Huelga general en el Rif
El proletariado y las masas súper
explotadas rifeñas dan una lección que debe superar todas las
fronteras
Desde
hace varios meses los medios de comunicación burgueses
dan noticia
de una serie de revueltas en el territorio marroquí del Rif.
En las
últimas semanas el habitual silencio informativo sobre los
conflictos sociales en países extranjeros, sobre todo si estos
países son importantes socios económicos y políticos de España,
parece haber cedido algo y periódicos como El País han
comenzado a informar regularmente acerca de lo que está pasando en
las ciudades y pueblos del noroeste del país.
El
origen de las revueltas se encuentra en el mes de octubre de 2015, en
Alhucemas. Entonces unos vendedores ambulantes de pez espada, especie
cuya pesca está prohibida en el país durante los meses de octubre y
noviembre por los acuerdos pesqueros con la Unión Europea, fue
retenido por la policía que le confiscó la carga para después
destruirla a la vista de todos en un camión triturador de basura.
Los vendedores se lanzaron a por la mercancía incautada una vez esta
había sido arrojada al camión, momento en el cual, según afirman
los testigos, uno de los policías dio la orden de encender el
mecanismo triturador del camión para matarlos. Dos de ellos lograron
escapar, el tercero murió. Tras observar la escena algunos jóvenes,
llenos de ira, se lanzaron a improvisados discursos de protesta que
hicieron prender la llama en la ciudad. Según afirmaron estos mismos
jóvenes el asesinato del vendedor ambulante no se debió sólo a la
extrema crueldad de una policía que actúa despóticamente en las
calles de todos los pueblos y ciudades del Rif. El hecho realmente
importante es que los vendedores retenidos no pagaban la cuota por
tráfico de pez espada a la mafia que controla la pesca en el puerto
de la ciudad de Alhucemas y los policías, de acuerdo con esta misma
mafia, quisieron dar una lección a todos los presentes acerca de los
riesgos de no obedecer a estos negociantes del mercado negro.
Después
de este incidente y durante seis meses seguidos la llama de la
revuelta ha prendido a lo largo y ancho del territorio rifeño. El
llamado Movimiento Popular del Rif, o Hizak, el abigarrado
movimiento de las masas populares rifeñas, formado por jóvenes
parados, pequeños agricultores al borde de la ruina, pescadores y
otros sectores de la población que subsisten en una de las regiones
más empobrecidas del Magreb, ha cobrado fuerza y se ha estructurado
a través de líderes y métodos informales de coordinación. Si bien
es un movimiento que en lo esencial manifiesta un profundo
descontento y una gran rabia contra la situación que padecen los
habitantes del campo y de las ciudades rifeñas, y que por lo tanto
expresa prácticamente tantas reivindicaciones como necesidades
acuciantes se sienten en cada zona de la región, sus puntos
reivindicativos básicos son: el juicio a los responsables del
asesinato del vendedor ambulante; el fin de la militarización de
Alhucemas regulada por el Decreto de 1958; el fin de la presión
sobre los pequeños agricultores; una amplia gama de exigencias
sociales básicas referidas a sanidad, educación, infraestructuras,
etc. Reivindicaciones democráticas completamente compatibles con el
régimen burgués, pero que en la situación real se demuestran que
no pueden ser en absoluto logradas por las masas sino con una presión
incluso violenta de los movimientos en la calle y de las huelgas
generales.
Durante
meses, pese al silencio tanto de los medios de comunicación
marroquíes como de los medios extranjeros, interesados en mantener
la imagen de país progresista que tiene uno de los principales
agentes de la estabilidad en la región, los jóvenes rifeños se han
enfrentado a diario con la policía, han huido de las detenciones,
han convocado cierres de comercios… hasta llegar a la huelga
general convocada para los días 17, 18 y 19 de junio en protesta por
la condena a 18 meses y 25 días de prisión que el régimen marroquí
ha impuesto a los detenidos en las protestas.
El
Rif es una de las regiones de Marruecos donde más difícil es vivir
para la población autóctona. Como tal ni siquiera está reconocida
por el gobierno de Marruecos, conformando sus ciudades parte de la
región de Tetuán-Tánger. De hecho, desde hace dos años la capital
de esta región ni siquiera es Alhucemas sino Tánger, una ciudad
mucho más “presentable” para el gobierno, dedicada al turismo,
con un nivel de empleo mayor (en ella se concentra una parte
importante de la industria mecánica, textil y automovilística
marroquí) y con menos miseria en las calles. Pero pese a este
intento de pacificar mediante el silencio y el olvido a una región
entera, el Rif tiene una larga historia de combate en la historia de
la lucha anticolonial y popular de la región magrebí. Fue en el Rif
donde, durante los cinco años que van desde 1923 a 1926, Abd-el-Krim
declaró, durante la lucha contra las potencias española y francesa
que buscaban hacer valer sus intereses imperialistas en la zona,
fundamentalmente centrados en la extracción de minerales como el
fosfato de calcio, en la llamada Guerra del Rif (1921-1926), la
primera República independiente del Norte de África. Este ejemplo
de lucha anticolonial, que no solo sacudió a la región rifeña sino
que tuvo importantes repercusiones en España en la medida en que
hizo tambalearse las últimas posesiones coloniales del país, sigue
plenamente presente en una zona donde la mayor parte de la población
es de origen bereber-Amazig (como en la región de la Kabilia
argelina o en el propio Sáhara Occidental) y ha pagado con creces el
hecho de haber sido la avanzadilla de la lucha de las masas populares
contra la opresión imperialista salida del reparto de zonas de
influencia en África a principios de este siglo. En este orden de
cosas es imprescindible señalar que la independencia de Marruecos,
lograda frente a España y Francia en 1956, fue saludada en el Rif
por una importante revuelta que, durante los años 1958 y 1959 se
desarrolló en la zona exigiendo la “verdadera independencia” de
Marruecos, es decir, la emancipación de la tutela imperialista
impuesta por Francia, la nacionalización de los recursos productivos
(minas esencialmente), etc. Esta revuelta, que fue duramente
reprimida, señalaba los verdaderos problemas que la descolonización
planteaba en el Norte de África en el momento en que Marruecos
alcanzó su independencia: el Estado marroquí era, realmente, un
títere en manos de la antigua metrópoli; la independencia del país
tenía como objetivo asegurar un bastión de poder para el
imperialismo francés que le permitiese mantener su lucha contra las
aspiraciones nacionales argelinas y una convivencia pacífica con
España, que aún controlaba el Sáhara Occidental y, finalmente, las
verdaderas filiaciones locales no habían sido respetadas con el mapa
creado por la potencia saliente.
Desde
entonces, el Rif ha sido un continuo quebradero de cabeza para el
gobierno marroquí. En el año 1984 los estudiantes de la región
comenzaron otra serie de revueltas desencadenadas por la negativa de
la monarquía a reconocer los sindicatos estudiantiles. Tras la
represión, otra vez durísima, la región quedó en un abandono
absoluto: falta de infraestructuras, de hospitales, de escuelas… el
gobierno castigó a los levantiscos rifeños intentando aislarles del
resto del país y sumiéndoles en la pobreza. Este es, de hecho, el
verdadero origen de la masiva inmigración de habitantes del Rif, que
es visible tanto en España como en el resto de Europa. Y también es
el origen del cultivo de cannabis que es la materia prima del
principal recurso productivo de muchos pueblos de la zona: el hachis
que las mafias internacionales exportan a Europa y que da empleo a
unos 200.000 campesinos y ocupa 74.000 hectáreas.
Pero
los habitantes del Rif no se han resignado a este estado de las
cosas. En 2011, durante la llamada primavera árabe, miles de ellos
se lanzaron a las calles de las principales ciudades exigiendo
prácticamente las mismas reivindicaciones que hoy plantea el
Movimiento Popular. De hecho esta fue la única región del país
donde las protestas de 2011 no fueron pacíficas: 33 edificios
públicos, 24 sucursales bancarias, 50 comercios y casas y 66
vehículos fueron incendiados o parcialmente destruidos. 5 jóvenes
murieron durante las revueltas, según la prensa marroquí, porque
tras asaltar una sucursal bancaria, el resto de manifestantes decidió
quemarla mientras ellos estaban dentro.
Toda
una historia de lucha y de revueltas que ha vuelto a cobrar
intensidad en los últimos meses.
Si
bien la prensa española quiere vincular el movimiento de protesta
del Rif con un supuesto nacionalismo inveterado de las masas
campesinas y de las tribus locales, la realidad está bien lejos de
estas fantasías. Las revueltas del Rif no tienen su origen en un
conflicto nacional sino, por mucho que los habitantes de esta región
sufran una presión desmedida por parte del gobierno y la corona de
Rabat que se visibiliza en el ataque a sus símbolos culturales y
lingüísticos. Históricamente incluso la supuesta “independencia
rifeña” siempre estuvo vinculada a la defensa de la independencia
de Marruecos, sin constituir un conflicto aparte, involucrando a los
mejores luchadores de la época de las revueltas anticoloniales en
ella, con Abd-el-Krim a la cabeza. Con la independencia nacional
marroquí de 1956 también se cerró, por lo tanto, la vía a una
hipotética independencia rifeña.
La
opresión que históricamente han padecido las masas del Rif a manos
del Estado tiene sus orígenes en el papel que ha jugado el reino
alauí desde su independencia y en la vía que siguió para lograrla.
Marruecos, desde el años 1956 en que tanto Francia como España le
conceden la independencia y la unidad territorial de que hoy dispone,
ha constituido un Estado supeditado a las funciones de gendarme que
las potencias imperialistas europeas y americanas le asignaron para
cumplir en la conflictiva zona del Norte de África en una época en
que, al comienzo de la potente oleada de luchas anticoloniales que
sacudieron el mundo de la segunda postguerra mundial, los movimientos
de independencia de Argelia o Túnez, pero también otros más
lejanos como los de Egipto e incluso Indochina, amenazaban con
debilitar seriamente los intereses del imperialismo en la región.
Como un auténtico policía del Magreb, con una monarquía que había
sido un aliado histórico de las potencias franco-españolas en la
zona restaurada como seguro para una independencia cómoda para los
imperialismos, los anhelos de las masas populares y del joven
proletariado marroquíes se vieron frustrados: la sistematización
nacional, consigna fundamental de todas las burguesías
revolucionarias en la época de su lucha por las conquistas
democráticas, se realizó abiertamente contra estas posibles
consignas, que en ningún caso llegaron a alcanzar el nivel de las
masas explotadas del país. Por ello, una región como el Rif,
verdadera vanguardia de la lucha revolucionaria por la independencia
desde la época en que España bombardeó Alhucemas con armas
químicas, se vio especialmente golpeada por el nuevo régimen y sus
reivindicaciones democráticas fueron una y otra vez aplastadas hasta
llegar al momento actual.
Intentando
encuadrar la lucha de la población del Rif en unas reivindicaciones
exclusivamente nacionales y culturales, consigna que siguen también
los pocos grupos de la izquierda extraparlamentaria que prestan
atención a lo que sucede en el país vecino, no sólo se busca
desnaturalizar la lucha de los jóvenes desempleados, los campesinos
arruinados, etc. También se intenta corromper el verdadero alcance
que esta lucha podría llegar a tener. Porque la región del Rif, con
una población amazig-bereber mayoritaria, tiene fuertes vínculos no
sólo con el resto de Marruecos, sino también con la zona de la
Kabilia argelina, tan dispuesta siempre a amotinarse contra el
régimen de Argel porque sufre condiciones de existencia similares a
las de sus vecinos, del Sáhara Occidental, donde un verdadero
conflicto nacional permanece abierto pese a todos los intentos de
Marruecos, España y las Naciones Unidas, de derrotar a las masas
saharauis y obligarlas a morir de miseria en los campos de
concentración en los que vegeta buena parte de ellas. La lucha de
las masas rifeñas tiene valor, por lo tanto, no sólo local o
nacional, sino también internacional en la medida en que puede
constituir un revulsivo para el resto de las poblaciones sometidas y
divididas por fronteras completamente artificiales.
De
lo que se trata realmente al negar este carácter potencialmente
subversivo en términos que van más allá de lo local, es de someter
a los rebeldes rifeños a una serie de exigencias que únicamente
pueden ir en el sentido de lograr concesiones parciales por parte del
Estado marroquí. Exigencias de carácter exclusivamente democrático
que sólo el sultán de Rabat estaría en condiciones de otorgar,
siempre y cuando se realicen respetando los intereses nacionales que
tan útiles resultan para las burguesías de Washington, París y
Madrid. Exigencias, por lo tanto, que mantendrían el estatus quo
local, favoreciendo únicamente cierto progreso económico en la
línea de lo que ya está realizando Marruecos desde que accedió al
trono Hassan II (nuevas carreteras, potenciación de la industria con
la nueva acería de Nador, mejora de los recursos turísticos para
los visitantes europeos que tantas divisas aportan…) Pero con ellas
el problema real de las masas del Rif, el que ha llevado a buena
parte de su población a emigrar a España y a Francia, seguirá sin
resolverse. Los campesinos pobres y los proletarios rifeños seguirán
padeciendo la extraordinaria represión que hoy día es habitual en
las calles de Alhucemas. El desempleo y el sometimiento a las mafias
internacionales del comercio de droga seguirán ahí. Porque
Marruecos, al margen de utilizar los recursos rifeños para seguir
esa “línea de progreso” de la que hablaba hace pocos días el
presidente francés Emmanuel Macron, no va a cambiar su naturaleza
capitalista, ni va a ver variar el apoyo que le prestan las potencias
europeas como socio privilegiado que es de estas. La experiencia, 6
años después de la llamada “Primavera Árabe”, muestra que las
reformas democráticas no tienen cabida en países que están
firmemente dirigidos por una burguesía experimentada en la
explotación y la represión de su proletariado y del resto de clases
subalternas. Estos países juegan un papel esencial en el dominio
imperialista del mundo por parte de las grandes potencias que les
utilizan como garantes de sus intereses en la región y que con ello
consolidan su estabilidad y que por ello pocos o ningún cambio
relevante van a permitir en su seno.
Sólo
la lucha de clase del proletariado estaría en condiciones de abrir
la vía para cambiar completamente esta situación… No se trata de
que no existan exigencias comunes al conjunto de la población de
regiones como el Rif que deban ser satisfechas. Pero de nuevo la
experiencia de la “Primavera Árabe” ha mostrado que estas
exigencias no pueden ser llevadas a buen término siguiendo el
programa político y de lucha de los estratos pequeño burgueses de
la población. El Estado marroquí, en el caso del Rif, no se va a
“democratizar” más de lo que ya está, no cabe por tanto apelar
a reformas institucionales que puedan resolver permanentemente ningún
problema. Es el conjunto de la burguesía marroquí y de las
burguesías euroamericanas las que tienen un interés directo en el
mantenimiento del estatus quo regional y eso pasa por mantener
sometidas a las masas rifeñas. Por ello, es únicamente el
proletariado, la clase que porta en su seno la contradicción
esencial de la sociedad, el ser el productor de toda la riqueza
existente y el estar a la vez privado de su disfrute, el único que
puede llevar a cabo incluso las más mínimas mejoras sociales para
las masas proletarias y campesinas del Rif que estos días se bate
con tanto coraje contra una policía y un ejército que llevan en su
uniforme las banderas de todas las burguesías coaligadas contra
ella.
Podrá
pensarse que el Rif es una región exclusivamente poblada por
campesinos pobres y trabajadores de oficios como la pesca o el
contrabando. Que no hay un proletariado muy numeroso en la región.
Pero al hacerlo se olvida que la principal exportación al resto del
mundo que realiza el conjunto de Marruecos es la de un proletariado
que emigra hacia Andalucía, Madrid, París o Amsterdam. Es, en buena
medida, un proletariado rifeño disperso por toda Europa que se ve
también implicado en esta lucha en la medida en que sus familias
permanecen allí, padeciendo la miseria diaria o luchando en las
calles. Este proletariado, que ha dado ya muestras de una
combatividad excepcional, como en el caso de las revueltas de
jornaleros en El Ejido en el año 2000, está respondiendo
tímidamente a las revueltas. En las principales ciudades de la
llamada diáspora rifeña, están apareciendo “Comités rifeños”
que salen a la calle para protestar por la situación que se vive en
su región de origen. Sin duda se trata de pequeñas tentativas de
romper el aislamiento que padecen tanto los rifeños que viven en
Marruecos como los que viven en Europa; están controladas también
por el terrible peso del oportunismo político tradicional que abate
a los proletarios europeos y que pretende que con cartas de protesta
ante las embajadas y ministerios las potencias occidentales le
retirarán al gobierno de Rabat la carta blanca que le han dado para
sofocar las revueltas. Pero el potencial clasista que poseen estos
proletarios no puede ser despreciado sin más, como no lo puede ser
el que posee la propia revuelta en el Rif.
Hoy
los proletarios de Europa permanecen insensibles ante situaciones
como las del Rif. Décadas de colaboración entre clases, de dominio
absoluto de las políticas oportunistas en el cuerpo social de la
clase proletaria, han logrado que una huelga general que afecta
directamente a miles de proletarios junto, por ejemplo, a una ciudad
como Ceuta donde conviven proletarios árabes, bereberes y europeos,
les resulte indiferente. Pero estas sacudidas sociales no pasan en
balde. Basta recordar como la serie de revueltas en Siria, Túnez y
Egipto de 2011 dio lugar al estallido social del 15 M en España.
Estas revueltas, si bien no encuentran el camino que podría hacer
que se extendiesen por encima de razas y fronteras, el camino de la
lucha de clase del proletariado, horadan lentamente los cimientos del
edificio de la colaboración entre clases. Deberán suceder muchas
como la que actualmente vive el Rif para que los proletarios tanto de
África como de Europa despierten de su letargo, para que los
proletarios inmigrantes en España, Francia o Alemania trasladen a
sus hermanos de Marruecos, Túnez, Mali o Senegal, la experiencia de
la lucha de clase del proletariado revolucionario de los años ´20
europeos. Y para que estos mismos proletarios, hoy en día carne de
cañón para las mafias de traficantes de personas y para los
burgueses europeos, constituyan un revulsivo para las adormecidas
masas proletarias de Europa. Pero incluso cuando somos perfectamente
conscientes de que esta posibilidad no está aún próxima, que
muchas y muy duras lecciones deberán sacarse antes de que esté en
el orden del día, en estas revueltas que son despreciadas tanto por
el estalinismo y la socialdemocracia, dentro y fuera de Marruecos,
los comunistas revolucionarios vemos el trabajo incesante del viejo
topo que sigue horadando y preparando el futuro de la reanudación de
la lucha revolucionaria del proletariado en todo el mundo.
¡Solidaridad
con el proletariado y las masas explotadas rifeñas!
¡Viva
la huelga general del Rif!
¡Por
el retorno de la lucha de clases!
¡Por
la reconstitución del Partido Comunista, internacional e
internacionalista!
18-6-17
Partido
Comunista Internacional
El Proletario-El Programa
Comunista-Il Comunista-Le Proletaire-Programme Comuniste-Proletarian