El único camino es la lucha de clase.
El próximo 20 de noviembre las principales organizaciones políticas y sindicales de la izquierda argentina han convocado una gran manifestación en la plaza de Mayo de la capital del país, Buenos Aires, para protestar por la aprobación del primer paquete de medidas del llamado « plan motosierra » del recién elegido gobierno de Milei, Caputo y Bullrich. La movilización, que integra tanto a diferentes corrientes sindicales nacionales, enucleadas en torno a CGT, como a las mayores asambleas piqueteras y a los partidos que conforman la coalición Frente de Izquierda (PTS, Partido Obrero, etc.), tiene como objetivo paralizar la ciudad durante todo el día y dar una muestra de la capacidad de la oposición parlamentaria y del mundo sindical de oponerse tanto a las medidas que se acaban de aprobar como a las que, sin duda, vendrán en un futuro inmediato.
El triunfo electoral de Milei se ha presentado, dentro y fuera del país, como la victoria de una corriente anti-stablishment de derechas, como si una fuerza subterránea de descontento plebeyo, anti-izquierdista y anti-estatista hubiese emergido súbitamente para « poner en orden » el país y hacer volver a la Argentina al puesto de primera categoría en la jerarquía mundial que, según Milei, un día tuvo. Para ello y ya desde el momento en que el ahora presidente era un diputado de la oposición al gobierno de Alberto Fernández, se ha enarbolado un programa de reformas económicas drásticas encaminadas al control de la inflación, la dolarización del país e, incluso, la supresión del Banco Central, todo ello envuelto en violentas consignas contra « la casta », el peronismo y también los sindicatos y la izquierda en general.
Pero en realidad el gobierno de Milei no tiene absolutamente nada de novedoso. De hecho ni siquiera puede ser considerado « el gobierno de Milei », porque no es otra cosa que una reagrupación detrás de la bandera de este histriónico personaje, de la vieja derecha encabezada por Macri y sus socios. En la práctica, las medidas económicas tomadas con esta primera ley ómnibus, que afecta tanto a cuestiones monetarias como fiscales, no tiene absolutamente nada de heterodoxa: donde iba a tener lugar una lucha contra la inflación que « no tocase al pueblo » (la frase es del propio Milei), hay medidas de devaluación salarial propiciadas por la devaluación del peso; donde se iba a bajar los impuestos, se han subido con el fin de facilitarles la tarea a los grandes exportadores; donde se iba a acabar con las prebendas de « la casta », tenemos una nacionalización parcial de la deuda privada empresarial. Y a todo ello le acompaña la supresión de los subsidios, como el del transporte del Gran Buenos Aires, o su reducción por efecto de la inflación.
Ninguna medida de las tomadas puede sorprender a nadie ni entenderse como una ruptura en el comportamiento típico de la burguesía y sus gestores políticos en los países que necesitan un ajuste económico. La única diferencia, y esto sí es algo a resaltar, es la contundencia con la que se quiere implantar las reformas. Todo el juego democrático, el show creado entorno a la figura de Milei, etc. busca lograr el apoyo (al menos temporal) de las clases pequeño burguesas que se van a ver afectadas por las medidas y a las que se dirige su retórica del ahorro, el sacrificio, etc. Con esto, con la movilización de tipo populista que pretende enganchar a las clases medias depauperadas por la crisis de los últimos años, se busca bloquear al proletariado y evitar cualquier tipo de respuesta hundiendo su cabeza en la marea ascendente de la movilización nacionalista. Este es el verdadero poder de la democracia, del respeto al interés superior de la patria y del propio juego electoral que actúa como palanca para movilizar a los estratos sociales más abiertamente reaccionarios para imponer lo que en última instancia son los intereses de la alta burguesía financiera y de la oligarquía agraria del país. Milei hará lo que Macri quiso y no pudo hacer, y lo hará todo lo rápida y violentamente posible porque su única baza es aprovechar la fuerza de la movilización democrática que ha logrado en torno a su persona.
La clase obrera argentina, una de las más numerosas del continente y, también, una de las que más se ha empobrecido en las últimas décadas, tiene tras de sí una larga historia de revueltas y movilizaciones. Desde el Cordobazo de 1969 hasta los motines de 2001, pasando por la durísima represión sufrida a manos de la dictadura militar. Y es precisamente porque su historia de lucha (en las décadas recientes pero también en épocas pasadas, cuando los barrios obreros de Buenos Aires vieron crecer la fuerza de un gran proletariado inmigrado italiano y español) es larga e intensa que las grandes corrientes de la izquierda burguesa, entre las cuales principalmente el peronismo en cualquiera de sus formas, y del sindicalismo de concertación, están tan desarrolladas y tienen esa influencia entre los proletarios: han sido las bazas de la burguesía nacional para contener, en la medida de lo posible, la lucha de clase.
Especialmente después de las revueltas de 2001, cuando apareció el movimiento piquetero, que expresaba la tendencia de los proletarios más pobres, de los desempleados y los trabajadores precarios, a luchar por sus propios medios contra la patronal y contra su Estado, se redobló la presión que las corrientes de la izquierda burguesa ejercían sobre los proletarios. Los gobiernos peronistas de la familia Kirchner (por lo demás una estructura mafiosa en toda regla) se subieron a la ola del « socialismo del siglo XXI » que partía de Venezuela y Bolivia para tratar de noquear a la clase trabajadora y hacerla abandonar el camino de la lucha clasista. La crisis económica de 2008-2013, que afectó duramente a un país que básicamente sobrevive de la exportación de materias primas y productos agrícolas, así como los desajustes posteriores en la estructura de la demanda internacional de productos como la soja, etc., dieron lugar a una situación económica que estructuralmente era imposible de solucionar y para la cual se aplicó todo tipo de recetas. Desde el estímulo a la demanda hasta los préstamos del FMI, ninguna fórmula ha dado resultado y la consecuencia es una inflación galopante y un aumento de la miseria entre la clase proletaria que no tiene parangón en los años recientes.
Es por esto que el proletariado argentino debe enfocar su rabia y su odio de clase, tanto al gobierno de Milei como a los partidos que le han precedido y a los sindicatos en los que se han apoyado. Debe romper con una tradición que no es de lucha, sino de colaboración con la burguesía, y que le ha traído a esta situación. Debe desterrar el mito de la patria, del interés superior del país que conforma la doctrina de todos los sindicatos y corrientes sindicales mayoritarios y que impide que la confrontación necesaria con la burguesía (con la patronal, con la verdadera casta política y empresarial, etc.) se plantee abiertamente. Debe romper, también, con las corrientes que pretenden que es desde el Parlamento desde donde se puede frenar la ofensiva burguesa, que la lucha electoral puede revertir la situación creada por los últimos gobiernos: son las urnas las que han creado toda la fuerza de que hoy dispone su enemigo de clase y así sucederá siempre porque el Parlamento es el órgano por excelencia de colaboración entre clases y por lo tanto de sumisión del proletariado a la burguesía.
La clase proletaria argentina tiene un largo camino de sufrimiento y miseria abriéndose ante ella. Si este camino le lleva a deshacerse de las ilusiones políticas y sindicales que le atan a la burguesía y sus aliados, si le lleva a reanudar la lucha de clase tanto sobre el terreno inmediato del enfrentamiento económico como en el más amplio de la lucha política por fines propios… entonces, bienvenido sea el reto que hoy le lanza la burguesía. Si la clase burguesa busca la guerra, el proletariado debe responder con la guerra, pero con la guerra de clase la única que puede darle alguna esperanza de victoria.
18 de diciembre de 2023
Partido Comunista Internacional
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[ABMB] Feria del Libro Anarquista Berlín-Kreuzberg 2024
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Fuente: https://
Con gran placer anunciamos que una feria del libro anarquista tendrá lugar del 5 de septiembre al 8 de septiembre de 2024 en NewYorck en Bethanien 2 B, 10997 Berlin-Kreuzberg 36. Que sepamos, la última vez que se celebró algo así en Berlín fue en 2016, cuando tuvieron lugar las Tage der anarchistischen Ideen und Publikationen (Jornadas de Ideas y Publicaciones Anarquistas). No solo han pasado demasiados años desde entonces, sino que también es importante volver a organizar un evento regular en Berlín para difundir las ideas anarquistas y revolucionarias. Por lo tanto, la feria del libro no debe ser vista como algo efímero, sino como un evento continuo que debe tener lugar cada año. Desde principios de la década de 2010, las ferias del libro anarquista en toda Europa, desde la Península Ibérica hasta los Balcanes, han contribuido a un más que bienvenido renacimiento de las ideas y prácticas anarquistas. El resultado no ha sido sólo la conexión y la referencia entre compañeros de todo el planeta, sino también una internacionalización de los debates. Y esto es también lo que queremos conseguir con esta feria del libro.
Hay muchas razones para organizar ferias del libro anarquista en Berlín y en otros lugares para dar a los libros anarquistas, ergo a las ideas anarquistas, más espacio, pero ¿es eso exactamente lo que queremos? ¿Nos basta con poner algunas mesas de libros, hacer algunas lecturas sobre libros, pasar un poco el rato? No, no es suficiente, porque lo que queremos sobre todo es intensificar los debates que deben conducir a la práctica. Los libros y todos los productos escritos son, por tanto, vehículos importantes que pueden conectarnos a todos, pero los libros en sí no son nada, es el contenido que llevan lo que es útil, es la práctica lo que forma un verdadero movimiento. El contenido son todo tipo de temas y cuestiones, pero hay que debatirlos. El objetivo de este debate, de estas discusiones que tenemos que tener aquí y en todo el mundo, sólo tiene un objetivo, acabar con el mundo del capitalismo, hacerlo estallar. Esto se hace mediante la práctica de la insurrección, de la guerra de clases, de la guerra social, que conduce a una revolución social mundial. En otras palabras, el intenso debate entre anarquistas y todos los revolucionarios que pondrá un fin inmediato al Estado-nación, al capital, al patriarcado.
Además de la necesidad de intensificar los debates específicos, también nos concentraremos en algunos temas para la feria del libro.
– La postura ante la guerra (en Ucrania y en otros lugares).
– El debate sobre nacionalismo-nación-pueblo-
– La difusión de las ideas anarquistas y revolucionarias a través de los libros, la propaganda, la práctica, etc.
Se podría pensar que el movimiento anarquista ya ha llegado a una respuesta/posición coherente sobre muchos temas, pero como dice el dicho entre algunos anarquistas, no hay nada más radical que la realidad y esto se ha vuelto a expresar. Un dicho muy mal entendido, porque los supuestos anarquistas siguen del lado del estado-nación, que son algunos, al que supuestamente pretenden combatir. ¿De qué estamos hablando ahora? ¿Estamos hablando de Cataluña, del Kurdistán, de los Mapuches, de Palestina, de Ucrania o de tantos otros ejemplos pasados y presentes? ¿Estamos hablando de participar en elecciones, de apoyar partidos, de proteger la democracia (ergo el Estado capitalista), de legitimar el monopolio de la violencia, o de todo ello a la vez? También podríamos ver esto en relación con el Covid 19, no sólo con qué „impotencia“ es capaz de caer un movimiento anarquista, sino con qué ímpetu es capaz de legitimar el estado. Pero, ¿qué puede tener todo esto que ver con el anarquismo, o con un movimiento anarquista? Sencillamente, nada de nada.
Pero, ¿a dónde vamos con todo esto, qué tiene que ver con el eslogan antes mencionado y qué tiene que ver con esta feria del libro anarquista? Sencillamente, la realidad siempre alcanza a quienes no se dan cuenta de lo que hacen, lo que les lleva a defender posturas que en realidad no son las suyas. Lo vemos mejor en los ejemplos mencionados anteriormente. La realidad alcanza a todos aquellos que se creen increíblemente radicales cuando sólo han construido sus posiciones sobre idealismo y arena, y lo que resulta son posiciones y actitudes que sólo sirven al reformismo y a la contrarrevolución.
Esto nos lleva a la necesidad de debates que deben llevar a la práctica para resolver la confusión del momento actual.
Por lo tanto, el foco de la feria del libro también debe estar centrado en las cuestiones de la guerra en general y las guerras específicas, presentes e históricas, y todo lo que es inherente al Estado-nación capitalista, por qué nuestra relación con él es sólo la de una enemistad irreconciliable. Así que no sólo la agitación, la propaganda, sino las posiciones de fondo son de inmensa importancia y necesidad. ¿Qué significa para el movimiento anarquista, o qué dice de él, que personas que se llaman a sí mismas anarquistas tomen parte en guerras interburguesas entre las diversas facciones del capitalismo? ¿Sigue siendo esto anarquismo o revolucionario? ¿Y qué opciones tenemos para seguir siendo capaces de actuar revolucionariamente en las guerras? Y ciertamente mil preguntas más que han jugado y siguen jugando un papel en este contexto.
Por lo tanto, para discutir estas cuestiones y muchas otras, invitamos a todos aquellos que sientan la necesidad de abordar estas cuestiones a la Feria del Libro Anarquista del 5 de septiembre al 8 de septiembre de 2024 en Berlín-Kreuzberg.
El carácter de la feria del libro debe ser también internacional e internacionalista y la convocatoria debe publicarse en todos los idiomas posibles, porque la conexión entre los anarquistas y todos los revolucionarios debe fortalecerse.
Si quieres organizar una paradita o iniciar un debate, ponte en contacto aquí: abmb@riseup.net, más información en anarchistischebuechermesse.
¡Agitación, insurrección, anarquía!
Criminalización de la pobreza
en el Chile actual: LA MUERTE
DE MAXI Y TOMÁS
Victoria Aldunate Morales,
Tierra y Territorio
El 20 de julio de este año, Tomás y Maximiliano fueron asesinados por el arma particular marca Sig Sauer calibre 9MM de un carabinero. Los adolescentes iban juntos por el sector del paso nivel de calle Balmaceda a la altura de Manuel Rodríguez (Santiago).
Fue –aproximadamente- entre la 1:30 y la 1:50 de la madrugada.
Maximiliano Rodríguez Rozas, de solo 18 años, al otro día comenzaba un nuevo trabajo. Se había cortado el pelo y había terminado su tratamiento por consumo de drogas en Tali Takum. Asistía al preuniversitario “Yoshua Osorio” y su madre había pagado la PAES para el acceso de él a la Universidad.
Ese día el joven estuvo desde temprano reparando las goteras del techo y en la tarde cuidando a su hermano menor, que era lo que hacía cuando su madre salía a trabajar.
Tomás Pérez Villegas tenía 16 años, estaba en el primer año de Enseñanza Media en el Liceo José Manuel Balmaceda de Independencia, y al otro día iba a ingresar a un centro de tratamiento por consumo problemático de drogas. Lo habían derivado desde la Fundación Vida Compartida (programa PEC Morense). Su madre, sus educadores y el mismo Tomás, solicitaban ese tratamiento desde hacía años.
Carmen Rozas y Cristina Villegas son, respectivamente, madres de Maxi y Tomás. También son vecinas de la población Juan Antonio Ríos en la comuna de Independencia. Colocaron juntas una querella por el homicidio de sus hijos, pero no solo no han obtenido respuestas institucionales, sino que, sin investigar previamente, el Ministerio Público ha categorizado a las víctimas como “imputados”. Esto, en base al único relato que el Estado de Chile cree legítimo: el del carabinero que disparó.
También la prensa, que responde a líneas editoriales oficialistas y de oposición, ha criminalizado la pobreza de la niñez y la adolescencia, y en este caso Emol.cl, esa misma mañana publicó que el teniente de Carabineros se había defendido de “un asalto”.
Maximiliano
Carmen, mamá de Maximiliano, es trabajadora de casa particular, organiza un comedor popular en su población, y con su hija Karina son parte del grupo de autoras del libro “Tramar y Sanar los cuidados comunitarios” [1].
Ambas se organizan en colectivas de mujeres y organizaciones sociales territoriales.
Carmen relata: “Esa noche tuve una corazonada. Mi hijo murió a la 1:40, y a esa misma hora sentí que le había pasado algo muy malo. Ese día yo había vuelto a las 9 de la noche y me dijo que iba a salir un rato. ‘Voy y vuelvo’, dijo.
Llevaba harto tiempo volviendo temprano. A los 16 años, lo habían detenido por consumo y fue a rehabilitación. Le costó un tiempo darse cuenta de que estaba fallando, pero cuando entendió dejó de llegar tarde, sin embargo, esa noche pasaron las horas y nada. A las 5 de la mañana escuché las noticias y dijeron que un paco había matado a dos menores en el puente Balmaceda”.
“Tu hijo se lo buscó”
En el velorio de Maximiliano, las personas presentes debieron tirarse al suelo para protegerse de bombas lacrimógenas, agua y balines. Carmen oyó como un carabinero le decía a otro: “¡Dale al cajón!”.
Matilde Alvear, es una de las abogadas de la Defensa Jurídica de MAR que apoya la querella de las madres de las víctimas. El día del velorio de Maximiliano, la abogada y otro abogado de MAR, Nicolás Toro, asistieron a dar sus condolencias.
La abogada relata: “Ha sido de las situaciones más fuertes que he vivido en violencia policial. Había familiares de avanzada edad y niños. Nos encerraron, nos tiraron lacrimógenas y mojaron el ataúd. Cuando llegamos había carabineros en las dos esquinas de la casa, preguntamos y dijeron que era ‘un funeral narco’. Eso es muy discriminatorio y a la vez peligroso para personas que vivimos en poblaciones”.
Carmen relata que fue a hablar con los carabineros pues le pareció que su actuar estaba siendo “desmedido”. Sin embargo, dice: “se mofaron de mí. Uno me exigió mi número de teléfono y luego me llamaba para que le diera el horario del funeral”. Al otro día interrumpieron el cortejo y tiraron gas pimienta, “iban personas de organizaciones, de la Red por el Trabajo Organizado con su logo, había personas discapacitadas… nada les importó. No nos dejaron hacer las paradas. Llegando al cementerio tenían guanacos. Solo pude pasar yo, ni a mi hija la dejaron pasar. No dejaron entrar ningún vehículo al cementerio, solo la carroza. Llamé al paco y le pregunté por qué nos estaban haciendo esto y me dijo: ¡Tu hijo se lo buscó!”.
Tomás
Fue un niño “institucionalizado” a causa de la violencia intrafamiliar que sufrió su madre. Estaba registrado en el programa PIE, vinculado al Cesfam y acompañado por la fundación Vida Compartida.
Cristina Villegas, su madre, es trabajadora de aseo de la Corporación de Deportes de la Municipalidad de Independencia, estudia la carrera de Técnico en Trabajo Social, vive de allegada con la familia de una amiga, y ahora está con licencia. Tras la muerte de su hijo tuvo una parálisis facial.
Relata: “Nuestro plan con Tomas y otro de mis hijos menores, Martin, era irnos a vivir otra vez juntos e independientes. No alcanzamos. Y aunque no he hecho nada malo, me siento asustada por el hostigamiento que les hacen los carabineros de la población a mis demás hijos y sus amigos. Los fiscalizan en la calle y les dicen: ¿Queris que te pase lo mismo que al Tomás?”.
¿Por qué matar?
Para Cristina “el carabinero pudo haber disparado a los pies, pero fue a matar. Mi hijo falleció debajo del puente, su data de muerte es a la 1:40, pero el carabinero estaba haciendo la denuncia a la 1:30. Yo creo que él podría haberlos salvado porque a media cuadra de donde murió mi Tomás, hay un Hospital, el del trauma (Traumatológico de calle San Martín) pudo haber sido llevado a urgencias.
Nada me cuadra. He visto muchas veces videos que mostraron en la prensa y no calzan. Hay uno en que se ve a dos personas que por lado y lado, llevan de ambos brazos a un joven que parece ser Maxi, luego se ve que lo dejan en una esquina, pero entre una toma y la otra, ha pasado más de media hora. Las cámaras son de distinta resolución y lo más curioso son los horarios… Yo caminé por ahí, tomé el tiempo, no coincide… Necesito saber la verdad. Esto me enferma”, concluye.
La abogada Matilde Alvear explica: “El relato del carabinero se tomó como el oficial, pero no se ha corroborado de ninguna manera que sea verídico. Hay fotos del sitio del suceso en la carpeta investigativa donde se ve a los chicos muertos y abajo aparece: “sujeto autor de robo”. O sea, los imputan sin diligencias previas. No hay cámaras en el punto en que ellos se encontraron con el carabinero, no hay testigos. No hay autopsia de Maximiliano, solo autopsia de Tomás, pero es muy básica: no se dice la trayectoria de los proyectiles, y no es lo mismo que le hayan disparado de frente o de espalda. Solo dice “causa de muerte: ‘herida torácica por bala’. Sin embargo, lo mínimo es tener esos elementos para hacer una afirmación que impute a las víctimas. Junto con eso, al inicio nos costó mucho dar con la causa, no aparecía online y eso es extraño”.
¿Cómo se decide que un funeral sería “narco”?
La abogada responde: “No hay nada legal o reglamentado al respecto. Es algo que se les ocurre a ellos, y que ha sido alimentado por los medios de comunicación. Colocarle “narco” a ciertas situaciones o incluso a ciertas luchas, es un apelativo para desprestigiar a movimientos o personas, y a la vez darles legitimidad a las policías”.
Le preguntamos también si la Ley Naim-Retamal recrudeció la estigmatización a la pobreza. Expresa que “antes las policías ya operaban de manera clasista, pero la ley viene a otorgarle un marco legal a la discriminación por pobreza”.
Cristina Villegas, madre de Tomás, se pregunta “si ahora ¿cada vez que haya un carabinero implicado, nos dirán que nuestros funerales son de ‘alto riesgo’?”.
Carmen denuncia que no pudo abrazar a su hijo muerto: “Solo reconocerlo a través de un vidrio en el Servicio Médico Legal”. No le permitieron vestirlo “y luego me lo entregaron en el cajón, pude darle un beso en la cara y lo sellaron”.
Tal parece que la política de seguridad desplegada por el gobierno actual ha fortalecido a su oposición política y a la misma policía que -según Amnistía Internacional- “disparó hacia zonas de alta letalidad como la cabeza y el tórax y lanzó gas lacrimógeno de manera desproporcionada” a las personas en el “estallido” de 2019. Un estallido que también fue de pobres. ¿Qué ha cambiado para nosotras, y para la niñez y la adolescencia de las comunidades que habitamos? Sólo ha ganado terreno el estigma de la pobreza.
______________
NOTAS:
[1] Narrativas de vecinas y vecinos de la población Juan Antonio Ríos en el Chile neoliberal, compiladoras y editoras María Sol Anigstein Vidal, Leonor Benítez Aldunate, Loreto Watkins Montenegro, ed.Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile, Santiago 2023.
[2] Movimiento Antirrepresivo que post estallido del Comité por la Defensa de los Derechos del Pueblo, ampliándose a una defensa no solo jurídica, si no interdisciplinaria.
[3] AMR 22/3133/2020 ● OCTUBRE 2020 amnesty.org AMNISTÍA INTERNACIONAL OJOS SOBRE CHILE: VIOLENCIA POLICIAL Y RESPONSABILIDAD DE MANDO DURANTE EL ESTALLIDO SOCIAL.
¡Basta de genocidio en Gaza! ¡Apoyo a la resistencia palestina! ¡A profundizar la movilización de los pueblos del mundo!
En este momento Israel está ejecutando impunemente y con el respaldo incondicional del imperialismo norteamericano y de la Unión Europea, un genocidio brutal contra el pueblo palestino concentrado en Gaza, la cárcel a cielo abierto más grande del mundo. Al momento de escribir esta declaración ya habían sido asesinadas 8.525 personas de las cuales 3.542 son niños y niñas y 2.187 mujeres, es decir que un 68% de los asesinados son menores y mujeres, 21.500 heridos. “Gaza se ha convertido en un cementerio para miles de niños y en un infierno para todos los demás”, dijo el representante de Unicef, James Elder. Estarían muriendo 420 niños diariamente y habrían 940 desaparecidos.
Estos números aumentan constantemente con la intensificación de los bombardeos y el ingreso por tierra del ejército sionista a la franja. Mientras que en Cisjordania ocupada, el ejército israelí ha asesinado a 180 palestinos desde el pasado 7 de octubre. El Gobierno sionista ha ordenado intensificar la represión en Cisjordania tras la huelga general masiva de este miércoles 1 de noviembre, para exigir el cese inmediato de la masacre en Gaza.
Son escalofriantes y conmovedoras las imágenes de padres devastados por la pérdida de toda su familia; niños rescatados de los escombros, otros que perdieron a toda su familia; cadáveres calcinados y desmembrados producto de la intensidad de los bombardeos.
Más de 2 millones de habitantes de la franja están siendo bombardeados por cielo, mar y aire. Violando todas las leyes internacionales, Israel cortó el suministro de agua, electricidad, combustible y alimentos, sometiendo al pueblo gazatí a un suplicio inimaginable. Incluso bombardeó el paso fronterizo de Rafah con Egipto, por donde a duras penas han ingresado 94 camiones con comida e insumos médicos desde el 7 de octubre, cuando antes entraban a la franja de Gaza unos 100 camiones diarios con ayuda humanitaria.
Por otra parte, desde la noche del pasado viernes y durante la madrugada del sábado, Israel llevó a cabo los bombardeos más intensos desde que dio inicio a la operación “Espadas de Hierro”, los cuales fueron el preludio de una invasión terrestre a gran escala por el norte de Gaza. Previamente Israel había cortado las comunicaciones telefónicas y de internet, aislando a la franja del mundo exterior.
Después de cuatro intentos fallidos, el pasado viernes la ONU con el voto de 120 países, salió de la inacción que la caracteriza, y aprobó el alto el fuego para permitir el ingreso de ayuda humanitaria a Gaza, así como para exigirle a Israel que anule su orden de evacuar el norte de la franja, y el traslado de la población al sur. No obstante, Estados Unidos vetó la decisión adoptada. Esta resolución tardía de la ONU fue catalogada como “día de infamia” por parte del embajador sionista en las Naciones Unidas, Gilad Erdan.
Días antes, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en una reunión del consejo de seguridad tuvo que reconocer que “el ataque de Hamás no surgió de la nada”, y que era el resultado de décadas de ocupación, del robo de las tierras de los palestinos, del desplazamiento forzoso y la violencia ejercida por Israel. Ante lo cual el ministro de Relaciones Exteriores israelí, Eli Cohen, así como el embajador ante la ONU, Gilad Erdan, reaccionaron airadamente y exigieron la renuncia del secretario general.
El director de la Oficina de Nueva York del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Craig Mokhiber renunció a su cargo en protesta por la incapacidad de la organización de frenar el genocidio en Gaza.
Las contradicciones en el seno de la ONU reflejan la gran crisis que se produce al interior de las instituciones del capitalismo-imperialista mundial, las cuales se agudizan en la medida que se muestran en los medios de comunicación y en las redes sociales la salvaje matanza que ejecuta el ejército sionista en Gaza, lo que a su vez está incentivando las protestas en todo el mundo. Masivas movilizaciones en Turquía y en todos los países árabes, como Jordania, Egipto, Yemen. En las principales ciudades europeas. Miles se han manifestado en Londres, Madrid, Barcelona, Roma, incluso en Alemania y Francia, países en los que miles de personas desafían la prohibición de manifestarse a favor de los palestinos. Grandes movilizaciones en Canadá y Estados Unidos. En New York, más de 200 judíos antisionistas tomaron la emblemática estación central exigiendo el alto al fuego y con la consigna “no en nuestro nombre”. Previamente en Washington se realizó una protesta similar en la cual más de 3OO judíos tomaron oficinas del capitolio. Ambas protestas fueron convocadas por Jewish Voice for Peace, la más grande organización de judíos no sionistas de Estados Unidos. En Tel Aviv las protestas son diarias. Familiares de los rehenes en poder de Hamás, cuestionan duramente al gobierno de Netanyahu, lo responsabilizan de la situación y exigen el retorno de los rehenes. Incluso en Jerusalén se han movilizado judíos ortodoxos que se oponen al sionismo. Expresiones de la crisis que se desarrolla en las instituciones del capitalismo mundial son las declaraciones de Philippe Lazzarini, director de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos, (UNRWA), quien acusó a Israel de aplicar un “castigo colectivo” contra los palestinos. Otras organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional, el Consejo Noruego de Refugiados, Human Rights Watch y Médicos Sin Fronteras han denunciado que Israel comete crímenes de guerra.
Cada vez queda más en evidencia que Israel está llevando adelante un genocidio con intenciones de profundizar la limpieza étnica que ejecuta desde hace 75 años. Está avanzando en una nueva Nakba (catástrofe), como conocen los palestinos la matanza y desplazamiento de casi un millón de personas de sus tierras en 1947-48, previo al establecimiento del Estado de Israel.
Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) decimos: ¡Alto a los bombardeos criminales a Gaza!
¡Basta de cerco genocida! Damos nuestro respaldo a la resistencia palestina pero sin darle apoyo político a Hamás, quien hoy encabeza la lucha contra el ocupante sionista, pero con quien tenemos grandes diferencias políticas en la medida que es una organización burguesa-islámica, procapitalista, que quiere reemplazar el estado de apartheid sionista por un estado teocrático islámico.
La UIT-CI lucha por un estado único palestino, laico, no racista y democrático, en el territorio histórico de Palestina, a donde puedan regresar los refugiados a sus tierras, y convivan musulmanes, judíos, cristianos y otras religiones, o no religiosos. Asimismo denunciamos la traición de la Autoridad Nacional Palestina, dirigida por Al Fatah-OLP y Mahmoud Abbas, que ejerce labores de policía y control sobre los palestinos en Cisjordania ocupada, en acuerdo con Israel.
Para derrotar la agresión sionista apoyada por el imperialismo, hay que seguir profundizando la movilización de los pueblos del mundo. Y en esa tarea pone toda su energía la UIT-CI, en los países donde tenemos presencia. Exigiendo a todos los gobiernos ruptura de relaciones diplomáticas, económicas, comerciales y culturales con Israel. Ya el gobierno boliviano rompió relaciones con la entidad sionista; el gobierno chileno y el de Colombia llamaron a consultas a sus embajadores, ¡los pueblos de ambos países deben exigir que rompan relaciones! Que cese el envío de armas y ayuda financiera de Estados Unidos a la entidad sionista. Hay que seguir el ejemplo de los sindicatos de Bélgica que bloquearán el envío de armamento a Israel; que se retire la flota norteamericana del medio oriente.
¡Alto ya a los bombardeos criminales a Gaza! ¡Basta de cerco genocida!
¡Ruptura de relaciones con Israel!
¡Liberación de las y los presos palestinos!
¡Fuera el ejército sionista de la franja de Gaza
¡Todo el apoyo a la resistencia palestina!
1 de noviembre de 2023 - Unidad Internacional de las Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI)
Llamada a la solidaridad internacional con Jorge "Yorch"
Esquivel, punk encarcelado en México
Jorge "Yorch" Esquivel es un querido compañero de la comunidad punk, y participante desde hace mucho tiempo de la Okupa Che Guevara. Fue detenido el 8 de diciembre de 2022 por policías vestidos de civil cuando salía del campus de la Ciudad Universitaria (de la UNAM) en la Ciudad de México como parte de una campaña de criminalización contra la Okupa.
ANTECEDENTES
El 24 de febrero de 2016 se llevó a cabo un operativo en el que policías vestidos de civil lo detuvieron arbitrariamente, "sembrándole" droga para fabricar delitos en su contra. Todo el caso estuvo plagado de irregularidades. Fue trasladado a Oaxaca y luego a un penal de máxima seguridad en Hermosillo. Las autoridades utilizaron esta estrategia bajo el supuesto de que la distancia entorpecería su defensa legal, pero aun así, gracias a la solidaridad y el trabajo jurídico, fue reclasificado del delito de narcomenudeo a posesión simple de narcóticos, por lo que salió libre bajo fianza en marzo de 2016.
Jorge decidió no continuar con el proceso legal debido al caso de cargos fabricados en su contra y al clima de represión hacia la Okupa. Mientras tanto, el montaje continuó. Las amenazas constantes y los reportajes periodísticos no cesaron; la prensa llegó a darle por muerto y a acusarle de participar en el crimen organizado.
El 9 de diciembre de 2022 fue detenido exactamente en el mismo lugar -a unos pasos de Ciudad Universitaria, donde se encuentra la Okupa y de nuevo por policías de paisano-, siendo el motivo de esta detención ilegal que la Fiscalía recurrió la decisión de reclasificar el delito.
La salud del compañero es frágil debido a una hospitalización prolongada hace un par de años y a combates más recientes con diferentes enfermedades.
SITUACIÓN ACTUAL
Jorge se encuentra actualmente preso en el Reclusorio Oriente de la Ciudad de México, donde recientemente fue trasladado del área de observación y clasificación al área de población penitenciaria general. Durante casi tres meses no pudo recibir más visitas que las de sus abogados, pero el 5 de marzo tuvo su primera visita autorizada.
El proceso judicial se encuentra en la fase probatoria. Las pruebas de la Fiscalía incluyen el testimonio de los policías que detuvieron a Jorge; uno de ellos falleció y el otro no ha sido localizado. Debido a esto, la audiencia programada para el 17 de febrero de 2023 no se llevó a cabo y se fijó fecha para el 14 de abril.
Por parte del equipo jurídico que ha estado trabajando solidariamente en la defensa de Jorge, se presentarán dos peritajes realizados por un perito externo (llamado perito en México), uno en dactiloscopia para demostrar que los paquetes de narcóticos nunca fueron tocados por Jorge, y otro en criminalística. Estos peritajes se presentarán una vez que se celebre la audiencia el próximo mes de abril.
Gracias a la solidaridad de personas, colectivos y medios, ha sido posible cubrir los gastos de Jorge dentro de la cárcel, que han sido muy altos debido a la descarada corrupción que impera en las cárceles mexicanas manejadas por grupos mafiosos que cobran a los presos por todo, desde el uso del baño hasta el agua, la luz, incluso la celda en la que están recluidos. Hasta el momento hemos recaudado 34,700 pesos de los 70,000 necesarios, por lo que además de los gastos de Jorge en prisión y otros gastos legales relacionados con el caso, hacemos un llamado a la solidaridad de nuestros amigos y compañerxs de todo el mundo para que nos ayuden a apoyar a nuestro compañero Yorch.
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[Italia] Saboteemos la guerra
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Presentación de Guerra de Clases:
Publicamos ahora (en varios idiomas, como muy a menudo) un llamamiento a la movilización internacional e internacionalista contra la guerra en Ucrania, hecho por compañeros anarquistas en Italia. Apoyamos ampliamente este texto muy interesante, que intenta dar una dirección a muchas iniciativas locales que se niegan, en una guerra que opone naciones capitalistas entre sí, a elegir un bando burgués contra otro, un “mal menor” contra lo que se nos presenta como “lo peor” o incluso “el mal absoluto”.
Sin embargo, hay algunos puntos de desacuerdo que nos gustaría criticar muy brevemente aquí. Efectivamente, hay “elementos de lenguaje” que se parecen un poco a los utilizados por la propaganda de guerra del Kremlin, y a veces también argumentos que nosotros no utilizaríamos, como las medidas represivas contra la comunidad rusoparlante en Ucrania, el hecho de que los nazis y los fascistas están muy presentes y son muy poderosos en Ucrania, etc. Por supuesto, todo esto es objetivamente cierto, pero como lo verdadero es un momento de lo falso, también puede tender (sin que quienes afirman “ciertas verdades” sean siquiera conscientes de ello) hacia una potenciación objetiva de la totalidad de la falsedad. En resumen, en lugar de utilizar los argumentos de nuestros enemigos de clase, aunque estos elementos cubran momentos reales, habría sido mejor desarrollar, clarificar y reforzar nuestras propias consignas, nuestra propia comprensión de este torbellino bélico que amenaza con arrastrar a la humanidad hacia la nada y su perdición. Queremos señalar que todos estos “elementos de lenguaje” podrían, desgraciadamente, distorsionar los elementos de fuerza que produce este llamamiento a la movilización y la voluntad (y la necesidad) de organizarse contra ambos bandos.
Otro inconveniente que nos gustaría destacar aquí es el hecho de que el texto se limita a hablar únicamente de “detener la guerra”, “imponer el cese de las hostilidades desde abajo”, “detener la carnicería actual” o de “poner fin a la masacre”, afirmaciones que fácilmente podrían conducir a una posición pacifista y a un deseo de volver al statu quo ante… a una situación prebélica, en definitiva a una situación en tiempos de “paz” frente a tiempos de “guerra”…mientras que en tiempos de “paz”, y por tanto de paz social, el capital está en guerra permanente contra nuestra clase, contra la humanidad, y nosotros estamos concomitantemente en guerra de clases contra nuestros explotadores. La única excepción a estas afirmaciones, que podrían inspirar a más de un pacifista, es la consigna final que llama a “transformar la guerra de los patrones en guerra contra los patrones”, que es efectivamente por lo que estamos luchando: ¡transformar la guerra militar, la guerra contra nuestra clase, en una guerra social, una guerra de clases dirigida por nuestras iniciativas y nuestras ofensivas, una lucha y una guerra por el comunismo!
En este sentido, nos gustaría también subrayar uno de los puntos más fuertes entre otros: “Cualquier Estado que libra [la guerra], también la vuelve contra su propia población, y en particular contra su propio proletariado; […] la guerra siempre refuerza el poder de las clases dominantes sobre los dominados, intensificando su esclavitud y explotación.” Y por eso, debemos insistir en que el proletariado no tiene otra opción que librar su guerra social contra su propia burguesía…
Podríamos desarrollar aquí otros desacuerdos, como la visión que tienen los camaradas de la “lucha partisana” durante la Segunda Guerra Mundial, que para nosotros es mucho más compleja que su planteamiento simplificado tal y como ellos lo exponen. ¡NO! no compartimos su visión de que “los partisanos eran desertores que luchaban contra el ejército oficial de “su” Estado” o que “la participación en la lucha armada partisana era libre y voluntaria”. En pocas palabras, la “lucha partisana” estaba dividida entre las fuerzas políticas tradicionales (y por tanto burguesas) que defendían la república o la monarquía y, por otro lado, estaba todo el poder dominante del estalinismo (y del trotskismo, que apoyaba “críticamente” a la URSS, es decir, un bando burgués contra otro) para enmarcar cualquier iniciativa autónoma de las redes proletarias, que muy rápidamente serían vaciadas de su sustancia subversiva en favor de la falsa polarización burguesa del fascismo contra el antifascismo…
Aprovechamos esta ocasión para saludarlos a “los partisanos [que] eran [realmente] desertores [y] que luchaban contra el ejército oficial de “su” Estado”, es decir a los proletarios reclutados a la fuerza bajo el uniforme iraquí o iraní que, durante la terrible guerra que duró ocho largos años, de 1980 a 1988, organizaron centenares de motines, deserciones colectivas, acciones de confraternización, y que se reunieron en la región de los pantanos para luchar contra ambos bandos, contra ambas naciones capitalistas, para plantear nuestra única respuesta de clase a la guerra: ¡¡¡el internacionalismo y la lucha por el comunismo!!!
Guerra de Clases
Saboteemos la guerra
Llamamiento a una movilización internacional e internacionalista contra la guerra en Ucrania
Fuente en italiano: https://ilrovescio.info/2023/
La guerra en curso en Ucrania no es un conflicto entre muchos, y menos aún una simple “guerra por los recursos”, sino un capítulo central de un enfrentamiento más amplio entre bloques de países capitalistas por el reparto del mundo, en el que están en juego la supremacía económica, militar y tecnológica y la redefinición de los equilibrios internacionales. De hecho, mientras se combate en Ucrania desde hace más de un año y medio, el choque militar con el principal adversario del capitalismo occidental, China, se perfila en el trasfondo. Decir que estamos en el plano inclinado que puede conducir a la Tercera Guerra Mundial no nos parece ni una exageración ni un alarmismo innecesario.
Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, se está librando una guerra simétrica en Europa, con grave riesgo de escalada nuclear. Es también la primera guerra directa entre Rusia y la OTAN de la historia, en la que participan las principales potencias nucleares del planeta (Federación Rusa, Estados Unidos, Reino Unido, Francia).
La guerra siempre ha sido un instrumento de reestructuración económica para el capitalismo en crisis. Acompañada aún hoy de esas políticas de intervencionismo estatal tan queridas por la izquierda que ya han sido pródromos de conflictos mundiales, la guerra es la forma más radical de opresión ejercida por los Estados y los capitalistas contra los explotados. Por estas razones consideramos que el conflicto actual es un ataque contra todos los proletarios.
Iniciada en 2014 con el ataque contra las poblaciones rusoparlantes de Ucrania, esta guerra se inscribe en el marco estratégico de la expansión de la OTAN hacia Europa del Este. Esta expansión ha entrado en el “patio trasero” (y, en términos económicos, en el espacio comercial) de una potencia militarista y autoritaria que, como demuestra, entre otros ejemplos, la feroz represión de la revuelta de Kazajstán en enero de 2022, no está dispuesta a tolerar ningún desorden dentro de su esfera de influencia.
Los resultados más dramáticos los pagan directamente la población ucraniana y los jóvenes rusos alistados en la guerra, pero otras poblaciones los sufren indirectamente. Las de África sufren el encarecimiento de los cereales y la escalada de los conflictos regionales, mientras que los explotados de Occidente son testigos de la creciente militarización y el empeoramiento de las condiciones de vida y de trabajo.
Desde 2014, se han aplicado en Ucrania una serie de feroces reformas antirrusas y antipopulares, que se intensificaron tras la invasión rusa del 24 de febrero de 2022: la abolición del ruso como segunda lengua en zonas del sureste de Ucrania; la prohibición de participar en las elecciones a las listas consideradas prorrusas; la represión religiosa de los fieles ortodoxos rusos; las leyes de “descomunistización”, con penas de hasta 10 años de cárcel por el delito de “propaganda comunista”; la celebración, con ceremonias oficiales y dedicación de monumentos, del criminal de guerra Stepan Bandera; la integración de los nazis de Pravy Sector y Svoboda en las fuerzas armadas, empezando por la Guardia Nacional y la creación de los tristemente célebres batallones Udar y Azov; el acoso, los ataques, las violaciones, los asesinatos y los bombardeos contra la población del Donbass (unos 14.000 muertos entre 2014 y 2022, incluidos cientos de niños); la horrible masacre de Odessa del 2 de mayo de 2014, cuando manifestantes desarmados que exigían la independencia de Ucrania, y que se habían refugiado en la Casa de los Sindicatos local, fueron masacrados y quemados vivos por una masa de nazis armados escoltados por la policía. Estas auténticas provocaciones –que, no nos olvidemos, al dirigirse contra un sector de la población de Ucrania atacaban al Gobierno y al Estado rusos tanto en términos de prestigio internacional como de consenso interno– están en el origen de la guerra.
Desde 2014, Ucrania se ha convertido en una especie de feudo de Estados Unidos. Estos, junto a sus aliados, han conseguido lo que ni siquiera pudieron lograr en países directa y militarmente invadidos como Irak, convirtiendo al ucraniano en una especie de Estado hecho a medida de las multinacionales y el gran capital occidental. Por poner algún ejemplo, ya en 2020 Zelensky abolió la moratoria sobre la venta de “tierras negras” ucranianas [chernozem, uno de los suelos más fértiles. Ucrania alberga una cuarta parte mundial – ndt] (entregando millones de hectáreas a los cultivos transgénicos de Bayer-Monsanto), mientras que con el inicio de la invasión rusa se rompieron los convenios colectivos de las empresas con menos de 200 empleados (es decir, la inmensa mayoría de las empresas ucranianas) y se impuso la prohibición de huelgas y manifestaciones.
Consideramos un hecho grave e inquietante que algunos compañeros, en Ucrania y en otros lugares, puedan apoyar económicamente, con propaganda e incluso militarmente al gobierno de Kiev y a la “resistencia ucraniana” sin decir ni una palabra al respecto. Históricamente, desde la Primera Guerra Mundial, este tipo de ceguera ha sido hija del intervencionismo, esa misma plaga moral que, tras la Primera Guerra Mundial, abrió la puerta de par en par al advenimiento del fascismo.
El paralelismo mediático entre la “resistencia ucraniana” y la lucha partisana contra el nazi-fascismo (y con las guerrillas de liberación en general) es histórica, política y éticamente inaceptable. Dejando a un lado las profundas diferencias en el contexto histórico (y el pequeño detalle de la presencia de grupos nazis dentro del ejército ucraniano…), lo inaceptable del paralelismo tiene que ver precisamente con la relación entre medios y fines, es decir, con el por qué y el cómo se lucha. En la mayoría de los casos, los partisanos eran desertores que luchaban contra el ejército oficial de “su” Estado, mientras que el ejército ucraniano es un ejército regular controlado por el gobierno de turno. La participación en la lucha armada partisana era libre y voluntaria, mientras que en Ucrania rige la ley marcial y quienes se niegan a luchar acaban en la cárcel. La autonomía político-militar de las formaciones partisanas también estaba vinculada a los medios de combate empleados: fusiles, ametralladoras, granadas de mano y bombas incendiarias podían utilizarse sin un aparato coercitivo centralizado, mientras que los drones conectados por satélite, los lanzacohetes, los tanques y los misiles de largo alcance reflejan y remiten a una jerarquía de mando precisa, que es la de la OTAN.
La participación de algunos anarquistas y militantes de izquierdas en la guerra en curso implica, por tanto, formar parte de esta misma jerarquía: obediencia a las órdenes, determinación de los objetivos por parte de la inteligencia occidental, subordinación a un gobierno altamente opresor y a los intereses del capital internacional. Tal adhesión a la alineación de la OTAN implica la renuncia a toda perspectiva revolucionaria e internacionalista. Por último, pero no por ello menos importante, en el plano ético esta adhesión implica abandonar toda crítica de la política autoritaria, represiva y antiproletaria del gobierno de Kiev.
Decir esto no significa en absoluto morder el anzuelo de la propaganda rusa sobre una “operación militar especial” destinada a la “desnazificación” de Ucrania. No sentimos ninguna simpatía por el odioso estado policial impuesto por el gobierno ruso a su pueblo; no ignoramos la persecución de la oposición y de los anarquistas en Rusia, y apoyamos las múltiples formas de insubordinación manifestadas en la Federación Rusa y en Bielorrusia contra la guerra. Del mismo modo que denunciamos el embrollo mistificador del mito de la “resistencia ucraniana”, rechazamos igualmente la sugestión en boga en ciertos círculos (neo-estalinistas, soberanistas de derecha e izquierda y demás) sobre una función emancipadora mundial desempeñada por el bloque ruso-chino. No sólo deploramos que los explotados vayan a morir por los intereses de sus amos y dirigentes (aunque sean enemigos de nuestros enemigos más inmediatos); sino que somos muy conscientes de que la guerra es «ante todo un hecho de política interior, y el más atroz de todos» (Simone Weil); que cualquier Estado que la libra, también la vuelve contra su propia población, y en particular contra su propio proletariado; que la guerra siempre refuerza el poder de las clases dominantes sobre los dominados, intensificando su esclavitud y explotación.
El actual es también un capítulo de un enfrentamiento más general por la supremacía tecnológica (que, por cierto, enfrenta al principal aliado político de Rusia, China, con Estados Unidos). Hoy, como nunca antes en la historia, nuevos dispositivos mortíferos pueden destruir la vida en el planeta. Muchas de las tecnologías utilizadas en esta guerra –como los drones, los sistemas de inteligencia y control, el desarrollo de la inteligencia artificial y los algoritmos predictivos– se están probando en el campo de batalla para luego ser desplegadas por las policías y los tecnócratas de todo el mundo.
Esta afirmación puede aplicarse a todas (las tecnologías): «Si tenéis ideas, o proyectos piloto sencillos que probar antes de su producción en masa, podéis enviárnoslos y os explicaremos cómo proceder. Y al final tendrán el sello, “probado sobre el terreno”. Las start-ups vuelven con productos competitivos en el mercado porque han sido probados sobre el terreno». Quien habla así no es un fabricante o inspector “cualquiera” de vehículos, programas informáticos o termostatos digitales, sino el General Volodymyr Havrylov, Viceministro de Defensa ucraniano. El público al que se dirige es la National Defence Industrial Association Future Force Capabilities, durante la conferencia nacional que se celebrará en Austin (Texas) el 21 de septiembre de 2022.
Históricamente, el desarrollo de las tecnociencias conduce a la guerra, y viceversa, la guerra implica necesariamente el desarrollo de las tecnociencias. Hoy día, todas las tecnologías son inherentemente duales. La separación entre investigación militar y civil ha desaparecido (suponiendo que alguna vez existiera). Por lo tanto, no es de extrañar que lo que se prueba en los campos de batalla luego se utilice contra los proletarios en otras zonas del mundo, incluidos los países en “paz”. El uso y la experimentación de las nuevas tecnologías intensifican el control de las poblaciones, haciendo cada día más difíciles las posibilidades de liberación del Estado y del capital.
Hoy más que nunca, un Estado competitivo en la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías adquiere mayor importancia política. La industria tecnológica, desde el Occidente democrático hasta el «socialismo de mercado» chino, contribuye a determinar las decisiones de los gobiernos. El conflicto de Ucrania, dada su envergadura y los actores implicados, acelera la llamada digitalización, un objetivo en las agendas de muchos Estados.
Como ocurre en conflictos de tales proporciones, a cada frente exterior le corresponde un frente interior. La represión no sólo aumenta en Rusia y Ucrania, sino también en todos los países implicados en el esfuerzo bélico.
Las operaciones policiales y las formas especiales de detención siempre han estado estrechamente vinculadas a la intensificación de los conflictos militares, con el objetivo de silenciar y eliminar cualquier posibilidad de disidencia y conflicto real. Algo de esto sabemos en Italia, con el 41 bis al que ha sido sometido Alfredo Cospito, el cierre de periódicos y páginas web del ámbito anarquista, el goteo de operaciones represivas que han llevado a la detención de decenas de anarquistas y antagonistas. Esta especie de contra-insurrección preventiva está estrechamente relacionada con la crisis internacional del capitalismo y la tendencia a la guerra mundial.
Uno de los aspectos fundamentales de la guerra en curso en Ucrania es el de la comunicación. La realidad sobre el terreno y su narrativa han resultado ser a menudo completamente divergentes; por poner sólo algunos ejemplos, la atribución al ejército ruso del bombardeo de la central nuclear de Enerhodar-Zaporizhizhia y la destrucción del gasoducto Nord Stream parecen ser los casos más flagrantes de ‘fake news’. Y no sólo eso. Lo que estamos presenciando es algo más que información sesgada: es auténtica propaganda de guerra. Una propaganda que está en continuidad con los niveles de condicionamiento puestos en marcha durante la Covid para imponer la narrativa dominante, y que además presenta trágicas referencias a episodios de la Segunda Guerra Mundial: el envilecimiento de los rusos (con, por ejemplo, las risibles “noticias” sobre un supuesto equipamiento obsoleto y de mala calidad) y su demonización, la exaltación de “nuestros héroes” (incluso los abiertamente nazis), las fantasmales “armas secretas” que cambiarán el curso de los acontecimientos…
Este tipo de información nos deja claro que estamos en guerra, aunque, por ahora, no se esté librando en casa. La guerra de la información es ante todo una guerra contra nuestros cerebros, destinada a alistarnos y hacer causa común convenciéndonos de que esta masacre no sólo es inevitable, sino también justa y conveniente. Por eso debe quedar claro que los responsables de esta información son parte integrante de la maquinaria de guerra, y deben ser tratados como tales.
Por todas estas razones, y otras más, urge relanzar la iniciativa internacionalista para detener la carnicería actual y evitar nuevas escaladas peligrosas.
El enemigo no son los reclutas enviados a la fuerza al frente, no son los trabajadores del país adversario, son todos los patrones, sus gobiernos, sus Estados y sus ejércitos. Mientras nuestras hermanas y hermanos son sometidos a las atrocidades más brutales, hay una burguesía que se enriquece con la producción de armas y especula con las consecuencias de la guerra (partición y reconstrucción de Ucrania, acogida selectiva, inflación, etc.).
Volvamos a poner en el centro la crítica al Estado y rechacemos alistarnos en ningún frente, con la convicción de que la única fuerza que puede detener la guerra es la movilización de los explotados en todo el mundo.
Internacionalismo para nosotros significa derrotismo, es decir, la crítica a todos los gobiernos empezando por “el nuestro”, el ataque a todos los patronos y burguesías nacionales empezando por los que nos explotan cada día. Por lo tanto, desde este lado del frente, queremos oponernos y sabotear tanto como sea posible la OTAN (es decir, la principal alianza militar del mundo, y el brazo armado del capitalismo occidental), al igual que nuestros hermanos y hermanas en Rusia luchan contra la maquinaria militar de su lado (como nos dicen, por ejemplo, los informes de sabotaje contra las infraestructuras que transportan tropas y vehículos, o los ataques contra los centros de reclutamiento); y al igual que otros hermanos y hermanas en Ucrania se oponen al esfuerzo bélico de su gobierno. A pesar de la censura, sabemos que también en Ucrania hay quienes hacen propaganda y agitación contra la guerra; y hay quienes se oponen a ella en la práctica, por ejemplo ayudando a fugitivos y desertores a abandonar el país, o dándoles refugio. Esto también es derrotismo consecuente.
Nuestro horizonte, como anarquistas, es derrotista también porque la historia nos enseña que siempre y sólo de las ruinas del propio Estado se abren perspectivas de revolución para los oprimidos. Entendemos el derrotismo como un acto de solidaridad con aquellos que pagan el precio de la guerra en su propia piel, y como un acto de venganza de clase por el sufrimiento de nuestras hermanas y hermanos en todas las zonas de conflicto militar. Nos solidarizamos con todas las víctimas de la guerra cada rincón del planeta, con los que huyen de ella y encuentran el obstáculo de las fronteras, con los que encuentran la muerte por tierra y por mar y que, en caso de sobrevivir, a menudo son sometidos a una explotación brutal.
Las tensiones que se han producido o se están produciendo en Kosovo, Kaliningrado y Taiwán, los levantamientos en Níger, Gabón y otros países centroafricanos, se inscriben en una tendencia a la mundialización del conflictos y nos dan la medida de lo que está en juego: si no somos capaces de romper todos los frentes, atacando cada uno a su propio Estado y a sus clases dominantes, la aniquilación de la humanidad, o su esclavización cada vez más despiadada en una situación de guerra infinita, están simplemente a la vuelta de la esquina. Por el contrario, podrían abrirse posibilidades revolucionarias.
Aunque por el momento no ha habido movimientos consistentes de oposición a la guerra, también hay que señalar que, a pesar de la propaganda machacona, una parte importante de la población, incluso dentro de Occidente, está en contra de apoyar el esfuerzo bélico. Esto es algo que debe tenerse en cuenta en la perspectiva de la construcción de una movilización de masas.
Por lo tanto, llamamos a la construcción de una movilización radical, internacional y generalizada que, saboteando la guerra, tenga la ambición de imponer el cese de las hostilidades desde abajo. No tenemos nada que pedir a los gobiernos, ni depositamos ninguna confianza en ellos; somos conscientes de que la acción directa de los explotados de todo el mundo es la única fuerza real que puede poner fin a la masacre. Por eso consideramos necesario oponerse a la máquina de guerra tanto en Rusia, como en Ucrania, como dentro de los países capitalistas occidentales responsables de este conflicto y de todas las principales guerras de los últimos treinta años.
- ¡Apoyemos la deserción en todos los frentes, ofreciendo refugio y solidaridad a todos los que eluden el servicio militar obligatorio y se niegan a participar en la masacre!
- ¡Saboteemos la máquina militar, impidamos la producción bélica y bloqueemos los flujos de la logística militar!
- Desenmascaremos el consenso y la máquina de propaganda. ¡En esta guerra híbrida, ¡los medios de comunicación son parte integrante de la maquinaria de guerra!
- ¡Opongámonos a la ocupación militar de los territorios, contestando y oponiéndonos a las bases militares, a los ejercicios de guerra y a la militarización de la vida pública!
- ¡Apoyemos la necesidad de una verdadera huelga general que, más allá de las formas rituales y testimoniales, pare concretamente la industria y la logística de los países implicados!
- ¡Desenmascaremos la complicidad de la universidad y la investigación con el aparato industrial-militar y los intereses económicos capitalistas que están detrás de toda guerra!
PRESIONEMOS PARA ACABAR CON LA GUERRA DE LOS PATRONES EN GUERRA CONTRA LOS PATRONES
Roma, 2 septiembre 2023
Anarquistas provenientes de Roma, Génova, Carrara, Cosenza, Módena, Milán, Lecco, Turín, y de las regiones de Umbria, Trentino, y centro de Italia
per contatti: appelloantimilitarista(@)anche
Traducción al español: https://lucharcontrael41bis.
Por una movilización internacionalista y antiautoritaria contra la guerra. Tercer encuentro en Carrara el 1 de octubre
Fuente en italiano: https://ilrovescio.info/2023/
En el curso de los debates del 22 de julio y el 2 de septiembre en Roma se ha escrito un documento “Saboteemos la guerra. Llamamiento a una movilización internacional e internacionalista contra la guerra en Ucrania”, publicado en lengua italiana entre el 12 y el 13 de septiembre.
Pretendemos abrir espacio a un debate sobre el actual estado de guerra permanente y lanzar una movilización internacionalista y revolucionaria contra la guerra en curso. Por estos motivos –como se sostiene en el llamamiento– consideramos de vital importancia estimular el desarrollo de todas aquellas formas de lucha que sepan apoyar la deserción en todos los frentes, sabotear la maquinaria de guerra (desde el punto de vista de la producción como de la propaganda de los mass-media), oponerse a la ocupación militar de territorios, construir y apoyar una huelga general prolongada y de clase para detener la industria y la logística de los países implicados, desenmascarar la complicidad de la universidad y de la investigación así como los intereses capitalistas en juego.
Lanzamos un tercer encuentro para continuar el debate, definir la divulgación del documento (así como la contextual traducción a otros idiomas) y analizar las posibilidades de movilización en los próximos meses.
Las operaciones policiales siempre han estado estrechamente vinculadas a la intensificación de los conflictos militares. Este tercer encuentro será en Carrara, donde recientemente se ha desplegado la operación Scripta Scelera contra el quincenal anarquista internacionalista “Bezmotivny”. A cada frente externo le corresponde uno interno. Con esta investigación el Estado quiere silenciar una voz intransigente de propaganda y agitación internacionalista. Una vez más, el Estado pretende golpear la unión teorico-práctica del anarquismo, además de la solidaridad revolucionaria con los explotados de todo el mundo.
Después del intenso movimiento de solidaridad internacional con Alfredo Cospito seguimos apoyando a los compañeros y compañeras golpeados por la represión y el análisis del conflicto revolucionario y de clase, conscientes de que hoy como ayer es necesario acabar con la guerra de los patrones en guerra contra los patrones.
Lo discutiremos el 1 de octubre en el Circolo Culturale Anarchico “Gogliardo Fiaschi”, en via Ulivi 8, Carrara, a partir de las 11:00.
Per contatti: appelloantimilitarista@anche.
Traducción al español: https://lucharcontrael41bis.
¿Ha despertado la clase obrera estadounidense?
Después de los empleados de Starbucks y UPS, las enfermeras de Massachusetts, los profesores de Minneapolis y Brooklyn, y los proletarios de decenas de otras empresas, es el turno de los trabajadores de la industria del automóvil.
No ocurría desde hacía 88 años que Big Three fabricantes de automóviles estadounidenses (las Big Three), General Motors, Ford y Stellantis (la multinacional franco-italiana que agrupa las marcas PSA y FCA) se vieran afectados simultáneamente por una huelga de trabajadores. En la medianoche del 14 de septiembre expiró el contrato de trabajo por el que el sindicato UAW (United Automobile Workers) llevaba meses pidiendo a la cúpula directiva de las Big Three que negociara unas reivindicaciones consideradas por el propio sindicato como "ambiciosas": un aumento salarial medio del 40% en cuatro años, turnos de trabajo menos agotadores, reducción de la jornada semanal, eliminación de los diferentes niveles contractuales y mejoras en las pensiones y el seguro médico.
El sindicato UAW representa a una parte importante de los empleados de las Big Three (el número total de trabajadores sindicados es de 145.000), pero la huelga afectó inicialmente a unos 18.000 trabajadores, es decir, algo más del 10% de sus afiliados. La UAW inició esta huelga parando una planta de cada una de las Big Three. En el caso de GM, se trataba de la planta de Wentzville, Missouri, que, con 3.600 trabajadores, produce el Gmc Canyon y el Colorado. En el caso de Stellantis en el punto de mira estaba el complejo de Toledo, Ohio, que con 5.600 empleados produce el Jeep Gladiator y el Wrangler. En el caso de Ford, la agitación comenzó en Wayne, Michigan, el corazón de la producción de las camionetas Bronco y Ranger, con paros, concretamente, de la línea de montaje y pintura en los que participaron 3.300 trabajadores. Se trata de los modelos de gama alta de los tres fabricantes de automóviles (1). Inicialmente, se anunció la perspectiva de extender la huelga a otras plantas y centros de distribución y recambios si las negociaciones con las Big Three se prolongaban sin resultados. Y de hecho, el 29 de septiembre la UAW, viendo que las negociaciones generales no avanzaban (las Big Three ofrecían un aumento medio del 20% en cuatro años y medio), tras haber tocado ya 38 centros de distribución y recambios de GM y Stellantis, anunció la extensión de la huelga; los de Ford aún no se han tocado porque con esta empresa, según el jefe de la UAW, Shawn Fain -que asumió el cargo en marzo de este año-, "las negociaciones avanzan" aunque "demasiado despacio".
Esta huelga, aunque de un pequeño número de trabajadores, fue noticia de todos modos, entre otras cosas porque formaba parte de un periodo de dos años de agitación obrera en muchos sectores: la decisión de los trabajadores de empujar a la UAW a convocar la huelga y amenazar con extenderla a todas las demás líneas de producción alarmó, no obstante, a los fabricantes de automóviles, acostumbrados durante años a "dialogar" con la UAW para evitar las huelgas, y básicamente doblegando a los trabajadores a las necesidades básicas de la empresa. Desde la crisis de 2008-2009, los trabajadores de los fabricantes de automóviles han sido doblegados por el sindicato a condiciones de trabajo más duras, a la introducción de nueva mano de obra precaria, a salarios bloqueados y, con el tiempo, insuficientes para mantenerse al día con el aumento del coste de la vida, para que las fábricas siguieran abiertas. Luego vino la pandemia, otra crisis social con el descenso de las ventas de automóviles y los salarios cada vez más bajos. Pero desde el fin del cierre patronal y la pandemia, las ventas se han disparado, los fabricantes de automóviles han vuelto a obtener beneficios multimillonarios, pero los salarios han permanecido prácticamente estáticos mientras la inflación seguía erosionándolos cada vez más.
El plazo contractual era una oportunidad ineludible para emprender la lucha contra unas condiciones de trabajo extremadamente duras y las enormes desigualdades sociales. Solo para hacerse una idea de la situación, los beneficios en 2022 para Ford ascendieron a 3.500 millones de dólares, para GM a 4.700 millones de dólares y para Stellantis a 11.000 millones de euros, mientras que solo en el primer semestre de 2023, para las Big Three juntas, ascendieron a 23.000 millones de dólares (y en los últimos 10 años han rozado los 250.000 millones de dólares); el aumento de la remuneración de los CEO de las Big Three, a su vez, ha aumentado, desde 2019 hasta la fecha, una media del 40% (2). La noticia de que los CEO de los fabricantes de automóviles, gracias a los considerables beneficios que han cosechado a partir de 2019, están recibiendo compensaciones estratosféricas ha provocado un verdadero resentimiento entre los trabajadores. Los CEO de GM y Stellantis, por ejemplo, se embolsan una indemnización equivalente a 350 veces el salario medio de un trabajador. Por otra parte, no es de extrañar que en la sociedad capitalista se pague en exceso a estas personas por hacer su trabajo, que consiste en dirigir empresas con el objetivo de maximizar los beneficios y, en consecuencia, minimizar los costes de producción para hacer frente y vencer a la competencia. Costes de producción que significan, para el proletariado, contención salarial, aumento de los ritmos de trabajo, prolongación de la jornada laboral, recorte de cualquier prestación social como seguros médicos, pensiones, etc. Pues bien, son precisamente estos aspectos los que han llevado a los trabajadores a la huelga: aumentos salariales, turnos menos penosos, menos horas trabajadas a la semana, mejoras en las pensiones y el seguro médico, y mayor seguridad en el empleo. En el manifiesto de la huelga se lee: "Trabajamos 60, 70, 80 horas semanales sólo para llegar a fin de mes. Esto no es vida. Es hora de cambiar" (3). Bajo la presión de las bases obreras, el sindicato UAW no podía dejar de pronunciarse, sobre todo desde el reciente cambio de dirección. Entre las reivindicaciones planteadas, la que más ruido ha hecho, por supuesto, es el aumento salarial del 40%, en cuatro años; con respecto a esta reivindicación los fabricantes de automóviles propusieron inicialmente un 10% en cuatro años y medio; después Ford y GM propusieron un 20% y Stellantis un 17,5%. El sindicato, por su parte, llegó a pedir un aumento del 36%. Pero los fabricantes de automóviles también consideran que las demás reivindicaciones son demasiado onerosas para ellos. Leemos en Il Sole24ore que la UAW "quiere, en primer lugar, la eliminación de dos niveles contractuales nacidos tras la crisis de 2007, una época de fuertes concesiones sindicales. Las numerosas personas contratadas desde entonces tienen salarios iniciales mucho más bajos y un camino de ocho años hasta los salarios máximos, 32,32 dólares por hora. Las empresas han ofrecido acortar el camino hasta el salario máximo a unos cuatro años”. La UAW también quiere "un retorno a los planes de pensiones de empresa tradicionales, con pensiones fijas, para los empleados posteriores a 2007. Y una indexación significativa de los salarios a la inflación que actualmente está suspendida para todos". Las reivindicaciones también incluyen una semana laboral de 32 horas, más tiempo libre remunerado por ausencias familiares, mejoras sanitarias, aumentos en la participación en los beneficios, el fin del uso de mano de obra temporal y no garantizada, y la igualdad de cobertura contractual para las plantas de vehículos eléctricos de las empresas conjuntas. Esta lista de reivindicaciones revela hasta qué punto los trabajadores han sido llevados, por el mismo sindicato, a ceder durante los últimos cuarenta años -los propios expertos llamados "liberales" lo afirman- cayendo precipitadamente en unas condiciones de vida y de trabajo insostenibles.
Estamos en periodo de campaña para las elecciones presidenciales de 2024 y el presidente de EEUU Joe Biden, luchando por conseguir apoyos, no se lo pensó dos veces: fue a Wayne, Michigan, a llevar su 'solidaridad' a los trabajadores en huelga. Cuando un alto representante de la clase burguesa dominante va a brindar su "solidaridad" a los trabajadores en huelga -una huelga que, según Il Sole24ore, cuesta a la economía 5.600 millones de dólares cada diez días, entre otras cosas en el corazón industrial del país con efectos en cadena sobre proveedores y consumidores- no cabe esperar nada bueno. Según los medios de comunicación, Biden ya había hablado con las Big Three y les había pedido que atendieran las demandas del sindicato, también en vista de los extraordinarios beneficios acumulados en los últimos diez años. Pero sus intervenciones sirvieron de poco, por lo que la actual administración de la Casa Blanca decidió dar un golpe teatral: el martes 26 de septiembre, Biden apareció en Wayne en medio de los trabajadores del piquete de la planta de distribución de piezas de GM y, megáfono en mano, se dirigió a ellos diciendo: "Las empresas obtienen enormes beneficios y deben compartirlos con los trabajadores. Os merecéis aumentos significativos" (4). Palabras que son, sin duda, pura propaganda electoral, pero el mismo concepto se aplica, por el contrario, en tiempos en que las empresas, en lugar de obtener enormes beneficios, acumulan enormes pérdidas, y justifican así que los proletarios también caigan en peores condiciones ya que la recesión había golpeado a toda la economía
No han pasado ni 24 horas y aquí llega Trump, en una planta no sindicalizada a las afueras de Detroit, haciendo su mitin electoral: "Estoy aquí para defender a la clase trabajadora, luchar contra la clase política corrupta, proteger los empleos creados en EEUU y el sueño americano frente a los productos extranjeros". El gran enemigo actual de los trabajadores estadounidenses del automóvil es la transición al coche eléctrico, dominada por China. A ellos Trump les dijo que no importa si la huelga conduce a un acuerdo favorable en las negociaciones con Ford, General Motors y Stellantis, porque en cualquier caso 'dentro de dos años perderéis vuestros empleos'. Por supuesto, la receta de Trump es la misma de siempre: "producción estadounidense, hecha con manos expertas estadounidenses y suministros estadounidenses" (5). Y así Trump tocó otro punto delicado de la situación; si Biden señala con el dedo los superbeneficios de los fabricantes de automóviles, Trump señala con el dedo a China y su actual dominio del coche eléctrico. Por supuesto, ninguno de los dos ha comentado la solución concreta a los problemas de los trabajadores: uno dice que tienen razón al exigir aumentos salariales ya que los beneficios de los fabricantes de automóviles se han disparado, el otro dice que su defensa radica en proteger todo lo fabricado en Estados Unidos, sin importar la industria. El verdadero problema, para los trabajadores, es que siguen creyendo que su lucha sólo puede tener un resultado positivo si cuenta con el apoyo de un sindicato, que en realidad les dará la espalda al primer atisbo de recesión económica, o de los políticos -por no hablar incluso del "presidente y ex presidente de Estados Unidos"- que se han desplazado físicamente para llevar... ¡su mitin electoral!
Sin embargo, el hecho de que por primera vez los trabajadores estadounidenses de las tres mayores empresas automovilísticas hayan empezado a hacer huelga juntos, por objetivos comunes y en defensa también de los trabajadores precarios contratados en la última década, es un hecho extremadamente positivo. Se trata de un primer paso en una lucha que, potencialmente, podría despertar a toda la clase obrera norteamericana. Una lucha, por otra parte, que ha sido anticipada por otros sectores económicos en los que los proletarios han sufrido y sufren tanto la falta de organizaciones sindicales como la falta de una tradición de lucha, como es el caso de Amazon, Kellog's, Starbucks, la industria hotelera en California, las enfermeras de Kaiser Permanente, los estibadores de la Costa Oeste, los profesores de Minneapolis y Brookline, e incluso los escritores y guionistas de Hollywood que están en huelga desde el 1 de mayo de este año.
La lucha de la clase obrera en América siempre ha tenido un viejo handicap, creer que el tira y afloja con la patronal sólo sirve para lograr una "victoria" hoy, mientras que mañana... ya veremos. Pero los hechos materiales relacionados con las relaciones burguesas de producción y propiedad enfrentarán tarde o temprano incluso a la clase obrera norteamericana no sólo con las flagrantes desigualdades sociales -que siempre han existido en América y son más profundas que en otros países industrializados- sino con la necesidad permanente de ir más allá de la lucha inmediata, más allá de la lucha corporativa, más allá de los límites que la política de colaboración entre las clases ha establecido durante un siglo y para la que lo importante es la negociación, el regateo, la contractualización, como si fuera de esta sociedad, la sociedad del beneficio capitalista y del trabajo asalariado, no hubiera alternativa; como si la sociedad sólo pudiera ser un inmenso mercado, en el que se vende y se compra, en el que los negocios se "hacen" o se "pierden", y en el que la vida misma de cada ser humano está en juego en una ruleta perpetua.
Largo, áspero y difícil camino es el que conducirá a la emancipación de los proletarios de la condición de trabajadores asalariados, de carne para ser sacrificada en fábricas con turnos de 60 a 80 horas semanales y salarios de hambre, o para ser sacrificados en las guerras que las clases burguesas dominantes de cada país se declaran, tarde o temprano, para seguir dominando en su propio país o para someter a su dominación a otros países. Es un camino largo, duro y difícil, pero vital porque el desarrollo del capitalismo en América y en el mundo conduce inevitablemente a la guerra general, de la que las anteriores guerras de Irak, Afganistán y Siria no fueron sino una preparación, como lo es la guerra de Ucrania para la que se destinaron miles de millones en armamento, municiones y financiación sin enviar soldados norteamericanos, pero cuyas consecuencias negativas en términos de condiciones de trabajo y existencia siguen afectando a los proletarios en su propio país.
Decían que la lucha obrera estaba muerta... Renacerá más vigorosa que nunca.
29 de septiembre de 2023
Partido Comunista Internacional (El Proletario)
NOTAS:
(1) "Il Sole 24 ore", 15 de septiembre de 2023.
(2) panorama.co.uk, 18 de septiembre de 2023, "El malestar tras la huelga mundial del automóvil en EE UU".
(3) https://www.wired.it/article/auto-sciopero-stati-uniti-stellantis-ford-general-motors ('La histórica huelga de la industria automovilística estadounidense')
(4) Il Sole 24 Ore, 26 de septiembre de 2023.