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Hacia una reunión internacional en Kurdistán
Compañeros,
En las últimas décadas, la sociedad capitalista en su conjunto se está dividiendo cada vez más en dos grandes ejércitos hostiles enfrentados directamente: la burguesía y el proletariado. Nuestra época, la época de la profundización de la crisis industrial y comercial mundial (y por lo tanto de la creciente lucha de clases en el mundo) ya ha pasado por varias etapas de desarrollo, a través de las cuales el proletariado ha excedido su primera etapa de fenómenos aislados y esporádicos. El crecimiento de la guerra de clases tomará cada vez más una forma internacional. Y a pesar de la guerra capitalista en Medio Oriente y los nuevos intentos del capitalismo mundial para ensanchar el círculo de la guerra con el pretexto de desmantelar las armas nucleares de Irán, el proletariado de esa región se ha unido a la actual ola internacional de lucha de clases. Las huelgas y las manifestaciones en Irán se han extendido a más de 249 ciudades que componen sus 31 provincias. Esta ola revolucionaria no terminó en Irán, pues el proletariado en Irak también entró en esta arena de lucha histórica.
En julio de 2018, comenzó una nueva etapa de lucha de clases en Irak, con 30 víctimas fallecidas y 700 heridos durante los últimos 10 días (también más de 50 policías y agentes de seguridad resultaron heridos). El proletariado en Irak comenzó a moverse hacia la escena universal de la lucha de clases. Durante la misma semana, estallaron manifestaciones en todos los pueblos y ciudades del centro y sur de Irak, donde decenas de manifestantes resultaron heridos y cientos fueron arrestados. Manifestantes atacaron un tribunal, la sede del gobierno provincial, la sede del Hezbolá iraquí en Náyaf, incendiaron su oficina y provocaron la suspensión del tráfico aéreo. Los manifestantes en Náyaf ocuparon el aeropuerto internacional y prendieron fuego a los edificios del municipio. El gobierno cortó el internet, bloqueó las redes sociales y dictó una orden nacional para poner a las fuerzas de seguridad en alerta máxima con el objetivo de frenar el movimiento revolucionario. Por el contrario, la ciudad de Bagdad se unió al movimiento. Finalmente, el movimiento mostró su desarrollo en reiterados intentos de establecer comités en Bagdad, lo cual es un intento de coordinar las manifestaciones en todo el país.
Todos estos acontecimientos son evidencia del incremento del proletariado, no solo en número, sino de una concentración masiva y que el movimiento tiene una capacidad interna de autoorganización y autoafirmación. Mientras manifestantes en todo el país gritaban: “Revolución del hambre”, y confirmaron lo que una agencia de la ONU afirmó en abril de 2017, cuando dijo que “más de la mitad de las familias iraquíes corren el riesgo de pasar hambre a causa de la guerra contra Daesh”, a los ojos de diferentes escuelas del socialismo y el comunismo burgueses, estos acontecimientos no son más que conflictos entre el Islam y la Democracia, chiíes y sunitas, árabes y kurdos. Por lo tanto, buscan una nueva doctrina política, una filosofía o una ciencia para crear las condiciones del movimiento, así como para la sociedad que imaginan. Mano a mano con las diferentes categorías burguesas, ellos se esfuerzan consistentemente para hacer retroceder al movimiento proletario y reconciliar las clases sociales mediante la transformación de la forma religiosa del Estado, en un Estado verdaderamente secular, junto con la protección de la libertad y el establecimiento de un Estado secular en Irak e Irán y un Estado democrático independiente para el pueblo kurdo (en el que el poder político es autorizado y controlado por el pueblo a través de sus partidos políticos electos) y de esta manera convertir el antagonismo de clases en conflictos nacionales y conflictos entre democracia y fascismo, entre el secularismo y la religión, mientras que la tarea de los socialistas y comunistas es descartar cualquier cosa en su literatura que alivie el conflicto entre las clases sociales. Estas diferentes escuelas del izquierdismo no ven nada más que una contradicción entre el Estado político y la sociedad civil, entre el Estado y los derechos humanos de su ciudadanía, a pesar de que tal sociedad exenta de antagonismos de clases solo existe en su imaginación. El antagonismo social refleja la existencia de dos clases sociales: la burguesía y el proletariado. En este antagonismo, la burguesía representa el partido conservador en todas partes y el proletariado representa el partido destructivo de la sociedad. Por lo tanto, el movimiento espontáneo y la organización gradual del proletariado en cualquier parte del mundo no es más que la identificación de la estructura de clases similar de diferentes países que crea una base internacional para las acciones comunes del proletariado.
Desde este punto de vista, algunos militantes en Kurdistán sugieren una reunión internacional en nuestra región. Nosotros, en honor al progreso constante del movimiento proletario, invitamos a todos los socialistas, comunistas, anarquistas internacionales que estén dispuestos a desarrollar una relación entre individuos y grupos revolucionarios. Este avance es una base real para actividades internacionales comunes y tales reuniones pueden ser la base para una gran conferencia internacional en el futuro cercano. El objetivo de esta reunión es establecer un comité internacional para el intercambio de informaciones sobre asuntos de interés para los proletarios de todos los países y discutir tareas prácticas relacionadas con la lucha de clases, organizar reuniones periódicas, crear un sitio web común, recaudar fondos para realizar tareas específicas, etc. La reunión puede al menos romper el aislamiento entre los internacionalistas y será una expresión de los intereses comunes del proletariado mundial. Puede designar un centro para estas tareas comunes y hacer un programa común para todos los grupos internacionalistas. Al menos será una respuesta común internacional a la alianza capitalista que exorciza el espectro de la revolución social. La única respuesta a esta alianza capitalista, especialmente para expandir la guerra es la guerra revolucionaria del proletariado. Con la continua militarización capitalista, que es el hecho fundamental más grande de nuestra época, resulta ineludiblemente el armamento del proletariado. Este fenómeno, el fenómeno del armamento proletario, que ha sido una realidad en Irak/Kurdistán, aunque todavía está en sus comienzos, se sustenta en todo el desarrollo del militarismo capitalista de nuestra época. Ese es el cumplimiento de la condición materialista histórica de la revolución proletaria.
Saludos,
Algunos militantes en Kurdistán, Irak
24 de julio de 2018
En las últimas décadas, la sociedad capitalista en su conjunto se está dividiendo cada vez más en dos grandes ejércitos hostiles enfrentados directamente: la burguesía y el proletariado. Nuestra época, la época de la profundización de la crisis industrial y comercial mundial (y por lo tanto de la creciente lucha de clases en el mundo) ya ha pasado por varias etapas de desarrollo, a través de las cuales el proletariado ha excedido su primera etapa de fenómenos aislados y esporádicos. El crecimiento de la guerra de clases tomará cada vez más una forma internacional. Y a pesar de la guerra capitalista en Medio Oriente y los nuevos intentos del capitalismo mundial para ensanchar el círculo de la guerra con el pretexto de desmantelar las armas nucleares de Irán, el proletariado de esa región se ha unido a la actual ola internacional de lucha de clases. Las huelgas y las manifestaciones en Irán se han extendido a más de 249 ciudades que componen sus 31 provincias. Esta ola revolucionaria no terminó en Irán, pues el proletariado en Irak también entró en esta arena de lucha histórica.
En julio de 2018, comenzó una nueva etapa de lucha de clases en Irak, con 30 víctimas fallecidas y 700 heridos durante los últimos 10 días (también más de 50 policías y agentes de seguridad resultaron heridos). El proletariado en Irak comenzó a moverse hacia la escena universal de la lucha de clases. Durante la misma semana, estallaron manifestaciones en todos los pueblos y ciudades del centro y sur de Irak, donde decenas de manifestantes resultaron heridos y cientos fueron arrestados. Manifestantes atacaron un tribunal, la sede del gobierno provincial, la sede del Hezbolá iraquí en Náyaf, incendiaron su oficina y provocaron la suspensión del tráfico aéreo. Los manifestantes en Náyaf ocuparon el aeropuerto internacional y prendieron fuego a los edificios del municipio. El gobierno cortó el internet, bloqueó las redes sociales y dictó una orden nacional para poner a las fuerzas de seguridad en alerta máxima con el objetivo de frenar el movimiento revolucionario. Por el contrario, la ciudad de Bagdad se unió al movimiento. Finalmente, el movimiento mostró su desarrollo en reiterados intentos de establecer comités en Bagdad, lo cual es un intento de coordinar las manifestaciones en todo el país.
Todos estos acontecimientos son evidencia del incremento del proletariado, no solo en número, sino de una concentración masiva y que el movimiento tiene una capacidad interna de autoorganización y autoafirmación. Mientras manifestantes en todo el país gritaban: “Revolución del hambre”, y confirmaron lo que una agencia de la ONU afirmó en abril de 2017, cuando dijo que “más de la mitad de las familias iraquíes corren el riesgo de pasar hambre a causa de la guerra contra Daesh”, a los ojos de diferentes escuelas del socialismo y el comunismo burgueses, estos acontecimientos no son más que conflictos entre el Islam y la Democracia, chiíes y sunitas, árabes y kurdos. Por lo tanto, buscan una nueva doctrina política, una filosofía o una ciencia para crear las condiciones del movimiento, así como para la sociedad que imaginan. Mano a mano con las diferentes categorías burguesas, ellos se esfuerzan consistentemente para hacer retroceder al movimiento proletario y reconciliar las clases sociales mediante la transformación de la forma religiosa del Estado, en un Estado verdaderamente secular, junto con la protección de la libertad y el establecimiento de un Estado secular en Irak e Irán y un Estado democrático independiente para el pueblo kurdo (en el que el poder político es autorizado y controlado por el pueblo a través de sus partidos políticos electos) y de esta manera convertir el antagonismo de clases en conflictos nacionales y conflictos entre democracia y fascismo, entre el secularismo y la religión, mientras que la tarea de los socialistas y comunistas es descartar cualquier cosa en su literatura que alivie el conflicto entre las clases sociales. Estas diferentes escuelas del izquierdismo no ven nada más que una contradicción entre el Estado político y la sociedad civil, entre el Estado y los derechos humanos de su ciudadanía, a pesar de que tal sociedad exenta de antagonismos de clases solo existe en su imaginación. El antagonismo social refleja la existencia de dos clases sociales: la burguesía y el proletariado. En este antagonismo, la burguesía representa el partido conservador en todas partes y el proletariado representa el partido destructivo de la sociedad. Por lo tanto, el movimiento espontáneo y la organización gradual del proletariado en cualquier parte del mundo no es más que la identificación de la estructura de clases similar de diferentes países que crea una base internacional para las acciones comunes del proletariado.
Desde este punto de vista, algunos militantes en Kurdistán sugieren una reunión internacional en nuestra región. Nosotros, en honor al progreso constante del movimiento proletario, invitamos a todos los socialistas, comunistas, anarquistas internacionales que estén dispuestos a desarrollar una relación entre individuos y grupos revolucionarios. Este avance es una base real para actividades internacionales comunes y tales reuniones pueden ser la base para una gran conferencia internacional en el futuro cercano. El objetivo de esta reunión es establecer un comité internacional para el intercambio de informaciones sobre asuntos de interés para los proletarios de todos los países y discutir tareas prácticas relacionadas con la lucha de clases, organizar reuniones periódicas, crear un sitio web común, recaudar fondos para realizar tareas específicas, etc. La reunión puede al menos romper el aislamiento entre los internacionalistas y será una expresión de los intereses comunes del proletariado mundial. Puede designar un centro para estas tareas comunes y hacer un programa común para todos los grupos internacionalistas. Al menos será una respuesta común internacional a la alianza capitalista que exorciza el espectro de la revolución social. La única respuesta a esta alianza capitalista, especialmente para expandir la guerra es la guerra revolucionaria del proletariado. Con la continua militarización capitalista, que es el hecho fundamental más grande de nuestra época, resulta ineludiblemente el armamento del proletariado. Este fenómeno, el fenómeno del armamento proletario, que ha sido una realidad en Irak/Kurdistán, aunque todavía está en sus comienzos, se sustenta en todo el desarrollo del militarismo capitalista de nuestra época. Ese es el cumplimiento de la condición materialista histórica de la revolución proletaria.
Saludos,
Algunos militantes en Kurdistán, Irak
24 de julio de 2018
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