[Birmania (Myanmar)] ¡Golpe militar y “transición democrática” son las dos caras de una misma moneda!
Birmania (Myanmar)
¡Golpe militar y “transición democrática” son las dos caras de una misma moneda!
¡Por la independencia de clase del proletariado!
¡Por una lucha abierta contra todas las facciones burguesas!
El lunes 1° de febrero, los nuevos funcionarios electos se preparaban para ocupar los distintos hemiciclos parlamentarios y formalizar los resultados de las elecciones legislativas del 8 de noviembre, ganadas por la Liga Nacional por la Democracia (LND) liderada por Aung San Suu Kyi. Los militares interrumpieron el circo electoral que ellos mismos habían montado, encarcelaron al Jefe de Estado y a su Consejera de Estado y la lider arriba nombrada, ahora Ministra de Relaciones Exteriores, además de diversas personalidades de la NLD, en nombre de un Consejo Administrativo Estatal (SAC por sus siglas en inglés) creado para gobernar el país.
Los detalles del golpe y su cronología, la falta de carisma de los líderes de la junta o las ridículas justificaciones son irrelevantes. Lo esencial aquí es que una vez más el dúo democracia / autoritarismo es un arma anti-proletaria.
DESARROLLO CAPITALISTA Y ASCENSO DEL PROLETARIADO
Birmania es un país del sudeste asiático de 50 a 60 millones de habitantes según estimaciones, todavía mayoritariamente agrícola (el campo emplea al 70% de los trabajadores del país), pero que se encuentra en pleno desarrollo capitalista: hoy está experimentando un fuerte crecimiento económico, impulsado por un afluencia de capitales occidentales y asiáticos, especialmente chinos. El principal objetivo de la “democratización”, instituida desde 2011, era atraer estas inversiones normalizando el régimen y abriendo gradualmente la economía.
Esta expansión capitalista dio a luz a un joven proletariado. El antropólogo Stephen Campbell describe esta dinámica basándose en el éxodo rural: “la población activa de las zonas industriales de Yangon [Rangun] está formada principalmente por antiguos aldeanos expulsados de las zonas rurales debido a una deuda inmanejable, la devastación de la infraestructura provocada por el ciclón Nargis en 2008 y el robo total de sus tierras por intereses militares y comerciales privados. La especulación inmobiliaria y el desarrollo urbano elitista durante la última década han elevado el costo de la vivienda, lo que ha llevado a cientos de miles de migrantes que llegan a las ciudades a no tener más viviendas estatales y a optar por ocupar ilegalmente viviendas baratas en las afueras de la ciudad. Muchos de estos nuevos residentes urbanos buscaron empleo en fábricas de alimentos y otras plantas de procesamiento que producían para el mercado interno, o en fábricas de prendas de vestir que producían para la exportación. En 2018, más de un millón de trabajadores, en su mayoría mujeres jóvenes, incluidos muchos ocupantes ilegales, estaban empleados en fábricas de prendas de vestir, textiles, calzado y accesorios en Myanmar, principalmente en los alrededores de Yangon” (1).
Esta joven clase trabajadora es víctima de una explotación feroz: sus paupérrimos salarios permiten atraer inversores extranjeros, desviándolos de países como Vietnam donde los salarios de miseria no son suficientes para los explotadores capitalistas. Por supuesto, esta explotación va acompañada de una severa represión antiobrera (legal o extralegal) y de la integración de la protesta obrera en las instituciones burguesas de negociación y “diálogo”. Esto es lo que Campbell explica con más detalle: “El gobierno cuasi civil de U Thein Sein, que asumió el poder en 2011, introdujo una nueva legislación elaborada con el apoyo de la OIT [Organización Internacional del Trabajo], legalizando la creación de sindicatos (en octubre de 2011) y formalizando la negociación colectiva (en marzo de 2012). Las nuevas leyes apuntan a frenar las huelgas, proporcionando a los trabajadores vías institucionales para buscar reparación por sus quejas laborales”.
Estas medidas no impiden la protesta obrera, pero su objetivo es encerrarla en un marco burgués para evitar que encuentre el camino de la lucha clasista.
UNA “TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA” CONTRA EL PROLETARIADO Y LAS MINORÍAS ÉTNICAS
En noviembre de 2010, los militares liberaron a la líder de la oposición, Aung San Suu Kyi, y se embarcaron en una democratización del régimen: reducción de la censura de los medios, reducción del presupuesto militar, aumento del presupuesto de educación y salud, liberación de varios presos políticos, etc.
Las elecciones de 2012 permitieron la legalización de los partidos políticos y reformas constitucionales en las urnas. Los militares, sin embargo, obtuvieron asientos reservados en las asambleas. Finalmente, en 2015, Aung San Suu Kyi se convirtió en la Primera Ministra de facto del país (“Asesora”).
Esta democratización no solo estuvo acompañada de medidas represivas contra la clase trabajadora (para garantizar la inversión de capital extranjero), sino también de una política genocida contra los rohingyas, una de las muchas minorías étnicas en Birmania (estas minorías constituyen el 30% de la población y el poder central tiene una larga tradición de persecución contra ellos). En 2017, el ejército lanzó una campaña sistemática de masacres, violaciones e incendios en las aldeas contra esta minoría musulmana profundamente oprimida, que mató a miles y provocó un éxodo masivo hacia el vecino Bangladesh.
El carácter criminal de la “transición democrática” hizo palidecer a la estrella del Premio Nobel de la Paz “La Dama de Rangún” celebrada en los medios imperialistas y las instituciones internacionales, pero no impidió que los imperialistas continuaran con sus asuntos: ¡business as usual!
IMPERIALISMOS AL ACECHO
Las potencias imperialistas de Europa, Estados Unidos, Japón y China están muy interesadas en Birmania. Además de encontrar allí mano de obra barata y vigilada, los burgueses están ávidos de los recursos naturales del país. Este es particularmente el caso de la multinacional francesa Total, que lleva varias décadas explotando el petróleo birmano, actividad que estuvo acompañada bajo la dictadura militar de una violencia bárbara contra la población civil de las zonas productoras de petróleo, incluida su reducción a la esclavitud.
Los imperialistas europeos también han buscado fortalecer su presencia estableciendo una cooperación militar con los torturadores en uniforme. Las fuerzas policiales han sido capacitadas en el “manejo de multitudes” por la Unión Europea, en el marco del programa MYPOL implementado desde 2016 (2)
Por el lado japonés, el influyente lobby al origen de la política japonesa hacia este país ha impulsado la Asociación Japón-Myanmar (antes Comité de los Intereses Birmanos ), además del desarrollo de inversiones en diversos campos (las inversiones japonesas están en el primer puesto después de las inversiones chinas), el establecimiento de vínculos militares entre Yangon y Tokio a principios de este año. Japón es también el mayor proveedor de “ayuda” a Birmania (más de mil millones de dólares al año) obviamente para defender sus intereses. Todo esto explica hasta hora el rechazo a hablar de sanciones contra los militares. Los capitalistas japoneses también temen que las críticas a los militares hagan el juego al competidor chino.
Por su parte, el imperialismo chino ve a Birmania como un socio importante en sus “nuevas Rutas de la Seda”. Las inversiones chinas son, de lejos, las más importantes del país. Birmania es un socio comercial pero también un punto geoestratégico que permite evitar el Estrecho de Malaca para mover las exportaciones e importaciones chinas por mar. No debería sorprender, entonces, que el gobierno chino no criticara el golpe y vetara una resolución de la ONU que lo condenaba.
En reacción a la posición china, Estados Unidos se acercó al régimen birmano en la década de 2010, en un intento por reducir la influencia de Beijing y es hoy el crítico más vehemente de la junta militar.
¡NO ES LA DEMOCRACIA LA QUE DEFENDERÁ AL PROLETARIADO!
La población que había manifestado su rechazo a los militares votando a favor del LND, salió a la calle masivamente contra la junta. El ejército respondió con una sangrienta, aunque relativamente mesurada, represión contra manifestantes y huelguistas.
En diferentes sectores (ferrocarriles, astilleros, etc.) los trabajadores se declararon en huelga contra la nueva dictadura y se lanzaron convocatorias de huelga general. Desafortunadamente, esta protesta sigue teniendo como base la democracia burguesa. Como explica el diario británico The Guardian: “Las demandas de los manifestantes ahora van más allá de desafiar el golpe. También piden la abolición de la constitución de 2008, redactada bajo supervisión militar, que otorgó a los generales poder de veto en el parlamento y control de varios ministerios, así como el establecimiento de un sistema federal en una Myanmar étnicamente diversa”(3).
Ante la inevitable ofensiva capitalista – militar o civil, autoritaria o democrática – la clase obrera no tiene otra solución que prepararse para la lucha abierta, en total ruptura con las demandas democráticas o nacionalistas (incluso bajo una máscara “antiimperialista”), independientemente de todas las fuerzas burguesas y pequeñoburguesas. Solo forjando una fuerza de clase, anticapitalista y antidemocrática, aguerrida en movilizaciones proletarias contra todos los ataques del capital, tanto en el campo económico como en el político y social, podrá enfrentarse a la burguesía y su aparato militar.
La condición sine qua non es la lucha por reivindicaciones y con métodos y medios de clase, y la presencia de un verdadero Partido Comunista para orientarlo hacia una perspectiva revolucionaria internacional. Esto requerirá la ayuda de los proletarios de otros países que, como primer aporte, deben desmarcarse de la actual campaña democrática, desenmascarar las hipócritas condenas de su propio imperialismo y entrar en lucha contra ellos.
¡Abajo el golpe militar! ¡Abajo la “transición democrática”!
Contra el ejército y la oposición, contra todas las aves de rapiña imperialistas, contra todas las divisiones étnicas, una perspectiva proletaria: ¡la lucha de clase independiente!
¡Por la solidaridad proletaria internacionalista!
¡Por la reconstitución del Partido Mundial de la Revolución Comunista!
(1) https://www.revolutionpermanente.fr/Myanmar-La-classe-ouvriere-face-au-putsch-entre-la-resistance-et-le-piege-democratique-bourgeois
(2) Salai Ming “Golpe de Estado en Birmania: resistencia al espectro de 1988”, https://asialyst.com/fr/ 2021/02/19/coup-etat-birmanie-resistance-face-spectre-1988/
(3) https:// www. theguardian.com/ world/2021/feb/10/myanmar-protesters-streets-naypyitaw-yangon-police-coup-violence
Partido Comunista Internacional (El Proletario)
26 de febrero 2021
Apoyo a los 6 arrestados el 1/3/18 en Patras-Grecia, acusados de enfrentarse con la policia
El jueves, 1 de marzo de 2018, después de la manifestacion antinacionalista-antifascista en respuesta a las protestas nacionalistas por la cuestión de Macedonia, que se produjeron en varias regiones del país, siguieron violentos enfrentamientos con la policía, como un acto de solidaridad con el prisonero en huelga de hambre /sed, Dinos Giagtzoglou. La policía hizo 6 arrestos.
Después de mucha violencia verbal y brutalidad policial y 4 días de detención en pésimas condiciones, fuimos liberadas con restricciones, incluida la prohibición de reunirse con fines politicos en todo el país, la obligación de presentarse en la comisaría cada dos semanas y una fianza de 7.000 €.
Nuestra presencia en la comisaria para firmar cada dos semanas sigue vigente, una rutina nada agradable. Constantemente nos vemos obligados a enfrentar las ironías, las miradas y en general el odio de las autoridades, que por naturaleza odian a todo aquel que no esté de acuerdo con el monopolio de la violencia que poseen. Tres años después, en el dia 3/3/2021 el caso será juzgado por el jurado mixto en el juzgado criminal de Kalavryta. Por un lado, este es un momento que llevamos mucho tiempo esperando, ya que para nadie la espera es una condición agradable, sobre todo, cuando se trata de decisiones relacionadas con la restricción de libertades, mas por otro lado es un proceso extremadamente costoso económica y moralmente que tiene el proposito del agotamiento psicológico y físico de todos aquellos que están luchando. Los cargos presentados contra nosotros se han clasificado como delitos menores así como delitos graves, mientras que estamos obligadas a ahorrar la enorme cantidad de 6.000 €, para los costos de las tasas judiciales. Todo esto durante un período en el que todos los aspectos de nuestras vidas han sido suspendidos e incluso la supervivencia de millones de personas es una lucha diaria contra las restricciones, la miseria y la muerte.
La situación actual con la pandemia de Covid-19 nos encuentra a todos en una posición terrible, compleja e insegura. Al mismo tiempo, las políticas del estado son un crimen constante contra todas las personas que pertenecen a la clase baja. La represión está en todas partes, en la falta de medidas básicas y necesarias de protección y cuidado para quienes viven hacinados en campos de concentración de migrantes o en cárceles, a la gente sin hogar y con falta de alimentos. La gente tiene que morir sola, ya que el destrozado sistema de salud pública no puede tratar a todas las personas que lo necesitan, cuando al mismo tiempo la culpa de todo esto recae sobre nosotros a través de la retórica de la "responsabilidad individual" .
Hablando de la política represiva del Estado durante la pandemia, no podemos dejar de mencionar algunos recientes flagrantes ejemplos. ¿Cómo contribuye la prohibición de reunir a más de cuatro personas a la restricción de la propagación del virus, en días como el aniversario del levantamiento del 17 de noviembre o el asesinato de Alexis Grigoropoulos cuando al día siguiente la gente se reune por cientos en las tiendas haciendo compras para la Navidad? ¿Cómo el incremento en la violencia policial contra cualquiera que se atreva a cuestionar estas prohibiciones irracionales, ayuda a reducir el número de casos de covid-19?¿Cómo se puede relacionar la gestión de la pandemia con el hecho de que en el aniversario del asesinato de Alexis Grigoropoulos por la policía, su memorial sea "custodiado" por los policías asesinos? ¿Cómo pueden los arrestos, las intervenciones violentas en espacios públicos, los ataques a espacios y personas que actúan en base a la autoorganización y ayuda mutua, las multas que igualan el salario mensual, las ciudades ocupadas por policías, los registros exhaustivos y los allanamientos y registros en las celdas de los presis, la brutalidad policial diaria y la manifestacion de poder, ayudan a reducir el número de personas que mueren por el covid-19?
Muchas preguntas y las respuestas son tan complejas como obvias. El poder siempre necesita guardias. Personas consumibles que, bajo el pretexto de la seguridad de los ciudadanos, protegen los intereses del poder a todo costo. Y el coste es la represión de los de abajo, de los que demuestran que este mundo está construido sobre cimientos miserable, de los que producen la riqueza que el poder necesita para reproducirse y mantenerse.De hecho, tener un Estado policial establecido, vendido como mecanismo preventivo sanitario, imponiendo medidas irracionales, lleva a decenas de incidentes de brutalidad policial y violencia diaria, contra cualquiera que resista y lucha. Finalmente, estamos siendo juzgadas el dia 3/3/21, acusadas de violencia contra oficiales de policía totalmente blindados, de destrucción de propiedad pública, y un montón más de irónicas formulacuones. Y la ironía reside en el hecho de que el policía, como un cuerpo ejecutivo estatal puede asaltar libremente, cuando nadie de los oprimidos jamás podría hacerlo asi: violencia profesional, metódica y eficaz, con su objetivo principal todo aquel que se desvía de la normalidad, a los más vulnerables, a el que se atreve a levantar la cabeza y luchar, a luchar contra lo existente y cualquier tipo de poder que genere. Por nuesta parte, como personas que luchamos por la libertad y defendemos la vida, no podemos dejar de proponer la solidaridad entre todos los reprimidos y explotados, entre todos los luchadores. Hasta que escuchen, hasta que respiren libres.
PD Muchas de las actividades, que solían ser organizadas por personas del espectro político radical más amplio, ahora no pueden realizarse, debido a las restricciones. Por lo tanto, no se están puediendo realizar eventos para apoyar encomicante y cubrir lοs costes judiciales. Sin embargo, aclaremos aquí que para nosotros la solidaridad no es una condición estéril que se limita al apoyo económico. Por supuesto, el coste económico es claramente una realidad y debemos cubrirlo, pero, sin embargo, creemos que sería un proceso vacío, de carácter procesal, si se quedara solo ahí.
La solidaridad es una relación continua, diaria y recíproca en la que elegimos basar y construir nuestras relaciones. En un mundo que promueve la individualidad, la competencia, la internalización de la dificultad y del dolor, optamos por permanecer unidos, con dignidad, fortaleciendo constantemente nuestros vínculos, nutriéndolos, extrayendo fuerzas unos de otros, luchando vigorosamente por una vida sin opresión, explotación, y poder.
Cualquier individuo, grupo o colectivo puede contactarnos en : allhlegguh@riseup.net, y apoyarnos en https://www.firefund.net/
La Solidaridad es nuestra arma
!Que nadie quede solo en los manos del estado!
Extraido de aquí :https://athens.indymedia.org/
Washington: día negro para el Capitolio, la casa-símbolo de la democracia estadounidense
6 de enero de 2021: ese día, desde el Capitolio en Washington, la Cámara y el Senado reunidos en sesión plenaria, al vicepresidente aún en el cargo, Mike Pence, autorizado por el colegio electoral, no le quedó más remedio que proclamar a John Biden como el 46 ° presidente de la Estados Unidos de America.
Pero la victoria electoral de Biden dada por descontada desde la confirmación de los primeros resultados, ha sido impugnada por Trump, que denuncia un fraude, especialmente en los estados decisivos, razón por la cual Trump ha lanzado una serie de acciones legales alegando, obviamente, que él es el ganador. “Una elección confiscada”, esta es la acusación; y en apoyo a esta acusación, Trump ha pedido a sus fanáticos que se manifiesten en todo el país. Realizadas las investigaciones necesarias, los distintos tribunales negaron que hubiera habido fraude, confirmando la regularidad de las votaciones y, por tanto, de la victoria de Biden.
Pero Trump sigue sosteniendo la tesis del fraude y de la “elección robada”, y concerta una cita con sus partidarios para el 6 de enero, frente al Capitolio, para demostrar su protestade viva voz “Stop the steal”, paren el robo, esta es la consigna que lanzó Trump en el parque de la Casa Blanca el mismo día. Al mismo tiempo, siguió presionando a los senadores republicanos para que impidiesen la proclamación de Biden como ganador, declarando la irregularidad del voto y luego reemplazando a los grandes votantes que salieron de las elecciones por otros nombrados por el vicepresidente por mandato. Pero, cuando Mike Pence se niega a hacer lo que exige Trump, los manifestantes trumpistas se desatan; suben corriendo las escaleras al Capitolio, arrollan el débil cordón de policías que custodiaban la escalera y la entrada al recinto, e irrumpen violentamente en las salas. Cabe señalar que, frente a las manifestaciones contra las brutalidades policiales ejercidas contra los negros indefensos, se desplegaron unidades antidisturbios armadas hasta los dientes; pero, en defensa del Capitolio de las predecibles incursiones de manifestantes pro-Trump solo había un cordón policial... que luego abren las barreras para dejar entrar a la multitud... Todos los medios hablan de un verdadero asalto al Capitolio; los parlamentarios huyen y se refugian en sitios más protegidos, mientras algunos agentes de seguridad, armas en mano, se enfrentan a la multitud que mientras tanto invade el templo de la democracia estadounidense, destroza los pasillos y oficinas; se escuchan disparos. Afuera, entre la multitud, hay quienes incitan a un motín. Al parecer el propio vicepresidente Pence, que siempre ha sido leal a Trump, llama a la Guardia Nacional a restaurar el orden tanto dentro como fuera del Capitolio. La jornada deja 4 muertos [más el de un policía ya grave, ndr], decenas de heridos y 52 detenidos.
La sesión plenaria del Congreso, interrumpida durante varias horas por este asalto, se reanuda posteriormente en la noche, que finaliza con la proclamación de Biden como presidente. De esta manera intentaron reparar la cicatriz en la casa-símbolo de la democracia estadounidense? llevando a cabo el procedimiento previsto por el sistema electoral, a pesar de la violenta incursión. Pero los 14 días que transcurren entre el 6 de enero, día de la proclamación formal del presidente, [según mensajes en Twiters, eliminados rápidamente por el proveedor, para el 19 de enero los votantes pro-Trump tienen pensado realizar otra manifestación, ndr] y el 20 de , día en el que el inquilino de la Casa Blanca debe Irse definitivamente para dar cabida a su sucesor, seguirán siendo días cargados de tensión. Y no solo porque Trump y sus seguidores seguirán acusando a Biden y los demócratas de haber “robado” las elecciones, sino porque el malestar subyacente de la sociedad estadounidense no va a desaparecer de la noche a la mañana: es terreno fértil, especialmente para los estratos pequeño-burgueses de la América “blanca” que encontraron su líder en Trump, para expresar su descontento y sed de venganza contra quienes llegaron al poder con los votos especialmente de afroamericanos e hispanos.
Trump se había impuesto en el Partido Republicano, en 2016, como candidato presidencial a pesar de no haber crecido políticamente dentro del partido, ni haber tenido una carrera política o militar anteriormente. Como magnate de los casinos y la construcción, siempre ha tratado de facilitar su negocio gracias al apoyo político, como por otro lado hacen todos los grandes capitalistas (vale sobre todo el ejemplo de Silvio Berlusconi). Apoyó ora a los demócratas, ora a los republicanos, según sus chanchullos, para volver de nuevo con los republicanos – mucho más afines a sus posiciones supremacistas y racistas – que, después de George W. Bush, no encontraron un candidato lo suficientemente fuerte contra Hillary Clinton. Lo encontraron en Trump quien, en las elecciones de 2016, contra todo pronóstico, ganó, convirtiéndose en el primer presidente electo en Estados Unidos sin haber sido senador o gobernador de ningún estado, ni alto oficial militar. También desde este punto de vista era considerado una especie de out-sider que podía asumir, en la batalla política y en el enfrentamiento con las facciones burguesas opuestas, caracteres y movimientos imprevisibles para los adversarios, pero también para ellos, los republicanos. Por otro lado, precisamente este currículum “político” diferente y la propaganda inflada de sus éxitos empresariales personales, mezclados con el mito estadounidense según el cual incluso aquel que “ha surgido por sí solo” puede llegar a ser presidente, le ha permitido atraer a su radio de influencia también una parte de la clase trabajadora de los Estados del Norte que solían votar por los demócratas, pero que estaba sufriendo un empeoramiento de las condiciones de vida tras los efectos de la crisis financiera que estalló en 2008 y continuó durante los años siguientes. .
Como es habitual en el régimen burgués, los partidos políticos y sus exponentes no son más que la expresión política de intereses económico-financieros muy concretos y es evidente que la política tendencialmente aislacionista y patriótica resumida en el lema “America First” que Trump alardeaba continuamente, expresó y expresa los intereses específicos de los capitalistas estadounidenses que hoy sufren la competencia internacional, la de la China en particular. No solo eso, sino que estos intereses fuertemente nacionalistas también suelen estar entrelazados con las posiciones antiinmigrantes y racistas que en Estados Unidos, aunque siempre presentes, han retornado, particularmente durante los cuatro años de la presidencia de Trump.
Como ocurre sobre todo en tiempos de crisis y en los que el futuro cercano se vuelve cada vez más incierto para las grandes masas, no solo proletarias sino también pequeñoburguesas, siempre hay facciones de la gran burguesía que no se conforman con los efectos ideológicos que la democracia electoral y los parlamentarios tienen objetivamente sobre las masas, sino que tienden a forzar situaciones para que sus intereses predominen sobre los de las facciones contrarias. Este contraste es parte de la lucha competitiva entre grupos burgueses en todos los niveles, económico, financiero, político, y surge inevitablemente de forma violenta no solo cuando la crisis económica reduce significativamente el pastel de las ganancias, sino también debido a la cada vez más encarnizada competencia internacional que se está acumulando gradualmente.
El hecho es que Trump, ya sometido a una serie de investigaciones por parte del Poder Judicial por evasión fiscal y otros delitos similares, dado que pronto dejará de ocupar el cargo de presidente de Estados Unidos, estará sujeto a una aceleración de las investigaciones que podrían golpearlo fuertemente en lo económico y personal. Tiene, por tanto, un interés muy personal en alborotar al gallinero contra un voto que no le favorecía y, aunque sabía que – tras fracasar en su maniobra de pedir el recuento de votos para anular el resultado a su favor – difícilmente podría haberlo ganado, en todo caso, podía contar con el caos provocado por la movilización de la calle sobre un tema que seguirá dando vueltas el mayor tiempo posible: el de la “elección robada”...
La pobre democracia, desgarrada y pisoteada, ha mostrado un rostro – el del desorden, del caos, de la violencia que normalmente esconde bajo mantos de engaños y mentiras – que socava su credibilidad y pone en peligro su control sobre las masas. Pero, si el capitalismo tiene siete vidas gracias a las cuales – a pesar de la interminable serie de crisis económicas, catástrofes sociales, desastres ambientales, masacres por guerras, miseria y hambr – aún logra mantenerse en pie y sostener la dominación política y social de la clase burguesa, siete vidas también parece tener el sistema democrático, no obstante las innumerables manifestaciones que lo denuncian como un sistema político en beneficio exclusivo de la minoría capitalista burguesa que maneja, por supuesto, las palancas del poder. Incluso cuando los burgueses son los primeros en mostrar su capacidad sistemática para pisotear sus propias leyes y su propio sistema político, con el único propósito de defender sus intereses privados, el mito de la democracia no se desvanece, vuelve poderosamente para alimentar un sistema político y social en plena podredumbre. La ilusión de una democracia honesta, pacífica e igualitaria es dura de morir...
¿Qué hará el proletariado para liberarse de él?
Defenderse ante todo como una clase independiente, como una clase que lucha no por una democracia “verdadera”, “honesta”, “liberal”, sino contra la explotación a la que es sometida desde su aparición, contra el constante chantaje de un trabajo. (y, por tanto, de un salario), aceptando las condiciones impuestas por los patrones, contra toda opresión, desde la social hasta la racista; como una clase que no cede a la conciliación y colaboración entre clases, sino que se enfrenta a la burguesía y a todos sus partidarios – ya sean demócratas, republicanos, supremacistas, racistas o “socialistas” –, aceptando el terreno de lucha en el que la burguesía misma, a través de sus múltiples ramificaciones, la ataca. Las condiciones de existencia de los proletarios, en un régimen burgués, son las condiciones impuestas por los capitalistas que, en situaciones de crisis económica o crisis sanitaria como la actual, tienden a agravarse y solo la lucha dura, tenaz e inteligente contra ellos. puede limitar el empeoramiento de estas condiciones. Si son los mismos burgueses, los mismos multimillonarios, los mismos gobernantes los que pisotean su democracia, ¿por qué los proletarios deberían defenderla, querer reparar sus grietas, embellecerla? De la democracia burguesa los proletarios, no importa si son blancos, negros, asiáticos, hispanos, mestizos, nunca han obtenido una mejora social y económica real; y aun cuando han obtenido mejoras sociales, o se les otorgaron derechos civiles, solo ha sido después de luchas muy duras, pero estas mejoras y derechos, con la primera crisis, desaparecerán y serán pisoteados. La misma burguesía, que pisotea su democracia, sus leyes a cada paso, pretende que las grandes masas respeten las leyes y crean en la democracia.
Hoy el proletariado, y no solo en América, no es una clase independiente. Los sindicatos están corrompidos hasta la médula, los partidos que pretenden defender a los trabajadores son en realidad organizaciones de colaboración entre clases y, por tanto, al servicio de la conservación burguesa y capitalista. El proletariado es prisionero de un mecanismo político y social que, por un lado, lo aplasta a diario para aprovechar al máximo su fuerza de trabajo y, por otro, lo adula con la idea de que el mecanismo democrático es el instrumento de su bienestar general, de su emancipación. Pero nunca ha habido una democracia que haya logrado evitar las crisis económicas, que haya logrado eliminar las desigualdades sociales, erradicar la pobreza y el hambre, vencer las guerras y su devastación. La democracia no es más que el manto ideológico de la clase burguesa que no tiene ningún interés ni intención de perder los privilegios derivados de las relaciones capitalistas de producción y propiedad, de la clase burguesa que, para seguir dominando la sociedad, debe aplastar a las clases inferiores condenándolas a una vida de sudor y sangre.
El proletariado es la única clase inferior de esta sociedad que en la historia ha demostrado que expresa un programa y un objetivo histórico totalmente antagónicos al programa burgués; la única clase cuya fuerza social y política teme la burguesía, en Estados Unidos como en cualquier otro país. No la teme como un peligro hoy, dado que el proletariado aún no ha expresado esa fuerza que solo su organización independiente puede darle y que solo la dirección política, la del partido de clase, puede asegurarla. Pero la experiencia histórica también le ha enseñado a la burguesía estadounidense, tras las revoluciones proletarias que estallaron en Europa y Asia en el siglo pasado, que la lucha de clases, especialmente en una era en la que los contactos internacionales son mucho más fáciles de lo que solían ser, puede tener un nivel muy alto de contagio. La democracia burguesa, gracias al trabajo del oportunismo político y sindical, ya ha demostrado ser un excelente baluarte contra la lucha de clases proletaria, porque a través de estos métodos de control social el proletariado se confunde, confunde los objetivos burgueses con los propios, considera los intereses de las empresas burguesas como sus propios intereses, considera al país en el que es explotado, brutalizado, masacrado con fatiga, marginado, asesinado, como su propia “patria” a defender de agresores “externos”, mientras que el primer agresor de sus condiciones de existencia lo tiene en casa y es su burguesía. Y no importa si los burgueses se pelean entre ellos, revuelvan las cartas o las papeletas en las urnas, también luchan ferozmente entre sí para conseguir un trato o un privilegio exclusivos: es cierto que todos ellos están interesados en mantener al proletariado en total confusión, condicionándolo a las necesidades del buen desempeño de la economía empresarial así como de la economía nacional. Y mientras el proletariado se alimenta de... democracia, el burgués se alimenta de su sudor y de su sangre.
El asalto a Capitol Hill, instigado y organizado por seguidores de una facción burguesa, la de Trump y los senadores y gobernadores que lo apoyan, no fue realmente un ataque a la democracia en general, sino una manifestación violenta de una multitud a la que se le dio un blanco físico contra el cual una masa de pequeñoburgueses descontentos con su vida debía desahogar su disgusto, su rabia, su malestar. Y como toda meta a alcanzar incluso con violencia, se le ofreció un motivo fácil: el robo, en este caso el robo de una victoria electoral que se pasó por una victoria de esa masa elevada al rango de patriotas. No en vano, después del asalto al edificio del Congreso y su vandalización, Trump tuiteó: “Esto sucede cuando se arrebata una victoria a los patriotas” (1).
La burguesía tendrá que presenciar un asalto muy diferente algún día, cuando las masas proletarias, bajando al terreno revolucionario y lideradas por el partido de clase, se propongan el mismo objetivo que los proletarios de Petersburgo se fijaron en octubre de 1917: el Palacio de Invierno.
Los comunistas revolucionarios trabajan para esa histórica cita, seguros de que la burguesía no es tan invencible como pretende. No es tarea sencilla, ni para el proletariado ni para su partido de clase, preparar esa histórica cita, pero la burguesía no podrá escapar de ella. No habrá democracia, gobierno, presidente o general capaz de detener esa futura marea roja. La clase de los sin reservas, la clase de los proletarios, no importa cuál sea el color de su piel o la nacionalidad en que los haya clasificado el registro burgués, emergerá poderosamente. Las cancillerías de todo el mundo temblarán porque los proletarios finalmente se reconocerán como protagonistas de su propia historia, ya no esclavos asalariados, sino combatientes por una sociedad sin opresión y sin esclavitud, por una sociedad sin clases, por el comunismo.
(1) Cfr. Il fatto quotidiano, 7 de enero de 2021.
Partido Comunista Internacional (El Proletario)
8 de enero de 2021
El Miedo al Socialismo…Otra Vez
Por Mumia Abu-Jamal
A medida que el desempleo y el hambre profunda se extienden por todo Estados Unidos, los políticos han sacado la carta del miedo –el socialismo– para asegurarse de que los votantes permanezcan en su lugar.
Asombrosamente, durante casi un siglo esta estratagema ha funcionado. Casi funcionó cuando el Presidente Herbert C. Hoover se enfrentó al ‘New Deal’ de Franklin D. Roosevelt, el cual Hoover calificó como el socialismo y una amenaza para el estilo de vida estadounidense
Roosevelt ganó de manera aplastante, porque el país todavía estaba en las garras de la Gran Depresión y anestesiado por el hambre.
En todo el país hoy vemos filas de gente de pidiendo alimentos—filas que se extienden por kilómetros. El hambre estadounidense.
Las elecciones de 1932 trajeron consigo la seguridad social, y desde entonces, las fuerzas del mercado se han opuesto a ella.
Aunque no cubrió a los trabajadores agrícolas, predominantemente Negros y Mexicanos, mantuvo al lobo alejado de las puertas de millones de estadounidenses.
Ha pasado mucho tiempo, y ahora el miedo vuelve a surgir. ¿El miedo? Socialismo. Todavía la palabra suena como algo importado del extranjero. Pero es tan estadounidense como la misma hambre.
Desde la nación encarcelada soy Mumia Abu-Jamal.
Elecciones parlamentarias en Venezuela
¿Gigantesca victoria del chavismo? ¡No, arrasadora desconfianza del proletariado!
Si se trata de una victoria, ella sería la victoria – pírrica – no solo de
Maduro sino del orden burgués que él representa y que siempre ha imperado en
Venezuela, poco importa el nombre que se le haya dado en estos últimos veinte
años a la bestial explotación capitalista del proletariado en Venezuela.
Cerca de 21 millones de electores potenciales, más de mil observadores entre
nacionales y extranjeros “amigos” de Venezuela como el ex presidente español,
Zapatero – Bruselas, Washington y Lima juzgaron nulas e incluso fraudulentas
estas elecciones (ya antes de sus resultados...), y no enviaron a ningún
representante –, todo organizado para las elecciones legislativas del 6/12
cuyos resultados darán nombre a los nuevos 277 parlamentarios a la clásica
Asamblea Nacional. Hasta aquí todo normal, la calle está tranquila, no hay
incidentes, el opio democrático ha podido difundirse sin grandes tropiezos.
Alrededor de la 1:30 de la madrugada del día siguiente se anuncia el primer
boletín sobre la base del cómputo de los primeros 6 millones de sufragios según
las cifras oficiales, equivalente al 31% de la totalidad de los electores
potenciales (Guaidó dice que solo fueron a votar un 7%, otros voceros hablan de
21%), la abstención, ésta sí, fue masiva, casi 70%. Este primer boletín dará
las proporciones sin cambios significativos en lo que queda de conteo de urnas.
La oposición de derechas (Alianza por el Cambio) gana un tercio, o 17,52% (casi
un millón de votos) de los escaños, la extrema derecha (Primero Justicia,
Voluntad Popular) 4,15%, y los dos tercios restantes (67%, 3 millones 500 mil
votos) serán para los representantes del PPT-PSUV, el llamado Gran Polo
patriótico o Alianza bolivariana.
Estas elecciones parlamentarias se han desarrollado en Venezuela en el marco de
diversos e intensos problemas sociales y políticos internos: pandemia,
sanciones económicas por parte de Estados Unidos, crisis económica devastadora,
pobreza creciente, desabastecimiento, primeras peleas en el seno del partido de
gobierno con la salida del PCV y otras pequeñas agrupaciones políticas
reformistas de izquierda, en esta caso Tupamaro y Marea Socialista – Aporrea.org.,
los cuales junto a otras pequeñas organizaciones minoritarias obtienen un
pequeño 2,7% de los votos recogidos en su totalidad.
El presidente auto-proclamado Guaidó, su consulta y su boicot
Guaidó y los políticos extremistas anti chavistas habían perdido el poder de
convocatoria que tenían años atrás, por tanto su llamado a boicotear las
elecciones legislativas era la única alternativa honorable que les quedaba, no
sin antes consultar a los mandamases imperialistas capitaneados por el todavía
presidente Trump. Por otra parte, el Banco de Inglaterra piensa otorgar los mil
cien millones de dólares en oro depositados por Chávez en sus bóvedas a la
causa de Guaidó y de sus seguidores – esto es un signo más que evidente que los
imperialismos occidentales continúan apoyando a su pupilo presidente
auto-proclamado. Este último llama a una “consulta democrática” por vía
electrónica en los próximos días. ¡Pero si Guaidó denuncia los comicios
chavistas como una farsa, su “consulta” vía Telegram (1) ha sido una farsa
al cuadrado! Es evidente que la arrasadora abstención no se la puede atribuir a
los llamados de Guaidó al boicot de las elecciones, considerando que “las
elecciones de Maduro carecen de garantías y condiciones” (Cf “El
Carabobeño”). El opositor Vicente León, presidente del instituto de encuestas
Datanalisis, considera que la abstención es más el hecho de una creciente “desconfianza
en los políticos que los llamados al boicot lanzados por la oposición”. Un
diario francés citaba la frase de un habitante en Caracas: “el único acto
heroico de la oposición es el de condenarnos a morir de hambre” (2),
haciendo referencia al impacto en la vida de las grandes mayorías que provocan
los llamados de la oposición extremistas a imponer todavía más sanciones
económicas de los imperialismos occidentales a los venezolanos. En efecto, la
gran mayoría ha expresado un gran desinterés de cara a las elecciones y una
gran desconfianza en los políticos chavistas o de derecha. Esto explica en
parte la salida del PCV y compañía del conjunto chavista: cuando el barco
comienza a hundirse...
“No hay nadie en
los centros de votación porque la gente vota y se va”
Las imágenes de los centros de votación casi vacíos que todo el mundo ha visto
en los medios muestran en parte la poca afluencia de electores. Esto no impidió
que la esposa del presidente de Venezuela, Cilia Flores, diera la siguiente
explicación: “(la votación) es tan rápida que la gente vota y se va (¿?); no
da chance para que la gente se aglomere, lo cual es bien positivo por las
medidas de 'bio-seguridad'; como estamos en medio de una pandemia entonces es
muy bueno esto de la rapidez... se vota y se va uno a su casa a esperar los
resultados, por eso el proceso va de maravilla”. La abstención pura y dura
ha sido muy elevada como para poder legislar maravillosamente y en santa calma
los próximos 5 años, más aún con semejante explicación de la realidad...
Los chavistas hicieron todo lo que tenían a su alcance para
dramatizar lo que estaba en juego, fueron ellos los que quisieron transformar
estas elecciones en una suerte de presidenciales adelantadas. Por ejemplo,
Maduro declaraba que estaba dispuesto a dejar el poder si los chavistas
perdían. Eran, pues, muy altas las expectativas como para desestimar su
importancia. Pero entonces ven que la realidad es otra. Por un lado dicen que
es una gigantesca victoria (Maduro, Cabello, Rodríguez, dixit), y por el otro
dicen que hubo mucha abstención porque la gente nunca ha estado motivada por
este tipo de elecciones y relativizan citando a otros países con los mismos
porcentajes de participación. ¡Pero con ello reconocen sin darse cuenta que
esta “victoria” no es ninguna!
Las primeras conclusiones que hay que sacar es que los proletarios comienzan a
dar la espalda a las mistificaciones electorales y democráticas; la “gigantesca
victoria” de Maduro y del orden burgués es solo pasajera; los proletarios han
comprendido instintivamente que la vía electoral y democrática es un callejón
sin salida, falta que se den cuenta que la única salida realista, no ilusoria,
es la de la lucha de clase contra clase, su sistema capitalista, su Estado, sus
políticos de derecha e izquierda y todos sus sirvientes. Por muy indeseable que
ella sea, la realidad muestra que en la situación actual, una buena parte de
los explotados y oprimidos ya no creen en la vía electoral. Todavía no creen en
la vía de la lucha de clase, pero objetivamente están en las condiciones de
tomar el camino que los conduce a ella, aunque ese resultado no será ni
automático ni espontáneo.
Estas elecciones no cambiarán nada de la crítica situación que viven los
proletarios y las masas populares en Venezuela. Las cifras muestran que el
desempleo, más allá de las estadísticas oficiales que el gobierno ha dejado de
publicar desde 2013 (!¡), sigue galopante (3), más aún con la pandemia desatada
por la covid-19; que el salario (0,9€) ya no es un salario (4), sino una dádiva
atribuida por el Estado a la población; que la tasa de inflación interanual
sigue siendo estratosférica (5); que la pobreza ya alcanza niveles alarmantes
(6); que la disminución espantosa de la producción petrolera extraída por
PDVSA, la otrora bandera insigne de la economía venezolana, impiden un
restablecimiento económico que permita al menos paliar las necesidades más urgentes
de las clases populares, más aún para los desheredados de toda la vida, los
proletarios.
La crisis
económica también golpea a los emigrantes venezolanos
La crisis económica también ha golpeado a los trabajadores que emigran, quizá más fuertemente que a los trabajadores internos. “100 mil trabajadores venezolanos han abandonado Colombia después de haber perdido sus empleos – lo cual les permitía incluso enviar una ayuda a sus familiares –, muchos no han podido regresar a Venezuela y, según la ONU, forman parte de los 2,75 millones de 'trabajadores inmigrantes bloqueados' en el mundo quienes, luego de haber perdido sus empleos, buscan, muchas veces sin conseguirlo, regresar a su país. (Cf New York Times, 28-29/11/20). Gran parte de los emigrantes venezolanos trabajan en Colombia donde las tasas de desempleo han alcanzado un 14,7% en octubre (últimas cifras publicadas); pero el desempleo es netamente más elevado en razón de la importancia de la economía informal. En otros países de América Latina la situación no es mejor para la emigración venezolana. La pérdida de sus empleos trae como consecuencia un menor envío de remesas a sus familias, acentuando la miseria de estas últimas.
Así, como a lo largo de este año en una veintena de países,
el estallido social violento contra un gobierno cada vez más autoritario,
tiránico y hambreador no se hará esperar. Pero para que los enfrentamientos,
por demás inevitables, no terminen en una simple reparación en superficie del
orden burgués, el proletariado deberá encontrar la vía de la lucha de clase
independiente y reconstituir, junto con los proletarios de los otros países, el
partido de clase, para dirigir su lucha contra el capitalismo.
En esta perspectiva de la reanudación de la lucha de clase, la abstención de
las nuevas elecciones en Venezuela echa por tierra “la pretensión burguesa
de haber organizado para siempre la administración de la sociedad sobre bases
pacíficas e indefinidamente perfectibles con el advenimiento del derecho de
sufragio y del parlamentarismo” (Amadeo Bordiga, “El principio
democrático”)
Partido Comunista
Internacional
16/12/2020
www.pcint.org
__________
(1) Telegram es un servicio de correo fundado en
Rusia, pero cuando el gobierno pidió quiso obligar a la sociedad a ceder los
códigos de acceso, los propietarios abandonaron el país.
(2) Libération, 6/12/20
(3) El Fondo Monetario Internacional reveló que la tasa de desempleo en Venezuela alcanzará el 443% en 2019, afectando a casi la mitad de la
fuerza laboral del país – ya en julio de este año alcanzaba un 47,4%.
(4) Cf.
https://fedecamarasbolivar.org/se-requieren-354-52-salarios-minimos-para-poder-adquirir-la-canasta-alimentaria-familiar/
(5) “La última tasa de variación anual del IPC publicada en Venezuela es de
septiembre de 2020 y fue del 1.813,1%.”. Cf.
https://datosmacro.expansion.com/paises/venezuela
(6) “De acuerdo con los ingresos, el 96% de la población venezolana es pobre. Un 79% está en pobreza extrema, lo que significa que los ingresos percibidos son insuficientes para cubrir la canasta alimentaria” https://elpais.com/internacional/2020-07-08/la-pobreza-extrema-roza-el-80-en-venezuela.html
Protesta contra el Capitalismo
estalla en India
Más de 250 millones de proletarios agrícolas no han podido ser detenidos por los sindicatos. Esa ha sido la respuesta del proletariado agrícola y urbano contra el ataque de Capital a sus condiciones de vida.
La contrarrevolución respondió con una acción sindical en el sector minero del Estado que “movilizó hasta 200.000 trabajadores durante dos días”, en un intento de canalizar las energías revolucionaria y venderlas al Estado. Después, el sindicato reiteró su acción sindical contra la decisión de la democracia de reducir el salario a los trabajadores que participaron en la protesta de tres días en todo el país. El objetivo del proletariado no es un aumento del precio de la mano de obra, sino la abolición del trabajo asalariado. La respuesta del proletariado fue extender la Protesta hacia otros sectores.
El intento de manipular las energías de la Protesta para canalizar sus energías hacia el interior del Estado no ha dado resultado en India. Otra respuesta de la burguesía y el Estado ha sido cerrar la planta Toyota. En ese cuadro, se verifica la reiteración de la práctica contrarrevolucionaria de la corriente ideológica maoista, intentando desactivar la Protesta contra el Capitalismo Mundial.
En el 26 de noviembre de 2020, se llevó a cabo una huelga general masiva en toda la India. La huelga fue organizada por 10 sindicatos en todo el país y fue apoyada por el Congreso Nacional Indio, el Partido Comunista de la India (?) y otros partidos de izquierda.
Los sindicatos indios condenaron las detenciones de líderes de los trabajadores y agricultores en todo el país mientras se manifestaban juntos en una de las mayores huelgas generales a nivel nacional.
Desde entonces, las protestas no han dejado de producirse ni un solo día, con huelgas y manifestaciones en muchos sectores.
¡La brutalidad de la policía es sólo la otra cara de la democracia burguesa!
La cobarde paliza, el 21 de noviembre, al productor musical Michel Zecler, culpable de no llevar máscara y de ser negro, y la brutalidad contra los jóvenes del estudio, después de que la policía hubiera abusado de los solicitantes de asilo reunidos en la Place de la République dos días antes, suscitaron una legítima indignación. Los policías habían acusado al productor de rebelarse e intentar apoderarse de una de sus armas y este fue inmovilizado y llevado, "bajo vigilancia", a una comisaría de París; sin el vídeo de vigilancia que establecía las mentiras de la policía, habría sido condenado en firme, como sucede regularmente en estos casos: para los jueces, la palabra de la policía es siempre verdadera. Igual que por la muerte de Cédric Chouviat, el repartidor estrangulado por agentes de policía durante una detención en París el 3 de enero, fue un vídeo el que permitió refutar la versión policial (1).
Precisamente para garantizar la máxima impunidad
de la policía, el llamado proyecto de ley de "seguridad global"
tiene por objeto, entre otras cosas, prohibir la difusión de
imágenes que revelen las acciones de los agentes de policía y
controlar el trabajo de los periodistas durante las manifestaciones.
El último caso de violencia policial lo es, en efecto, de una
larga serie que sería largo enumerar; baste mencionar el caso de
Adama Traoré, joven de 24 años asesinado por la policía tras una
detención en julio de 2016, cuando la continua movilización de sus
familiares obligó a la justicia a no enterrarlo, así como los casos
de represión desatada contra los chalecos amarillos (11 muertos y
centenares de heridos), contra los participantes en las distintas
manifestaciones, contra los jóvenes de los barrios proletarios, etc.
Las brutalidades actuales no son, pues, una excepción, no son obra de unas "ovejas negras" o de unos "elementos violentos estúpidamente reclutados" (Mélenchon dixit): son la consecuencia inevitable de la defensa del sistema capitalista, que se basa en la explotación de las grandes masas, en el mantenimiento del orden burgués mediante una represión constante de todos los que amenazan o impugnan esta explotación, de todos los que representan al menos una amenaza potencial contra el orden establecido y las instituciones que garantizan su continuidad. En tiempos de prosperidad económica y calma social, esta represión, aunque siempre presente y violenta, aparece sólo esporádicamente. La democracia, que es el sistema político más apropiado para el orden burgués porque obstaculiza la lucha de clases al pretender superar los antagonismos sociales a través del voto, presenta, en esos tiempos, un rostro pacífico y relativamente "benévolo".
Pero en tiempos de crisis, la democracia revela su verdadera cara al servicio exclusivo de la dominación capitalista: la represión se manifiesta abiertamente, adquiriendo un carácter sistemático, cada vez más violento y "arbitrario". Esta es la situación en la que nos encontramos; el gobierno ha utilizado el pretexto de la crisis sanitaria para aumentar más, con el consentimiento implícito o explícito de todas las fuerzas políticas y sindicales, la dominación totalitaria de la burguesía sobre la sociedad en general y el proletariado en particular. Los gobernantes saben que la devastadora crisis económica, sin precedentes, provocará tarde o temprano la reacción de los proletarios que son las primeras víctimas (según el semanario fiel a Macron Challenges of 25/11 "El ejecutivo está paralizado por el riesgo de una explosión social"). Esto explica básicamente el último "reprobable punto de inflexión" del gobierno destacado por los medios de comunicación y no ciertamente las amenazas terroristas. Este "punto de inflexión" se manifiesta en particular tanto con la agravación de las medidas contra los inmigrantes y los solicitantes de asilo, presentados a la población como chivos expiatorios, como con la nueva ley de seguridad, que sigue a muchas otras ya vigentes: el poder, que hasta ahora no ha dudado en recurrir a la represión, se prepara así para futuros enfrentamientos.
Pero
hay otro aspecto de esta preparación antiproletaria que hay que
destacar y es la labor de los opositores oficiales, los sindicatos y
los partidos llamados de "izquierda".
La cólera de
decenas y decenas de miles de personas (2) que se manifestaron el 28
contra la violencia policial ha sido desviada por los organizadores
de la "Marcha de las Libertades" (desde los sindicatos CGT,
FSU, SUD, hasta los partidos de izquierda, PS, PCF, Insoumis, Verts,
NPA, etc.) hacia una movilización contra un "ataque a la
democracia" ("comunicado unitario" NPA, France
Insoumise, etc.) y por la defensa del "estado de derecho".
Todas estas personas se cuidan de decir que el Estado es el pilar del
orden burgués, encargado, como tal, de reprimir las luchas
proletarias y que la democracia sólo sirve para velar la dictadura
de la burguesía. Hacen todo lo posible para consolidar las ilusiones
destruidas del Estado y la democracia, proporcionando así una ayuda
insustituible a la clase dirigente. Es más, cuando algunos de ellos
estuvieron en el gobierno, no sólo sirvieron al capitalismo lo mejor
que pudieron, sino que también lideraron la escalada represiva que
se venía produciendo desde hace años contra los trabajadores
militantes, la juventud combativa y los manifestantes en general (3).
Los proletarios ya han visto innumerables veces que son parte de sus
adversarios.
La
respuesta a la agresión, la brutalidad y los delitos policiales sólo
puede ser eficaz si se lleva a cabo con independencia de las
orientaciones de estos partidarios de la conciliación social,
verdaderos agentes de la colaboración entre las clases.
Sólo una lucha de clase, claramente anticapitalista, puede hacer recular al gobierno y a la burguesía movilizando al proletariado. Esto se aplica a la defensa contra la violencia policial, así como a la defensa de los salarios, la lucha contra los despidos, la represión de los solicitantes de asilo o de los trabajadores indocumentados.
¡Abajo
la democracia burguesa, viva la lucha de clases y la unión de los
proletarios contra el capitalismo y el Estado burgués!
Partido Comunista Internacional (El Proletario)
http://www.pcint.org/01_Positions/01_04_es/201129_Francia-brutalidad-policia.htm
(2) 135.000 según la policía, de 300 a 500.000 según los organizadores
(3) El ex presidente François Hollande tuvo la poca vergüenza de unir su voz a la crítica de la ley de seguridad en discusión, él que ha encubierto todos los abusos policiales cometidos bajo su mandato e incluso el ministro "socialista" del Interior, Cazeneuve, que en noviembre de 2016 había declarado sobre el asesinato de Adama Traoré: "Lo que ya no puedo aceptar es el interrogatorio permanente [....] del trabajo realizado por la policía, la teorización de la consubstancialidad de la violencia policial..."...