Hace dos meses publicamos aquí un llamado para una reunión internacional en Kurdistán firmado por “Algunos militantes en Kurdistán, Irak” en relación con el desarrollo y la intensificación de la lucha de clases en la región de Medio Oriente y especialmente en Irak e Irán.
Pero una cosa es traducir y/o publicar y difundir materiales de grupos militantes como una tarea práctica para desarrollar juntos la comunidad proletaria de lucha y crítica, y otra cosa es estar de acuerdo (o no) completamente sobre el contenido del texto.
Desde entonces, se desarrolló una discusión internacional en torno a este llamamiento. Las siguientes líneas son un reflejo de esta discusión, discusión que también fue la base para el desarrollo de nuestras críticas del texto.
Cuando recibimos este llamamiento, lo consideramos como una iniciativa de nuestra clase, un esfuerzo militante para centralizarse y centralizar la acción directa del proletariado en la región de Medio Oriente, aunque pueda no corresponder con todos nuestros criterios y tampoco lo habríamos escrito de esta manera, aunque sus jalones y muchos puntos siguen sin resolverse o son inciertos, incluso muy vagos, y requieren una profundización y una aclaración…
Desde estos últimos años y meses la lucha de clases en la región es cada vez más intensa: manifestaciones, disturbios, ocupaciones, quema de edificios gubernamentales y de milicias, el proletariado armándose, reorganizando sus fuerzas… luchando contra la explotación y la dictadura global del valor que impide el desarrollo e imposición de la dictadura de las necesidades humanas.
Por lo tanto, parece lógico que los grupos proletarios locales intenten organizarse y desarrollar nuestro asociacionismo de clase, tratando de compartir y centralizar sus actividades; todo esto no solo en el cuadro de un Estado nacional sino también (lo que es importante) a nivel internacional. Solo podemos saludar tales intentos, porque son cruciales para la continuación, el desarrollo y la expansión de la lucha de clases, y más aún cuando crezcan a partir de la realidad local de la lucha de clases, como es el caso en Irak.
Sin caer en la trampa de un excesivo optimismo y sobrevaloración, no queríamos descartar (y nunca se trató de que descartemos) esta iniciativa, lo que nos hubiera hundido en una indiferencia irresponsable y en el liquidaciónismo o en la autosatisfacción y complacencia… Ayer, hoy y mañana, los comunistas estuvieron, están y estarán todavía enfrentados a docenas y cientos de iniciativas con criterios poco claros, con perspectivas borrosas y evasivas, que tuvieron, tienen, y tendrán aún que dirigir, aclarar, profundizar, coordinar y centralizar los elementos más decididos del proletariado en lucha… para erradicar el veneno de la contrarrevolución de nuestras filas…
De toda la vida, los comunistas (e insistimos una vez más aquí en el hecho de que el nombre formal que nos damos no es una garantía ni el elemento más decisivo en el desarrollo de nuestra lucha), así pues los comunistas siempre han tenido que luchar mucho para criticar, denunciar, derribar, aniquilar, erradicar cualquier tendencia socialdemócrata que se destile dentro de nuestras luchas, nuestras estructuras militantes, en nuestros textos, llamados, manifiestos… como un veneno para vaciarlos de su sustancia subversiva, para desviarlos de su objetivo final: la abolición del trabajo asalariado y, por lo tanto, del capital y su Estado (y viceversa), así como del presente estado de cosas …
Estos son básicamente los motivos por los que decidimos publicar y difundir el llamamiento.
Pero, por otro lado, fuimos y somos, por supuesto, conscientes de las debilidades importantes de este llamamiento.
Es particularmente la falta de criterios claros para los posibles participantes. ¡Una reunión internacional e internacionalista no es un debate abierto (una conferencia) donde todo puede discutirse y cuestionarse! Si el tema de la reunión internacional debería ser discutir cuestiones tan importantes en torno a cómo centralizar las fuerzas proletarias, cómo voltear las armas contra nuestra propia burguesía, cómo transformar una guerra entre burgueses en una guerra civil… es necesario aclarar con quién queremos centralizarnos y sobre qué base. ¿A quiénes consideramos revolucionarios, internacionalistas, comunistas? ¿Quiénes pretenden serlo o aquellos cuya práctica demuestra que lo son? Creemos que una discusión internacionalista puede tener lugar solo con los grupos que comparten las posiciones fundamentales de los comunistas: el internacionalismo, el derrotismo revolucionario, la lucha contra el trabajo asalariado, contra el Estado, contra el Capital...
También debemos rechazar una especie de fetichismo de la lucha armada como aparece en el llamado. Si insistimos en el hecho de que el proletariado tiene que armarse, si la situación en el Kurdistán lo exige como una necesidad imperiosa para que los proletarios sobrevivan, difícilmente podemos defender o alabar a ningún tipo de milicia o unidad de autodefensa como tal, ni considerarlo como un salto cualitativo como tal en la guerra de clases. La lucha armada no es revolucionaria como tal. La lucha armada puede ser revolucionaria solo como resultado de una práctica social revolucionaria del proletariado. Y es esta práctica social la que determina las formas de la lucha (armada). Lo que marca la diferencia entre cualquier núcleo armado y el ejército rojo es su contenido: su contenido de clase y su programa proletario que asume como tal.
También queremos insistir en la crítica del gradualismo sobre la comprensión de la lucha de clases que aparece en el llamado. Quisiéramos subrayar aquí que la lucha de clases no se está desarrollando gradualmente, desde una pequeña manifestación hasta la insurrección, desde un pequeño grupo proletario hasta un proletariado organizado como un partido mundial, sino por el contrario, a través de una serie de rupturas organizativas, aclaraciones programáticas que adoptarán inevitablemente formas violentas. Los comunistas no son leales a ninguna organización, grupo o partido, son leales solo al programa comunista y si la estructura dada se desvía de él, los comunistas no solo deberían abandonarla, sino organizarse fuera y en contra de ella. Una vez más es el contenido revolucionario el que prevalece.
No tenemos dudas de que es necesario centralizar las actividades proletarias en la región de Kurdistán. Pero, por supuesto, también existe la cuestión de la viabilidad de tal reunión internacional, especialmente en relación con la seguridad de los militantes participantes. ¿Son los compañeros “Militantes en Kurdistán, Irak” capaces de asumir tal responsabilidad en una región plagada de fuerzas militares y servicios secretos de todos los colores posibles?
Si se desarrolla un debate sobre estas cuestiones en el entorno internacionalista, si hay intentos de aclarar los problemas susodichos, debemos admitir que no hay muchas respuestas proporcionadas por los “Militantes en el Kurdistán de Irak”. ¿Se debe a la fuerte represión o problemas técnicos? ¿O nos confundimos al tomar en serio su llamado?
Cualquiera que sea la respuesta, no cambia nada el hecho de que los comunistas deben continuar encargándose de la descentralización de la acción directa, de las iniciativas locales y regionales, de la reagrupación de fuerzas militantes y los intentos de extender la lucha, por un lado, y, por otra parte, de la centralización “política” programática, a través de directrices centrales claras que determinan y definen el objetivo global que debe alcanzarse y el enemigo a destruir: es decir, centralización y descentralización no como una contradicción, sino como una parte del mismo proceso, del mismo movimiento, en Kurdistán y en todo el mundo.

Guerra de clases - 24/10/2018.


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Postface – Il était une fois un appel à une réunion internationale au Kurdistan… » TŘÍDNÍ VÁLKA # CLASS WAR # GUERRE DE CLASSE


Il y a deux mois, nous avons publié ici un appel à une réunion internationale au Kurdistan, signé par des « Militants au Kurdistan, Irak », en lien avec le développement et l’intensification de la lutte des classes dans la région du Moyen-Orient, en particulier en Irak et en Iran.
Mais une chose est de traduire et/ou publier et diffuser des matériaux de groupes militants comme une tâche pratique pour développer ensemble la communauté prolétarienne de lutte et de critique, une autre chose est d’accepter (ou non) complètement le contenu du texte.
Depuis lors, une discussion internationale s’est développée autour de cet appel. Les lignes qui suivent sont le reflet de cette discussion, une discussion qui a également servi de base au développement de nos critiques du texte.
Lorsque nous avons reçu cet appel, nous l’avons considéré comme une initiative de notre classe, comme un effort militant visant à se centraliser et à centraliser l’action directe du prolétariat dans la région du Moyen-Orient, même s’il peut ne pas correspondre à tous nos critères, même si nous ne l’aurions pas rédigé de cette manière, même si les jalons posés ainsi que de nombreux points restent en suspens ou sont peu clairs, voire très flous, et nécessitent un approfondissement, une clarification…
Depuis ces dernières années et ces derniers mois, la lutte de classe dans la région est de plus en plus intense : manifestations, émeutes, occupations, incendies de bâtiments gouvernementaux et de ses milices, armement du prolétariat, réorganisation de ses forces… lutte contre l’exploitation et contre la dictature mondiale de la valeur qui empêche le développement et l’imposition de la dictature des besoins humains.
Il semble donc logique que les groupes prolétariens locaux essaient de s’organiser, de développer notre associationnisme de classe, de partager et de centraliser leurs activités et tout cela, non seulement dans le cadre d’un État national, mais aussi au niveau international (ce qui est important). Nous ne pouvons que saluer ces tentatives, car elles sont cruciales pour la poursuite, le développement et la propagation de la lutte de classe, d’autant plus qu’elles sont issues de la réalité locale de la lutte de classe, comme c’est le cas en Irak.
Sans tomber dans le piège d’un excès d’optimisme et de surévaluation, nous n’avons pas voulu repousser (et il n’a jamais été question pour nous de repousser) cette initiative, ce qui nous aurait fait sombrer dans l’indifférence irresponsable et liquidatrice ou dans l’autosatisfaction nombriliste… Hier, aujourd’hui et demain, les communistes ont été, sont, et seront encore, confrontés à des dizaines, des centaines d’initiatives avec peu de critères clairs, avec des perspectives floues, évasives, qu’il a fallu, qu’il faut, et qu’il faudra encore, aux éléments les plus déterminés du prolétariat en lutte, de diriger, de clarifier, d’approfondir, de coordonner, de centraliser… pour extirper le poison de la contre-révolution de nos rangs…
De tout temps, les communistes (et nous insistons une fois de plus ici sur le fait que l’appellation officielle que nous nous donnons n’est ni une garantie ni l’élément le plus déterminant dans le développement de notre lutte), les communistes donc ont toujours dû batailler ferme pour critiquer, dénoncer, briser, anéantir, éradiquer toute tendance sociale-démocrate qui se distille au sein de nos luttes, de nos structures militantes, dans nos textes, appels, manifestes… comme un poison pour les vider de leur substance subversive, pour les dévier de leur objectif final : l’abolition du travail salarié et donc du capital (et vice versa), de l’état des choses actuel et de son État…
Ce sont là essentiellement les raisons pour lesquelles nous avons décidé de publier et de diffuser l’appel.
Mais d’autre part, nous étions et sommes bien sûr conscients des faiblesses importantes de cet appel.
C’est notamment le manque de critères clairs pour les participants potentiels. Une réunion internationale et internationaliste n’est pas un débat ouvert (une conférence) où tout peut être discuté et remis en question ! Si le problème de la réunion internationale, c’est de discuter de questions aussi importantes que : comment centraliser les forces prolétariennes, comment retourner les armes contre notre propre bourgeoisie, comment transformer une guerre inter-bourgeoise en une guerre civile…, il est dès lors nécessaire de clarifier avec qui nous voulons nous centraliser et sur quelle base. Qui considérons-nous comme révolutionnaire, internationaliste, communiste ? Ceux qui prétendent l’être ou ceux dont la pratique démontre qu’ils le sont ? Nous pensons qu’une discussion internationaliste ne peut avoir lieu qu’avec les groupes qui partagent les positions fondamentales des communistes – l’internationalisme, le défaitisme révolutionnaire, la lutte contre le travail salarié, contre l’État, contre le Capital…
Nous devons également rejeter une sorte de fétichisme de la lutte armée tel qu’il apparaît dans l’appel. Si nous insistons sur le fait que le prolétariat doit s’armer, si la situation au Kurdistan l’exige comme une nécessité absolue pour la survie des prolétaires, nous pouvons difficilement défendre ou faire l’éloge d’une quelconque milice ou d’unité d’autodéfense en tant que telle, ni considérer cela comme un saut de qualité en tant que tel dans la guerre de classe. La lutte armée n’est pas révolutionnaire en tant que telle. La lutte armée ne peut être révolutionnaire que par suite d’une pratique sociale révolutionnaire du prolétariat. Et c’est cette pratique sociale qui détermine les formes de la lutte (armée). Ce qui fait la différence entre un noyau armé et l’armée rouge, c’est son contenu – son contenu de classe, son programme prolétarien assumé comme tel.
Nous voulons également insister sur la critique du gradualisme dans la compréhension de la lutte de classe qui apparaît dans l’appel. Nous voudrions souligner ici que la lutte de classe ne se développe pas graduellement – depuis une manifestation jusqu’à l’insurrection, d’un petit groupe prolétarien au prolétariat organisé en parti mondial, mais au contraire à travers une série de ruptures organisationnelles, de clarifications programmatiques qui prendront inévitablement des formes violentes. Les communistes ne sont loyaux envers aucune organisation, groupe ou parti, ils ne sont loyaux qu’envers le programme communiste et si une structure donnée s’en écarte, les communistes devraient non seulement la quitter, mais aussi s’organiser en dehors et contre elle. Une fois encore, c’est le contenu révolutionnaire qui prévaut.
Nous ne doutons pas qu’il soit nécessaire de centraliser les activités prolétariennes dans la région du Kurdistan. Mais il y a bien sûr aussi la question de la faisabilité d’une telle réunion internationale, particulièrement en ce qui concerne la sécurité des militants y participant. Les camarades « Militants au Kurdistan, Irak » sont-ils en mesure d’assumer une telle responsabilité dans une région qui grouille de forces militaires et de services secrets de toutes les couleurs possibles ?
Si un débat sur ces questions se développe dans le milieu internationaliste, s’il existe des tentatives de clarification des problèmes susmentionnés, nous devons admettre qu’il n’y a pas beaucoup de réponses fournies par les « Militants au Kurdistan, Irak ». Est-ce dû à une dure répression ou à des problèmes techniques ? Ou avons-nous eu tort de prendre leur appel au sérieux ?
Quelle que soit la réponse, cela ne change rien au fait que les communistes doivent continuer à se charger de la décentralisation de l’action directe, des initiatives locales et régionales, du regroupement des forces militantes et des tentatives d’étendre la lutte, d’une part, et de la centralisation « politique », programmatique, par le biais de directives centrales claires qui déterminent et définissent l’objectif global à atteindre et l’ennemi à détruire, d’autre part… C’est-à-dire que la centralisation et la décentralisation ne constituent pas une contradiction, mais font partie du même processus, du même mouvement, au Kurdistan, dans le monde entier.
Guerre de classe - 24/10/2018.

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Afterword – Once upon a time there was an appeal for an international meeting in Kurdistan… » TŘÍDNÍ VÁLKA # CLASS WAR # GUERRE DE CLASSE




Two months ago we published here an appeal for an international meeting in Kurdistan signed by “Militants in Kurdistan, Iraq” in relation with the increasing and intensification of the class struggle in the region of Middle East and especially in Iraq and Iran.
But one thing is to translate materials from militant groups as a practical task to develop together the proletarian community of struggle and critics, another thing is to agree (or not) completely on the content of the text.
Since then an international discussion developed around and about this appeal. Following lines are a reflection of this discussion, discussion which was also the basis for development of our critics of the text.

When we received this appeal we considered it to be an initiative of our class, a militant effort to get centralized and to centralize proletarian direct action in the Middle East region, even though it may not correspond to all of our criteria, even if we would not have written it in this way, even if its milestones and many points remain unresolved or unclear, even very vague, and require a deepening, a clarification…
The class struggle in the region has been since these last years and months more and more intensive: demonstrations, riots, occupations, burning down of governmental and militia buildings, proletariat arming itself, reorganising its forces… struggle against exploitation and the global dictatorship of the value that prevents the developing and imposing of the dictatorship of human needs.
Therefore it seems to be logic that the local proletarian groups try to get organized, develop our class associationism, and try to share and centralize their activity and all this not only in the framework of a national state but (what is important) also internationally. We can only greet such attempts as they are crucial for the continuation, development and spreading of the class struggle, moreover when they grow up from the local reality of class struggle as it is the case in Iraq.
Without falling into the trap of an excess of optimism and overvaluation, we did not want to dismiss (and there has never been any question for us to dismiss) this initiative, what would have made us sinking into an irresponsible indifference and liquidationism or in self-centred complacency… Yesterday, today and tomorrow, communists have been, are, and will still be confronted with dozens, hundreds of initiatives with few clear criteria, with blurry and evasive perspectives, that it has been necessary, that it is necessary, and that it will still be necessary for the most determined elements of the proletariat in struggle to direct, clarify, deepen, coordinate, centralize… to uproot the counterrevolution poison from our ranks…
From time immemorial, the communists (and we insist once again here on the fact that the formal name we give ourselves is neither a guarantee nor the most decisive element in the development of our struggle), so the communists have always had to fight hard to criticize, denounce, break down, annihilate, eradicate any Social Democratic tendency that is distilled within our struggles, our militant structures, in our texts, appeals, manifestos… like a poison for emptying them from their subversive substance, diverting them from their final goal: the abolition of wage labour and therefore of capital (and vice versa), of the present state of things and its State…
These are basically the reasons why we decided to publish and spread the appeal.
But on the other hand, we were and we are of course aware of the important weaknesses of this appeal.
It is notably the lack of clear criteria for possible participants. An international and internationalist meeting is not an open debate (a conference) where everything can be discussed and put into question! If the issue of the international meeting should be to discuss such important questions as how to centralize proletarian forces, how to turn the weapons against our own bourgeoisie, how to turn an inter-bourgeois war into a civil war…, it is necessary to clarify with whom we want to centralize and on which basis. Who we consider to be revolutionary, internationalist, communist? Those who claim it or those whose practice proves it? We believe that an internationalist discussion can be hold only with those groups who share the basis of communist positions – internationalism, revolutionary defeatism, against wage labour, against state, against capital…
We have to refuse also a kind of fetishism of armed struggle as it appears in the appeal. If we insist on the fact that proletariat has to arm itself, if the situation in Kurdistan puts it as a pure necessity for the proletarians to survive, we can hardly defend or praise any kind of militia or self-defence unit as such, neither we can consider it as a qualitative leap as such in the class war. Armed struggle is not revolutionary as such. Armed struggle can be revolutionary only as a result of a revolutionary social practise of the proletariat. And it is this social practise that determines the forms of the (armed) struggle. What makes the difference between any armed core and the red army is its content – the class content, proletarian programme that is assumed by it.
We also want to insist on the critics of gradualism in grasping the class struggle that appears in the appeal. We would like to point out here that class struggle is not developing gradually – from little demonstration to the insurrection, from a small proletarian group to the proletariat organised as a party world widely, but on the contrary through series of organizational ruptures, programmatic clarifications that will inevitably take violent forms. Communists are not loyal to any organisation, group or party, they are loyal only to the communist programme and if the given structure diverts from it, communists should not only leave it, but to organise outside of it and against it. Once again it is the revolutionary content that prevails.
We have no doubt that there is a need to centralize the proletarian activities in the region of Kurdistan. But there is of course also the question of feasibility of such an international meeting, especially concerning the security of participating militants. Are the comrades “Militants in Kurdistan, Iraq” able to assume such a responsibility in a region riddled with military forces and secret services of all possible colours?
If a debate on these questions develops in the internationalist milieu, if there are attempts of clarification of above presented problems, we have to admit, that there are not a lot of replies provided by the “Militants in Kurdistan, Iraq”. Is it due to hard repression or technical problems? Or were we mistaken to take their appeal seriously?
Whatever will be the reply, it doesn’t change anything on the fact that the communists should continue to deal with decentralization of direct action, of local and regional initiatives, of the regrouping of militant forces and attempts to spread the struggle, on one hand, and “political”, programmatic, centralization through clear central guidelines that determine and define the overall goal to be achieved and the enemy to destroy, on the other hand… That is to say centralization and decentralization not as a contradiction, but as a part of the same process, the same movement, in Kurdistan, all over the world.

Class War – 24/10/2018.



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INFOS ANTERIORES:

Hacia un reunión internacional en el Kurdistán: https://valladolorinternacionalista.blogspot.com/2018/08/hacia-una-reunion-internacional-en.html

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