Sobre la importancia fundamental de la Crítica de la Economía Política para la praxis revolucionaria
Este arsenal de categorías es el de la Crítica de la Economía Política de Marx (fuerzas productivas, relaciones de producción, formas de propiedad, valor, mercancía, fetichismo de la mercancía, fuerza de trabajo, trabajo asalariado, plusvalía −absoluta y relativa−, subsunción −formal y real−, capital −variable y constante−, composición orgánica del capital, tasa de explotación, tasa de ganancia, acumulación de capital, valorización y desvalorización, crisis capitalista, miseria creciente, ejército industrial de reserva, mercado mundial, etc.), quien afirmaba que «toda la mierda de la economía política desemboca en la lucha de clases», puesto que las relaciones de producción y distribución son relaciones de explotación y antagonismo de clases. Por lo tanto, los ciclos económicos capitalistas y los ciclos de lucha proletaria no son independientes más que artificialmente, sino que en realidad son orgánicamente inseparables e indirectamente proporcionales, tal como la forma de doble hélice que posee el ADN humano o de dos curvas que se cruzan formando una cadena. De allí que, desde una perspectiva anticapitalista y antirreformista, no se puede comprender los unos ciclos (de crisis o de prosperidad y estabilidad económica) por separado de los otros ciclos (de alta o de baja intensidad de lucha de clases). Ambos conforman una unidad dialéctica viva. He aquí la base material de la correlación de fuerzas y, por tanto, del carácter (revolucionario, contrarrevolucionario, reformista, transicional, etc.) de las diferentes coyunturas o periodos históricos que se desarrollan y se suceden de manera desigual en las diferentes regiones del mundo. Y he aquí, sobre todo, la potencia revolucionaria de este arsenal de categorías o «armas de la crítica» (Marx) cuando se lo usa en la práctica: desde la investigación militante y el análisis de coyuntura hasta la autoorganización de clase y la agitación en las calles. De lo contrario, se cae ya sea en el objetivismo o materialismo vulgar ya sea en el subjetivismo o idealismo: ambos igual de impotentes y estorbosos para la revolución comunista, entendida como la transformación total y radical de las relaciones sociales capitalistas en relaciones sociales comunistas.
La apropiación, restauración y perfeccionamiento de este arsenal teórico consiste, pues, en centrar la atención en la evolución histórico-mundial de la codeterminación fundamental entre economía y lucha de clases, y en cómo este conjunto de determinaciones y contradicciones en proceso −principalmente, la relación de subsunción e implicación recíproca entre el trabajo y el capital− produce rupturas y saltos en contra y más allá de las relaciones capitalistas o, por el contrario, reestructuraciones de ellas. Todo esto es lo que, en última instancia, explica por qué todavía no ha triunfado la revolución comunista mundial sobre el capitalismo; pero también cuándo, dónde y cómo puede triunfar. Porque, como decía Bordiga, la Crítica de la Economía Política es, por un lado, «la necrología del Capital», lo que quiere decir la ciencia de su muerte violenta o el estudio de las determinaciones, leyes y contradicciones estructurales cuyo devenir lo conducen a la misma: «la economía marxista no se escuda en sutilezas sobre el análisis de la mercancía para hallar leyes inmutables e inmanentes del proceso económico (las pretendidas leyes “naturales” de la economía), sino con el fin de exponer con riguroso desarrollo la indagación científica sobre el devenir de la sociedad humana en toda su complejidad y en la sucesión histórica de sus vicisitudes, referida a épocas que se distinguen por una mecánica diferente del mundo económico»; y, por otro lado, también es «una descripción del comunismo», entendido como el movimiento real que anula y supera el orden capitalista: «en todas sus páginas [de El Capital], como en la obra ciclópea de Marx, se eleva tanto el grito de batalla de la clase obrera en la lucha por la destrucción del modo de producción burgués, cuyas infamias ocultas por la fachada democrática y su superestructura estatal denuncia, como la anticipada visión de la sociedad en la cual el género humano saldrá finalmente de su prehistoria y, reconciliándose idealmente en las primicias de una vida asociada comunitaria, basará todas las relaciones de producción y de convivencia humana sobre criterios no mercantilistas, no individualistas, no vulgarmente contingentes, sino humanos y racionales.» (Amadeo Bordiga, Elementos de la economía marxista, 1977)
¿Movimiento real de abolición y muerte violenta del capitalismo por parte de quién? El capitalismo y la lucha de clases producen su propio sepulturero: el proletariado que lucha por dejar de ser la clase del Trabajo/Capital. El proletariado que lucha por dejar de ser proletariado; es decir, por dejar de ser la gallina de los huevos de oro y el esclavo asalariado y ciudadanizado de la burguesía. El proletariado que lucha por dejar de ser una clase explotada, dominada y enajenada, para poder devenir una comunidad real de individuos libre y directamente asociados como tales, que poseen y controlan las condiciones materiales de su existencia plena. De manera que, así como la toda la mierda de la economía política desemboca en la lucha de clases, según Marx, toda la lucha de clases desemboca en la abolición de las clases, lucha revolucionaria del proletariado mediante, cuyas premisas materiales están dadas y desarrolladas, contradictoria y catastróficamente, por el propio capitalismo. El proletariado es, por tanto, el sujeto de la crítica (práctica y teórica) de la economía política y de la producción del comunismo, desde la época en que Marx escribió El Capital y de la Comuna de París hasta el ciclo de revueltas de los últimos años y los debates sobre la teoría de la comunización, pasando por los dos «asaltos históricos» del proletariado contra la sociedad de clases durante el siglo XX con sus respectivas armas crítico-prácticas (de las izquierdas comunistas a las teorías situacionista y operaísta).
Pero ¿por qué desde el determinismo? Dejemos que el mismo Bordiga nos responda y clarifique: «El determinismo no tiene, en su acepción más madura, nada que ver con la pasividad. Muestra sólo que el hombre actúa antes de haber querido actuar y quiere antes de saber el porqué quiere. Su cerebro es el menos seguro de sus órganos. Así, el mejor uso que un grupo de hombres pueden hacer de su cerebro es el de prever el momento histórico en que (nada que ver con la pasividad) serán catapultados en el torbellino de la acción y de la lucha, con la cabeza por delante por una vez [, y el de actuar en consecuencia].» (Amadeo Bordiga, Diálogo con los muertos, 1956)
Proletarios Cabreados
Quito, Octubre 2021
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Materiales recomendados:
1. Elementos de la economía marxista − Amadeo Bordiga (1977): http://www.mediafire.com/file/sfc2u33u4ue1ocg/Elementos+de+la+economía+marxista+.pdf/file
2. Contribuciones a la crítica de la economía − Grupo Comunista Internacionalista (1986): https://www.mediafire.com/file/51gtyls5nv6p14w/Contribuciones+a+la+Cr%C3%ADtica+de+la+Econom%C3%ADa+-+GCI.pdf/file