CIRCO PARLAMENTARIO Y MISERIA MATERIAL PARA LA CLASE OBRERA EN VENEZUELA

¡GOBIERNO Y OPOSICIÓN LA MISMA EXPLOTACIÓN!

 

 

El verdadero fraude es la farsa electoral, la ilusión parlamentaria misma

El pasado 28 de julio de 2024 se realizaron las elecciones presidenciales en Venezuela. El oficialismo se proclamó a sí mismo ganador de dichas elecciones, cosa que luego ha ratificado el CNE. ¿Fraude y pasteleo? Lo puede hacer porque es el Partido del Ejército y controla los cuerpos oficiales y extraoficiales de la represión.

Lo que de verdad determina quién gana las elecciones en Venezuela es quien tenga el apoyo de las Fuerzas Armadas, del Ejército, que por el momento no piensa desprenderse de su proyección parlamentaria que le ha servido en los últimos tiempos. Pero, compañeros, lo que tenemos que ENTENDER es que la DEMOCRACIA PARLAMENTARIA es un profundo FRAUDE por definición, es un fraude por el cual se hace elegir a los explotados qué grupo de explotadores va a dominar en los siguientes seis años.

Oficialismo y “oposición” se pelean en última instancia para ver qué camarilla desvalija el fruto de la explotación del proletariado venezolano y de la renta petrolera. Pero hay algo más profundo que une a oficialismo y “oposición”: ambas fracciones burguesas necesitan la ILUSIÓN y el ESTUPEFACIENTE PARLAMENTARIO.

 

Circo parlamentario y control social

¿Qué hay detrás de las llamadas a las manifestaciones pacíficas por parte de oficialismo y “oposición”? Por paradójico que pueda parecer, la realidad es que ni el oficialismo ni la propia “oposición” pueden permitirse que la llamada “oposición” gane estas elecciones. Si dejaran que ganara la “oposición”, el programa económico y social que tendría que desplegar para recuperar la economía capitalista sería tan anti-obrero o más que la actual política económica y social del oficialismo. El capitalismo venezolano se habría quedado sin el señuelo, la zanahoria, la ILUSIÓN con la que narcotiza a la clase obrera. El capitalismo venezolano se quedaría sin el seguro de vida de la ILUSIÓN parlamentaria y se arriesgaría a una SITUACIÓN SOCIAL EXPLOSIVA. ¿Con qué mantendrían el ENGAÑO a las masas obreras explotadas? ¿Con qué ILUSIÓN mantendrían la PAZ SOCIAL y la SEDACIÓN con la que controlan a la clase obrera? ¿Qué alternativa le quedaría a la clase obrera después de que quedase palmariamente demostrado en los hechos que oficialismo y “oposición” son la misma explotación?

Sólo nos quedaría la alternativa de ENTENDER y APRENDER que mande quien mande, la economía capitalista venezolana exige el sacrificio de la clase obrera, su explotación redoblada y que sólo si recuperamos los métodos de la lucha de clase, a través de la recuperación del sindicalismo de clase y de la lucha por el abatimiento del poder burgués, podremos acabar con la situación de MISERIA a la que nos condena el CAPITALISMO.

Éste es el motivo por el que la propia “oposición” se encarga de frenar la protesta y controlar la situación. Se trata de mantener la ILUSIÓN, de enredar a la clase obrera prometiéndole que el día que les permitan hacer elecciones “de verdad” todo se arreglará.

Así, la reacción de quienes se habían ilusionado y han visto cómo se esfumaban sus ilusiones, se ha quedado en una indignación parlamentaria, de menor intensidad de lo que se ha querido hacer ver: muchos de los vídeos que han circulado se refieren a situaciones de hace años, durante las guarimbas. Lo cual no quita que el Estado capitalista venezolano ha desplegado una represión selectiva pero sistemática: detenciones, allanamientos de casas, requisa de celulares, etc.

 

La situación del capitalismo venezolano

Lo que está sucediendo en Venezuela, es que los ilusos bisnietos de Bolívar abandonaron todo el parque industrial, se dedicaron a la exportación de capitales y petróleo; los altos precios del petróleo facilitaron los créditos y se endeudaron hasta los tuétanos, promovieron la liquidación de su propia industria vendiendo petróleo a cambio de productos manufacturados que luego han inundado el mercado venezolano destruyendo primero su propia industria y agricultura y produciendo luego una inflación desbocada, sumiendo a las masas proletarias a una miseria sin precedente.

En estos 25 años de gobierno el Ejército bolivariano, el Partido más centralizado de la burguesía venezolana, ha desarrollado una política de represión y sometimiento de la clase obrera con la incorporación de grupos de delincuencia organizada denominados “colectivos”, con los que controlan las manifestaciones desde los barrios hasta las fábricas. En los barrios proletarios controlan al proletariado, con la incorporación del lumpenproletariado distribuyendo la bolsa del CLAP y el gas doméstico, imponiendo normas de convivencia semejantes a las cárceles, y el gobierno llama a éstas, “zonas de paz”, donde ya no hay necesidad de la policía porque están controladas por la delincuencia, garantizando lo que llaman la paz social. Además de esto, en estos 25 años el gobierno ha mitigado el descontento y la lucha proletaria con un uso intensivo de la ILUSIÓN PARLAMENTARIA, desde que llegaron al gobierno han realizado 23 elecciones parlamentarias, sumando la actual.

El oficialismo y la “oposición” han logrado con la campaña electoral desmovilizar al proletariado, han paralizado su energía, su instinto de clase. El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) registró 1.243 protestas durante el primer trimestre de 2024, equivalente a 14 manifestaciones diarias en promedio. Esta cifra representa una disminución del 56% en comparación con el mismo período del año pasado.

 

Miseria material para la clase obrera

En franco deterioro están en todo el país de los servicios públicos: se han extendido los cortes eléctricos hasta por 5 horas a diario y se ha restringido el servicio de agua potable. En cuanto al salario, en marzo 2024 se cumple dos años del último aumento de salario mínimo base permaneciendo congelado en 130Bs (3,55$ según BCV, y 3,11$ según dólar paralelo, con el cambio actual). En julio 2024, el gobierno anunció aumento del llamado salario integral, incrementando el monto de los llamados bonos de guerra (pagados en Bs, indexados al dólar del BCV). A los pensionados se les aumentó a 45$ (1.640Bs). A los empleados públicos el pago de bono de guerra es de 90$ del BCV, los 40$ cesta ticket, el salario por nómina queda congelado.  Se ha bonificado el salario, estos “bonos de guerra” no tienen incidencia en pago de prestaciones, ni vacaciones, ni aguinaldos, (cumpliendo con los compromisos con Fedecámaras de ir eliminando las prestaciones). Y, mientras la canasta alimentaria en marzo 2024 alcanza los 554,26$, la canasta básica en Venezuela (que además de gastos de alimentación incluye otros rubros como educación, salud, transporte y servicios), alcanzó un costo de 1.200$ para una familia de cinco miembros, según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación de Maestros (Cendas-FVM, 09-05-2024). La burguesía venezolana nos paga parte del salario o todo el salario en bolívares cuando toda la economía está dolarizada.

Esta situación de crisis siempre empujará a la clase desposeída, al proletariado, a rebelarse, a la lucha por el pan, por la comida. Pero en ausencia de una red de lucha sindical fuera del control del Estado y en ausencia de la influencia del Partido Comunista Internacional, esta rebelión se consumirá en sí misma o será encauzada por cada fracción de la burguesía que enrolará a una parte de los asalariados para que luche por los intereses de dicha fracción, prometiéndole falsamente la solución de todos sus problemas con su triunfo electoral.

 

La gran mentira del socialismo en Venezuela

La gran victoria de la burguesía venezolana – tanto del oficialismo como de la “oposición” – ha sido conseguir identificar al Partido del Ejército con el socialismo y el comunismo. Es una necesidad imperiosa para la clase obrera eliminar esta GRAN MENTIRA. En Venezuela no hay socialismo, hay CAPITALISMO. El capitalismo se basa en el trabajo asalariado, en que nuestra fuerza de trabajo es una mercancía más y tiene un precio: el salario. Por esto el capitalismo significa inevitablemente explotación y hambre para la clase obrera. Ningún cambio de gobierno parlamentario va a significar un cambio real para la clase obrera en el capitalismo. El Estado capitalista está al servicio del capital, mande quien mande, gobierne quien gobierne.

La ilusión parlamentaria solo sirve para distraernos mientras nos matan de hambre o a balazos: los gobiernos parlamentarios pasan y el hambre queda. Los proletarios seguiremos sufriendo las consecuencias de este sistema mientras nos enreden en que hay que cambiar de gobierno cuando lo que hay que hacer es abolir este sistema de explotación.

Ésta es la realidad que vive y enfrenta la clase obrera y el proletariado venezolano, desarmado teóricamente sin un organismo clasista que le sirva como instrumento para la lucha por mejores condiciones de trabajo y salarios. La clase obrera no podrá luchar ni siquiera por sus reivindicaciones inmediatas si no rompemos con la política burguesa que influencia y dirige todo el aparato sindical, rompiendo con su control organizativo, tendiendo a formar organismos de lucha económica de clase e independientes de los partidos políticos parlamentarios, combatiendo la política de sumisión o de solidaridad a la economía nacional o de empresa, combatiendo y desenmascarando al régimen democrático parlamentario como instrumento clásico de dominación de la dictadura del capital.

Necesitamos recuperar un programa de superación revolucionaria del capitalismo, sólo así podremos luchar por mejores condiciones laborales y sociales al mismo tiempo que preparamos las condiciones para la abolición de la esclavitud del trabajo asalariado.

 

 

¡ABAJO EL FALSO “SOCIALISMO” DEL PARTIDO DEL EJÉRCITO!

¡ABAJO EL CAPITALISMO EXPLOTADOR QUE HAMBREA A LA CLASE OBRERA!

¡POR LA REANUDACIÓN DE LA LUCHA DE CLASE! ¡POR LA ABOLICIÓN DEL TRABAJO ASALARIADO!

 

             PARTIDO COMUNISTA INTERNACIONAL – www.pcielcomunista.org

 

4 de agosto de 2024

 

Guerra de clases 16/2024: Revuelta proletaria en Kenia – ¡Contra todas las falsificaciones burguesas!

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El texto que presentamos aquí sobre la muy reciente oleada de lucha de clases que barrió Kenia (y la sigue barriendo en el momento de escribir estas líneas) no pretende ser “completo”, ni un análisis “serio”, “objetivo” o pedante de la situación. No estamos aquí simplemente para diagnosticar los males del Capital, ¡estamos aquí para ser su sepulturero! No nos sirven los análisis “eruditos” y “brillantes” de la economía política burguesa, tan apreciados por todos los colores y matices del prisma de la izquierda y extrema izquierda del capital, análisis que aplastan con el peso de sus cifras, sus porcentajes, sus gráficos, sus curvas, su logorrea… cualquier expresión de la vida de nuestra clase y de su lucha, cualquier manifestación de lo vivo. En lo que nos concierne, enviamos simple y modestamente un saludo caluroso y vibrante a nuestros hermanos y hermanas de clase en lucha en Kenia, como en todas partes de este infierno capitalista que se impone a nuestra humanidad, y les llamamos a mantenerse firmes, después de haberse sublevado, a organizarse cada vez más poderosamente para las luchas venideras…

El 18 de junio de 2024 comenzaron las manifestaciones en Nairobi, con la ocupación de la plaza frente al Parlamento Nacional y, desde el principio, enfrentamientos con las fuerzas represivas del Estado. El detonante de las protestas fue la propuesta de Ley de Finanzas 2024 del Presidente de Kenia, Sr. Ruto. Su aprobación provocaría subidas de precios en una amplia gama de productos básicos, desde el pan, los huevos, las verduras y el aceite de cocina hasta la gasolina y los productos de higiene para mujeres y niños.

Además, debido a la naturaleza de la organización del capital en Kenia, si quieres conseguir un empleo en la “economía urbana del sector servicios”, no te queda más remedio que convertirte en lo que se conoce como “autoempresario” y tienes que comprar tu propio equipo, combustible y pagar impuestos al Estado, aunque luego trabajes para una gran empresa tecnológica, una compañía de medios sociales o una agencia gubernamental local.

Esto llevó a los proletarios cuya pertenencia de clase está enmascarada por la ideología burguesa, que les da la ilusión de ser “empresarios privados”, y que eran los más afectados por los cambios, a convertirse en los iniciadores de las protestas. Y al igual que en el caso del movimiento de los “chalecos amarillos” en Francia, los principales medios de comunicación, así como la izquierda del capital con su ideología obrerista, saltaron a la oportunidad de interpretar las protestas como un movimiento “pequeño burgués”, “contra la corrupción del gobierno”, “impuestos injustos”, “por más democracia”, etc. Como en el caso de los “chalecos amarillos”, queremos hacer hincapié en la naturaleza proletaria del movimiento, que se expresa y confirma en la expropiación generalizada de bienes, los ataques a la infraestructura y los símbolos del Estado y el rechazo de cualquier mediación burguesa, a pesar del ocasional “ciudadano enfurecido” quejándose en TikTok de que la nueva ley “perjudica a su negocio”.

Este arreglo, en el que la clase capitalista es capaz de aprovecharse de las circunstancias locales y descargar parte de los costes de los medios de producción sobre los hombros del proletariado, no es nada nuevo ni extraordinario. No cambia en nada el hecho de que la fuerza de trabajo del proletariado es explotada por la relación social incorpórea que es el Capital; no más que cuando los trabajadores que construían el ferrocarril a través del Medio Oeste americano se vieron obligados a comprar “sus propias” palas y “su propia” dinamita.

La actual explosión social se produce casi un año después de que un proyecto de ley similar, que aumentaría drásticamente el coste de la vida para los proletarios de Kenia, provocara varios días de disturbios que dañaron la autopista de Nairobi y varias estaciones de ferrocarril. Mientras tanto, Kenia también ha sido testigo de protestas contra los cortes de agua y electricidad, la ocupación de la Universidad de Meru por sus estudiantes y, recientemente, una huelga de dos meses de los trabajadores del sector sanitario.

A diferencia de las manifestaciones anteriores, en las que los multimillonarios Odinga, Kenyatta y algunos otros podían al menos fingir que representaban al movimiento e intentar explotar sus contradicciones e ilusiones internas para obtener algún apoyo electoral, esta vez, para disgusto de los medios de comunicación, no se encuentra ninguna figura que pueda reclamar el título de “líder”. Por supuesto, si el movimiento muestra un alto grado de “espontaneidad” en el sentido de que los proletarios en lucha, estén donde estén, comprenden quién es su enemigo de clase y no necesitan deliberar durante días para elegir sus objetivos, esto no implica la ausencia de organización. Los métodos adoptados por el movimiento implican la organización tanto en línea como a nivel de barrio e implican tanto a estructuras preexistentes activas en luchas anteriores como a estructuras de nueva creación que dan dirección al movimiento. Se recurre al crowdsourcing para sufragar los gastos médicos y jurídicos, y algunos médicos se han unido al movimiento y atienden a los heridos.

Desde Nairobi, las manifestaciones se extendieron rápidamente a Kisumu, Eldoret, Mombasa, Lamu y otras ciudades importantes, así como a muchos pueblos más pequeños. Las reivindicaciones “económicas” iniciales se fundieron orgánicamente con la rabia proletaria contra los carniceros uniformados, una rabia acumulada durante años de represión brutal de cualquier movimiento de protesta y reforzada por sus intentos de sofocar el levantamiento actual. Decenas de personas han sido asesinadas por la policía, cientos heridas y cientos más detenidas o “desaparecidas”. La táctica del terror masivo, desplegada por el Estado en Kenia tantas veces antes, ha fracasado esta vez.

Por ejemplo, cuando los policías intentaron derribar las barricadas levantadas por los manifestantes en la autopista Nairobi-Mombasa con salvas de gases lacrimógenos, balas de goma y munición real, los jóvenes proletarios de los barrios marginales situados a lo largo de la autopista se sublevaron y se unieron a los alborotadores. El alcance de las protestas se amplió también a los problemas de suministro de agua y electricidad, que ya habían desencadenado airadas manifestaciones en el pasado. El 25 de junio, tras una batalla con la policía, los manifestantes irrumpieron en el Parlamento nacional de Kenia, lo saquearon y lo incendiaron parcialmente. Esto llevó a Ruto a desplegar el ejército en las calles y a restringir el acceso a Internet, pero sin el efecto pacificador que él y el resto de la burguesía esperaban.

Las tácticas ofensivas del movimiento contra las fuerzas represivas no se limitaron a los enfrentamientos en las manifestaciones. Las fotos, carnés de identidad, números de teléfono y direcciones de los policías violentos han sido doxados – hechos públicos en Internet – y algunos de ellos han podido experimentar de primera mano la justicia proletaria. A medida que las fuerzas de represión cometen más y más carnicerías – incluido el reciente descubrimiento de docenas de mujeres asesinadas en una cantera a las afueras de Nairobi, justo al lado de la comisaría –, la línea de confrontación del movimiento continúa. Y esto en un momento en que las fuerzas especiales de la policía keniana están siendo desplegadas en Haití para aplastar allí la resistencia proletaria, con el pretexto de luchar contra las bandas. Están apareciendo signos de grietas incluso dentro de los cuerpos de policía y del ejército, y algunos policías y soldados han cambiado de bando y se han unido a las protestas, aunque esto es todavía muy (demasiado) raro.

Por supuesto, también continúan los intentos de apaciguar, aislar y canalizar el movimiento. La retirada del proyecto de ley por parte de Ruto, al menos temporalmente, no ha surtido efecto. El reciente despido del jefe de policía, Japhet Koome, tampoco ha surtido efecto. El último intento es la creación del “Foro Nacional Multisectorial para el Diálogo”, un intento desesperado de transformar la lucha de clases en “diálogo civil”.

Mientras que los rivales políticos tradicionales de Ruto, como Odinga, guardan silencio esta vez, varios “influenciadores”, así como los estalinistas del llamado “Partido Comunista de Kenia”, intentan intervenir. Las críticas a la orientación pro-FMI y pro-OTAN de Ruto son un tema importante entre los partidarios de sus rivales pro-China. Los sindicatos, fieles a su práctica histórica, anunciaron una huelga general pacífica, pero ni siquiera la llevaron a cabo.

Por supuesto, como con cualquier otro movimiento proletario real, los límites aparecen en su orientación general “anti-Ruto”, sin muchas críticas a la oposición, en sus ilusiones sobre la democracia y “el pueblo”, sin conciencia de clase expresada, en su falta de perspectiva más allá de las necesidades inmediatas y su ira hacia las fuerzas represivas. No vimos ningún material militante – folletos, carteles, pancartas, textos en línea, etc. – que expresara una crítica del capitalismo más allá de la rabia por la pobreza y la violencia policial o más allá de las quejas sobre el estilo de gestión capitalista, es decir, la “corrupción”. Hay que decir que no tenemos contactos activistas en Kenia y que no hablamos ninguna de las lenguas locales.

Dicho esto, nada ha terminado aún en Kenia a pesar del reciente declive de la lucha; y una expresión de la potencial superación de estos límites para la solidaridad proletaria internacionalista es su clara postura contra el envío de policías kenianos a Haití y otras operaciones de “mantenimiento de la paz”. Además, parece que la revuelta proletaria en Kenia sirve de inspiración y punto de referencia para las recientes manifestaciones violentas en Uganda y Nigeria.

Como comunistas, vemos en cada lucha proletaria autónoma un fragmento de la guerra social que el proletariado libra contra la burguesía, ¡una expresión de la lucha histórica del proletariado como clase por la revolución contra el capitalismo y por una comunidad mundial sin clases!

Como comunistas, queremos subrayar la naturaleza proletaria del movimiento en Kenia contra todos los falsificadores burgueses:

  • ya sean los racistas que intentan atizar las divisiones raciales dentro de nuestra clase entre “africanos” y “europeos” o “asiáticos”.
  • ya sean los que tratan de quienes tratan de limitar la sustancia del movimiento a sus premisas iniciales o superficiales – como movimiento anticorrupción, movimiento antiimpuestos, etc.
  • ya sean los partidarios de la “liberación nacional” los que defienden el derecho de las naciones a reprimir a “sus” proletarios.
  • ya sean los llamados “comunistas” los que dividen la sociedad capitalista mundial en países “centrales” y “periféricos” y afirman que la lucha del proletariado en estos últimos es menos importante.

Mostremos nuestra solidaridad práctica con el proletariado que lucha en Kenia añadiendo los intereses de la facción capitalista local a nuestra lista de objetivos, ya sea el Estado keniano o empresas como Safaricom, KTDA, East African Breweries.

Contra la guerra capitalista y la paz capitalista – ¡Contra los esfuerzos de militarización mundial, de los que forman parte las fuerzas expedicionarias keniatas!

Al cerrar este breve texto sobre las luchas de nuestra clase en Kenia, escuchamos como un eco amplificado el clamor de los “Días de Furia” que están incendiando Nigeria, alimentados por el rechazo a la miseria, la esclavitud y la deshumanización, y siguiendo siempre el mismo escenario: manifestaciones, represión, disturbios, ataques a comisarías, saqueo de edificios gubernamentales, pillaje, etc. Siempre con los mismos puntos fuertes, pero también con las mismas debilidades: determinación para saquear todo lo que nos hace la vida insoportable, por un lado, y crítica limitada de la “mala gobernanza”, por otro.

Rindamos también homenaje y saludemos la lucha que nuestros hermanos y hermanas de clase vienen librando desde hace varias semanas, en otras latitudes, en Bangladesh; luchas que no son sólo el enésimo intento del proletariado por derrocarlo todo, sino que son también, al parecer, un salto cualitativo en la determinación del proletariado, en su ya larguísima historia de enfrentamientos con los capitalistas, de “hacer que el negocio no sea rentable”.

Por último, saludemos a los proletarios en lucha de Pakistán, y en particular de la ciudad portuaria de Gwadar, enorme concentración de trabajadores, tan útil para el desarrollo del capitalismo chino. Desde hace años, estos proletarios llevan adelante un enfrentamiento sin cuartel con los explotadores, a pesar de todos los esfuerzos de los reformistas de todas las tendencias por confinarlos en el marco de una “lucha de liberación nacional del pueblo baluchi”, que el proletariado debe criticar absolutamente con su lucha decidida…

 

 

Class War 16/2024: Proletarian revolt in Kenya – Against all bourgeois falsifications!

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The text we present here on the very recent wave of class struggle that swept Kenya (and is still sweeping it at the time of writing) does not pretend to be “complete” or “objective” analysis of the situation. We are not here to make just a diagnose of the ills of Capital; we are here to participate in digging its grave! We have nothing to do with analyses of bourgeois political economy, so prized by all the colors and shades of the prism of capital’s left and far left, analyses which crush beneath the weight of their figures, their percentages, their graphs, their curves, their logorrhea… any expression of the life of our class and its struggle, any manifestation of the living. As far as we are concerned, we simply and modestly address a warm and vibrant greeting to our class brothers and sisters in struggle in Kenya, as everywhere else in this capitalist hell that imposes itself on our humanity, and we call on them to stand up, after having raised their heads, to get organized ever more powerfully for the struggles to come…

On 18th of June 2024 the protests started in Nairobi, that included the occupation of the square in front of the National Parliament and since the beginning included confrontations with the repressive forces of the State. The original trigger for the protests was the proposal of the so-called Finance Bill 2024 by the Kenya’s president Ruto. Its adoption would mean increase of prices on wide range of basic goods from bread, eggs, vegetables and cooking oil to petrol and hygienic necessities for women and children.

Moreover, due to the nature of the Capital organization in Kenya, if you want to get a job in the “urban service sector economy” you may have no choice but to become so-called “freelancer” and you will be required to buy your own equipment, your own gas and pay the taxes to the State, even though you then proceed to work for big tech, social media company or local State agency.

This prompted the proletarians whose class belonging is being masked by the bourgeois ideology as “private entrepreneurs”, that were the most affected by the changes, to become the initiators of the protests. And just like in the case of Gilets Jaunes movement in France, corporate media and the left of Capital with workerist ideology alike jumped on the opportunity to interpret the protests as “petty bourgeois” movement “against the government corruption”, “unfair taxation”, “for more democracy”, etc. Just like in case of Gilets Jaunes, we want to stress the proletarian nature of the movement which expresses itself and confirms itself in widespread expropriation of the commodities, attacks on the infrastructure and the symbols of the State and refusal of any sort of bourgeois mediation, despite the occasional “enraged citizen” whining on TikTok that the new law “hurts his business”.

This arrangement, where the class of capitalists are able to take advantage of the local circumstances and to off-load part of the costs of means of production on the shoulders of the proletariat, is nothing new and nothing extraordinary. It does not in any way change the fact that the labor force of the proletariat is being exploited by the disembodied social relation – i.e. Capital; it does not do it any more than when the workers building the railway across the American Midwest were forced to purchase “their own” shovels and dynamite.

The social explosion appears almost one year after similar bill, having effect of drastically increasing the cost of living for the proles in Kenya, led to several days of riots damaging the highway and several railway stations in Nairobi. In the meantime, Kenya also saw protests against water and electricity cuts, occupation of Meru university by its students and recently a two months long strike of healthcare workers.

Unlike the previous protests, where billionaires Odinga, Kenyatta and some others could at least play a charade that they represent the movement and try to exploit its internal contradictions and illusions to gain some electoral support, this time, to the dismay of the media no figure that could pretend to be a “leader” can be found. Of course, while the movement shows a large degree of “spontaneity” in the sense that proletarians in struggle anywhere do understand who their class enemy is and do not need to deliberate for days to choose their targets, this does not imply the lack of organization. Methods adopted by the movement include organizing itself both online and on neighborhood level and involve both preexisting structures active in the previous struggles and the newly created ones giving the movement a direction. The “crowd sourcing” is used for collections on medical and lawyer expenses and some of the doctors joined the movement and are treating the injured.

From Nairobi protests quickly spread to include Kisumu, Eldoret, Mombasa, Lamu and other big cities as well as many smaller towns and its initial “economic” demands organically merged with the proletarian rage against the uniformed butchers, accumulated over the years of brutal repression of any protest movement and boosted by their attempts to quell this uprising. Dozens have been murdered by the cops and hundreds injured as well as hundreds arrested or made “disappear”. The mass terror tactic, deployed by the State in Kenya so many times before, however backfired this time.

For example, when the cops tried to break the blockades set up by the protesters on the highway from Nairobi to Mombasa with volleys of tear gas and rubber and life bullets – the young proles from the slums along the highway rose up and joined the riots. The scope of protests also widened to include the problems with water and electricity supply – which already triggered angry protests in the past. On 25th of June, after a battle with the cops, the protesters stormed the National Parliament of Kenya, ransacked it and partly set it ablaze. This prompted Ruto to call the army into the streets, and to curtail the internet, but without the pacifying effect he and the rest of the bourgeoisie hoped for.

The offensive tactics of the movement against the repressive forces did not stay limited to the framework of the clashes on the demonstration. The photos, ID’s, phone numbers and home addresses of the violent cops have been “doxed” – made public online – and some of them got to experience the proletarian justice first hand. As more and more carnage from the hands of the repressive forces – including the recent discovery of dozens of murdered women in a quarry on the outskirts of Nairobi, right next to the police station – the confrontational line of the movement continues. And this is happening at the same time as the Kenyan police special forces are being deployed to Haiti to crush the proletarian resistance there, under the pretext of fighting the gangs. There are some signs of cracks appearing inside the police and army corps themselves and some cops and soldiers have switched sides and joined the protests, even though it is still very rare.

Of course, the attempts to pacify, isolate and channel the movement also continue. Ruto has scratched the bill, at least temporarily, which did not have any effect. Neither did a recent sacking of the chief of police Japhet Koome. The latest attempt so far is the creation of “National Multi-Sectoral Forum for dialogue”, a desperate attempt to turn the class struggle into “civil dialogue”.

While Ruto’s traditional political competition like Odinga is silent this time, various “influencers” as well as the Stalinists from the so-called “Communist party of Kenya” are trying to step in. The criticism of Ruto’s pro-IMF and pro-NATO orientation is a major theme of the partisans of their pro-Chinese competition. The trade unions, sticking to their historical practice announced a pacifying general strike, but did not even follow-up with its actual realization.

Of course, as with any other real proletarian movement the limits are showing in its general “anti-Ruto” orientation, without much criticism towards the opposition, in its illusions of democracy and “people”, without expressed class consciousness, in its lack of perspective beyond the immediate needs and anger towards the repressive forces. We have not seen any militant materials – leaflets, posters, signs, on-line texts, etc. – that would express any criticism of capitalism beyond the anger about the poverty and police violence or complains about the capitalist management style – i.e. “corruption”. It has to be said, that we neither have any militant contact in Kenya, nor we speak any of the local languages.

This being said, nothing is over yet in Kenya despite the recent decline; and one of the expressions of the potential overcoming of these limitations, towards the internationalist proletarian solidarity, is its clear stance against sending the Kenyan cops to Haiti as well as other “peace-keeping” operations. Moreover, it seems that the proletarian revolt in Kenya is serving as the inspiration and a point of reference for the recent violent protests in Uganda and Nigeria.

As communists we see in every autonomous proletarian struggle a snippet of the social war that the proletariat wages against the bourgeoisie, an expression of the historical struggle of the proletariat as a class for revolution against the capitalism and for the global classless community!

As communists, therefore we want to stress the proletarian nature of the movement in Kenya against all bourgeois falsifiers:

  • be it racists who try to stoke out the racial divisions inside our class between “Africans” and “Europeans” or “Asians”.
  • be it those that try to limit the substance of the movement to its initial or superficial premise – as anti-corruption movement, as anti-tax movement, etc.
  • be it partisans of “national liberation” advocating for the right of the nations to repress “their own” proletarians.
  • be it so-called “communists” who divide the global capitalist society into “central” and “peripheral” countries and claim that the struggle of the proletariat in the latter matters less.

Let’s show the practical solidarity to the struggling proletariat in Kenya by adding the interests of the local capitalist faction to our list of targets – be it Kenyan State or the corporations like Safaricom, KTDA, East African Breweries!

Against capitalist war and against capitalist peace – Against global militarization efforts, of which the Kenyan expeditionary forces are part!

We were just finishing this short text on the struggles of our class in Kenya when we heard like an amplified echo the clamors of the “Days of Rage” that are setting Nigeria ablaze, fueled by the refusal of misery, slavery and dehumanization, and always following the same scenario: demonstrations, repression, riots, attacks on police stations, ransacking of government buildings, looting, etc. With always the same strengths but also the same weaknesses: determination to destroy everything that makes our lives unlivable, on the one hand, and limited criticism of “bad governance”, on the other.

Let’s also pay tribute to, and salute, the struggle that our class brothers and sisters have been waging for several weeks now, in other latitudes, in Bangladesh; struggles that are not just the umpteenth attempt by the proletariat to overthrow everything, but also, it seems, a qualitative leap in the determination of the latter, in its already very long history of confrontations with the capitalists, to “make the business unprofitable”.

And finally, let’s salute the proletarians in struggle in Pakistan, and particularly in the port city of Gwadar, a gigantic concentration of workers, so useful to the development of Chinese capitalism. For years, these proletarians have been boosting unrestrained confrontation with the exploiters, despite all the efforts of reformists of all kinds to confine them to a “national liberation struggle of the Baloch people”, which the proletariat must criticize through its determined struggle…



 

Nápoles, desde Scampia se alza una llamada a la lucha clasista contra un sistema económico y social que únicamente trae consigo destrucción y muerte.



En la noche del 22 al 23 de julio, en Scampia, un barrio al norte de Nápoles, se derrumbó un balcón en el tercer piso de la llamada Vela celeste, arrastrando a otros dos balcones del segundo y el primer piso, afectando a algunas personas que entraban en su casa. El ruido llevó a los vecinos a acudir al lugar. Excavaron entre los escombros para recoger a la mayor cantidad de heridos posible, niños en su mayoría, y llevándolos al puesto de socorro más cercando, haciendo el trabajo de las ambulancias que tardaron en llegar 20 minutos. Los bomberos llegaron media hora después del derrumbe. El balance, por el momento, es de tres muertos y doce heridos.

La situación ruinosa de los edificios, sobre todo las Velas, invadidos por basura y ratones, ha sido denunciada en varias ocasiones, desde 2016, en la prensa, pero las infiltraciones de agua, tanto de los puntales del acueducto como de la lluvia, han comenzado a corroer el hierro y el cemento de los balcones y de las escaleras de manera irreversible desde hace años. Por lo tanto, este desastre era sólo cuestión de tiempo.

Del gobierno y de las instituciones locales sólo han llegado falsas solidaridad y condolencias. Banderas a media asta en los ayuntamientos de Nápoles para decretar el luto de las ciudades en el momento de los funerales de las víctimas. Cínicamente, cierta prensa alude a un presunto aumento de peso concentrándose en los balcones mientras tenía lugar una pelea entre dos familias rivales, contribuyendo a que el balcón cediese.

No hay ninguna relación entre los trabajos ya realizados en la Vela y el derrumbe. Lo ha precisado el concejal Gaetano Manfredi, en una conferencia que tuvo lugar en el Palacio San Giacomo para hacer balance de la situación. Los trabajos habían comenzado al empezar este año en el piso bajo con la eliminación de residuos y partes deterioradas -explicó- así que no hay ninguna relación con los trabajos que se están haciendo, pero obviamente hay una investigación en curso y las autoridades nombrarán a los peritos para averiguar la dinámica exacta del derrumbe

La opinión de algunos vecinos es diferente, ya que consideran que las vibraciones provocadas por las obras en curso suponen una carga adicional para la estructura.

La rabia de los habitantes de la Vela no se hizo esperar. Habían denunciado durante años el estado de abandono en el cual se encuentran y saben perfectamente que las responsables son las instituciones que ya no son capaces de engañarlos. La mañana posterior los mismos habitantes ocuparon la universidad Federico II – Complejo Scampia. Exigen que se asegure el edificio y su inmediata reestructuración, esperada ya desde hace años.

Scampia es un barrio gueto habitado básicamente por proletarios y sub proletarios. Abandonados, como los edificios, se las apañan de cualquier manera para ganarse la vida. El arte de ganarse la vida es histórico en Nápoles. Un estrato minoritario se ve llevado a realizar actividades ilegales para poder sobrevivir, como sucede, por otro lado, en todas las metrópolis capitalistas. Si, por un lado, este barrio es criminalizado por la prensa del régimen y a través de las películas, por otro lado, es objeto de una cierta política cosmética que da esperanzas e ilusiona a los proletarios cubriendo y mistificando la responsabilidad de las instituciones locales y nacionales.

Ha habido solidaridad por parte de muchos ciudadanos, pero sobre todo por parte de los “desocupados 7 de noviembre” que, junto a los “desocupados de los astilleros de Scampia” han ido al lugar a repartir bienes de primera necesidad después de haberlos recogido entre los mismos desocupados.

No habrá, como siempre, responsables a los que condenar. La pugna se prolongará entre el poder judicial y los medios de comunicación de masas que intentarán confundir a los proletarios con montañas de palabrería. Los proletarios, por desgracia, seguirán siendo víctimas predestinadas y carne de matadero como los numerosos hermanos de clase que murieron en el trabajo.

El principal responsable es el capitalismo y su sistema de beneficio que no tiene en cuenta las exigencias reales de los seres humanos, mucho menos de los proletarios, explotados, miserables y destinados a la masacre desde su nacimiento. Pero los proletarios poseen una fuerza que desconocen y que todas las fuerzas de conservación social y del oportunismo mistifican desviándola sobre el terreno de la democracia y de la búsqueda de puntos en común con la clase de los explotadores: es la fuerza del número, pero sólo si se organiza sobre el único terreno en el cual esta fuerza se puede manifestar en toda su amplitud y potencia: el terreno de la lucha de clase sobre el cual no se admite “comunidad de intereses” o puntos de vista compartidos. El terreno de la lucha de clase ve al proletariado organizado más allá de las divisiones que hay entre ocupados y desocupados, entre categorías y sectores, entre autóctonos e inmigrantes, entre hombres y mujeres, entre jóvenes y viejos; organizado con el objetivo de defender exclusivamente sus propios intereses luchado contra la explotación cotidiana bajo cualquier forma, legal o ilegal, privada o pública, nacional o internacional. Pero no se puede luchar sobre este terreno si no se organiza de manera completamente al margen de las instituciones, de los partidos y de las fuerzas sociales involucradas en la defensa del actual sistema económico y social; si no se organiza en torno a reivindicaciones que unan a los proletarios de cualquier condición social y usando medios y métodos de la lucha clasista que tienen el objetivo de romper una falsa paz social -falsa porque para los proletarios y su vida no hay nunca paz- y de unir a todos los proletarios en una lucha que, por su propia naturaleza de contraponerse de manera antagonista a los intereses inmediatos y futuros de la clase burguesa dominante, no podrá detenerse en objetivos inmediatos, aunque comenzará a desarrollarse a partir de éstos, sino que se fijará la perspectiva de acabar con el capitalismo, con su sociedad de explotación y muerte defendida, por los puros intereses de casta y privilegio, por todos aquellos que forman las instituciones y que hablan de verdad y justicia, que son los primeros en falsear, desconocer y tergiversar.

 

La verdadera solidaridad con los proletarios de Scampia, y con los proletarios en todas las situaciones en las que el paro, la degradación, la miseria y la marginación constituyen el entorno social al que han sido arrojados por el sistema capitalista y la política antiproletaria, se expresa en la lucha de clases, en la lucha por esta lucha tanto en el plano inmediato como en el plano político más amplio.

- Contra la marginación, la degradación y la matanza continua de los proletarios en sus hogares en ruinas, así como en sus lugares de trabajo.

- Contra las falsas promesas de «justicia social» y la culpabilización de la degradación y la miseria sobre los hombros de los proletarios obligados a vivir en la degradación y la miseria.

-Contra las ilusiones de poder mejorar su vida de proletarios pidiendo a las mismas instituciones, corresponsables de la degradación, la miseria y la explotación bestial de las masas proletarias, que intervengan a favor de la vida cotidiana de los proletarios.

El camino a tomar es el de la organización de la lucha de clases, de una lucha que ya no crea en las promesas de las instituciones, que ya no crea que las cosas para los proletarios mejorarán gracias al «crecimiento económico» (que sólo significa superexplotación para los proletarios empleados o «empleables») y a la atención que los gobiernos locales y centrales prestarán a los millones de problemas y desgracias que llenan la vida cotidiana de millones de proletarios. El camino a seguir es exactamente el contrario al que indican los gobiernos burgueses, los partidos falsamente obreros y de «izquierdas» y los sindicatos colaboracionistas que no tienen otro objetivo que defender y reforzar sus privilegios, sus posiciones sociales a costa de la vida de las masas proletarias.

Los muertos de hoy en Scampia y la miseria que caracteriza la vida de los proletarios de Scampia pasarán de las primeras páginas de los telediarios a las últimas y luego al olvido, siguiendo el camino de los miles de muertos en el trabajo, de los muertos por derrumbes de edificios, puentes y casas mal construidas en relación con los terremotos, y que a la burguesía sólo le interesan cuando no puede prescindir de ellos y en todo caso con el objetivo de «pasar página», de olvidar esas «desgracias» que nunca son desgracias porque son causadas precisamente por la gestión económica y social de los beneficios capitalistas.

- ¡Solidaridad con los proletarios de Scampia!

- ¡Su lucha es nuestra lucha!

- ¡Por la reanudación de la lucha de clase de los proletarios por encima de las divisiones entre empleados y desempleados, nativos e inmigrantes, trabajadores contratados y trabajadores en negro!

- ¡Por la organización de clase y la defensa exclusiva de los intereses de clase del proletariado, fuera y contra toda colaboración interclasista!

- ¡No a la paz social, sí a la lucha de clases!

- ¡Por la reconstitución nacional e internacional del partido comunista revolucionario, único verdadero dirigente de la lucha de clases proletaria anticapitalista y antiburguesa! 



 25 julio 2024 

Partido Comunista Internacional (El proletario)   -    https://www.pcint.org/01_Positions/01_04_es/240725_napoles-scampia.htm

 

 


 

¡Viva la lucha heroica de los estudiantes de Bangladesh!



Las enormes protestas estudiantiles contra restricciones para acceder a empleos gubernamentales en Bangladesh, fueron violentamente reprimidas con más de 150 muertos y miles de heridos y presos en los últimos días.

El gobierno de la primera ministra Sheikh Hasina impuso el toque de queda en todo el país, desplegó a las fuerzas armadas, pues la policía había sido desbordada y se cortó internet, impidiendo las comunicaciones entre los jóvenes en lucha y la información de prensa.

«La gente no retrocede ni siquiera cuando les disparan», afirmó un corresponsal de DW en Daca, la capital bangladesí.

Esta rebelión de los estudiantes y jóvenes, que incluyó a universitarios y secundarios de casi todas las ciudades del país, fue una reacción de indignación ante una ley del gobierno que reserva la mayor parte de empleos públicos supuestamente a descendientes de quienes en 1971 lucharon en la guerra de independencia contra Paquistán. En realidad, gente que ha conseguido algún favoritismo de empleos del Estado. Esto en un país donde el 40% de los jóvenes de 15 a 24 años no tienen trabajo ni acceso a estudios.

También otros sectores se unieron al reclamo estudiantil como el sindicato de médicos y la Central Sindical de Trabajadores de la Confección de Bangladesh (GWTUC por sus siglas en inglés), un sector de los textiles.

Ante esta rebelión El Tribunal Supremo de Justicia declaró inválida la ley que impide a la gran mayoría de la población aspirar a tener algún empleo del Estado. Aunque no se sabe si el gobierno acatará esta resolución.

Pese al a este anuncio del Supremo, el movimiento estudiantil que lidera las protestas aseguró que continuará con las manifestaciones hasta que el Parlamento apruebe un proyecto de ley que refleje sus demandas, también en referencia a «una investigación judicial de los asesinatos de estudiantes y otras personas, la libertad de los presos por las protestas y el fin de la represión digital», según sostuvo el portavoz de la agrupación para referirse también al corte de las comunicaciones de internet y medios del país.

Rebelión contra miseria, desempleo y explotación laboral

El tema de fondo de la rebelión estudiantil es que, en Bangladesh, como sucede hoy en gran parte del mundo, no hay empleos regulares para los jóvenes, ni siquiera para jóvenes graduados en carreras universitarias profesionales. Y la mayor parte de su población vive en la miseria. Y por eso es la gran rebelión juvenil y a fines del año pasado hubo una gran huelga obrera de varios meses.

Bangladesh, país de 170 millones de habitantes, geográficamente ubicado el este de la India, fue parte de la colonización británica de la India hasta la década el 47. Posteriormente logró su independencia como parte de Paquistán y en el 71 se independizó de Paquistán.

Y hoy, como muchos países asiáticos, es una semicolonia sometida a multinacionales imperialistas que explotan su mano de obra barata.

Mientras gran parte de la población vive de la producción agraria, arroz, trigo, maíz, legumbres, hortalizas y frutas, carne, pescado, productos del mar y lácteos, de lo que se obtiene alimentos, la principal exportación es de textiles, ropa que se consume principalmente en Europa, por 45.000 millones de dólares anuales.

Estas empresas que producen ropa emplean a 4 millones de trabajadoras y trabajadores (la gran mayoría mujeres) que después de 4 meses de huelga el año pasado, lograron aumentar sus salarios a 90 dólares al mes el mínimo, aunque el ingreso mínimo para llevar una vida decente en Bangladesh es de 250 a 280 dólares. Las empresas textiles son nacionales pero asociadas a transnacionales -como Zara, Gap, Levi’s, Adidas, H&M, Benetton, Inditex, Wal-Mart o Marks & Spencer- que se la llevan la ropa a Europa y Estados Unidos. Bangladesh es el segundo exportador mundial de ropa, después de China.

Muchas empresas multinacionales se fueron de China a otros países asiáticos con mano de obra mucho más barata que China, donde sus trabajadores después de grandes luchas lograron salarios algo más altos de 300 dólares mensuales.

En Bangladesh, como sucede en gran parte de los países del oriente asiático, esta explotación del pueblo trabajador está sostenida por gobiernos semidictatoriales, ultrarepresivos.  La primera ministra de Bangladesh es Sheikh Hasina, de la Liga Awami, desde el 2009 reelecta cuatro veces en elecciones fraudulentas y su partido está subordinado al imperialismo con esa economía semicolonial.

Esta lucha parte de la rebelión creciente en muchos países del mundo de los jóvenes contra el capitalismo que hoy les niega el futuro, los condena a precariedad y miseria. Como lo dicen jóvenes en las calles, esta lucha no es sólo por algunos empleos estatales para algunos, sino además es por un cambio de fondo, que se vayan los actuales gobernantes y un cambio del sistema político y económico, con empleos para todos, que termine con los salarios de hambre y el dominio explotador de los capitalistas y el imperialismo.

Desde la UIT-CI consideramos que sólo con la unidad de los jóvenes, trabajadores urbanos y campesinos, con la gran fuerza que han demostrado, se podrá terminar con el actual gobierno autoritario capitalista y logar una verdadera salida con un gobierno del pueblo trabajador.

Saludamos esta heroica y gran rebelión juvenil como un gran paso adelante y llamamos a la solidaridad internacional de la juventud y trabajadores del mundo.


Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional

23 de julio de 2024

El éxito electoral del Nuevo Frente Popular
no es una victoria del proletariado


Más que el éxito electoral del Nouveau Front Populaire (NFP), el inesperado fracaso del Rassemblement national (RN) de Marine Le Pen, al no obtener la mayoría que le habría permitido formar gobierno, supuso un alivio para muchos proletarios, en particular entre los trabajadores inmigrantes que constituyen una parte importante del proletariado industrial y no industrial: la lucha contra la inmigración, que es el tema principal de la propaganda del RN, y las medidas xenófobas que preveía anuncian un endurecimiento de la presión y la represión contra esta fracción del proletariado y, al mismo tiempo, un estímulo al acoso racista de todo tipo y la acentuación de las divisiones entre proletarios franceses y extranjeros.

Pero de hecho, ya antes de la posible llegada al poder del RN, los sucesivos gobiernos no han dejado de multiplicar y aprobar leyes anti-inmigración como parte de sus continuos ataques a las condiciones de vida y de trabajo del proletariado. Contra todas estas medidas y contra todos estos ataques la única vía eficaz es la lucha proletaria, no votar y otorgar confianza a los partidos de izquierda y las direcciones sindicales, que en innumerables ocasiones han dado al gobierno y a la oposición pruebas de devoción al orden burgués.

La alianza electoral de estos partidos y organizaciones anti proletarios ha desembocado, como era inevitable, en un "frente republicano" en nombre del cual se ha exigido el apoyo a los candidatos burgueses, incluidos  responsables directos de los ataques anti obreros: así, por ejemplo, la supuesta 'extrema izquierda' del partido La France Insoumise votó por el ex primer ministro Borne, que dirigió el ataque contra las pensiones, o por Darmanin, responsable, entre otras cosas, de la última ley antiinmigración y de la represión colonial en Nueva Caledonia, y que ¡en febrero de 2021 encontró a Marine Le Pen 'un poco blanda' con el 'separatismo' y el 'islamismo' (palabra clave para designar a los proletarios árabes)!

Una vez más, el espantajo de la extrema derecha ha servido para movilizar a los electores a favor de la supuestamente amenazada "República", es decir, a favor de la forma "democrática" del dominio de la clase capitalista, que RN no pretende en absoluto cambiar; esta movilización electoral es la concreción en las urnas del sometimiento político más general del proletariado al dominio burgués, bajo la acción de los partidos y de las organizaciones sindicales que sabotean todas sus luchas. El auge electoral de la extrema derecha en Francia y en otros países europeos es signo de una tendencia de fondo, dentro de las condiciones actuales de crisis económica y de guerra crecientes, hacia un mayor autoritarismo en el dominio burgués, tendencia que se viene dando desde hace varios años bajo gobiernos "republicanos" de derechas o de izquierdas. La incapacidad de RN para llegar al poder puede explicarse por el hecho de que importantes fuerzas burguesas de la Francia actual no estén dispuestas a permitirlo (según el periódico patronal Les Echos, los "círculos económicos" (sic) se han "paralizado" ante la perspectiva de un gobierno del RN, y los contactos con Le Pen "han ido mal"), lo cual no contradice esta tendencia que seguirá creciendo de una forma u otra, sea cual sea el gobierno que surja de las laboriosas negociaciones internas del NFP y/o de las combinaciones parlamentarias.

Los ferroviarios de la CGT convocan manifestaciones el 18 de julio ante las prefecturas y la Asamblea Nacional para exigir la formación de un gobierno por parte del CCN... ¡A estos bonzos no se les ocurre llamar a los proletarios a luchar para defender sus intereses de clase! Sin embargo en la época del primer Frente Popular, en mayo-junio de 1936, fueron las huelgas obreras las que permitieron arrancar a los capitalistas las reivindicaciones fundamentales no previstas por los partidos de la coalición. La mayoría de ellas (la semana de 40 horas, las pensiones, etc.) fueron suprimidas en 1937 por el propio gobierno del Frente Popular, que también permitió que la inflación se comiera los aumentos salariales conseguidos, al tiempo que preparaba al país para la matanza imperialista.

La lección trágicamente pagada entonces por el proletariado es la siguiente: los proletarios solo pueden contar con sus propias fuerzas, con sus propias luchas y con su propia organización de clase independiente, y no con partidos y organizaciones reformistas que pretenden defenderlos sin tocar el capitalismo.

¡Esta lección grabada a fuego es tan válida hoy como lo fue ayer y lo será mañana!


 

Partido Comunista Internacional
11 de julio de 2024

www.pcint.org -  the communist - le prolétaire - el proletario - proletarian - programme communiste - el programa comunista - Communist Programme
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[Francia] ¡Dejémosles las urnas, tomemos las calles!


Rechacemos esta farsa democrática, que pretende hacernos creer que el Estado es la solución a nuestros problemas, ¡cuando en realidad es el problema lo que hay que destruir!
Rechacemos el nacionalismo de extrema derecha y el nacionalismo de izquierda.
Rechacemos estas elecciones. Ataquémoslas.
Reunión el martes 18 de junio a las 18.30 en el impasse

Miles de personas salimos a las calles de Toulouse el lunes 10 de junio, gritando nuestro odio “al Estado, a la policía y a los fascistas”, parándonos en el gas y enfrentándonos a la policía, algunos de nosotros atacando símbolos del poder.
Mientras tanto, otros nos quieren hacer creer que votar es luchar, y llevan más de 20 años contándonos la misma vieja historia: vota al bloque de centro (izquierda o derecha) o la extrema derecha estará en el poder. Al igual que sus predecesores, Macron también utiliza en esta estrategia.

Una vez en el poder, estos bloques nunca dejaron de adoptar las medidas e ideas de la extrema derecha. Tanto es así que, en muchas cuestiones, Macron ha adoptado claramente el estilo de Le Pen. Se trata, por supuesto, de una estrategia electoral con una idea descabellada: Ganaremos a sus votantes aplicando el programa de la extrema derecha. Por supuesto, se produce el efecto contrario: aplicar el programa de la extrema derecha legitima sus propuestas, banaliza su retórica y allana el camino para su llegada al poder.

Pero no olvidemos que no se trata de una situación nacional, sino mundial.
La situación se está endureciendo en todo el mundo: las potencias se atrincheran detrás de políticas autoritarias que aumentan drásticamente el nivel de explotación (recortes salariales, desempleo, pensiones, prestaciones sanitarias, subidas de precios, etc.), desgarran el planeta, al tiempo que aumentan el nivel de represión de los movimientos sociales y las luchas locales. Todo ello mientras renegocian las condiciones de su competencia mundial a través de las guerras.

En este contexto, el nacionalismo, el patriotismo, la represión de las luchas sociales y de la crítica radical son una necesidad para los Estados, y el auge de la extrema derecha es una consecuencia obvia. La dirigen y alientan cada vez más burguesías nacionales en todo el mundo (EEUU, Brasil, India, Italia, Hungría…).

Pero la propuesta del Frente Popular es también una propuesta nacionalista. Las soluciones que propone la izquierda son siempre soluciones que implican al Estado, es decir, a la Nación. Por eso siempre nos lleva a quedarnos dentro de nuestras fronteras, como todas las boutiques políticas. Por eso el PS va claramente a la guerra, mientras que LFI se jacta de la posición excepcional de Francia en la escena internacional por ser una potencia nuclear. Por no mencionar el hecho de que estas diferentes tendencias participan, en todo el mundo, siempre que están en el poder, en la realización de las políticas exigidas por el capital. Los griegos han pagado el precio con Syriza. Pero no olvidemos que fue el PS quien impulsó la Ley del Trabajo y la creación de cárceles para extranjeros (CRA). Y con sus llamamientos a la calma en las manifestaciones, los perjudicados somos nosotros.

La misma izquierda que ahora intenta vendernos un futuro mejor y antifascista es la misma que mañana impondrá la austeridad necesaria para el esfuerzo de guerra y defenderá los intereses del Estado francés, al que representará.

En cambio, existe otra perspectiva: ¡la de la autonomía y la revolución! Porque es atacando al Estado y a sus estructuras, y a las condiciones de mierda que nos reserva el capitalismo, como podremos oponernos concretamente a él, ¡haciendo estallar las fronteras y el nacionalismo que las acompaña!

Así que juntos, ¡rechacemos esta farsa democrática que intenta hacernos creer que el Estado es la solución a nuestros problemas, cuando en realidad es el problema que hay que destruir! Rechacemos esta feria política que es una farsa frente a la situación. Rechacemos este mandato de sentirnos culpables por no votar. Ahora mismo: rechacemos el nacionalismo de extrema derecha y el nacionalismo de izquierda. Rechacemos estas elecciones. Ataquémoslas. Organicémonos contra el Estado, en todas sus formas y en todos sus disfraces.

Por ello, proponemos reunirnos el martes 18 de junio a las 18:30 en l’impasse (1 impasse lapujade, barrio de bonnefoy) para ver cómo podemos organizarnos contra este contexto electoral.

Contra las elecciones y las naciones: ¡revolución!

 

Asamblea de Acción Autónoma
https://t.me/tsunamitoulouse/

Fuente en francese: https://toulouse.demosphere.net/rv/30043

 

Francia

Éxito electoral de RN y nuevas elecciones

No es un frente electoral popular el que puede oponerse a los ataques burgueses, ¡sino la lucha de clases anticapitalista! 

 

 

Tras el éxito electoral de la RN (Agrupación Nacional) y el mal resultado de la lista gubernamental en las elecciones europeas, Macron decidió disolver el Parlamento para proceder a elecciones legislativas anticipadas; por su parte, la campaña se desarrollará en nombre del rechazo a los "extremos" y la defensa de los "valores de la República". En la izquierda, los partidos que la víspera se insultaban se han vuelto a reunir en un abrir y cerrar de ojos, no sólo para defender sus escaños de diputados, sino también para contrarrestar la amenaza de la extrema derecha y defender la "democracia".  Eligieron el nombre de "Frente Popular" para bautizar esta alianza, no sólo porque el nombre de "Unión de la Izquierda" habría recordado demasiado su acción al servicio del orden burgués, sino sobre todo porque evocaba vagos recuerdos de la lucha antifascista de los años 30, cuando el Frente Popular había servido esencialmente para contener la gigantesca oleada huelguística de 1936.

A este nuevo Frente Popular se unieron implícita o explícitamente la mayoría de los sindicatos (CGT, CFDT, Solidaires, FSU, UNSA) y los llamados grupos de "extrema izquierda".

Una vez más, como viene ocurriendo desde hace décadas, se esgrime un supuesto peligro fascista representado por el FN o su actual heredero, el RN, para movilizar a la población en general, y al proletariado en particular, en apoyo del orden establecido y de las instituciones de la república burguesa supuestamente amenazadas.

RN es sin duda una fuerza política fundamentalmente reaccionaria y antiproletaria a pesar de su propaganda demagógica, y su llegada al poder sólo podía ser sinónimo de intensificación de los ataques capitalistas. Pero todo el mundo sabe que estos ataques no esperaron a la victoria de RN: en la línea del gobierno de Hollande, el gobierno de Macron ha continuado a lo largo de los años multiplicando las medidas antiobreras (incluso recientemente, con la ley que endurece las medidas contra los desempleados) y agravando la represión contra todas las luchas y protestas sociales. Su ley de inmigración, además, ¡fue votada a finales del año pasado por RN! Esta política corresponde a las necesidades del capitalismo en un periodo muy difícil para él, en el cual los gobiernos de turno no son más que sus agentes más o menos eficaces; el ascenso de la extrema derecha en Francia, como en el resto de Europa, refleja la necesidad del capitalismo de aumentar la explotación, la opresión y la represión, incluso alterando los equilibrios políticos existentes. Esto no anuncia la llegada de una forma de fascismo, ya que la democracia permite este deterioro de las condiciones económicas y sociales del proletariado desviando el inevitable descontento hacia el inofensivo terreno electoral.

Una victoria electoral de los partidos reformistas de izquierda, que siempre han sido celosos servidores del capitalismo con el apoyo de los sindicatos que han saboteado todas las grandes luchas de los últimos años, no se traduciría en absoluto en una oposición a los ataques capitalistas.

Sea cual sea el resultado de las próximas elecciones, los proletarios sólo pueden contar con sus propias fuerzas, con sus propias luchas para defenderse: para ello deben prepararse sin dejarse engañar por los ilusionistas de un nuevo Frente Popular tan condenable como el anterior.

 


 

¡Abajo la República burguesa y todas sus instituciones!

¡Por la unión de los proletarios de todas las nacionalidades, de todas las edades y de todos los sexos, parados o en activo!

¡Por la reanudación de la lucha de clases independiente contra el capitalismo y el imperialismo!

¡Por la revolución comunista internacional!

 

13 de junio de 2024

 

 

Partido Comunista Internacional

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