laborista), que endureció los criterios para obtener el permiso de residencia indefinido introduciendo la ciudadanía "probatoria". Más recientemente, es el plan de deportación en Ruanda de inmigrantes que entraron "ilegalmente" en territorio británico el que ilustra esta política racista llevada a cabo por la burguesía británica, tanto conservadora como laborista.

¿Cómo debe entenderse esta política de la burguesía británica? En realidad, cumple una doble función: por una parte, permite dividir al proletariado entre una fracción sometida a una explotación y a una represión frenéticas y otra, "autóctona", que aparece en comparación como "relativamente" protegida, favorable a la colaboración de clase. De hecho, la burguesía británica es muy consciente de que el principal peligro para su dominación es la cohesión del proletariado y, por lo tanto, intenta hacer todo lo posible para socavarla.

La segunda ventaja de esta política racista es que permite a la burguesía británica super explotar la mano de obra inmigrante que necesita en una serie de profesiones mal pagadas, en la agricultura, la construcción, el textil, la confección, los trabajos de servicios y limpieza, el personal doméstico, etc. Frente a un proletariado privado de las protecciones básicas, bajo la amenaza de la espada de Damocles de la expulsión del territorio nacional, la patronal puede así someter a esta fracción del proletariado a una explotación cada vez más feroz. Esta política, que no es específica de la burguesía británica -basta ver cómo la situación francesa es en muchos aspectos similar a la que estamos examinando aquí (5), y la misma situación en Italia- requiere una respuesta de clase por parte del proletariado.


La trampa del antirracismo democrático tendida por la “extrema izquierda


En el camino de su lucha, el proletariado se enfrentará a un gran obstáculo: el antifascismo democrático y el antirracismo, tradicionalmente promovidos por los demócratas pequeñoburgueses y la extrema izquierda, en particular la trotskista. Esto es particularmente cierto en el caso del Partido Socialista de los Trabajadores (SWP), la principal formación de extrema izquierda del país, que históricamente se ha empeñado en desviar la lucha proletaria hacia un terreno que le es ajeno. Así, al igual que el EDL tuvo sus ancestros en el Frente Nacional, los movimientos antirracistas actuales son hijos de la Liga Antinazi y de Rock against racism, ambos dirigidos por el SWP. Este último aboga hoy por "Stand Up Against Racism", un movimiento "unido" que reúne a activistas antirracistas, parlamentarios y burócratas sindicales (6). Desviando la lucha al terreno parlamentario y democrático, apuntan a fantoches como Nigel Farage -líder tradicional de la extrema derecha del país, figura destacada en la campaña del Brexit y cabeza de la tercera fuerza del país en las últimas elecciones legislativas en las que su partido Reform UK obtuvo casi el 15% de los votos- y Suella Braverman -ex ministra del Interior en el gobierno de Sunak, ferviente partidaria del plan de deportación de inmigrantes en Ruanda y defensora de una línea de extrema derecha dentro del Partido Conservador-. Como corolario de la atención prestada a estas dos figuras, los firmantes de esta declaración llaman a combatir el racismo en el parlamento y en las calles mediante la construcción de "un movimiento de masas lo suficientemente poderoso como para repeler a los fascistas". Siguiendo en esta línea populista e interclasista, su comunicado de prensa afirma que "la mayoría del pueblo británico detesta a Robinson y a la extrema derecha. Nosotros somos la mayoría, ellos son un pequeño número". Recogiendo la tradicional consigna populista "Para muchos, no para pocos", es a un verdadero frente interclasista, utilizando las consignas y modos de acción democráticos, a lo que los burgueses y pequeño burgueses antirracistas invitan a participar al proletariado. Por el contrario, este último debe construir su lucha sobre un terreno estrictamente clasista.




La respuesta del proletariado a los disturbios racistas: por la unidad de la lucha anticapitalista del proletariado


Sólo hay un camino para el proletariado: la solidaridad de clase entre los proletarios nativos y los proletarios inmigrantes. Esta solidaridad se construye paso a paso, en la lucha común contra la burguesía explotadora, mediante huelgas, ocupaciones, manifestaciones salvajes. Pero para que esta solidaridad no sea una palabra vacía, es importante que los proletarios nacionales luchen resueltamente contra el nacionalismo, el racismo, el chovinismo social que la ideología dominante difunde diariamente en la clase obrera a través de sus múltiples canales, entre los que se encuentran en primer lugar los medios de comunicación y ahora las redes sociales. La verdadera unidad sólo puede existir mediante el reconocimiento de que los proletarios inmigrantes constituyen el sector más explotado y oprimido de la clase obrera, y mediante el apoyo a sus luchas para mejorar sus condiciones de vida y de trabajo. Por su parte, el proletariado inmigrante tendrá que volver a conectar con su historia de luchas insurreccionales contra la burguesía, como el episodio de Brixton de 1981, durante el cual proletarios, inmigrantes y autóctonos, se opusieron a la policía durante noches enteras, levantando barricadas e incendiando edificios.

Y será gracias a la dirección de su partido de clase, internacional e internacionalista, portador de la conciencia de clase, que el proletariado podrá recuperar las lecciones de sus luchas pasadas y construir su unidad revolucionaria en la lucha contra el capital, antes de su derrocamiento violento.


11 de agosto de 2024


Partido Comunista Internacional


Il comunista - le prolétaire - el proletario - proletarian - programme communiste - el programa comunista - Communist Program


www.pcint.org


(1) Tommy Robinson se afilió al Partido Nacional Británico en 2004, nostálgico del Tercer Reich.

(2) Véase el artículo "Au Royaume-Uni, des émeutiers d'extrême droite dans les rues de Southport après une attaque au couteau" en Le Monde, 31 de julio de 2024: https://www,lemonde.fr/international/article/2024/07/31/au-royaume-uni-des-emeutiers-d-extreme-droite-dans-les-rues-de-southport-apres-une-attaque-au-couteau_6262985_3210.html.

(3) Véase nuestro artículo publicado en "Le Prolétaire", nº 313 (16-29 de mayo de 1980): "En Angleterre aussi la lutte des travailleurs immigrés". También "il programma comunista", nº 8 (19 de abril de 1980): "Gran Bretaña: la plena solidaridad entre trabajadores blancos y de color, base necesaria para la reanudación de la lucha de clases".

(4) Véase "Les populations immigrées en Grande Bretagne" en Programme Communiste nº 87, diciembre de 1981, y también https://en.wikipedia.org/wiki/History_of_UK_immigration_control.

(5) Véase nuestra toma de posición "Lutte de classe contre la loi immigration et toutes les attaques anti-ouvrières!" de 18 de enero de 2024, disponible en línea en pcint.org.

(6) Véase el comunicado conjunto en el sitio web del SWP: https://socialistworker.co.uk/anti-racism/sign-and-share-unity-statement-against-the-far-right-and-take-action/


 

Gran Bretaña

A pesar de todas las dificultades y obstáculos -la brutalidad de los conservadores, la hostilidad de los laboristas, la traición de los sindicatos- los proletarios se movilizan para defender sus intereses.


LA CUNA DEL CAPITALISMO DURAMENTE GOLPEADA POR LA CRISIS MUNDIAL


El estado de tensión en que ha entrado el capitalismo mundial en los últimos años se explica por su propia naturaleza. Esta economía de la anarquía, de la competencia y del enfrentamiento permanente, que ha alcanzado un cierto grado de evolución de todas sus contradicciones y antagonismos, se agrieta peligrosamente y está a punto de estallar bajo todas estas presiones. La crisis provocada por el Covid y la guerra imperialista en Ucrania se han combinado para sumir al capitalismo, ya de por sí sufriente, en una crisis del nivel de la de 1975, que tiene como telón de fondo no el fin de los años de expansión definidos por los economistas burgueses como los "treinta años gloriosos", sino el comienzo de un período mucho más oscuro en el que la guerra armada e imperialista sucede a la anterior guerra económica exacerbada, una diferencia, ésta, que no es insignificante.

Gran Bretaña, con su capitalismo liberal "duro y puro" de tradición secular, ya estaba sufriendo el Brexit, que le habría hecho perder entre el 3 y el 4 por ciento de su PIB anual (1), ha sufrido todos los efectos de la crisis, que ha provocado un aumento de todos los precios digno de las crisis capitalistas más graves de la historia.

Ya el 1 de abril de 2022, el "viernes negro", la factura del gas aumentó para los proletarios una media de 708 libras (unos 800 euros) al año, lo que corresponde a un aumento del 50%. En la misma fecha trimestral, los impuestos sobre la vivienda aumentaron un 3,5% y las cargas sociales sobre los salarios un 1,5%. Los operadores de telefonía también anunciaron aumentos del 10% en las tarifas. A ello se sumaron las primeras subidas de precios importantes en alimentos, productos de higiene, electricidad y combustible.

Pero esto es sólo el principio. El precio del gas subirá hasta un 78% en octubre y se triplicará a finales de año (2). Según la misma fuente, el precio incluso se cuadruplicará en la primavera de 2023. Para dar una idea del aumento de los productos alimenticios, señalamos el de la leche (26%), la mantequilla (21%), la harina (19%) y la pasta (16%). Es imposible que el proletario baje en la elección del producto para compensar estos aumentos, porque ya ha llegado al fondo.

En marzo, los especialistas en cortinas de humo económicas hablaban de un aumento del coste de la vida de al menos del 7% este año. Hoy tienen que admitir que más probablemente será del 13%. Pero un banco estadounidense, Citi, ha previsto un aumento del 18% para principios de 2023. Explica que, para hacer frente a la inflación, el Banco de Inglaterra podría subir el tipo de interés hasta el 6 o el 7 por ciento, mientras que hoy, después de haberlo subido ya, está en el 1,75 por ciento. Esto estrangularía completamente el mercado financiero y enviaría a todos los inversores a casa. Hay que remontarse a los años de la crisis del petróleo para encontrar una inflación de esta magnitud. En el Reino Unido, en 1975, la inflación había subido al 25% (3), para bajar al 16,9% al año siguiente. Pero el periodo de alta inflación duró hasta principios de los años ochenta.

Para millones de proletarios hoy sólo hay una alternativa: comer o calentarse. La pobreza ha aumentado drásticamente. Según diversas fuentes, el 17,1% de la población, es decir, 10,5 millones de personas - 1 de cada 8 trabajadores - vive por debajo del umbral de la pobreza. UNICEF calcula que el 20% de esta población sufre inseguridad alimentaria. En concreto, 4 millones de niños están por debajo del umbral de la pobreza y, de ellos, el 30% sufre inseguridad alimentaria. Bajo el impacto de una vida cada vez más cara, la situación no hace más que empeorar.


LA MOVILIZACIÓN DE LOS TRABAJADORES, ORGANIZADA POR LOS SINDICATOS, ESTÁ ENJAULADA POR LAS HUELGAS "SINCRONIZADAS”


Para contrarrestar estos violentos ataques del capital contra lo que es esencial para su supervivencia, los proletarios de Gran Bretaña se han movilizado desde principios de año, pero los movimientos de huelga han comenzado a extenderse especialmente desde julio. El eje reivindicativo de las luchas es indiscutible: es la cuestión de los aumentos salariales para hacer frente a la inflación. En una situación ideal, si hubiera existido una experiencia previa de lucha de clases, ésta habría sido una formidable base reivindicativa para unificar y fusionar todas las huelgas en un solo bloque obrero. Pero este no era el caso en absoluto.

Las huelgas en el transporte comenzaron en agosto. Entre los trabajadores del ferrocarril ya hubo agitaciones los días 21, 23 y 25 de junio y el 27 de julio tras el fracaso de las negociaciones. Los sindicatos RMT y TSSA (4) organizaron las agitaciones según la táctica de "huelgas coordinadas" o "huelgas sincronizadas". Adoptando este método para romper la fuerza y el impacto de las luchas, los sindicatos del transporte público fueron a la huelga los días 18 y 20 de agosto. 50.000 trabajadores participan en la huelga. Pero los conductores del sindicato ASLEF (5) no estaban asociados a la huelga de RMT y TSSA. Hicieron huelga el 30 de julio y el 13 de agosto, afectando a 9 de las 13 compañías ferroviarias. El 19 de agosto, los conductores del metro de Londres y de los autobuses hicieron huelga.

El 3 de agosto estalló una huelga espontánea (que la burguesía británica denominó "huelga salvaje") en Amazon, en Tilburry. La dirección proponía un aumento salarial del 3%, mientras que la inflación ya era del 9,4% en junio. El salario ofrecido por Amazon era de 11,45 libras por hora, mientras que los trabajadores exigían 15 libras. También se produjeron paros en Amazon en Coventry y Bristol.

El 21 de agosto comienza una huelga "sincronizada" de ocho días de los estibadores de Felixstone (1.900 huelguistas de un total de 2.500 empleados). Una vez más, las demandas eran de aumento salarial. También en Liverpool los estibadores votaron a favor de la huelga, pero en el momento de redactar este informe aún no se conocen las fechas "sincronizadas" (6).

Los trabajadores de BT (British Telecom) también fueron a la huelga, de nuevo en la forma escalonada impuesta por la dirección del sindicato, en este caso el CWU (7). La huelga se escalonará a lo largo del verano: el 29 de julio, el 1 de agosto y están previstas otras jornadas de huelga los días 30 y 31 de agosto. La huelga afecta a 40.000 trabajadores.

El 97% de los 100.000 trabajadores de Royal Mail votaron a favor de la huelga. Su huelga también se dividirá en tres días, los días 26, 27 y 30 de agosto. Esto también es obra de la CWU.

Hay otros sectores que llaman la atención: en las refinerías y en las centrales eléctricas, pero, al parecer, de forma más espontánea.

Por último, será el turno de la movilización de los sectores de servicios públicos: profesores, bomberos, sanitarios, recolectores de basura, trabajadores de aeropuertos e incluso trabajadores industriales. Pero el peso de los sindicatos oficiales es tal que sus huelgas no escaparán a su organización "sincronizada" y bloqueada.


EL PAPEL SERVIL DE LOS SINDICATOS


Lo que llama la atención de todas estas huelgas es su total dispersión organizativa y temporal, su hermética compartimentación entre unas y otras, mientras que en teoría los poderosos sindicatos británicos tendrían la capacidad de movilizar a todos en un solo movimiento. Pero eso significaría pedirles que sean lo que en absoluto son, y sería un gran error siquiera pensar eso. Sin embargo -pero este es otro tema- un sector de la llamada extrema izquierda está cortejando a algunos sindicatos como el RMT.

En realidad, los sindicatos están cumpliendo cuidadosa y eficazmente su papel de garantes de la paz social y el orden público en un momento de la historia en el que todo podría ir mal socialmente y la burguesía podría enfrentarse a un adversario de clase libre, independiente de las limitaciones burocráticas de los sindicatos, que no se dejará embaucar y podrá utilizar sus armas de clase. Su estrategia consiste en fragmentar las huelgas controlando su organización y sus objetivos, minando cualquier voluntad de los proletarios de luchar directamente contra la patronal, y perjudicando así lo menos posible los intereses de la economía nacional, de las autoridades políticas del país y de las clases dirigentes cómodamente instaladas en sus fortunas personales. Esta estrategia de fragmentación y división se combina hábilmente con las restricciones y limitaciones legales que dificultan la organización de las huelgas. La política sindical de control social se ve facilitada en gran medida por el arsenal jurídico del Estado, que impone una carrera infernal llena de obstáculos de procedimiento para validar una huelga y que, a pesar de algunos gritos de indignación de algunos burócratas sindicales, recibe realmente el pleno asentimiento de sus apparatchiks. La codificación legal de las huelgas proporciona el marco, las herramientas y la justificación política a las direcciones sindicales para sus métodos antiobreros y refuerza su aparato burocrático.

Estos procedimientos tienen una historia que se remonta a las grandes huelgas de mineros de 1984-1985, aplastadas por la brutal represión estatal dirigida entonces por la despiadada Margaret Thatcher. Tras aplastar las huelgas, el gobierno británico impuso toda una serie de leyes e impedimentos legales para evitar que los proletarios organizaran futuras huelgas en las empresas, tanto privadas como públicas. Todas estas restricciones tuvieron el efecto de reforzar el poder de control de los sindicatos sobre la clase obrera. Desde entonces, los proletarios ya no pueden escapar tan fácilmente del control de los sindicatos sobre la dirección de sus luchas o la organización de clase de la solidaridad. El aparato sindical y sus especialistas jurídicos parecen ser el medio ineludible para superar los escollos de procedimiento para hacer una huelga legal. Y si un secretario de sindicato se encuentra incómodo con estas leyes, sabe que si no las sigue al pie de la letra, la espada de las sanciones legales caerá sobre su cabeza, por lo que se plegará a ellas y acabará acostumbrándose...

¿En qué consiste este arsenal jurídico?

- Para convocar legalmente una huelga en una empresa, los proletarios deben organizar una votación de todos los miembros del sindicato y obtener al menos el 40% de los votos a favor. Este procedimiento es obviamente un freno a la espontaneidad e independencia de la organización de las luchas y lleva a devorar innecesariamente energía y tiempo, e incluso semanas en el caso de las grandes empresas. Todo el tiempo ganado por la patronal para organizar su respuesta, en particular dividiendo y desmoralizando a los trabajadores, infundiendo dudas en sus filas para minar su determinación.

- Obtener una mayoría de los miembros a favor de la huelga es una condición necesaria, pero no suficiente. También debe alcanzarse un quórum mínimo de votantes. Se requiere al menos un 50% de participación en la votación.

- Las huelgas de solidaridad de una categoría de proletarios distinta de los huelguistas o de otras empresas del mismo sector están simplemente prohibidas.

- La ley autoriza la intervención de esquiroles [trabajadores temporales o sujetos al escuálido "contrato cero" (8)] para sustituir a los huelguistas y, obviamente, prohíbe a los piquetes, bajo pena de sanciones, para oponerse a su entrada en la empresa (en la práctica, la policía está siempre presente para garantizar este acceso y evitar cualquier contacto de los esquiroles con los huelguistas que podría persuadirles de dar marcha atrás).

Todas estas leyes antiobreras llevan, obviamente, la firma del Partido Laborista que se sentía muy feliz con la protección que estas leyes le proporcionaban durante su época a la cabeza del Estado.

Por lo tanto, en el movimiento huelguístico de este año, los sindicatos tienen el control total de la decisión de convocar, dirigir y liderar las huelgas. Los organizan como si estuvieran cortando un salami y esparciendo las lonchas por la mesa. Este método de dispersión bajo el pretexto de la "sincronización" y la "coordinación" impide a los proletarios toda continuidad en la acción y bloquea toda convergencia y unidad de sus luchas entre sí.

La burguesía, y la patronal en particular, no pueden dejar de pensar que los brutales ataques a las condiciones de vida de la clase obrera no la harán contraatacar. Están dispuestos a luchar, y su primera medida en esta guerra entre clases es debilitar a los proletarios confinando sus luchas a las estrategias sindicales de dividir, limitar y fraccionar la duración de las huelgas y, por supuesto, de respetar las leyes y reglamentos que limitan, bajo pena de sanciones legales, todas las ampliaciones y extensiones posibles. La patronal y los sindicatos están, pues, íntimamente aliados con el fin de romper cualquier movimiento de clase del proletariado.

El RMT incluso se felicita por haber organizado brillante y eficazmente las llamadas huelgas "sincronizadas" (9). ¿Pero de qué sincronización estamos hablando? El término "sincronizado" oculta hábilmente lo que en realidad es dispersión y aislamiento. No se "sincronizan" para hacer de las luchas entre las diferentes categorías de trabajadores un bloque compacto, que actúe al mismo tiempo, sino para impedir que los trabajadores se unan en un frente unido y solidario.

El RMT (y sus sindicatos hermanos no son diferentes) también tiene un objetivo político burgués: ayudar a obstruir al gobierno conservador en sus prerrogativas tan pronto como se conozca al nuevo primer ministro. Mick Lynch, el secretario general, ha declarado: "Si conseguimos que las empresas negocien libremente sin verse limitadas por el gobierno, podremos negociar un acuerdo [necesariamente a la baja, N. del Ed.] en esta disputa y hacer que los ferrocarriles vuelvan a estar a plena capacidad. (10) El RMT, que se desvive por no unificar las huelgas, pide incluso, a través de Lynch, una huelga general (¡sic!) si Liz Truss -una conservadora que aspira a sustituir a Boris Johnson y que ya ha prometido lágrimas, sangre y sudor a los proletarios- es elegida a principios de septiembre como jefa de Gobierno. Son bravatas que no asustan a nadie y que en su mayoría son ridículas, pero revelan que los sindicatos también quieren establecer sus propios términos sobre su compromiso de garantizar la paz social manteniendo la lucha de los trabajadores dentro de los límites permitidos por el capitalismo y sus agentes de todo tipo. "¡No nos pongáis las cosas difíciles!", parecen decir a los radicales del partido conservador.

La situación de degradación general y profunda de las condiciones de vida de la clase obrera tiene hoy una causa común para todos los trabajadores y en todos los países, independientemente de su nacionalidad, sexo, edad, color, ocupación, etc.: la inflación. La historia ofrece a la clase obrera una oportunidad extraordinaria para unificar sus reivindicaciones sobre una única base, la de la lucha por el salario y el poder adquisitivo. Pocas veces el contexto ha sido tan favorable para orientar y organizar la lucha inmediata en un solo frente contra su único enemigo, el capitalismo. La burguesía, el oportunismo político y el reformismo, y los sindicatos colaboracionistas de clase lo saben bien y actúan, cada uno en su terreno y con sus propias responsabilidades, manteniendo alguna apariencia de desacuerdo, para evitar la pesadilla del riesgo de una lucha de clases que podría renacer.


EL PARTIDO DEL TRABAJO CONTRA LAS HUELGAS


Que los laboristas, ante las evidentes grietas del Partido Conservador, se preparen para volver a gobernar un día el país, ya no es una primicia. Ya están anunciando su orientación a la clase obrera: su "reformismo" será muscular e intolerante con cualquier vago deseo de lucha por parte del proletariado.

Keir Starmer, el nuevo líder del partido a partir de marzo de 2022, tras Jeremy Corbyn, es muy claro al respecto. En cuanto se convirtió en líder laborista, prohibió a los miembros responsables de su partido, diputados o ministros en la sombra (11), presentarse en los piquetes de huelga y declaró que sancionaría cualquier indisciplina en este ámbito, lo que hizo. Starmer, que quiere demostrar su "responsabilidad" con el orden social y la economía nacional, está claramente en contra de la huelga y lo hace saber simultáneamente a la burguesía, dentro de su partido y al proletariado. Ahora sabemos cómo piensa poner en práctica sus deseos como nuevo líder laborista: "Es un honor", declaró al ser nominado, "y un privilegio ser elegido líder del Partido Laborista. Dirigiré este gran partido hacia una nueva era, con confianza y esperanza, para que cuando llegue el momento podamos servir a nuestro país en el gobierno". La época que invoca en sus deseos no será ciertamente halagüeña para el proletariado.

En The Guardian del 2.08.2022 apareció un artículo de John McTernan, ex director de asuntos políticos de Tony Blair, dirigiéndose a los laboristas. Un artículo edificante: "Las huelgas son conflictos entre los trabajadores y la dirección, y se resuelven entre ellos. (...) Cuando se fundó el partido, fue como un partido parlamentario declarado para lograr los objetivos más amplios del movimiento (...) no para alentar al margen de las disputas laborales. (...) Para ser un gobierno alternativo, hay que demostrar que se gobierna para la nación, no para la fracción. (12)

Tal es el servilismo del Partido Laborista que los mismos representantes elegidos en Coventry contrataron a trabajadores temporales para romper la huelga de 70 recolectores de basura que luchaban por un aumento de sueldo en marzo de 2022.

Sólo los trotskistas británicos pueden imaginar convertir al Partido Laborista... ¡en una punta de lanza de la revolución!


REDESCUBRIR EL CAMINO DE LA LUCHA DE CLASES


Lo que ocurre en Gran Bretaña es una demostración más de que el Estado democrático burgués reparte las funciones y los papeles entre las distintas fuerzas políticas burguesas y los sindicatos para contener las reacciones de lucha del proletariado contra los ataques capitalistas a sus condiciones de vida.

Es con este objetivo que los sindicatos planifican, organizan y practican formas de huelga totalmente atomizadas, dividiendo las luchas en el mayor número posible de partículas que se repelen entre sí. Cuando llamen a la huelga: ¡cuidado! Sólo lo hacen con el objetivo de utilizarlo como palanca para abrir negociaciones empresa por empresa y apagar rápidamente el fuego que han contribuido a encender.

Los proletarios no deben dejarse atrapar en este engaño infernal, en el que su voluntad y determinación de lucha son aniquiladas por la acción combinada de patronos, parlamentarios y sindicatos.

El camino de la lucha de clases independiente puede parecer largo, pero es el único que llevará a los proletarios a la victoria en sus luchas contra la burguesía, su Estado y sus lacayos sindicales y sociales.


¡Abajo la consigna de las huelgas "sincronizadas"!

¡Por la huelga sin preaviso y sin plazos!

¡Por la unidad, la solidaridad obrera, la extensión de las luchas y las huelgas solidarias!

¡Por la organización independiente de los proletarios!

¡Abajo las leyes anti-huelga! Sólo la lucha de clases puede romper las garras de estas leyes.


29.08.2022


Partido Comunista Internacional (El Proletario)


www.pcint.org


(1) "Le Temps", 4/01/2022

(2) www.francetvinfo.fr

(3) www.economicshelp.org

(4) El RMT (National Union of Rail, Maritime and Transport) es el sindicato del transporte público. Su secretario general es Mick Lynch. La TSSA (Transport Salaried Staffs' Association) es un sindicato de transporte y viajes. Su secretario general es Manuel Cortés.

(5) ASLEF (Associated Society of Locomotive Engineers and Firemen). Sindicato de conductores de tren y transporte público. Mike Whelan es su secretario general.

(6) Obsérvese que los puertos alemanes de Hamburgo, Bremerhaven y Wilhelmshaven también se pusieron en huelga en agosto.

(7) El CWU (Communication Workers Union) es el sindicato de los trabajadores de la comunicación. Dave Ward es su secretario general.

(8) Los contratos de cero horas son el colmo de la flexibilidad laboral. Se introdujeron a principios de los años ochenta, en un momento de profunda crisis capitalista, para exprimir al máximo al proletariado reduciéndolo a la condición de trabajador desechable. Con estos contratos los jefes no garantizan ninguna duración del trabajo. En cambio, el trabajador debe estar disponible en todo momento. En Gran Bretaña, este contrato también se utiliza contra los desempleados. Desde 2004, los desempleados están obligados a aceptar este tipo de contrato, bajo pena de suspensión de las prestaciones. Muy a menudo, los empresarios rescinden rápidamente estos contratos porque sólo les interesa la bonificación de 1.500 libras que paga el fondo de desempleo (Job Centre) por contratar a un desempleado de larga duración.

(9) Este artículo se refiere a las huelgas "sincronizadas", por utilizar la terminología del RMT. Este tipo de huelga es similar a la de los ferroviarios en Francia en la primavera de 2018, que se denominará "huelga intermitente". El efecto desmoralizador de este tipo de huelga es innegable.

(10) https://ukdaily.news

(11) Un "ministro en la sombra" pertenece al "gabinete en la sombra" oficial de la oposición parlamentaria, cuyos ministerios "en la sombra" son la copia en espejo de los del gobierno en funciones del Reino. Cada "ministro en la sombra" de la oposición es responsable de seguir las políticas y expedientes de su homólogo en el poder.

(12) www.theguardian.com




Manchester Arena: una masacre usada cínicamente para remachar la “unión sagrada” entre proletariado y burguesía.



En los últimos dos años se han intensificado los atentados terroristas por parte de los adeptos del extremismo islamista, autodefinido de varias maneras, organizado sobre todo en Al Qaeda e ISIS (o Daesh) pero normalmente catalogado bajo la matriz del yihadismo –partidarios de la guerra santa- con raíces religiosas en el Islam fundamentalista.
¿Por qué estas raíces religiosas? Que es una autojustificación aparentemente “noble” y no “terrenal” para actos violentos reputados como reacciones a la violencia mucho más potente de los países imperialistas más fuertes, vestida de una especie de “derecho de respuesta” de parte de las “víctimas” contra los “agresores”, es algo evidente a todos. Es muy cómodo para el Occidente capitalista, imperialista y cristiano, catalogar el actual “terrorismo internacional” exclusivamente como terrorismo de matriz islámica y contra este “mal” oponer el “bien” representado por una civilización que se jacta de defender en el mundo el progreso económico y social, la democracia y la paz... Sólo que el progreso económico y social se basa en la explotación bestial de la fuerza de trabajo humana, esclavizada en los países industrializados bajo la máscara de la democracia y las migajas de progreso económico concedidas a las masas proletarias. Y esclavizada, violentada, destruida de las maneras más crudas y cínicas posibles en los países menos industrializados, más pobres pero repletos de brazos que explotar o que tirar a la basura como “productos no vendidos”
¿Por qué los atentados de marca “islamista”, después de las Torres Gemelas de Nueva York, han alcanzado a Madrid, París, Niza, Berlín o Londres? ¿Por qué se han concentrado en Europa, en la cuna de la civilización moderna (la cuna del capitalismo, del colonialismo, del imperialismo), la cuna en la cual se han formado y desarrollado todos los factores de un progreso económico, técnico y financiero, que después se han difundido por todo el mundo; y también la cuna de todos los factores de competencia y de lucha por la conquista de los mercados, de guerras de rapiña que caracterizan al mundo desde que la revolución antifeudal acabó con el dominio del absolutismo y de las viejas clases aristocráticas?
Los países europeos, que han representado durante siglos la colonización de continentes enteros, succionando los mayores beneficios a expensas de poblaciones enteras y de generaciones de esclavos, construyendo sobre esos beneficios su propio progreso económico, no podían sino constituir la meta anhelada (facilitada por el conocimiento de la lengua y de los hábitos de los viejos dueños) de las masas de inmigrantes que huían, y continúan huyendo, de condiciones de miseria, de represión y de devastación que precisamente el colonialismo burgués primero, y después la descolonización burguesa, han dejado en herencia a todos esos países. Celosos de su propia “identidad” nacional y de la protección de las ventajas que el dominio económico sobre el mundo garantizaba y garantiza en un cierto sentido a los viejos colonizadores –Gran Bretaña, Francia y Bélgica sobre todo- las burguesías europeas siempre han jugado a dos bandas: la de la llamada “acogida”, en la medida en la cual los brazos para trabajar a bajísimo coste eran y son necesarios para los propios sistemas industriales y comerciales, y la de la defensa de la legalidad, es decir, de la lucha contra la inmigración no deseada y no considerada necesaria, tratada por ello como clandestina y a reprimir. Como los negros en América del Norte, así los inmigrantes africanos, mediorientales y orientales en Europa nunca han sido realmente “integrados” en los países en los cuales están establecidos; y no porque no se esfuercen en perder los hábitos, la cultura, las costumbres de los países de origen para adquirir los hábitos, la cultura y las costumbres de los países capitalistas avanzados a los cuales emigran, sino porque el capitalismo, que es el modo de producción dominante, con todas sus contradicciones y sus antagonismos sociales, se basa en la división y no en la unión, en los atropellos y no en la igualdad, en la guerra y no en la paz. La división en clases antagonistas entre ellas no es una invención del marxismo, ni una situación histórica temporal que puede ser superada gracias a las adecuadas medidas diplomáticas y de política económica y social; es una condición material histórica de tal manera profunda y determinada que, para superarla, se requiere un profunda revolución, mucho más profunda y definitiva de lo que fue la revolución burguesa que liquidó el dominio del feudalismo y del despotismo asiático; una revolución que puede ser llevada a cabo solo por la clase social que no tiene nada que ganar, sino todo que perder en esta sociedad: la clase del proletariado, de los sin reservas, la clase de los que viven exclusivamente si trabajan, si se hacen explotar por las condiciones impuestas por el capitalismo.
El hecho es que esta clase, en particular el proletariado de los países más potentes, ha sido hasta tal punto desgastado, embrutecido y embotado durante cien años de dominio imperialista que no ha reencontrado aún la fuerza social para reconocerse como aquello que histórica y materialmente es, la clase antagonista por excelencia a la burguesía. La única clase que posee una tarea histórica condensada en el programa del comunismo revolucionario, el único que representa una alternativa global y definitiva al capitalismo. Este proletariado que, a caballo entre los siglos XIX y XX, demostró en los hechos que tenía la fuerza para representar esa alternativa, con sus movimientos revolucionarios de 1848 en toda Europa, con la Comuna de París en 1871, con la Revolución Rusa de octubre de 1917 y con todos los movimientos revolucionarios que en los años veinte del siglo pasado atacaron a las fortalezas del capitalismo no sólo en Europa sino también en China y en todo el Asia Central. Aquel desarrollo histórico, al final de una larga guerra de clase contra la burguesía de todo el mundo, no terminó a favor del proletariado internacional. La intoxicación democrática, pacifista y oportunista debilitó los órganos políticos dirigentes del proletariado a nivel internacional, a tal punto de transformarlos en agentes de la burguesía contra el propio proletariado, partiendo del estalinismo para después seguir con el maoísmo, con el castro-guevarismo y el guerrillerismo de difrerentes naturalezas, desviando y destruyendo el programa auténticamente comunista.
El proletariado europeo, que fue el más avanzado del mundo, una vez derrotado en su lucha revolucionaria, se plegó a las políticas y a las exigencias del imperialismo de los respectivos países; las burguesías inventaron los amortiguadores sociales para acallar las exigencias elementales de los propios proletarios y, con el fascismo, adoptaron la política de la colaboración de clase oficializada a nivel de leyes del Estado. El propósito de cualquier burguesía nunca ha sido el de ofrecer al proletariado condiciones de explotación menos penosas y la aplicación de todos los derechos que democráticamente estaban inscritos en las leyes y en las Constituciones de cualquier Estado, sino ligarse, a sus propios intereses, a su propia suerte, al propio proletariado para que soportase, en los hechos, todos los esfuerzos y todas las consecuencias de la oscilante economía capitalista, sobre todo en los periodos de crisis económica y de guerra. Los proletariados europeo y americano, en particular, pero también del resto de países que están inmersos en el desarrollo capitalista, son estados y están habituados no sólo a utilizar, para la defensa de sus propios intereses, los instrumentos políticos y económicos burgueses (elecciones, parlamento, referéndum, libertad de empresa, de iniciativa, etc.) sino a utilizarlos en el ámbito de la colaboración de clase superando los límites que a este mismo interclasismo ofrecía el viejo reformismo.
¿Por qué nos hemos extendido en estos conceptos a partir de un trágico suceso como la matanza del Manchester Arena?
Desapareciendo el antagonismo de clase entre proletariado y burguesía, emerge aún más violento, caótico y obsceno, el antagonismo burgués y pequeño burgués.
La lucha de la burguesía de un país contra las burguesías extranjeras y competidoras es permanente; la lucha entre fracciones burguesas competidoras entre ellas en el interior del mismo país es también un hecho permanente (basta pensar en las luchas entre lobbys antagonistas); la lucha de la burguesía contra el proletariado, para plegarlo cada vez más a sus propias exigencias y a sus propios intereses, no cesa nunca, como las medidas de una cada vez más dura austeridad han demostrado. Por lo tanto, en el cuadro de una continua competencia y de una continua guerra de competencia en el interior de los mismos estratos sociales burgueses y pequeño burgueses, demostrada sobre el plano político entre partidos que corrompen y partidos que se hacen corromper y sobre el plano más violento de las organizaciones de la criminalidad ,diferenciadas ellas mismas por intereses económicos y financieros contrapuestos, se inserta la acción de grupos y redes de aquello que viene a ser llamado “terrorismo”, pero que no es otra cosa que la expresión, ciertamente más violenta, de intereses económicos, financieros y políticos que se contraponen –en muchos casos, lejos de los países en los cuales los atentados tienen lugar- a los intereses nacionales de los países capitalistas que dominan el mundo y que, con sus intervenciones militares y sus guerras de rapiña, por ejemplo en Irak, en Afganistán, en Libia, en Siria, deshacen los equilibrios existentes colocando, en el caos provocado por las devastaciones de la guerra, a numerosos grupos en situación de verse empujados a hacerse con parcelas de poder para extraer beneficio de la explotación de los recursos naturales eventualmente presentes, del proletariado existente y de cualquier situación natural existente como las vías de agua o de comunicación terrestre consideradas estratégicas para el comercio y para el transporte de personas o tropas; grupos y redes que, inevitablemente, se alquilan a unas y a otras potencias imperialistas de las que tienen en su mano el control.
Que las milicias del “terrorismo” tipo Al Qaeda o Daesh, tienen necesidad de fuertes motivaciones materiales e ideológicas es obvio; de la misma manera que los proletarios tienen necesidad de fuertes motivaciones materiales e ideológicas para ser movilizados en defensa de la patria, de los intereses nacionales, en la paz y mucho más en la guerra... Los soldados que iban al enfrentamiento en la I Guerra Mundial, y en la Segunda, recibían la bendición de los curas con el hipócrita objetivo de salvar... el alma mientras iban a hacerse matar; los milicianos de las organizaciones terroristas de las cuales hablamos no son menos: reciben la bendición de su imán mientras van a hacerse saltar por los aires para difundir terror a sus enemigos del momento.
La diferencia está en que los ejércitos, en general, se enfrentan entre ellos; los milicianos terroristas, cuando no se combaten entre ellos, van a París, Berlín o Londres a masacrar gente que pacíficamente se mueve y se divierte en una cotidianeidad supuestamente normal.
Pero aquellos milicianos terroristas encuentran una motivación material y moral mayor: responden a los bombardeos y a las masacres que destruyen vidas a millares, vidas de niños, de mujeres, de hombres de cualquier edad, llevando al corazón de las relucientes metrópolis europeas el terror visto durante años en Falluja, en Tikrit, en Baghdad, en Mosul, en Damasco, en Trípoli, en Homs o en los pueblos de montaña de Afganistan. El hecho de que los ejecutores materiales de los atentados terroristas en Europa sean casi siempre “ciudadanos” europeos, de origen iraquí, sirio, libanés o de otros países árabes, de segunda o de tercera generación, demuestra que, no sólo la llamada “integración” no ha tenido lugar porque en este sociedad no existe igualdad (ni entre los vivos ni entre los muertos), sino que la persistencia de largas guerras y de masacres en las antiguas colonias continúa produciendo no sólo sufrimiento y miedo, sino también rabia e impulsos a reaccionar con la misma violencia en lugares en los cuales este tipo de violencia puede hacer más daño, mejor si simbolizan la manera de vivir occidental, descuidada y despreocupada respecto de las masacres que continúan acumulándose en los márgenes de la opulenta Europa.
Que este tipo de terrorismo tiene una matriz social e ideológica referida a la pequeña burguesía es un dato que hemos subrayado muchas veces y sobre el que no volveremos aquí. Falta simplemente el hecho de que contra este fenómeno, las clases dominantes burguesas tienen un motivo más para llamar a los proletarios a la unión sagrada, a defender la democracia, la convivencia civil, la cultura, los hábitos y las costumbres de lo que llaman la occidentalidad, en una palabra, a defender un sistema y un Estado que son en realidad el origen de todos los atropellos, de toda la represión, de toda explotación y de toda guerra.
Es por ello que los proletarios deben negar su solidaridad a una patria que en los hechos utiliza los mismos métodos que el terrorismo, pero a nivel mucho más sofisticado y compacto de lo que lo hacen los grupos del “terrorismo islámico”. Los proletarios, dando su solidaridad a sus propios capitalistas, no hacen otra cosa que sostener y alimentar los factores de competencia y de antagonismos entre burgueses, negándose a sí mismos la única vía de lucha y de emancipación de cualquiera de las formas de opresión y de sometimiento que la sociedad burguesa exuda por sus poros: la vía de la reanudación de la lucha de clase, de la reorganización independiente de clase del proletariado en defensa exclusivamente de sus propios intereses inmediatos y futuros. La respuesta proletaria debe dirigirse sin duda contra estos actos terroristas, pero desde el punto de vista de clase, es decir, desde el punto de vista de la independencia organizativa, política e ideológica de cualquier organización política e ideológica de la burguesía y de la pequeña burguesía, que son en realidad sus enemigos.
La reanudación de la lucha de clase, como ya ha sucedido en la historia, tiene la fuerza para absorber los impulsos de rabia y de reacción provocados por la desesperación social, uniéndolos en la perspectiva clasista revolucionaria, dándoles una motivación no solo moral, sino histórica para que el objetivo no sea ya nunca más el de salvar el alma o lograr un más allá de paz y serenidad mientras en la vida terrenal se sufre y se muere en defensa de un sistema basado exclusivamente sobre la explotación del trabajo asalariado, sobre la violencia económica y social y, por lo tanto, de un sistema que niega un futuro diferente, sino el de participar en una lucha que cambiará el mundo abriendo la sociedad a una organización racional y coherente con las necesidades no del mercado, sino de la especie.
25 mayo 2017 Partido Comunista Internacional
il comunista- le prolétaire – el proletario – proletarian – programme communiste – el programa comunista




Solidaridad con los migrantes de Calais – contra el racismo y el fascismo, Dover – UK


'Antifascists blocking the fascist march route.'
En torno a 200-250 fascistas han intentato marchar hacia el puerto en manifestación contra los refugiados y por el cierre de fronteras. La AFN y gentes de la localidad nos hemos opuesto a ellos, con un bloque militante formado por algo más de 150 personas.
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Class War 02/2015: Syriza, Podemos, Left Front… May Capital’s Far Left Die! » TŘÍDNÍ VÁLKA # CLASS WAR # GUERRE DE CLASSE
 
 
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Class War 02/2015: Syriza, Podemos, Left Front… May Capi...
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Ucranianos, rusos y europeos salen a las calles en protesta contra el ataque del régimen de Putin a Ucrania.



[3 de marzo de 2014. Traducido de libcom.org]

Las manifestaciones contra la guerra son el único rayo de luz que vemos en un cielo oscuro eclipsado por el peligro de la guerra, con 6.000 tropas rusas según se informa, en el territorio de Ucrania en Crimea, algunas de ellas cercanas a las bases de Ucrania.

Rusia


En Moscú, manifestantes contra la guerra fueron detenidos en gran número. Numerosos manifestantes reunidos en la plaza de Manezhnaya en el centro de la ciudad fueron detenidos. Novaya Gazeta, el periódico liberal de oposición, reporta 265 arrestos sólo después de las 16.00 hora de Moscú.
Voces de la izquierda radical de Rusia fueron inequívocas . "Hay que llamar a las cosas por su nombre : lo que está pasando en Crimea en estos días es un acto clásico de intervención imperialista por parte del Estado ruso ", dijo el grupo Izquierda Abierta.

"Maidan ha abierto las compuertas de la actividad de los matones de extrema derecha - y al mismo tiempo ha estimulado a la vida política a grandes masas de gente, que tal vez por primera vez perciben que ellos mismos son capaces de determinar su destino. Este abanico de posibilidades tiene el potencial de resolverse tanto hacia cambios sociales progresistas como en una victoria de la reacción extrema. Pero la decisión final debe, sin duda, permitir a la gente decidir por ellos mismos en Ucrania ", escribe Izquierda abierta.



Ucrania


Gran cantidad de gente se unió a las manifestaciones contra la guerra, no sólo en Kiev, sino también en todas las grandes ciudades de habla rusa en el este. Ukrainska Pravda informó de una manifestación de 5-10.000 personas contra la agresión de Putin en Nikolaev, una ciudad de habla rusa en su mayor parte, en el sur de Ucrania. El informe habla de que los trabajadores del sector agrícola y del público, los estudiantes y los intelectuales estaban en la marcha.

En Dnipropetrovsk, una ciudad industrial de habla rusa en su mayor parte, y Odessa , la ciudad portuaria predominantemente de habla rusa en el sur de Ucrania, varios miles de personas se unieron a marchas similares. Hubo demostraciones en Kharkiv , Donetsk, Kherson y Zaporozhye - más pequeñas que las marchas pro-rusos ... pero vergonzosamente han sido minimizadas en las informaciones de los medios occidentales.

En Kiev, la izquierda radical llama a la solidaridad de la clase obrera contra el militarismo de Putin. " No tiene sentido en la espera de "rescate " de la OTAN " , dijo una declaración de la Unión de Trabajadores Autónomos. " La guerra puede evitarse sólo si los proletarios de todos los países , en primer lugar de Ucrania y Rusia , juntos se unen contra el régimen criminal de Putin".


Los activistas en el este de Ucrania

Los mensajes de los activistas de los movimientos sociales en el este de Ucrania pintan un panorama sombrío . Mi amigo G., un activista sindical que vive en Dniprodzerzhinsk , enviado por correo electrónico dice: " La mayoría de la gente común son cautelosos u hostiles a los nacionalistas [de Ukrania] , y así Euromaidan tuvo muy escaso apoyo aquí. Ha habido muchas reuniones aquí en contra de la llegada al poder [en Ucrania] de ' fascistas ' y ' nacionalistas ' .

"Pero después de que Rusia envió sus fuerzas a la guerra de Crimea y amenazó con la guerra - ambos lados parecían dispuestos a abandonar temporalmente sus diferencias y defender Ucrania [el cebo imperialista / nacionalista no deja más salida que el derrotismo revolucionario y la solidaridad de clase por encima de fronteras, razas y naciones]

La conclusión es que este conflicto está comenzando a unir a la gente. Los que apoyan abiertamente la intervención de Rusia no son visibles en estos momentos.

"Por otro lado, está la amenaza de los radicales próximos al poder. Ayer muchos oligarcas fueron nombrados para gobernantes de las regiones orientales . [ Entre una serie de nuevos gobernadores designados , Igor Kolomoisky , el multimillonario del aceite y las telecomunicaciones fue nombrado gobernador de la región de Dnipropetrovsk y Sergei Taruta, el magnate del acero, gobernador de la región de Donetsk.] Y al principio había rumores de que están financiando Euromaidan, y a poyando a Svoboda [partido populista de derecha]. Y ahora estamos recibiendo la confirmación de eso. Pero la gente común, los trabajadores, tienen poco que decir sobre eso. "

Un activista de izquierda radical , D. de Dnipropetrovsk, enviaba por correo electrónico en un tono más pesimista, una cita de Pushkin : "La gente permanecía en silencio" [La famosa última línea del poema Boris Godunov]". "Esto se aplica a los trabajadores ya sea jovenes o viejos" , dijo. Los acontecimientos en torno a las manifestaciones de Maidan tuvieron un efecto polarizante. " Amplias capas fueron absorvidas por el nacionalismo, ucraniano o ruso. [ ... ] Es una catástrofe que podría ser comparada con agosto de 1914 [ el estallido de la primera guerra mundial ] .

" Entre los socialistas y los anarquistas hay un estado de ánimo muy pesimista. Veinticinco años de propaganda socialista entre una amplia gama de grupos e ideas que quedan parece que han ido a ninguna parte, desaparecieron como una bocanada de humo. Por supuesto, no habíamos tenido grandes logros antes ( en contraste con 1914). Pero lo que está sucediendo ahora da la impresión de que todas estas décadas de trabajo socialista han sido para nada, no han dado fruto " .

A pesar de su pronóstico sombrío , D. añadió que , con respecto a una posible incursión del ejército ruso , " la indignación es abrumadora. En los últimos tres o cuatro días , desde el inicio de la actividad militar en Crimea , no he escuchado ninguna otra opinión" .

Londres


En Londres, el hogar de la mayor comunidad de inmigrantes rusos en Europa occidental, una manifestación contra la guerra en la embajada rusa fue seguida por una acción en la Plaza de Trafalgar, donde Boris Johnson fue el anfitrión de un festival para conmemorar Maslenitsa ( el equivalente ruso del Martes de Carnaval ) . Una pancarta que decía " No a las invasiones ! Basta de represión ! " Fue colgado en el balcón de la plaza.

Los organizadores de la mani apuntaban así a los patrocinadores corporativos rusos del evento - como ellos dicen , " el contaminador más grande de petróleo, Rosneft, los rompesindicatos Aeroflot, y su odio contra los medios estatales rusos y Kazmunaigaz, que fue responsable de la masacre de los trabajadores del petróleo de Kazajstán " .


Debemos hacer todo lo posible para ayudar a los socialistas y anarquistas ucranianos y a las organizaciones sindicales que han vivido el ataque de los nacionalistas de derecha y fascistas .


Vamos a apoyar el movimiento contra la guerra y la independencia de la clase obrera y los movimientos sociales en Ucrania y Rusia como podamos.

 



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