CONGRÈS ANTI-GUERRE / PRAGUE / 24 au 26 mai 2024 /



Du 20 au 26 mai 2024, des groupes et des individus de différentes parties du monde se réuniront à Prague pour coordonner des activités anti-guerre dans le cadre de la Semaine d’action.
https://actionweek.noblogs.org/ Cette série d’événements comprendra également un congrès anti-guerre, qui aura lieu du vendredi 24 au dimanche 26 mai 2024. Des campagnes, des actions directes, des projets, des publications et des analyses liés à la question de la guerre seront présentés lors du congrès. Entre autres choses, cet événement internationaliste servira d’assemblée ouverte qui tentera de combiner des prémisses théoriques avec des activités pratiques.

Nous considérons qu’il est nécessaire, dans le processus de résistance à la guerre, de développer une pratique anticapitaliste qui vise à préserver l’autonomie politique. Concrètement, cela signifie que nous
voulons nous organiser en dehors des partis politiques, en dehors des structures des États, et contre tous les États. Nous sommes particulièrement intéressés par la manière dont nous pouvons nous opposer à toutes les conditions difficiles auxquelles nous sommes soumis et exposés pendant les guerres interétatiques et la paix capitaliste. Ce qui nous intéresse, c’est de savoir comment saboter les guerres, comment priver nos ennemis de ressources, comment saper la capacité des États et de leurs armées à poursuivre les guerres.

Quelle direction prendre et que faire ? Comment s’associer et s’organiser ? Nous rechercherons des réponses basées sur la différenciation de classe, et non sur la différenciation nationale ; des réponses qui tiennent compte de l’antagonisme entre les simples soldats et les officiers, entre les travailleurs salariés et les patrons, entre le prolétariat et la bourgeoisie. Nous rechercherons les moyens de faire en sorte que les soldats en uniforme de n’importe quelle armée d’État se reconnaissent dans la lutte sociale de leurs frères et sœurs de l’autre côté de la ligne de front, et non dans les ordres meurtriers de leurs officiers. Nous rechercherons également les moyens de nous opposer aux faux amis, à tous ceux qui tentent de transformer la lutte des classes en une lutte nationale ou religieuse pour un nouvel État, un nouvel
espace capitaliste, mieux adapté à leurs besoins.

Nous soutenons la communauté internationaliste qui affirme la lutte contre la bourgeoisie de tous les camps bellicistes, contre les armées de tous les États, contre les capitalistes de chaque pays. Les
manifestations actuelles de résistance, aussi contradictoires et fragmentées soient-elles, contiennent sans aucun doute les germes d’une polarisation sociale qui peut transformer les guerres entre États en un affrontement de classe. Il s’agit de l’affrontement entre les défenseurs de la nation, des États et du capitalisme d’une part, et la classe sociale d’autre part, qui commence à se rendre compte que la défense de la nation à laquelle elle est enchaînée ne sert que les intérêts de ceux qui l’exploitent.

L’action directe contre les guerres prend désormais des formes diverses, plus ou moins ciblées, plus ou moins organisées. Efforçons-nous d’opérer un changement qualitatif où les actes individuels de résistance sortent de leur isolement grâce à l’interconnexion et à la coordination.
L’ennemi commun à toutes les époques, c’est d’abord le capitalisme, et donc tout État qui le structure, l’armée qui le défend, la bourgeoisie qui l’incarne. La seule issue au cauchemar des guerres capitalistes et de la paix capitaliste est un réveil collectif : nous devons visualiser et saboter toute la machine de guerre, renverser ses représentants et nous réapproprier notre pouvoir comme créateurs du monde.

Nous appelons les groupes et les individus intéressés à participer au congrès anti-guerre à Prague à nous contacter suffisamment à l’avance avec des propositions pour le programme.

Ensemble contre les guerres capitalistes et la paix capitaliste !


https://actionweek.noblogs.org/post/2024/02/28/congres-anti-guerre-prague-24-au-26-mai-2024/#more-493

 Apoyamos la lucha por un Haití libre e independiente, sin pandillas ni tropas de ocupación



La violencia entre las bandas armadas y la policía se ha agravado en la última semana en Puerto Príncipe, paralelamente a la intensificación de los esfuerzos del imperialismo estadounidense por asegurar el envío de tropas de ocupación a Haití en aplicación de la Resolución 2699 del Consejo de Seguridad de octubre de 2023. Las principales pandillas del país, que controlan más del 80% de la capital, han atacado el Palacio Nacional, el aeropuerto de la capital Toussaint Louverture y la principal cárcel del país, liberando a unos 3 mil presos. Esta ofensiva militar ocurre mientras el primer ministro de facto Ariel Henry, repudiado por la mayoría del pueblo haitiano pero apoyado por el imperialismo estadounidense, se encuentra de gira internacional asegurando apoyos para la ocupación militar extranjera. 

A fines de febrero, Henry se reunió en Guyana con jefes de Estado de CARICOM y luego visitó Kenia, país que a cambio de 100 millones de dólares en asistencia militar estadounidense se ha comprometido a enviar mil efectivos militares a Haití. El máximo tribunal de Kenia frenó el despliegue de las tropas, pero el gobierno continúa maniobrando para enviarlas.

La cumbre de la CELAC que reunió a inicios de marzo a los gobiernos de América Latina y el Caribe, también emitió una declaración que incluye el apoyo a la Resolución 2699 y la ocupación militar de Haití. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, estuvo presente para cabildear por el apoyo a la intervención.

Como parte de sus esfuerzos por legitimar la ocupación militar extranjera, Ariel Henry se comprometió ante la reunión del CARICOM a realizar elecciones antes del 31 de agosto de 2025. Pero no ha respetado sus anteriores promesas de realizar elecciones antes de febrero de 2024. Debe recordarse que su designación como Primer Ministro en 2021, luego del asesinato del entonces presidente Jovenel Moïse, fue decidida por el Core Group, integrado por los embajadores de los gobiernos de EEUU, Canadá, Francia, Brasil, Estado español y Alemania, así como representantes de la Unión Europea, la ONU y la OEA. Bajo su mandato ha continuado el acelerado deterioro del país que caracterizó a los gobiernos derechistas de Martelly y Moïse, del PHTK, también apuntalados por el imperialismo estadounidense y europeo. Las fuerzas represivas de Kenia tienen un amplio historial de crímenes contra su propio pueblo. En julio de 2023, ante protestas por las medidas económicas antipopulares del gobierno de William Ruto, la represión policial dejó más de 20 personas asesinadas. Otros gobiernos caribeños y africanos también han sido sobornados por el imperialismo estadounidense para formar parte del contingente de ocupación en Haití, entre ellos Bahamas, Jamaica, Senegal, Belice, Burundi, Chad y Benin. Se intenta reeditar la fracasada experiencia de la MINUSTAH, encabezada por las tropas brasileñas enviadas por Lula da Silva entre 2004 y 2017, a las que se sumaron tropas de otros gobiernos autodenominados progresistas de la región como los de Argentina, Ecuador, Bolivia, Uruguay y Chile. Estas tropas cometieron graves crímenes contra el pueblo haitiano, generaron una epidemia de cólera que mató a miles de personas y fueron corresponsables en la generación de las condiciones en las cuales han prosperado las mafias criminales, sosteniendo al régimen surgido del golpe de Estado de 2004 y sus antipopulares gobiernos al servicio de la burguesía haitiana.

De forma parecida a las pandillas centroamericanas o los carteles del narcotráfico de México, las pandillas haitianas se abastecen con armamento proveniente de EEUU y se financian mediante el narcotráfico y la extorsión, llegando a acuerdos con políticos y empresarios. Como consecuencia de los enfrentamientos entre bandas y sus acciones contra la población, murieron alrededor de 4 mil personas y 3 mil fueron secuestradas en 2023, mientras que más de 300 mil resultaron desplazadas forzosamente. La producción agrícola ha sido perjudicada por los ataques de las bandas al campesinado. 

El Estado haitiano cuenta con alrededor de 10 mil policías en un país de alrededor de 11 millones de personas. Durante el año pasado se estima que más de mil policías emigraron a EEUU. Las pandillas también han infiltrado a la policía. El imperialismo pretende subsanar el déficit represivo de la  burguesía haitiana con una ocupación extranjera para perpetuar el sometimiento del pueblo haitiano a gobiernos ilegítimos, corruptos y serviles ante los intereses de EEUU y las potencias europeas. 

Es muy grave que en una situación de asfixia económica y social, con un salario mínimo que equivale a menos de 4 dólares diarios y una inflación anualizada superior al 20%, mientras aumenta el hambre, el gobierno de facto de Ariel Henry a fines de febrero pagara 500 millones de dólares al gobierno venezolano por concepto de deudas de Petrocaribe. En 2018 miles de personas se movilizaron en Haití contra la corrupción en el manejo de este fondo. Los gobiernos recibieron alrededor de cuatro mil millones de dólares a través del esquema de financiamiento de Petrocaribe, de los cuales la mayor parte fue malversada. Cualquier pago relacionado con esa deuda debió salir únicamente del dinero de los corruptos y oligarcas que se enriquecieron con Petrocaribe, no de los fondos del Estado que se necesitan para atender a las urgentes necesidades de alimentación, salud, educación y acceso a agua y electricidad.

Exigimos que se hagan públicos los términos de la negociación en torno a la deuda de Petrocaribe. Pese a las terribles dificultades, la movilización del pueblo haitiano contra el  gobierno de Ariel Henry, y su reciente movilización en defensa del canal de riego en Ouanaminthe, muestra que persiste un gran potencial en el movimiento de masas. También ha habido intentos de autoorganización comunitaria para enfrentar y expulsar a las pandillas de los barrios populares. El desafío es, en medio de las enormes dificultades que presenta la situación, dar pasos hacia la unidad de quienes desde la izquierda apuestan por un gobierno de la clase trabajadora y las comunidades populares y campesinas, así como la juventud, para visibilizar una alternativa política a las organizaciones de la burguesía y las mafias, tanto en el terreno de la movilización como en el de un eventual proceso electoral.

A nivel de toda Latinoamérica y el Caribe debemos movilizarnos en solidaridad con el pueblo haitiano. En los países caribeños y africanos cuyos gobiernos están preparando el envío de tropas, oponernos a estos planes al servicio del imperialismo estadounidense y europeo. En los países cuyos gobiernos integran el Core Group, exigir la disolución de ese instrumento de sometimiento político que viola el derecho del pueblo haitiano a la autodeterminación, especialmente ante aquellos gobiernos que dicen ser democráticos o hasta de izquierda, como el de Lula en Brasil. Apoyamos la demanda del pueblo haitiano de que salga el ilegítimo y antipopular gobierno de Ariel Henry apoyado por el imperialismo. Apoyamos la lucha contra las bandas criminales que pretenden aterrorizar a las comunidades urbanas y rurales. Ni tropas de ocupación ni pandillas. Que se anule toda la deuda externa y que EEUU y Francia paguen reparaciones por sus crímenes históricos contra Haití. Por la unidad del pueblo trabajador haitiano para que tome su destino en sus propias manos y pueda superar la actual crisis.  


Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)

5 de marzo de 2024

 

[Italia] No seremos cómplices. Seremos desertores (Spoleto, marzo de 2024)

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Fuente en italiano: https://lanemesi.noblogs.org/post/2024/03/04/non-saremo-complici-saremo-disertori-spoleto-marzo-2024/


En respuesta a una pregunta parlamentaria, el ministro de la Guerra, Guido Crosetto, confirmó que el Establecimiento de Municiones Militares Terrestres (SMMT) de Baiano di Spoleto podría producir en breve los nuevos misiles y municiones que se enviarán a Ucrania para apoyar la guerra en curso. La Agencia de Industrias de Defensa (AID) ha designado tres de sus centros de producción – Spoleto, Capua y Fontana Liri – para la licitación de la Unión Europea, que aportará 500 millones de euros en ayudas para producir nuevas armas para Kiev.

Aunque todavía es sólo una oferta, los periódicos locales consideran que el contrato es muy probable, entre otras cosas porque se dice que la fábrica de Spoleto está infrautilizada en relación con su capacidad “productiva” (pero quizá deberíamos decir destructiva).

El ministro, que ya es un representante del lobby armamentístico como presidente de la Federación de Empresas Italianas Aeroespaciales, de Defensa y de Seguridad (AIAD), una rama de Confindustria que agrupa a los contratistas de guerra, sigue prometiendo beneficios multimillonarios a sus compinches y quizá crea que, de cara a las elecciones regionales, puede ablandar a los habitantes de Spoleto, enfadados por la reducción del personal hospitalario, con unas cuantas promesas de puestos de trabajo.


Mientras los Estados capitalistas y los bloques de poder se disputan el control de la hegemonía mundial, los explotados no tenemos nada que ver con sus guerras. Las bombas fabricadas en Spoleto masacrarán a los soldados reclutados a la fuerza, prolongando también la masacre de la población civil ucraniana. Pero la guerra nos concierne a todos.

Mientras los señores de la guerra hacen su agosto (hace unas semanas supimos que Leonardo había visto aumentar su capitalización bursátil en un 82% en 2023), todos pagamos las consecuencias con el encarecimiento de la vida, empezando por los productos energéticos, la intensificación de la explotación en nombre de la productividad, cuya expresión directa es claramente visible en el continuo aumento del número de muertos y heridos en el trabajo. Por último, vemos sus efectos con la escalada represiva en curso: las porras contra los estudiantes o los piquetes, las investigaciones contra la prensa anarquista y la creciente intolerancia hacia las opiniones discrepantes, hasta el traslado de Alfredo Cospito al 41 bis, son la representación misma de la política de guerra que nuestros dirigentes han puesto en marcha para la lucha en el frente interno.

Es posible oponerse a todo esto: los estibadores de muchas ciudades que se negaron a entregar material militar y las acciones directas que lograron poner obstáculos concretos a la maquinaria de guerra y a sus cómplices son prueba de ello.


¡Ninguna complicidad con los industriales de la muerte!


Ni en Spoleto ni en ningún otro lugar: ¡boicoteemos, obstruyamos y saboteemos la industria de guerra!

El enemigo no son los explotados del otro lado del frente, ¡sino el político, el industrial, el banquero que se enriquece con nuestra sangre!


Anarquistas en Spoleto. t.me/circoloanarchicolafaglia




 

La emancipación de la mujer nunca tendrá lugar en la sociedad capitalista: será el resultado de la lucha de los proletarios unidos en un mismo movimiento revolucionario de clase por el comunismo



Las repúblicas democráticas más avanzadas, además de presumir de un progreso cada vez mayor tanto en el terreno económico y social como en el técnico y científico, se jactan de haber alcanzado un nivel de civilización jamás alcanzado por ninguna sociedad anterior, y de poseer el único mecanismo político y social -la democracia en general- capaz de asegurar la superación de toda contradicción, de toda desigualdad, de todo enfrentamiento social, basado en un marco ideológico que sitúa en el centro la plena libertad e igualdad de todo individuo, tanto entre hombres y mujeres como entre naciones.

Toda constitución republicana ensalza los valores ideológicos, políticos y sociales que justifican cualquier lucha, cualquier guerra para destruir los obstáculos ideológicos, políticos y sociales representados por los restos de sociedades anteriores, generalmente categorizados como totalitarismo, autoritarismo, fascismo que la historia pasada y presente nos ha dado a conocer y que aún hoy existen en diferentes partes del mundo.

La burguesía de hoy, como la de ayer y la de mañana, concede un valor histórico inestimable a la búsqueda compulsiva de la ganancia, del beneficio, que no es otra cosa que el resultado económico y social de la explotación cada vez más intensa y bestial del trabajo , no sólo a nivel empresarial o nacional, sino mundial. La diferencia entre el siglo XXI y el siglo XIX radica únicamente en el creciente desarrollo del capitalismo a escala mundial: un desarrollo que no sólo ha significado progreso económico e industrial, sino que inevitablemente ha traído consigo -y aumentado sus peores consecuencias- las desigualdades, las opresiones, la violencia y las guerras que caracterizaron ese mismo desarrollo.

Los burgueses alaban al pueblo, pero el pueblo, en realidad, está formado por clases sociales antagónicas: la clase poseedora, la clase que posee todo -la tierra, la industria, el comercio, el transporte y todo lo que se produce- y defiende la propiedad privada de ello a través del Estado central, y la clase proletaria, la clase de los trabajadores asalariados, que no poseen nada y cuya vida depende exclusivamente de la explotación de su fuerza de trabajo por la clase poseedora, la clase capitalista. Estas son las clases principales de la sociedad moderna, las clases que tienen objetivos históricos bien precisos: la clase burguesa, antaño revolucionaria, que transformó la sociedad feudal en una sociedad superior mediante el trabajo asociado y asalariado y el desarrollo industrial, y la clase proletaria, es decir, la clase de los obreros y de todos los trabajadores que viven exclusivamente de su salario, que producen con su trabajo toda la riqueza de cada nación. Entre estas dos clases principales se encuentran las clases medias, los estratos de la pequeña burguesía que todavía representan la pequeña industria, el pequeño comercio, la pequeña propiedad terrateniente, y que cubren todas las funciones y tareas que requieren las empresas y las administraciones públicas, y que el desarrollo del capitalismo industrial y financiero no ha hecho desaparecer del todo, sino que, sobre todo en tiempos de crisis económica, constituyen una base social importante para la recuperación de la economía capitalista.

Por lo tanto, cualquier referencia al pueblo es, en realidad, un enmascaramiento de la realidad social que consiste, precisamente, en el antagonismo entre la clase burguesa dominante y la clase proletaria. Este antagonismo de clase no lo inventó el marxismo, sino que es el producto histórico de la división en clases de la sociedad, a través de la cual las clases dominantes, igual que ayer oprimían a todas las clases subalternas (campesinos, artesanos, pequeña burguesía urbana), hoy siguen oprimiendo a las clases trabajadoras de la burguesía. ¿Por qué la clase dominante necesita oprimir a las clases trabajadoras? Porque la clase dominante, siendo minoritaria, sólo puede ejercer su dominio sobre el conjunto de la sociedad a condición de doblegar, por la fuerza, a sus exigencias a las clases de las que, explotándolas, extrae la plusvalía, es decir, esencialmente el beneficio. Pero la opresión que la clase burguesa ejerce hoy sobre la clase proletaria no es la única que existe. Una vez que la burguesía se ha establecido nacionalmente como clase dominante y ha dado luz verde a la competencia, precisamente porque tiende a imponerse en el mercado (que es la salida necesaria para sus mercancías), defiende el régimen de propiedad privada y su dominación económica, social y, por tanto, política, enfrentándose a las demás clases sociales que la burguesía doblega a sus intereses específicos de clase. Dentro de este régimen principal de opresión se desarrollan todas las demás formas de opresión que caracterizan a cualquier sociedad dividida en clases, en particular la opresión de las mujeres y de las naciones más débiles.

El progreso civil, industrial y cultural de la burguesía no ha superado en absoluto las opresiones de las antiguas sociedades, sino que, en todo caso, las ha ampliado y extendido por todo el mundo. Así, a la opresión de las mujeres y de las naciones más débiles, ya conocida en las viejas sociedades, la burguesía moderna ha añadido la opresión salarial.

Con el desarrollo de la tecnología industrial, con el desarrollo del comercio y del mercado, aumentó la necesidad de producir más, de producir más cosas, de distribuirlas en más mercados a nivel nacional y cada vez más a nivel internacional. A la explotación del trabajo asalariado en la que participaban los proletarios varones, se añadió en algún momento la explotación del trabajo infantil y femenino: toda la familia proletaria se vio así implicada en la explotación capitalista. Las desigualdades salariales, que ya habían sido impuestas por las diferentes especializaciones industriales, se extendieron, acentuando las diferencias, también al sector del trabajo infantil y femenino. Y así, las mujeres, que ya sufrían la opresión que la sociedad burguesa heredó de las antiguas sociedades, vieron caer sobre ellas una opresión más, la de los salarios. Es evidente que estas opresiones pesan más sobre las mujeres proletarias, sobre las mujeres de la plebe y del campesinado pobre, mientras que pesan mucho menos sobre las mujeres que forman parte de la clase dominante burguesa.

La sociedad burguesa, con todo su progreso económico y social, con toda su civilización moderna, con todos sus valores de libertad e igualdad, de democracia, no ha sido capaz, más de doscientos años después de la gran revolución burguesa francesa, de superar las opresiones que caracterizaban a las viejas sociedades feudales y patriarcales que también fueron combatidas y superadas.

La libertad y la igualdad han seguido siendo palabras escritas en banderas y constituciones, pero en la realidad nunca han encontrado aplicación; y no por mala voluntad de la burguesía que, como revolucionaria, creía realmente que podía aplicarlas, sino por razones materiales muy precisas e inexorables: el modo de producción capitalista que la burguesía desarrolló enormemente tras destruir el poder de las antiguas clases dominantes no toleraba otra libertad que la del capitalista para explotar la fuerza de trabajo asalariada con el fin de aumentar su poder económico y social, la del capitalista en la lucha de competencia contra otros capitalistas; no toleraba ninguna igualdad que no estuviera dictada exclusivamente por los intereses económicos temporales compartidos con otros capitalistas. La libertad y la igualdad que la burguesía dominante reservaba, y reserva, a las masas explotadas y empobrecidas han sido siempre palabras vacías: promesas verbales y escritas que nunca se cumplen ni aplican realmente, con las que se engaña a las masas explotadas y empobrecidas.

E incluso cuando las burguesías aceptan aprobar ciertas leyes (sobre el derecho matrimonial, el derecho de familia, el divorcio, el aborto, la educación de los niños, la sanidad pública, etc.), bajo la presión de manifestaciones y luchas económicas y políticas que movilizan a grandes masas que exigen democráticamente la aplicación o el reconocimiento de al menos algunos derechos prometidos o consagrados en las constituciones que las propias clases dominantes se han encargado de redactar, lo hacen intentando limitar al máximo estas concesiones, y siempre están dispuestas, en situaciones posteriores, a retirarlas o simplemente a hacerlas particularmente impracticables (como, por ejemplo, la libertad de abortar, etc.).

Esto demuestra que la democracia, la colaboración interclasista, el "diálogo social", los debates parlamentarios, las peticiones, las campañas de recogida de firmas, etc., es decir, toda esa serie interminable de formas de presión que permite la democracia burguesa para obtener el reconocimiento de derechos considerados básicos para una sociedad civilizada moderna, no sirven absolutamente para garantizar que esos derechos sean reconocidos de forma real y sostenible. Por otro lado, las cartas constitucionales consagran el derecho a una vida digna, en plena seguridad, y la libertad de expresión y manifestación del pensamiento y mil "derechos" más que en realidad no son respetados por la justicia burguesa salvo en favor de los miembros de la gran burguesía.

¿Y qué hay del derecho de las mujeres a no ser objeto de violencia ni en el hogar, ni en el lugar de trabajo, ni en la calle ni en los lugares dedicados al ocio y el entretenimiento? ¿Qué pasa con las miles de formas de violencia que sufren las mujeres desde muy pequeñas, en las mismas familias donde se las educa para someterse a los hombres, para depender de ellos y para dedicarse por completo a las tareas domésticas y al cuidado de los hijos? ¿Qué pasa con las mujeres que pierden su trabajo por negarse a ceder ante el acoso y la violencia sexual de jefes y patronos? ¿Qué pasa con las mujeres que, en plena libertad de seguir sus propios sentimientos, deciden dejar al hombre con el que se habían juntado, y que es asesinado por él como si fueran de su propiedad y que no acepta que sea de otro? ¿Qué pasa con las mujeres que son golpeadas y torturadas por llevar mal un velo o por no haber sucumbido a un matrimonio concertado o a los deseos sexuales de su pareja?

La opresión de la mujer en la sociedad capitalista moderna se disfraza de mil maneras; se empuja a la mujer hacia el arribismo en la vida laboral, hacia un arreglo familiar acomodado, hacia la carrera por ganar dinero como sea y, al mismo tiempo, si está abandonada y sin trabajo, hacia el "trabajo más viejo del mundo", la prostitución. Políticos de todas las tendencias discuten sobre las "cuotas de género" para los candidatos a las elecciones, mientras que los intelectuales "a contracorriente" señalan que hay muy pocas mujeres al frente de empresas, especialmente en el sector público, muy pocas cancilleres o primeras ministras, casi ninguna presidenta de república, por no hablar de “generalas” o jefas de estado mayor... Los burgueses no son capaces de ver la realidad de su sociedad, aturdidos como están por sus propias mentiras. Esto no quita que tengan una sensibilidad particular para percibir instintivamente el peligro de un movimiento social que se sitúa en el terreno de una confrontación incluso dura con el poder político, como pueden haber sido las recientes movilizaciones de los pensionistas en Francia. Su temor es, en esencia, siempre el mismo: que los movimientos sociales que expresan un descontento general con la situación en la que sobreviven las masas proletarias y semiproletarias se desborden, rompiendo las barreras políticas y policiales erigidas específicamente para defender el orden establecido, y se encuentren con experiencias de lucha de clases que puedan constituir la base no de una lucha democrática, sino de una reanudación de la lucha de clases.

De hecho, mientras las cuestiones que conciernen específicamente a la opresión de la mujer permanezcan en el marco de la "cuestión femenina", afectando sólo a las mujeres, cualquier lucha que surja sobre estas cuestiones permanecerá amputada, inevitablemente estéril, como de hecho ha sido hasta ahora. La opresión de la mujer no puede separarse de la opresión general que la burguesía ejerce sobre el conjunto de la sociedad y, en particular, sobre la clase proletaria. La clase proletaria está formada por proletarios, está formada por trabajadores y trabajadoras exprimidos hasta la última gota de sudor y sangre, por un sistema económico y social que no puede sobrevivir a sí mismo sino como un tremendo vampiro, una tremenda máquina caníbal que se alimenta no sólo de la explotación de la mayor parte de la humanidad, sino de muertes sistemáticas en el trabajo, en la calle, en el hogar, en las cárceles, en las guerras.

La emancipación de la mujer, subrayaba Lenin, sólo puede producirse con la emancipación del proletariado del capitalismo. Es en la lucha conjunta de proletarios y proletarias contra los capitalistas, contra el sistema económico y social capitalista, contra el poder burgués y su Estado, donde la opresión de la mujer podrá encontrar la única respuesta real para superarla: la respuesta de clase. Mientras se mantenga el capitalismo y, por tanto, el poder burgués, no se superará ninguna forma opresiva de esta sociedad.


Las proletarias, ante todo, más que las mujeres en general, están llamadas a situarse en el terreno de la lucha de clases, porque son las más afectadas en todos los sentidos y porque sufren una doble opresión -doméstica y salarial- de la que, si no se unen a los proletarios masculinos en la misma lucha anticapitalista, nunca podrán emanciparse. Los proletarios varones también deben ser educados en la lucha anticapitalista superando el contraste entre los dos sexos que la sociedad burguesa alimenta sistemáticamente. Los varones proletarios no sufren la doble opresión a la que están sometidas las mujeres proletarias. Han estado acostumbrados a tratar a las mujeres como lo hace la burguesía, están influidos por la cultura machista y patriarcal típica de la burguesía. Pero en la lucha de clase contra la opresión salarial están codo con codo con los obreros que sufren las mismas condiciones de opresión, y es en esta lucha de clase unida y fraternal donde los proletarios encuentran la base para la lucha más general contra la sociedad burguesa y capitalista, como ocurrió en Rusia en octubre de 1917.

La emancipación de la mujer en aquella época, bajo la dictadura proletaria, comenzó con la abolición de todas las leyes que discriminaban a la mujer y, sobre todo, con el inicio de la lucha contra la esclavitud doméstica de la mujer y la prostitución, con la creación de comedores públicos y guarderías públicas, y con la incorporación de la mujer al trabajo productivo. Los pequeños trabajos domésticos humillantes y degradantes constituían las primeras barreras a la emancipación de la mujer que se derribaron: por ahí empezó el poder proletario. Queda mucho camino por recorrer para que llegue la revolución proletaria y comunista, y mucho camino por recorrer en la preparación del proletariado para la lucha de clases. Pero no es posible detener la historia, como no fue posible detener la revolución burguesa que comenzó a mediados del siglo XVII en Inglaterra y llegó hasta finales del siglo XVIII en Francia, y a partir de mediados del siglo XIX en Europa y luego en todo el mundo. Es el propio capitalismo, con sus contradicciones irresolubles, el que allana el camino para la reanudación de la lucha de clases y revolucionaria. La confianza en la historia, para los comunistas, nunca muere, ¡y por eso continuamos tenazmente nuestra lucha!


6-03-2024


Partido Comunista Internacional

Il comunista - le prolétaire - el proletario - proletarian - programme communiste - el programa comunista - Communist Program


www.pcint.org

 

¡Para los proletarios, en la sociedad del capital, el trabajo es una condena a muerte!

¡Sólo sobre el terreno de la defensa exclusiva de los intereses obreros inmediatos, de clase, se pueden enfrentar a la masacre continua en los puestos de trabajo!

 


El parte de guerra sobre las desgracias y las muertes en el trabajo en Italia, que las instituciones burguesas elaboran cada mes, cuenta siempre la misma historia: ¡se muere trabajando! ¿Y quién muere? En un 99% los obreros.

En 2023, según el Inail (Instituto Nacional para la Prevención de los Accidentes en el Trabajo), los muertos en el trabajo fueron 1.041; según la investigación, más minuciosa, que hace el Observatorio de Bolonia del antiguo obrero Carlo Soricelli (https://cadutisullavoro.blogspot.com/) que cuenta también las muertes de obreros que trabajan en negro y de los inmigrantes a los que el gobierno llama “clandestinos” y que recoge noticias de los periódicos locales de toda Italia, los muertos serían 1.845: ¡más de cuatro al día!

Es la norma desde hace décadas: se oscila entre los 3 y 4 muertos en el trabajo. Y los sectores en los que más se muere son siempre los mismos: construcción y agricultura, donde más presente está el trabajo negro y donde más trabajadores inmigrantes hay.

¿Cuál ha sido y es la respuesta de los sindicatos, empezando por la CGIL? Hay que aumentar los controles de seguridad en el trabajo, disminuir la subcontratación. ¿Ha habido alguna vez una huelga general contra las muertes en el trabajo en la que hayan participado trabajadores de todos los sectores, y no sólo de los más afectados? Nunca. ¿Ha habido alguna vez promesas de gobiernos, patronales, partidos parlamentarios y sindicatos colaboracionistas de intervenir para que no se produzcan más muertes en el trabajo? Siempre. Ni que decir tiene que esas promesas nunca se han cumplido.

Ayer, 16 de febrero, a las 8. 45, en la obra de Florencia, en la zona de Rifredi/Novoli, donde se está construyendo un maxi supermercado Esselunga de varios pisos de altura, se produjo una tragedia: Mientras una bomba bombeaba hormigón de la hormigonera a los pisos más altos de la estructura mediante un largo brazo mecánico, una viga de hormigón de 20 metros de longitud del cuarto piso cedió y se derrumbó, tirando al suelo todo lo que había debajo, destruyendo los prefabricados que había debajo y cayendo sobre los obreros que trabajaban allí: hasta ahora, se han encontrado cuatro muertos, un desaparecido (para el que ya no hay esperanzas), dos heridos graves y uno leve.

La obra es propiedad de La Villata Spa (cuyo presidente es Angelino Alfano, ex ministro de Justicia en el cuarto gobierno de Berlusconi, ex ministro del Interior en los gobiernos Letta y Renzi, y ex ministro de Asuntos Exteriores en el gobierno Gentiloni), propiedad de la familia Caprotti, propietaria de Esselunga, que encargó la obra a Attività Edilizie Pavesi, la misma empresa constructora que en febrero de 2023, en San Benigno di Genova, fue responsable de un doble accidente, de nuevo en una obra de Esselunga, cuando se derrumbó la rampa de un aparcamiento, hiriendo a tres trabajadores, y unas semanas más tarde, durante una excavación, se dañó una tubería de gas y fue evidente la rápida intervención de los bomberos. Pasaron algunos meses y, en abril, de nuevo en San Benigno, un obrero fue atropellado por un gran portón y hospitalizado de urgencia por traumatismo craneoencefálico (la ASL había puesto la zona bajo secuestro, el juicio sigue en curso, ¡pero el supermercado se abrió de todos modos en mayo!)

Lo que se ha convertido en una constante, sobre todo en las grandes obras, es la adjudicación de trabajos de construcción a una serie interminable de contratas y subcontratas. Según las crónicas de la obra de Florencia, hay hasta 34 contratistas, y normalmente el mayor número de víctimas se encuentra entre los trabajadores de las empresas a partir del tercer nivel de subcontratación.

Este sistema se inventó -y, por supuesto, las leyes ad hoc lo sancionan- para contener los costes, empezando por la empresa comisionista -en este caso, Esselunga-, lo que significa que cada contratista y subcontratista (para ganar sus respectivas "licitaciones" frente a otras empresas) presenta una oferta a un precio más bajo: lo que, a su vez, significa menos seguridad en el trabajo, salarios más bajos, mano de obra ilegal, ahorro en los materiales utilizados para las piezas prefabricadas, equipos, etc., etc. ¿Cómo puede uno sorprenderse de que se produzcan "accidentes"? Las décadas de accidentes y muertes en el trabajo demuestran que, de hecho, siempre se espera que haya accidentes, del mismo modo que son siempre se espera que haya desgracias y muertes en el trabajo: como hay más proletarios en condiciones desesperadas y buscando trabajo que los que se necesitan actualmente... cuando muere un obrero siempre habrá otro que ocupe su lugar: los patronos nunca lo dicen, pero eso es exactamente lo que hacen.

¿Para qué sirven los trabajadores si no es para jugarse la vida por un mendrugo de pan, engordando las carteras de los patrones? La clase patronal siempre piensa en estos términos, aunque se llene la boca hablando de derechos y dignidad de los trabajadores.

La dignidad de los trabajadores nunca estará asegurada por la patronal, como nunca lo estará su vida. Para defender su vida y su supervivencia, los trabajadores deben ante todo luchar contra la competencia entre ellos, alimentada sistemáticamente por la burguesía. La vida de los trabajadores no se salva ni si se les paga más que a los demás ni si se les paga menos que a los demás; si se incendia un almacén, o si un tren acribilla a los trabajadores en las vías, o si estalla una planta química, o si un trabajador es atropellado de camino al trabajo o de camino a casa, no importa si es un encargado, un obrero o un inmigrante: la muerte en el trabajo no mira a nadie a la cara, como la muerte en la guerra.La explotación del trabajo asalariado está en la base de la inseguridad de la vida proletaria, en la base de la precariedad constante del trabajo y, por tanto, del salario: los capitalistas no sólo tienen en sus manos la posibilidad de dar o no trabajo a los obreros, tienen en sus manos sus vidas, trabajen o estén en paro, sean "italianos" o "inmigrantes".

La lucha de los trabajadores debe anteponer la defensa de sus vidas y no puede hacerlo siguiendo las palabras pronunciadas ante cada muerte en el trabajo por los sindicatos colaboracionistas, y mucho menos por los políticos vendidos para mantener un régimen político y económico que mata democráticamente a sus esclavos asalariados. La lucha obrera debe volver a centrarse no sólo en el aumento de los salarios y la reducción de la jornada laboral, sino también en la seguridad en el empleo. Y no será la huelga de dos horas al final de un turno la que asuste a la patronal; si entonces se limita a la empresa donde se produjeron las muertes o al sector al que pertenece esa empresa, sólo les hará reír. La solidaridad de la clase obrera sólo es tal si trasciende todos los límites y barreras que la burguesía ha levantado para controlar mejor a la mano de obra que explota. Mientras la patronal no tema la respuesta proletaria a sus confianzas, a su hacer y deshacer según sus negocios del momento, y mientras la patronal no pueda contar con el sabotaje de sindicalistas colaboracionistas y políticos vendidos a los capitalistas que pagan mejor, los proletarios seguirán sufriendo todas las peores consecuencias del régimen capitalista y burgués, en la paz como en la guerra.

El renacimiento del movimiento de clase del proletariado, el único que defenderá eficazmente los intereses proletarios en el presente y en el futuro, no pasa por leyes burguesas, por reformas de tal o cual ley, por lagunas de las que sólo se benefician los abogados, y no pasa por las llamadas batallas parlamentarias y electorales: pasa por la lucha de clases, la lucha en la que los proletarios luchan en defensa exclusiva de sus propios intereses de clase, contra cualquier reparto, cohesión, participación que vea en el mismo frente a proletarios y burgueses, sean grandes o pequeños. Los proletarios víctimas de accidentes y muertes en el trabajo no han sido desgraciados, ¡simplemente han sido sacrificados por la burguesía en el altar de sus beneficios!

 

            17 de febrero 2024

Partido comunista internazionale (El Proletario)

www.pcint.org

 



 


SEMANA DE ACCIÓN / PRAGA / 20. – 26. 5. 2024 /

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FB page for Action Week in Prague.
https://www.facebook.com/people/Action-Week-Prague/61556612092460/

blog: https://actionweek.noblogs.org/


Del 20 al 26 de mayo de 2024, se celebrará en Praga la Semana de Acción, cuyo lema es:

“Juntos contra las guerras capitalistas y la paz capitalista”.

 

 

 

Cada día de la semana durante esta semana se llevará a cabo una acción diferente. Habrá charlas, debates, recaudación de fondos, protestas y diversos tipos de acción directa. El final de la semana se dedicará a una feria del libro y a una conferencia internacionalista, en la que intentaremos trasladar los puntos teóricos a la coordinación de actividades concretas contra la guerra.

El tema general de los días de acción no se ha elegido al azar. Es un tema de importancia mundial. Las guerras interestatales que se han ido intensificando en los últimos años están acercando a la humanidad a la posibilidad de que estalle otra guerra mundial. Millones de personas ya están siendo sacrificadas en guerras y la situación empeorará si no seda una respuesta adecuada. Por lo tanto, en el espíritu del internacionalismo proletario y del derrotismo revolucionario, queremos dar a individuos y grupos de diferentes partes del mundo la oportunidad de reunirse, vincularse y coordinar sus esfuerzos conjuntos.

La burguesía y sus aliados hablan de guerra para convertirnos en carne de cañón o en aquellos cuya energía vital hace girar las ruedas de la producción bélica.

Hablamos de cómo sabotear la guerra, de cómo impedir que los proletarios sean enviados al matadero, de cómo bloquear el suministro y el transporte de armas, de cómo organizar las deserciones y la confraternización entre los proletarios en uniforme a ambos lados de la línea de guerra, las revueltas y el giro de las armas contra los organizadores de la masacre bélica, es decir, contra “nuestra propia” burguesía y sus lacayos…

Hablemos de cómo convertir la guerra imperialista en una guerra revolucionaria por la abolición de la sociedad de clases del capital basada en la miseria.

Nuestra única respuesta a la guerra capitalista es el derrotismo revolucionario, que nos organicemos y trabajemos por el derribo de “nuestra propia burguesía” y, por tanto, de la burguesía mundial y del capital en su conjunto.

Discutamos, compartamos, organicémonos.

 

 

Esta convocatoria va dirigida a:
  • A todos los que en el mundo dirigen la lucha contra los ataques del capital, contra todas las guerras y contra todos los estados burgueses con el objetivo de destruir el capital y todas las relaciones sociales y todas las formas de explotación que de él se derivan.
  • Todos aquellos que son conscientes de que no existe una guerra justa o una guerra defensiva. No hay un bando que represente la barbarie mientras que el otro representa la civilización, no hay un bando que sea más agresivo que el otro, y no hay un bando democrático contra un bando dictatorial o fascista. Todas las guerras son guerras capitalistas, en las que se enfrentan diferentes facciones burguesas. Todas las guerras son guerras de la burguesía contra el proletariado.
  • Los que no apoyan a ninguna facción de la burguesía contra la otra, sino que luchan contra cada una de ellas. A los que no defienden ni participan en los frentes interclasistas. A los individuos, y grupos, que luchan contra la política de “defender la economía nacional”, y “sacrificarse a favor de la economía de guerra”, a los que no aceptan las tácticas de expansión de su propia burguesía, aunque se enfrenten a un ataque económico, político o militar.
  • A todos aquellos que no se consideran pacifistas sino revolucionarios. A todos los que no aspiran a una paz burguesa donde la explotación de nuestra fuerza de trabajo pueda continuar en condiciones ligeramente diferentes.
  • A todos aquellos que quieren convertir la guerra interburguesa en una guerra revolucionaria, una guerra entre estados en una lucha por la destrucción de todos los estados.
  • A todos aquellos que reconocen en su práctica que el proletariado no tiene patria que defender. Nuestro enemigo no son los proletarios obligados a ir a las trincheras del otro lado del frente, sino la burguesía -en la práctica, sobre todo, la burguesía “de nuestro propio país”, “nuestra propia” burguesía, la que organiza directamente nuestra explotación.
  • Y, por último, aquellos que, según sus fuerzas y situación, luchan contra la burguesía promoviendo el desarrollo del proletariado como clase revolucionaria y contribuyendo a la construcción y desarrollo del internacionalismo proletario.
 
Los siguientes grupos y proyectos serán invitados a participar y tomar parte en la Semana de Acción:

 

Acerca de la muerte de Piñera, pero sobre todo, acerca de “nuestros” gobernantes

X victoria aldunate morales


Se murió en $hile un hombre parte del 0,01 % más enriquecido del país. Miembro de las clases que gobiernan y someten a todos los pueblos que habitamos estos territorios.

Fue presidente de la República, lo que no tiene nada de raro, porque las “Repúblicas” son estos engendros de colonizadores, patrones y ricachones, que funcionan por y para ellos.

Si incluso cuando privilegiados renuncian a sus clases acomodadas para revolucionar “algo”, imaginando ilusamente que lo harán “desde dentro”, terminan unos - los más verdaderos- con golpes de E$tados, muertos, torturados y desaparecidos, y los otros - los rastreros- siempre uniéndoseles a los demás ricachones. Y es que esa cantinela absurda de “hacer el cambio desde dentro”, en los siglos pasados pudo sonar hasta dicharachero, pero en el siglo XXI es un reverendo fiasco. Burdo. Tal como hoy, el show de la muerte de este señor ahogado: Performances honoríficas y guiones descomunalmente hipócritas que rezan que el señor fenecido “jamás violó los derechos humanos” de los paupérrimos y las marginales que anduvimos protestándole en sus calles militarizadas y policiales.

Un guioncillo precario el de este Gobierno. Omite las malversaciones de fondos bancarios que hizo el caballero, y se arrastra pregonando que el finado en cuestión era un gran “consejero”, y por eso “a pesar de su corta edad”, ellos quieren seguir su ejemplo republicano… Pero no necesitan cumplir más años, si ya lo están haciendo perfecto, y con el codo borran, lo que escribieron con la mano.

Ya han creado leyes especiales para criminalizar y eliminar a empobrecidas y mapuche. Los nuevos republicanos gobernantes, otrora “izquierdistas”, disque “sabia nueva”, no tienen nada que envidiarles a los Kast, Piñera o Milei. Son solamente distintas estéticas porque los actuales llevan aros en la nariz, cabellos innovadores, algunos son medio cuirs y con tatuajes clandestinos bajo los trajes descorbatados.

Y es que la plana mayor, son privilegiados de clases acomodadas y de clase política de toda pinta a lo largo del espectro izquierda-centro-derecha. Y si no lo hubiesen sido, ya lo lograron, porque de eso se trata la República, de aspiraciones individuales y aburguesadas. A la “sabia nueva” le enamora esto porque a los de baja calaña les sube el pelo, mientras a los acomodaditos hijos de nobles izquierdistas, le da un horizonte presidencial.

Si lo raro acá fue cuando pobretonas y mapuche (como nosotras), armaron sus listas del pueblo para disque “refundar” constituciones, letra sin cuerpo, gobiernos de y para los ricos, que jamás contendrán una sola hebra de justicia social, porque toda esa basura viene parida del mismo falo de los que fueron capaces de pagar por par de orejas y par de senos de selknam. Esos son los ancestros de los que más tarde volvieron su mirada perversa para otro lado, cuando sus esbirros tiraban gente torturada al mar. Sus hijos leen una Biblia que les anuncia ambiguamente que los ricos no van a entrar a su “reino de los cielos”, que “más pasa un camello que ellos”, pero, ellos, ridículos y soberbios, siguen rezando, porque solo creen en su plata y “sus buenas costumbres”.  De los mismos es el muerto ilustre. Un personaje lejano a cualquier "santidad”, responsable de muertes, mutilaciones y violaciones, que como solía hacer -entre empleadas, chóferes, jardineros, niñeras y otros sirvientes-, se fue en su helicóptero privado y personal a almorzar con otro ricachón que vive junto a un lago del Wallmapu (invadido por su clase colonizadora). Y el error fue, ni más ni menos que, en vez de tomarse un bus o un vuelo de primera clase, tomó el helicóptero de nuevo para –tal vez- así aprovechar el día y la catástrofe. Sabido es que estos gobernantes podrían ganar votantes cuando en las catástrofes, pagan u organizan  "reconstrucciones” con la plata del mismo estado que saquean.


Lo único que diferencia a los republicanos gobernantes de $hile entre sí, hace algo menos de 2 siglos –con escasas excepciones- es la generación y la pinta, nada que signifique ética, lealtad, verdad, justicia… Solo corbatas más, corbatas menos y aritos de nariz.



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