¡Solidaridad con la lucha de los proletarios de
Guadalupe!
El viernes 19 de noviembre se decretó el
toque de queda en Guadalupe de 6 p.m. a 5 a.m. - ¡mientras que el confinamiento
impuesto por las autoridades, con toque de queda acababa de ser levantado unos
días antes! El gobierno francés anunció que se iban a enviar 200 gendarmes y
policías como refuerzos desde la metrópoli para "restaurar el orden
republicano". Luego, el sábado, se decidió enviar además urgentemente
una cincuentena de militares del GIGN y el RAID (cuerpos especializados en
intervenciones violentas).
Desde el comienzo de la semana, la isla
ha visto una fuerte movilización contra las medidas represivas vinculadas a la
obligación de vacunación, que ya se han traducido en amenazas a centenares de
suspensión laboral; la convocatoria de huelga general a partir del lunes 15,
fecha en que se hicieron efectivas las suspensiones, fue seguida en varios
sectores, comenzando por el personal hospitalario (se instalaron piquetes en
varios hospitales), bomberos, pero también los empleados de las estaciones de servicio;
los sindicatos docentes presentaron una convocatoria de huelga desde el 16. Se
instalaron barricadas, algunas desde el sábado 13 al finalizar las
manifestaciones, provocando enfrentamientos con las fuerzas policiales que
tratan de eliminarlas; ¡en una de estas barricadas, los bomberos en huelga, con
sus mangueras contra incendios, hicieron retroceder a la policía!
Al margen de estas manifestaciones hubo
saqueos de comercios, supermercados, sucursales bancarias, cuarteles de
gendarmería presuntamente atacados "obligando a los militares a
responder" según el diario France Antilles (19/11) que denuncia
un "caos" provocado por "pandillas de jóvenes armados”,
mientras que el prefecto acusa a “grupos de matones cuyo objetivo es robar y
agredir a la policía”. A pesar del toque de queda, hubo enfrentamientos
durante la noche de sábado a domingo y, según informes, la policía fue blanco
de disparos. Decenas de personas han sido detenidas desde el inicio del
movimiento.
Más allá de la oposición a las amenazas
de suspensión del trabajo para los trabajadores no vacunados, más allá de la
desconfianza justificada de las autoridades que han permitido a los
propietarios de las plantaciones bananeras utilizar durante años un plaguicida
mortal para la población, la clordecona (1), la intensidad del movimiento se
explica por la situación social degradada y la miseria que padecen la población
y los proletarios de Guadalupe, lo que también se muestra en el hecho de que
las demandas salariales están cada vez más presentes en el movimiento.
Un estudio del INSEE publicado a fines
del año pasado (2) indicó que la tasa de pobreza era dos veces y media más alta
en Guadalupe que en la Francia continental (34% contra 14%), en particular
porque el costo de vida es más alto allí. Pero el desempleo también es mayor:
su tasa alcanzó el 21% (frente al 8% en la Francia metropolitana). En total, el
41% de la población se encontraba "en estado de privación"
(frente al 13%) y el 22% en "privación severa" (frente al 7%).
Estas estadísticas datan de antes de la
pandemia; con el confinamiento, esto ha empeorado significativamente la
situación, en particular para los trabajadores precarios y subempleados (12% de
la población activa en 2019). Si sumamos la deficiencia de servicios básicos en
la población como el abastecimiento de agua o los servicios de salud pública,
no es difícil comprender el agravamiento de las tensiones sociales que se
manifiestan en la actualidad.
Las organizaciones sindicales y
políticas a la cabeza del movimiento, reunidas en el colectivo LKP (Liyannaj
Kont Pwofitasyon, “Colectivo contra la explotación”), expusieron durante su
rueda de prensa del 12/11 un catálogo de demandas categóricas en 32 puntos,
yendo mucho más allá del único problema de la vacunación obligatoria, como el
fin de los despidos y la represión, la abolición de la reforma de las
prestaciones por desempleo o aumentos salariales; en un comunicado de prensa
del 19/11 estas se lamentan del "deterioro del clima social",
atribuyendo su "pudrición" al rechazo de las negociaciones por
parte del Estado. De hecho, su catálogo de demandas le dio el lugar central,
para obtenerlas, a la apertura de "negociaciones colectivas en todas
las ramas".
Pero los hechos muestran que no son las
negociaciones entre los interlocutores sociales, sino sólo la acción directa de
los proletarios contra los capitalistas y el Estado burgués, su acción de
clase, que no es una pudrición aunque implique el deterioro del
clima social, lo que puede arrebatar concesiones a los patrones y al estado.
¡Este es el camino que deben seguir los
proletarios, en Guadalupe como en cualquier otro lugar, y es por este camino
que los mismos burgueses los empujan inconscientemente con su intransigencia!
¡Solidaridad de clase con la lucha de los
proletarios de Guadalupe contra la represión, contra la explotación y todos los
ataques burgueses!
Partido Comunista Internacional (El Proletario) 21/11/2021
(1) Este insecticida ha sido prohibido en los Estados Unidos desde 1976 debido a su naturaleza cancerígena. Tras la presión del lobby de los grandes productores de banano, el gobierno de izquierda en Francia otorgó varias exenciones para permitir su uso en las Antillas. Finalmente se prohibirá en 1990, ¡pero se otorgará un período adicional de 2 años a los terratenientes para acabar las existencias! Los análisis han demostrado que hoy en día más del 90% de la población antillana ha sido infectada, lo que ha provocado, entre otras cosas, un fuerte aumento del cáncer de próstata. Se necesitarán varios siglos para que este veneno sea eliminado del medio ambiente.
(2) cf. Insee
Analyses Guadeloupe n ° 46, 16/12/2020