¿Cuántos cadáveres más necesitas para entender qué está pasando?


 
 
El Estado ruso y ucraniano envía a la gente a la guerra para defender el poder de la burguesía rusa y ucraniana. El Estado israelí y Hamás hacen lo mismo con su propia burguesía local. La gente muere por miles bajo las banderas de “sus” estados y movimientos nacionalistas. Se asesinan entre sí por el bien de “sus propios” gobernantes, por el negocio de “sus propios” jefes, por la propiedad y el poder de “su propia” burguesía.

“Estamos defendiendo la supervivencia de nuestra propia nación”, gritan estas personas, mientras corren hacia su propia destrucción en el campo de guerra. “Estamos luchando por el derecho a la autodeterminación nacional”, cantan a coro, mientras pasan por alto que en todas partes del mundo es la burguesía la que dicta las condiciones de nuestras vidas. No hay autodeterminación en ninguna parte.

La burguesía en Ucrania determina (es decir, impone y dicta) las condiciones del proletariado local, la burguesía en Rusia hace lo mismo con el proletariado local. Las distintas facciones burguesas del mundo se están uniendo en alianzas transnacionales para competir con sus rivales. ¿Cómo puede alguien creer en la ilusión de que librando una guerra por una de estas facciones la clase obrera puede obtener la posibilidad de autodeterminarse? Entonces, si el proletariado de Ucrania, Gaza o Israel sacrifica suficientes vidas en el frente, ¿la burguesía le dará como regalo la entrega voluntaria de su propio poder y ya no explotará a las masas proletarias?

La guerra entre estados nunca nos dará la oportunidad de determinar las condiciones libres de nuestra vida. Incluso si el estado “más pequeño y más débil” o “invadido” gana la guerra con la ayuda de los aliados, la dictadura de la burguesía se mantendrá. Ser explotado por la burguesía local y oprimido por el estado local no es una victoria. No es algo por lo que debamos sacrificar nuestras vidas. Sin embargo, algunos están dispuestos a sacrificar cientos de miles de vidas por la ilusión de que la victoria de un estado es importante para la futura liberación de todos los estados. Es uno de los muchos oxímorones de esta gente. En nombre de la lucha contra los estados, nos instan a defender un estado en particular y su ideología nacionalista/democrática. En nombre de la lucha contra la guerra, nos dicen que debemos participar en la guerra. ¿Cuántas personas más tienen que morir en el frente para que estos amantes del oxímoron se den cuenta de que la guerra entre estados no puede traer la paz, que la tiranía de los estados no se puede combatir con la colaboración de los estados, que la explotación capitalista no se puede combatir con alianzas de la clase trabajadora con los capitalistas?

Los belicistas de ambos lados de la línea de combate utilizan la presión económica, violenta e ideológica para movilizar a la gente para la guerra. Si proclamamos la lucha contra todas las facciones de la burguesía, incluida la lucha contra la burguesía de los estados “invadidos”, nos acusan de ayudar a los estados imperialistas más agresivos y dictatoriales, como si no fuera quizás obvio que también estemos librando la lucha contra ellos al mismo tiempo. Creen que la colusión con tal o cual burguesía y estado local es una cuestión de supervivencia. No tienen en cuenta que la misma burguesía que defienden hace todo lo posible para evitar ser reclutada para el frente, mientras que las autoridades estatales visten a la fuerza a los proletarios con uniformes y los conducen a la muerte en la lucha del frente. Ven que la burguesía “amistosa” utiliza el estado para cerrar las fronteras a los hombres que quieren viajar a salvo. No comprenden que la burguesía no se preocupa de salvar la vida de toda la población bombardeada, sino de obligar a la parte proletaria de la población a derramar sangre para salvar su propio poder, su propiedad y su esfera de influencia económica. Cuando se trata de salvar vidas en una zona de guerra, los proletarios tienen que buscar sin duda otras opciones que alistarse en el ejército.

Los belicistas, sean capitalistas, nacionalistas o la izquierda del capital, están aterrorizados por la idea de que el estado enemigo gane la guerra, pero no están aterrorizados por los cadáveres de proletarios que la guerra siempre “produce” en ambos lados. No importa bajo qué bandera se sostengan, no importa qué etiqueta ideológica se pongan, debemos repudiar a todos los belicistas. Cuando se nos plantea la pregunta de qué lado tomamos en la guerra, respondemos claramente que tomamos el lado del proletariado en Ucrania, Rusia, Gaza, Israel y en todo el mundo. No elegimos el lado de este o aquel estado en la guerra, sino el lado que se organiza contra los estados. No nos quedamos al margen mientras la guerra masacra a nuestros hermanos y hermanas de clase. Estamos del lado de aquellos que se rebelan contra la guerra y resistimos todos los esfuerzos para arrastrarnos a la guerra. La única manera de detener las guerras es socavar la capacidad de todos los estados para continuar librando guerras.

 

Traducción al español: https://infoposta.com.ar/notas/13829/cuántos-cadáveres-más-necesitas-para-entender-qué-está-pasando/

 

Siria : El tirano se ha ido, el orden burgués e imperialista queda

 
 
La huida de Bashar al Asad, refugiado en Moscú con su familia, fue recibida en las principales ciudades de Siria por multitudes que manifestaron su entusiasmo por la caída de este personaje sanguinario cuyo régimen es responsable de su sufrimiento y su miseria.

Los Assad, padre e hijo, mantuvieron con puño de hierro su poder llamado «progresista», sin renunciar nunca a la más brutal represión, incluso antes de que estallara la guerra civil. Esto estuvo acompañado de una terrible destrucción causada por el ejército y cobrándose casi 600.000 víctimas en 13 años. De una población estimada en unos 23 millones de personas, más de 13 millones se han visto obligadas a abandonar sus hogares para buscar refugio en otras regiones o en el extranjero: 7 millones, incluidos 4 millones en Turquía, 1 millón en el Líbano y 1 millón en Europa. etc. – Entre 100.000 y 200.000 personas fueron encarceladas en las infames cárceles del régimen, siendo víctimas allí de malos tratos, torturas, violaciones y donde las ejecuciones sumarias eran frecuentes. Se comprende el júbilo casi general, con excepción de las clases privilegiadas, por la caída de tal régimen...

En el marco de la «Primavera Árabe», en 2011 estallaron grandes movimientos que exigían un «cambio democrático» en Siria. Pero la protesta pacífica contra el régimen fue reprimida violenta y sangrientamente por la policía y las fuerzas de seguridad (los siniestros Moukhabarats) que causaron más de 2.500 muertos en 6 meses. A pesar de la brutal represión, las autoridades sirias no lograron derrotar a una oposición que reaccionó creando grupos armados. Aunque el régimen se encontraba cada vez más en dificultades debido al avance de los rebeldes hacia los suburbios de Damasco, este se salva gracias a la intervención de la aviación rusa, las milicias del Hezbolá libanés y los «Guardianes de la Revolución» iraníes. Por su parte, las fuerzas rebeldes estaban divididas en «brigadas» rivales, a menudo apoyadas y armadas por países extranjeros (Turquía, Arabia Saudita, Qatar, Estados Unidos), mientras que los partidos tradicionales de oposición, unidos en un Consejo Nacional Sirio, habían demostrado su total impotencia. 

Entre los grupos rebeldes, los elementos «yihadistas» adquirieron cada vez mayor importancia, en particular los que formarían el «Estado Islámico» (Daesh, ISIS), que en el verano de 2014 se extendió por gran parte de Irak y Siria. Se creó entonces una coalición internacional bajo la égida de los Estados Unidos para combatir ISIS en Siria e Irak. A esta coalición, integrada por países árabes y europeos, se unió al año siguiente (2015) Turquía tras el fracaso de sus intentos de llegar a un acuerdo con el Estado Islámico, mientras que Rusia e Irán afirmaban estar combatiendo a este último en apoyo al gobierno de Damasco.

Aunque las acciones militares de la Coalición en Siria consistieron principalmente en bombardeos aéreos, casi 2.000 soldados estadounidenses y comandos franceses e ingleses estuvieron presentes en el terreno para apoyar a las fuerzas de combate kurdas (Fuerzas Democráticas Sirias, SDF, por sus siglas en inglés). Bajo el impacto de estos ataques combinados, ISIS se retira gradualmente hasta que en octubre de 2017 pierde casi todos sus últimos bastiones en el norte de Siria, en particular su “capital”, Raqqa, conquistada luego por las SDF. Por su parte, las brigadas rebeldes, en pleno desmantelamiento, aceptaron la firma de un alto el fuego con Damasco; pero las conversaciones organizadas en Astaná (Kazajstán) por Rusia con la participación de Turquía e Irán entre el gobierno y 9 organizaciones rebeldes no condujeron a un acuerdo, y los combates continuaron en 2018 (con bombardeos occidentales después de un ataque químico contra la última zona rebelde en las proximidades de Damasco). Los rebeldes se concentraron entonces sólo en la región de Idlib, en el noroeste de Siria. Finalmente, la administración Trump anunciaba en diciembre de 2018 la retirada de las tropas estadounidenses, con excepción de un contingente de unos mil soldados en las regiones productoras de petróleo. En 2020, el ejército sirio, apoyado por la aviación rusa, intentó recuperar la provincia de Idlib, lo que provocó la huida de cientos de miles de habitantes y provocó enfrentamientos con las tropas turcas antes de que se alcanzara un alto al fuego que no congelara la situación. Desde entonces, los combates prácticamente han cesado en el país: Damasco controla alrededor del 70% de Siria, las SDF el 20% y el resto queda en manos de grupos vinculados a Turquía y a rebeldes islamistas.

Este breve recordatorio de las principales etapas de la guerra civil nos permite ver el papel determinante que han desempeñado los Estados imperialistas, grandes o pequeños, en la evolución de la crisis siria. La presencia de una fuerza auténticamente proletaria, es decir, un auténtico partido comunista revolucionario (a diferencia del partido sirio supuestamente « comunista », cuyas diversas facciones estaban subordinadas al poder), habría permitido dar una orientación de clase a la revuelta, uniendo las masas desheredadas no sólo contra un hombre o un clan, sino contra el propio sistema capitalista ; su ausencia deja el campo abierto a orientaciones democráticas populares y pequeñoburguesas correspondientes a la naturaleza interclasista de la rebelión ; estas orientaciones desembocarán en una coalición de fuerzas burguesas religiosas y reaccionarias, inevitablemente en busca de patrocinadores extranjeros y así resistir la violencia del régimen y hacerse de un feudo basado en divisiones « étnicas », clánicas o religiosas.

Las intervenciones extranjeras no se detuvieron con la ofensiva relámpago de los rebeldes que condujo al derrocamiento del poder en Damasco. Siria, que ocupa una posición estratégica en Medio Oriente, siempre ha estado históricamente en la encrucijada de intereses y rivalidades entre grandes y pequeñas potencias, y todavía lo está.

El gobierno de Erdogan no ha ocultado su apoyo a los rebeldes, entre los que hay grupos directamente vinculados al Estado turco agrupados en el «Ejército Nacional Sirio» (SNA, por sus siglas en inglés). Además, se han producido combates entre el SNA y las SDF kurdas en un intento por crear una « zona de amortiguación » bajo el control del ejército turco ; las SDF, apoyadas por la fuerza aérea estadounidense, aprovecharon la ofensiva rebelde para apoderarse de nuevos territorios ; Israel no esperó para ocupar zonas estratégicas en territorio sirio y lanzó una intensa campaña de bombardeos para destruir las instalaciones y equipos del ejército, la fuerza aérea y la flota sirios : esto es para evitar que un futuro régimen en Damasco tenga los medios militares para desafiar a Israel ; los estadounidenses también anunciaron que habían atacado « masivamente » decenas de objetivos en el centro del país al día siguiente de la caída de Assad, oficialmente para impedir el regreso de Daesh ; y, finalmente, los rusos contactaron con los líderes rebeldes que ellos mismos habían estado bombardeando unos días antes, para tratar de salvar sus bases en Siria, que son de gran importancia para ellos, incluso para sus operaciones en África...

La rápida e inesperada caída del gobierno se debió a que sus aliados rusos, iraníes y libaneses ya no pudieron brindarle un apoyo significativo; Rusia estaba ocupada con la guerra en Ucrania, Hezbolá con la guerra en el Líbano y los bombardeos israelíes que habían debilitado seriamente la presencia militar iraní en Siria. Dejado solo frente a los rebeldes, el ejército sirio ya no era capaz de ofrecer una resistencia militar seria: mal alimentados, mal pagados, desmoralizados, a veces reclutados a la fuerza, los soldados no tenían ningún deseo de morir para defender el régimen.

La principal fuerza entre los rebeldes victoriosos es Hayat Tahrir al-Sham (HTS); se trata de un grupo surgido del Frente Al-Nusra, una de las organizaciones yihadistas más poderosas, inicialmente vinculada al Estado Islámico, antes de combatirlo y unir fuerzas con Al Qaeda (la organización fundada por Bin Laden) de la que finalmente se separó en 2016. Fundada en 2017 por la fusión del Frente Al-Nusra con otras organizaciones islamistas, HTS, que no había sido invitada a las negociaciones de Astaná, se convertirá en la organización dominante en la provincia de Idlib, donde establecerá una institución cuasi-estatal, el «Gobierno de Salvación Siri » (GSS), para administrar la región. La prensa occidental dio crédito al GSS por no ser tan brutal como el Estado Islámico o cometer atrocidades contra las minorías como el Ejército Nacional Sirio: de hecho, el GSS se comportó como un gobierno burgués reaccionario clásico basado en la religión islámica, sin dudar en reprimir a sus oponentes.
Desde el momento en que llegó a Damasco, HTS demostró que tenía la intención de promover un gobierno similar para Siria. Se puso en contacto con el Primer Ministro del gobierno de Bashar El Assad, al que combatía hasta hoy, aseguró que no quería tocar las estructuras del régimen (aparte de los órganos de seguridad) y designó a los miembros del GSS como primer Ministro y ministros de un «gobierno de transición» provisional.

El país se encuentra en una situación económica catastrófica: según el Banco Mundial, el PIB ha caído más del 80% desde 2010, y la producción industrial y agrícola se ha desplomado (sólo la exportación de captagon, una droga producida localmente, era floreciente, superando a todas las exportaciones legales); la inflación, según cifras oficiales, era superior al 120% y la tasa de desempleo se estimaba en más de un 60% e incluso en 90% entre los jóvenes. Como resultado, el 95% de la población está por debajo del umbral de pobreza...
En estas condiciones, cualquier poder burgués en Damasco no tiene otra solución para reactivar la economía que apoyarse en las estructuras del régimen aún en pie para extraer plusvalía a los proletarios, imponiéndoles el miedo a la autoridad y atraer inversiones extranjeras, demostrando su capacidad para mantener el orden. Los medios de comunicación hablan mucho de una «transición pacífica», del establecimiento de una verdadera democracia en Siria, etc., pero el futuro estará inevitablemente marcado por la explotación, la violencia y la represión.

Los proletarios no necesitan una falsa democracia que deje intacta la dominación burguesa; necesitan destruir de arriba a abajo las estructuras de poder dictatoriales del clan Assad y todo el Estado burgués para establecer su propia dictadura, lo cual es esencial para erradicar el capitalismo. Esto requiere el surgimiento y desarrollo de la lucha de clases, la constitución del partido de clase, comunista e internacional, para dirigir esta lucha hasta la revolución y después de su victoria. Lamentablemente, tal perspectiva no es inmediata. Los temores expresados por los imperialismos sobre el «caos» que podría provocar la caída del régimen de El Assad en Damasco o el alineamiento a los rebeldes de muchas fuerzas gubernamentales, incluido el partido Baath, que ha dirigido el país durante 60 años, son testimonio de la compacidad del frente contrarrevolucionario y anti proletario, a pesar de los enfrentamientos armados que los enfrentaron entre sí. Parafraseando lo que escribió Marx durante la Comuna de París, podemos decir que todos estos grupos, partidos o gobiernos son uno solo frente al proletariado; no pretenden dejar espacio para el surgimiento de movimientos que desafíen el orden burgués. La euforia actual no podrá ocultar por mucho tiempo la realidad: los proletarios sirios se enfrentan a enemigos tan implacables como el clan Assad y tendrán que luchar contra ellos, paso a paso, sin dejarse llevar por las ilusiones democráticas, las divisiones religiosas, comunitarias o nacionales.

¡El tirano ha sido derrocado, queda en pie el orden burgués e imperialista que debe ser derrocado, en unión con los proletarios de todos los países!
 
 

14 de diciembre de 2024
 
Partido Comunista Internacional
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La elección de Trump y la clase obrera americana


 

Mientras los sondeos de opinión anunciaban a Kamala Harris como la más probable ganadora por un margen muy ajustado, el expresidente Donald Trump era reelegido para un segundo mandato tras su derrota en 2020. Trump no solo obtuvo el mayor número de «grandes votantes» en los distintos estados, sino que también cosechó el mayor número de votos a nivel nacional, la primera vez para un presidente republicano desde George Bush en 2004: el 50,1% de los votos frente al 48,3% de Kamala Harris, mientras que en el momento de su victoria en 2016 solo había obtenido el 45% de los votos (frente al 48,2% de Hillary Clinton), pero al haber superado a Hillary Clinton en número de grandes votantes, ganó la presidencia. Aunque el porcentaje de abstención fue esta vez mayor que en las últimas elecciones presidenciales (36% frente al 34% de 2020, la tasa más baja en décadas, y el 40% de 2016), obtuvo más de 2.000.000 de votos más, mientras que la candidata demócrata perdió más de 8 millones. Los análisis del voto muestran que la abstención aumentó en zonas donde habían votado mayoritariamente demócratas en 2020; el porcentaje de votantes de Kamala Harris bajó tanto entre los blancos como entre los negros y los latinos, entre los hombres como entre las mujeres (en igual proporción); solo aumentó su resultado respecto al de Joe Biden entre los votantes mayores de 65 años y los de rentas más altas (más de 100.000 dólares anuales) (1).

Estos pocos datos demuestran que la derrota electoral de la candidata demócrata no se debe principalmente a prejuicios raciales o misóginos.

Ni los excesos verbales ni las fake news del candidato Trump y sus partidarios, ni los llamamientos a votar a Harris en nombre de la defensa de la democracia frente a un «fascista» condenado por los tribunales, ni los posicionamientos de estrellas del espectáculo, ni las declaraciones de destacados economistas sobre la salud de la economía estadounidense, han logrado generar una movilización de votantes comparable a la que llevó a Joe Biden a la victoria en 2020. Para millones de votantes de este último, especialmente entre las capas más desfavorecidas, lo que domina es la desilusión y el descontento: en estos cuatro años, la desigualdad ha aumentado; los más pobres, los proletarios, se han empobrecido aún más e incluso sectores de las clases medias se han visto golpeados por una inflación que no alcanzaba estos niveles desde hace casi cuarenta años: mientras que los capitalistas y los inversores en bolsa han visto aumentar sus ganancias, a veces de forma espectacular.

Las elecciones son siempre un espejo muy distorsionado del estado de ánimo de la población en general y del proletariado en particular; el sistema democrático se ha ido perfeccionando a lo largo de las décadas para intoxicar a los explotados, reducidos a la condición de votantes ávidos de propaganda. El circo electoral, ricamente dotado (se calcula que este año los distintos partidos han gastado casi 16.000 millones de dólares en propaganda electoral, todo un récord) (2), tiene como función primordial desviar las aspiraciones, frustraciones y descontentos del electorado hacia el terreno, inofensivo para el orden burgués, de la competición entre los distintos partidos y candidatos al servicio de los capitalistas (¡cuando estos candidatos no son a su vez multimillonarios como Trump, el candidato al que supuestamente se oponen las élites y la clase dominante!). Como dijo Lenin, citando a Marx: la «característica esencial de la democracia capitalista» es convencer a los oprimidos de que «decidan una vez cada pocos años qué miembro de la clase dominante debe oprimir, aplastar al pueblo en el Parlamento»

Este descontento de los proletarios, cuyas huellas pueden encontrarse en las vicisitudes electorales, se manifiesta en el terreno real de las relaciones de clase a través de una renovación de la combatividad obrera. La huelga de siete semanas de más de 30.000 trabajadores de Boeing, que rechazaron dos veces los acuerdos alcanzados entre la dirección y el sindicato IAM, es el ejemplo más reciente. Según las estadísticas oficiales, que sólo enumeran las huelgas de más de 1.000 trabajadores, más de 450.000 proletarios hicieron huelga en 2023 (últimos datos disponibles), una cifra que no se alcanzaba desde hace varios años (4).

La elección de Trump representa la ascensión a la presidencia de un adversario del proletariado; pero Biden-Harris y el Partido Demócrata han demostrado, si aún fuera necesario, que no son en absoluto, como les gusta presentarlos a los dirigentes sindicales ultra optimistas, «amigos de los trabajadores»; no han dudado en romper huelgas como la de los ferroviarios, en intervenir para frenar otras como en Boeing, o en deportar a más indocumentados que Trump. Aquellos que, a pesar de la política criminal en el extranjero (Israel...) y de la política anti obrera en el seno de los demócratas, piden a los proletarios que les apoyen en nombre del «mal menor» o de la «defensa de la democracia», son en realidad los adversarios más insidiosos del proletariado. Para defenderse de los capitalistas y de su Estado, los proletarios no pueden de hecho contar más que con su propia lucha de clase; deben rechazar no sólo las orientaciones nacionalistas, racistas y xenófobas difundidas principalmente (pero no únicamente) por las corrientes de derecha y de extrema derecha: deben también romper con todos los falsos «amigos» que los encadenan a la mortífera colaboración de clase con los capitalistas en la que sus intereses son sacrificados a los de la empresa o de la economía nacional.

El período que se avecina estará inevitablemente marcado por ataques redoblados contra los proletarios estadounidenses, no por la mala voluntad de Donald Trump, sino porque los problemas económicos de Estados Unidos y el empeoramiento de las tensiones inter imperialistas lo exigen. Al igual que sus camaradas de otros países, los proletarios estadounidenses tendrán que encontrar el camino de la lucha de clases independiente y la organización para hacerle frente; pero también tendrán que reconstituir su partido de clase internacionalista e internacional: una tarea que no es en absoluto fácil ni rápida, pero esencial para que las luchas que tiene por delante la clase obrera se dirijan hacia el derrocamiento revolucionario del capitalismo.


Partido Comunista Internacional (El Proletario)

18/11/2024- www.pcint.org


__________

NOTAS:

(1) https://www.washingtonpost.com/politics/2024/11/12/what-numbers-actually-say-about-2024-election/

(2) https://www.opensecrets.org/2024-presidential-race

(3) Cfr. Lenin, El Estado y la revolución, capítulo 5 https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/estyrev/

(4) https://www.bls.gov/wsp/


 

[Asamblea] “Imagina esto: los gobernantes inician una guerra – ¡y nadie va a la guerra!”

 

  • En el largo y caluroso verano, los soldados ucranianos y rusos batieron récords de deserciones
  • “¡Juez Lynch, tiene la palabra!” El asesinato de Farion en medio de los procesos de descomposición en los ejércitos en guerra
  • Internacionalismo: ¿guía para la acción o excusa para la inacción? Por el inicio de la Semana de Acción de Praga, del 20 al 26 de mayo

Traducción del inglés: A Las Barricadas

Lea los textos traducidos del ruso por Materiales

 

Suppose They Give a War and No One Comes!” by The West Coast Pop Art Experimental Band, 1967

 

Fuente en inglés: https://libcom.org/article/long-hot-summer-ukrainian-and-russian-soldiers-broke-records-growth-desertions

Desde la mañana del 6 de agosto, cuando las tropas ucranianas rompieron la frontera y ocuparon algunos asentamientos fronterizos en la región rusa de Kursk, no han cesado los debates sobre el significado y las consecuencias de esta incursión desde el punto de vista político-militar. El final de las batallas por este territorio aún está lejos. Por el momento, lo único que está claro es que un ataque de este tipo con el telón de fondo del colapso de la defensa ucraniana en la región de Donetsk fue una completa sorpresa para muchos.

 

LEER COMPLETO: https://www.autistici.org/tridnivalka/assembly-suppose-they-give-a-war-and-no-one-comes-spanish/

 

También se puede leer aquí: https://materialesxlaemancipacion.espivblogs.net/2024/11/13/asamblea-imagina-esto-los-gobernantes-inician-una-guerra-y-nadie-va-a-la-guerra/#more-3881

 


 


 

Lucha contra la carestía de la vida en Martinica: ¡hace falta una orientación de clase anticapitalista para vencer!



Desde el 1 de septiembre, Martinica es escenario de un fuerte movimiento contra la carestía de la vida; se han producido bloqueos del puerto, rotondas y supermercados, una jornada «Martinica isla muerta», durante la cual se han producido incendios en comercios y edificios oficiales (destrucción de la gendarmería de Carbet), saqueos y enfrentamientos con la policía, etc. Las autoridades respondieron decretando un toque de queda parcial del 18 al 26 de septiembre, y después, a partir del 10 de octubre, un toque de queda de 21.00 h a 5.00 h de la mañana siguiente en todo el territorio, y enviando desde la metrópoli la compañía CRS 8, especialmente creada por el ministro del Interior Darmanin para la represión de disturbios urbanos; hay que señalar que tras los disturbios del «diciembre negro» de 1959, en los que murieron 3 jóvenes a manos de la policía, las autoridades de Martinica aseguraron que no había más CRS en la isla. El toque de queda, cuyo levantamiento estaba previsto para el 21 de octubre, se prorrogó hasta el 28 debido, según la prefectura, a «los bloqueos urbanos y la violencia que se produjeron durante la noche» entre los días 20 y 21, precisamente para frenar la continuación del movimiento y los estridentes bloqueos a la llamada del «Reagrupamiento para la Protección de los Pueblos y Recursos Afrocaribeños», el RPPRAC.

Este último, en el origen de la movilización contra la carestía de la vida, se negó de hecho a firmar el acuerdo celebrado el 16 de octubre entre el prefecto, los cargos electos locales y los representantes de la patronal; el 19 de octubre, organizó una manifestación de protesta en Fort-de-France que reunió a más de 2.000 personas y que debía ser el inicio de una «segunda fase» del movimiento. Este famoso acuerdo, calificado de «histórico» por el presidente de la Colectividad Territorial de la isla, conduciría aparentemente a una bajada de los precios del 20% de media tras la supresión de diversos impuestos y la concesión de ayudas a las empresas importadoras y distribuidoras que se han «comprometido» a devolverlo a sus precios. El RPPRAC exigía que se vieran afectados todos los productos alimentarios, mientras que el acuerdo sólo afecta a unos pocos (6.000 de 33.000).


DESEMPLEO, BAJOS SALARIOS Y POBREZA


La población de Martinica se ha visto tanto más afectada por el repunte inflacionista cuanto que los precios son normalmente más altos que en la Francia continental: un estudio del Insee (23 de julio) estima que eran un 14% más altos en 2022. La diferencia media alcanza el 40% en el caso de los productos alimenticios, una diferencia mayor en realidad según las estimaciones de RPPRAC y otros: los precios de la pasta, la harina, la leche, la mantequilla y la fruta son de dos a cinco veces superiores. Por supuesto, son los proletarios y las masas marginadas quienes más sufren en esta isla, donde la tasa de paro rozaba el 12% a principios de año, frente al 7,5% en la Francia continental, y donde los salarios son muy bajos (de media, serían un 30% más bajos). Resultado: la tasa de pobreza es del 29%, frente al 14% de la Francia continental y la pobreza es más intensa (la renta media de los pobres de la isla es inferior a la de las demás regiones francesas, con excepción de l´ Île de France). No hay que buscar en otra parte las razones del enfado.


LECCIONES DE 2009: LOS FRUTOS AMARGOS DEL INTERCLASISMO


En 2009, las Antillas experimentaron un movimiento muy significativo en la lucha contra la carestía de la vida y los bajos salarios, caracterizado por manifestaciones de una amplitud sin precedentes y, sobre todo, por una huelga general que duró 40 días en Guadalupe y 37 días en Martinica. Quince años después del final eufórico de la lucha que, tuvo lugar mientras los líderes de la lucha gritaban victoria, prevalece la decepción: los precios han seguido subiendo y los salarios siguen siendo bajos, a pesar de los aumentos salariales obtenidos y las medidas concedidas, como las exenciones fiscales de las que sólo se beneficiaron los capitalistas locales, grandes o pequeños. Esto se debió a que el movimiento había sido dirigido por colectivos que reunían a diversas organizaciones sobre una base interclasista, cuyas plataformas mezclaban reivindicaciones proletarias y pequeñoburguesas (como la defensa de la economía local, los artesanos y los pequeños patronos). La consecuencia inevitable fue que, a pesar de la combatividad de los proletarios, la defensa de sus intereses de clase pasó a un segundo plano.

El RPPRAC, por su parte, no pretende romper con este tipo de orientación; su negativa a plantear otras reivindicaciones que no sean la reducción de los precios de los alimentos, su negativa a situarse en el terreno de la lucha por salarios más altos y mínimos sociales, de la lucha contra el capitalismo y no sólo para forzar la «gran distribución» es un rechazo de la lucha de clases; pero sólo la lucha de clase puede ser el medio para movilizar las fuerzas del proletariado sobre las que descansa toda la economía -incluida la gran distribución-, y extender la lucha a los proletarios de las otras islas de las Antillas (las condiciones de los proletarios de Guadalupe son peores que en Martinica) o incluso a los de toda Francia: más allá de las diferencias contingentes de situación, sufren la misma condición de explotación, tienen el mismo enemigo y la posibilidad de unirse en una lucha común. El hecho de haber obtenido el apoyo de algunos sindicatos - CGTM, CDMT, UNSA... - (mientras que la CFDT, UGTM y FO lo rechazan con el pretexto de una crítica - justificada - a la inacción sindical) e incluso de organizaciones religiosas, no cambia nada; según el carismático presidente del RPPRAC, «hacemos pueblo con los sindicatos y las entidades religiosas»; «hacer proletariado» con todos los trabajadores y explotados no está en el orden del día...

Frente al poder de los capitalistas locales, grandes o pequeños, respaldados por el poder del Estado francés, que se enriquecen mientras las masas se empobrecen, es vano convocar debates públicos como en 2009 o negociaciones directas con el ministro: es indispensable llevar la lucha exclusivamente sobre una base de clase, con métodos y medios clasistas, sin dejarse desviar por las jeremiadas pacifistas de los religiosos, los llamamientos pequeñoburgueses a la defensa de la economía local y la unión de todos los martiniqueses.


Contra la carestía de la vida, contra los bajos salarios, contra la explotación capitalista, ¡lucha de clases y unión de los proletarios de Martinica y de otros países!


26 de octubre de 2024



Partido Comunista Internacional


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La crisis “feminista” de Boric

X victoria aldunate morales

 

 

 

 

En este atolladero gobiernista, todo indica que aquello de “amiga yo te creo” no es más que “contenido” de redes sociales acumulando likes y que el gobierno feminista puede lucirse como tal, solo mientras el señalado “violador” no sea un ministro suyo.

Por más que feministas en puestos clave les hayan entregado su discurso, el yo desbordado de sus líderes masculinos se vuelve, ahora, contra ellas.

 

Una funcionaria del gobierno de Boric denuncia que hace un mes atrás sufrió violación a manos del todopoderoso de la “seguridad”, Manuel Monsalve (ahora ex subsecretario del interior). El desasosiego es evidente y las comunicaciones hegemónicas tanto de oposición como oficialistas, se quejan de “un inadecuado manejo de crisis”.

Se ha leído y oído a contrarios y partidarios bajarle el perfil a la depredación sexual contra mujeres, decir “seducción” y “galanteo”; y a un senador de la Republica, José Miguel Insulza del Partido Socialista, llamar a todo esto: «chisme”.

 

Muchos muestran sorpresa ante el hecho de que un sujeto del poder pudiera ser un depredador.

Una de las estrategias que se van posicionando en el meta relato comunicacional, es la idea del “consentimiento sexual” reducido a un problema de voluntad individual, configurando una realidad de género horizontal, sin dialéctica ni dominación. Y otra, es la antigua estratagema de declarar a los hombres y acusados, víctimas de complots políticos, aludiendo al principio de inocencia que deja a las denunciantes, en calidad de “mentirosas”.

 

En un país misógino, devorado por la exigencia capitalista de éxito y ansioso de bienestar occidental, las olas feministas progresistas (hoy erigidas en el poder del estado) fueron convincentes mostrando al movimiento como pechos desnudos y un nicho aspiracional para individuas talentosas. A la larga, su feminismo es “empoderamiento” en el contexto de una ingeniería de la equidad, pero sin cambio estructural y negando a las mujeres como una clase oprimida.

 

Una «transparencia» turbia

La noticia de la imputación al ex hombre de confianza de Boric, estalló justo el 18 de octubre, a 5 años de la Revuelta Popular, la misma que en la Plaza Dignidad repudió a tomatazo limpio, al ahora presidente. La acusación que se le hace a su ex subsecretario habría sucedido justo en los días en que el presidente chileno se encontraba en la ONU abrazado con Zelenski, y cuestionando la tibieza de las derechas mundiales ante intentos de golpes de estado denunciados por dos potencias controladoras de las inversiones trasnacionales (Brasil y Estados Unidos). La ambigüedad que allí critica, se observa también en su propia actitud hacia esta denuncia de violencia sexual contra una subalterna, por parte de alguien de su gobierno.

 

¿No merece la misma atención de parte del gobierno feminista la violencia contra las mujeres, ni aunque utilice al feminismo y reciba tanto fondo internacional para sus “programas de género” y sus fundaciones?

 

Boric dice que no se enteró de nada. No supo que, aunque su hombre de confianza debía atender una conferencia de prensa sobre “el balance de la seguridad pública”, éste no se presentó a trabajar ese lunes 23 de septiembre (justo al otro día de los hechos que se le imputan). No cuestiona que su gobierno le haya concedido al acusado la regalía de tomarse el día para viajar a otra región del país “a explicarle a su familia lo sucedido” ni que –al parecer- aunque no se tratara de un acto oficial, le fuese concedido un transporte oficial.

 

Al pronunciarse sobre los hechos en un evento en Lampa (RM), acerca de lo que nombran “El Cuidado” (otro meta relato gobiernista proporcionado por el feminismo institucional), decidió responder –ilimitadamente- preguntas de la prensa, declarando entre otras cosas que “denuncia no significa culpabilidad”, que no “toma partido por una versión” y que “no juzga acciones privadas” de personas que “toman más de la cuenta”.

También dijo, que su ex subsecretario le habría confesado que hizo revisar las cámaras del hotel donde sucedieron los hechos, supuestamente “para saber cómo habían llegado allí” él y la denunciante, ya que no se acordaría “de nada”. O sea, el presidente desliza la que ahora es una “nueva teoría del caso”: Monsalve no habría estado consciente de lo acaecido esa noche. Ante la verborrea presidencial, su asesora intentó terminar la ronda de preguntas”, pero el presidente haciendo gala de una pueril soberbia, se negó a viva voz porque, según él, le interesaba que “la ciudadanía pueda volver a confiar en las instituciones”, también para subrayar que la renuncia de Monsalve fue “como debía ser” y que “al gobierno le importan las mujeres”…Y claramente le importan, sí, como una oportunidad política, ya que son justo las mujeres de sus coaliciones, quienes le protegen a él y a sus aliados, digan lo que digan y hagan lo que hagan.

 

La vocera Camila Vallejos, por ejemplo, se permitió presentar la incontinencia verbal de Boric como “transparencia y honestidad” y con la escasa expresividad que la caracteriza, se le observó conmovida, ya sea por miedo al desastre o simplemente por la costumbre femenina de justificar a los hombres.

 

De hecho, son pródigas las muestras simbólicas y concretas de este círculo de protección feminista a Boric y su gobierno. Cabe recordar que en los 50 años del Golpe cívico militar en Chile (2023) “voceras del feminismo institucional convocaron a una performance” para abrazar y acordonar La Moneda[1], buscando -al parecer- demostrar que ante la lucha derechista constante por la “alternancia”, ellas defienden al gobierno de Boric.

Dos años antes, en la campaña presidencial 2021, fueron feministas del Frente Amplio quienes se encargaron de colocar paños fríos a un comentario en redes sociales que decía que Boric “era un cerdo” que acosaba a una compañera del movimiento estudiantil[2]. Entre esas feministas habría estado la ahora ministra de la mujer, Antonia Orellana, la misma que habría defendido a Boric cuando su partido quiso expulsarlo por haber firmado con la Derecha el “Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución del 15 de noviembre” de 2019. Justo aquel acuerdo que sacramentó el fin de la revuelta y al que otras feministas llamamos “acuerdo de pacificación e inacción”[3].

 

En el caso actual de Monsalve, la ministra Orellana, habiéndose enterado de la denuncia cuando volvía desde una conferencia sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en Ginebra, sonó cauta ante la prensa. Habló, en general, sobre las disposiciones del gobierno contra la violencia de género, y no respondió sobre la razón de que pasaran casi tres días desde la denuncia a la renuncia, ni para qué se le dio la oportunidad al ex subsecretario de reivindicarse “inocente” desde el mismo pódium de La Moneda.

 

En relación a la teoría tan mal hilada por Boric acerca de que Monsalve habría estado inconsciente (demasiado tomado)la noche del 22 de octubre, ahora está siendo desarrollada por Flavia Torrealba, una miembra del comité político, presidenta del partido Federación Regionalista Verde Social, quien cree que a los hombres “se los condena por ser hombres” y que coloca al denunciado Monsalve como otra “víctima” del caso. Esa teoría de complot contra el denunciado, augura un potencial vuelco en el caso. Torrealba comparó el caso Monsalve con el caso Catrillanca, el comunero mapuche, que de haber sido señalado como terrorista en 2018, se reveló tres años más tarde -en 2021- como una víctima más del Estado chileno. Realmente impresentable el ejemplo de la presidenta del FRVS.

 

En uno de los países más injustos del mundo, la verborrea ideológica alimenta al espectro político dominante que se aprovecha de las oportunidades que les entregó el feminismo de las olas.

 

 

 



[1] Nunca más la hipocresía del “Nunca Más”, Mafe, Radio Humedales, 4 de septiembre 2023, https://puntadaconhilo.cl/la-hipocresia-del-feminismo-institucional/

[2] La misma mujer que había escrito ese mensaje públicamente, luego relató que Boric fue a pedirle disculpas, y que no quería que Kast usara políticamente sus dichos. Los episodios de acoso sexual expuestos por la víctima databa de 2012 en el movimiento estudiantil. Su mensaje decía: “Es un cerdo que me acosaba cuando trabajé con él”, y en el mensaje «también sostuvo que dejaría de seguir a todos quienes le hicieran campaña a Boric, sobre todo si se declaraban feministas» («La acusación de acoso contra Boric que validaron dos candidatas a diputadas del FA y que desapareció de las redes», Daniela Bas y Florencia Donoso, El Libero,10 de noviembre 2021.

[3] No es acuerdo de Paz, es pacificación, mujeres lesbianas y lesbianas feministas autoconvocadas, autónomas y antirracistas18 noviembre 2019,  https://puntadaconhilo.cl/no-es-acuerdo-de-paz-es-pacificacion/

 

 

…las herramientas del amo no desmantelarán nunca la casa del amo. Nos permitirán ganarle provisionalmente a su propio juego, pero jamás nos permitirán provocar un auténtico cambio. (Audré Lorde)

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Volante internacionalista contra la guerra entre Irán e Israel

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¡NI CON IRÁN (Y PALESTINA) NI CON ISRAEL (Y EE.UU.)!
¡POR LA DERROTA DE AMBOS ESTADOS CAPITALISTAS EN GUERRA!
¡POR LA SOLIDARIDAD CLASISTA Y COMBATIVA ENTRE LOS PROLETARIOS DE AMBAS REGIONES, TAL COMO EN RUSIA Y UCRANIA!

 

Estas consignas expresan hoy la posición invariante de los comunistas internacionalistas frente a esta y a toda guerra capitalista: el derrotismo revolucionario y el internacionalismo proletario. ¿Por qué?:

➊ Porque la guerra capitalista siempre se hace contra el proletariado: en este caso, si hoy el Estado burgués de Irán está atacando el territorio dominado por el Estado burgués de Israel es, sobre todo, para someter al combativo proletariado de la propia región iraní; más precisamente, para justificar la represión sobre sus luchas contra la explotación (p. ej. en el sector petrolero y de la salud) y llevarlo al matadero de la guerra “en defensa de la patria”. Lo mismo aplica contra el proletariado de la región israelí que se rehúsa a ir a la guerra de sus patrones asesinos y matar a sus hermanos de clase al otro lado de la frontera (los llamados refuseniks); y, contra el proletariado de la región palestina que protesta contra el gobierno burgués, hambreador y represivo de la Autoridad Nacional Palestina y Hamás. En fin, en toda guerra capitalista los únicos ganadores son los burgueses y los únicos perdedores son los proletarios de cualquier país, ya que en realidad este no es un conflicto de naciones, sino un conflicto de clases llevado al plano internacional.

➋ Porque los Estados hacen la guerra para acumular más capital, territorio y poder: en este caso, si hoy el Estado de la burguesía ayatola de Irán (socia de China) y el Estado de la burguesía sionista de Israel (socia de EE.UU.) se están disputando militar y políticamente el territorio dominado por su subordinada, la burguesía islamista de Palestina (y de Líbano), es por el control de la fuerza de trabajo, petróleo y gas, centros industriales, puertos, etc. de toda esa zona geográfica del mercado mundial llamada Medio Oriente. También hacen la guerra como válvula de escape para la crisis capitalista o la caída de la tasa de ganancia y la desvalorización mundial, reactivando la industria y el comercio de armas, repartiendo e invirtiendo el plusvalor extraído a los trabajadores. Tal es el motor económico de toda guerra imperialista. Y esta guerra no es la excepción, con el agravante de que podría convertirse en una guerra nuclear de gran escala.

➌ Porque estar a favor de uno u otro Estado capitalista en guerra es caer en la trampa de los falsos bandos, el nacionalismo, el sentimentalismo, la confusión y el oportunismo. Trampa promovida por los medios de desinformación masiva que, para colmo, han hecho de la guerra algo “normal” y hasta un distractor de otras catástrofes cotidianas. Es caer en el terreno de la burguesía y la socialdemocracia. Es una posición antiproletaria y contrarrevolucionaria que debe ser denunciada y combatida como tal, sobre todo contra las variopintas izquierdas del Capital. El “antiimperialismo” y la “liberación nacional” en realidad siempre han sido apéndices de la guerra imperialista y el capitalismo de Estado (mal llamado “comunismo”). Por el contrario, los proletarios no tenemos patria y los comunistas siempre luchamos por los intereses de nuestra clase mundial en contra y más allá de los intereses de cualquier Estado, nación, “pueblo”, religión, etc.

➍ Porque bajo el capitalismo no existe “guerra justa” ni “guerra santa” entre naciones. La única “guerra justa” que puede existir es la guerra de clases global para abolir el capitalismo, la guerra y la sociedad de clases misma; esto es, transformar la guerra imperialista en revolución comunista internacional. Evidentemente, faltan muchos desastres, guerras, revueltas e insurrecciones para llegar a ese punto de no-retorno. Mas no por ello es menos verdadero ni necesario en esta época de catástrofe económica, social, ecológica y, para colmo, amenaza inminente de guerra nuclear. Por lo tanto, Comunismo o Extinción.

➎ Porque, a pesar de la contrarrevolución mundial que todavía reina, mantener con intransigencia la posición de derrotismo revolucionario e internacionalismo proletario resulta una práctica necesaria, defensiva y clarificadora tanto frente al terrorismo de los Estados capitalistas en guerra como frente al oportunismo confusionista de las izquierdas del Capital que los apoyan. Una práctica defensiva hasta que el proletariado mundial esté en condiciones de pasar a la ofensiva revolucionaria y mandar a todos los Estados, los mercados, las patrias, las guerras y las clases al basurero de la historia. Los proletarios con y sin uniforme de las regiones rusa y ucraniana que hoy vuelven sus armas contra sus jefes militares, que desertan de “sus propios” ejércitos, que protestan contra “sus propios” Estados y que organizan redes internacionalistas de solidaridad con los desertores, son el ejemplo concreto y actual de derrotismo revolucionario. El ejemplo a seguir por los proletarios de Medio Oriente y otras regiones del planeta azotadas por la guerra.

 

Proletarios Hartos de Serlo
Región ecuatoriana, Octubre de 2024

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