Chile: 
Políticas de ahorro en cuerpos “NN” y “de calle”
X victoria aldunate morales, Tierra y Territorio, lesbianas feministas antirracistas


Un hombre de 49 años murió afuera del albergue del Hogar de Cristo de Coyhaique. “Rogó toda 
la noche”, pero “por la cuarentena”  los funcionarios no aceptaron su ingreso. Juan Carlos Aguilar 
fue declarado muerto a las 9:31 horas de la mañana del martes 21 de abril. Era “de calle”, o sea, 
sujeto de políticas de seguridad e inclusión.  

Para cumplir el “aislamiento social”, los albergues deben tener sólo 20 cupos. El problema no 
es la reducción de usuarios por albergue, si no la eventual reducción de sujetos. Tampoco se 
trata del COVID 19 porque esto ya estaba pasando y con Piñera sólo se profundiza. Se trata 
de Eugenesis (como la franquista, la nazi, la pinochetista), de biopolítica (Foucault). Descartar 
a sujetos indeseables por improductivos: psiquiatrizados, disidentes, viejos, pobres, 
indocumentados. 
El Estado chileno y su gobierno se aprovechan de la “pandemia” para reducir aún más las 
machistas y homófobas opciones para la gente de los rucos. 
30 años de postdictadura han intentado “regular” a esa población con doctrinas de seguridad 
y moralismos. Han descalificado sistemáticamente a las mujeres de circuitos de calle por 
evaluarlas “incompetentes parentales”, con “trastornos”,  por “disfuncionalidad familiar”, 
exigiéndoles inclusión productiva y reproductiva, y luego llevándose a sus guaguas a SENAME, 
Servicio Nacional de Menores, donde sabemos de violaciones, explotación sexual, muertes 
por abandono y maltrato, todo por la desidia desde las Ministras Justicia hacia abajo. Así 
también se elimina pobres.

No es COVID 19, son 30 años
A inicios de la Revuelta popular, Octubre 2019, la Fundación “Gente de Calle” denunciaba 
tratos inhumanos de policía y militares a gente de rucos y declaraba: es preocupante 
que habiendo alrededor de 8.000 personas en situación de calle en la Región Metropolitana, 
sólo se disponga de 400 cupos, dejando a casi 7.600 a la intemperie” (1). 
Las políticas de los tiempos piñeristas, producen ideología para justificar sus dispositivos. 
El Ministerio de Economía encargó a la empresa “Impacta Consultores SpA”, el informe  
“Contrato de Impacto Social para la Superación de la Situación de Calle (CIS)”. CIS es una 
traducción de Social Impact Bonds, y traslada la experiencia de la empresa Sector Capital 
Partners y Social Finance UK, en EE.UU. e Inglaterra, a Chile. Según dicen, este informe 
de “impacto social” fue hecho entre 2018 y 2019. Su clave es la búsqueda de “inversionistas”. 
Por eso agradece –entre otros- a Larraín Vial, Luksic, Minera Escondida, y también a la 
“Fundación Corona”, propiedad de la familia Echavarría Olózaga, dueña de un conglomerado 
de empresas de Colombia. Considera que el foco de los programas para gente de calle que 
estuvo puesto en “las actividades”, debe mutar “al logro”. Juzgan a los programas que 
entregan alojamiento y servicios de emergencia para resguardar la vida de las personas 
en situación de calle”. No les gusta que “existe un perfil de personas con mayor cantidad 
de años en situación de calle (situación de calle crónica) con consumo problemático 
de sustancias y/o problemas de salud física o mental y las alternativas en la oferta 
pública no están siendo efectivas para superar este problema” (2). Es decir, proponen 
entregar la intervención con “gente de calle” a más privados (no solo a los que ya tienen 
experiencia) y con nuevas reglas para –disque- “superar” el problema.

Sin albergues ni procesos
¿”El logro” podría ser terminar con la gente “crónica” en calle
Es un documento extenso cuyo lenguaje suena “humanitariamente inclusivo”, sin embargo 
hay hechos no humanitarios que colocan en duda su aparente bondad con los pobres:
El año pasado se dejó de habilitar el Estadio Víctor Jara como albergue alegando que no 
cumplía con “los estándares” y no hemos sabido de ninguna gran empresa millonaria que 
invierta para hacer al estadio Víctor Jara un albergue digno. Por otro lado, dejaron de 
estar operativos “Centros de Referencia” en Lo Espejo y La Florida, que eran más que 
simples albergues: daban alimentación, agua caliente, derivaciones de salud, a tratamiento 
en drogas y alcohol, contaban con monitoras a cargo de la convivencia y actividades 
ocupacionales, terapéuticas y comunitarias. También se hacía asambleas en que la gente 
usuaria debatía sus problemas cotidianos. Pero SENDA, Servicio Nacional de Prevención 
y Rehabilitación del Consumo de Alcohol, dejó de financiarlos justo cuando comenzó el 
verano, y no han vuelto a estar operativos ni por el COVID 19. 

La Concertación en 1990 creó el CONACE, Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes, 
asociando no solo a la Industria de la Droga al Ministerio del Interior y sus políticas de 
“seguridad”, sino también a las víctimas de esa Industria. Burreras, soldados, consumidores 
marginalizados y visibles en las calles, pasaban a ser una amenaza del Interior. Cuando 
Piñera logró por primera vez turnarse en el poder gubernamental, le cambió el nombre a 
CONACE por SENDA, mediante la ley N° 20.502 (21-02-2011), pero con las mismas 
vinculaciones institucionales. 
La ingeniería comercial de la Concertación y de la Derecha pinochetista de los últimos 30 años, 
modifica y re-inventa lenguajes, enfoques, “instrumentos”, pero básicamente afirma lo mismo: 
“la gente de calle” y el consumo de sustancias para pobres son problemas de “seguridad 
ciudadana” que deben combatirse, y las políticas que los aborden deben costar el mínimo. 
 No hay que gastar en los pobres.
Los procesos no tienen relevancia, sí los “resultados”. Se calcula que si “una intervención 
con gente de calle no es efectiva, el gasto para el gobierno será menor”. Es decir, si 
los procesos de “gente de calle” no cumplen con los “resultados” de integración, funcionalidad, 
seguridad, no se le paga a la entidad que trabaja con ese “usuario”. Si los cupos para 
personas que viven en calle son un negocio, la empresa, ONG, Fundación, etcétera, no 
podrá (o no querrá) contener en sus programas a “casos difíciles” (los más numerosos), 
con salud y estado físico deteriorados, con diagnósticos severos de salud mental, hombres, 
mujeres, travestis “conflictivas”… Si la persona sigue consumiendo no cumpliría con resultados
de “seguridad ciudadana”; si no sale a trabajar, es vieja, sin familia, debe seguir en albergues 
hasta su muerte: no es “funcional” ni “integrada”. Esto, en un país con un 80 por ciento de 
personas en la pobreza (3), donde no encuentras trabajo después de los 40; tampoco si 
eres gorda, estás indocumentada, das la dirección de una periferia, y menos si eres mujer 
pobre con hijos, o en edad fértil.

Ahorro en identificación de “NN”
¿Una forma de ahorro para el gobierno sería que la “gente de calle” muera? De hecho, los 
cuerpos “NN” gastan menos que otros muertos. Hasta hace un par de años se los identificaba, 
pero ya no se gasta en eso. Así lo denuncia José Morales de la asociación nacional de 
funcionarios del Servicio Médico Legal, SML, al que llegan los cuerpos “NN”: “Quitaron 
VERIDEN, identificación por huella, que establecía comunicación con todo el país y nos 
daba contacto directo con el registro civil, pero ya no, ahora es para los vivos” (4). 
Este dirigente fue sumariado por el Ministerio del Interior en 2018 luego de movilizaciones, 
y a pesar de su fuero sindical, fue recientemente desvinculado del SML, ya que desde 2016 
denuncia esta y otras irregularidades. Con respecto a la verificación de huellas, ese tipo de 
aplicaciones y servicios, ahora, los necesitan los bancos y otras entidades comerciales y 
financieras. Se gasta en gente viva, activa comercialmente, pero no en los cuerpos “NN”. 
Si una persona sin familia muere sola en la calle, no se le va a identificar en mucho tiempo 
-si es que se le identifica-. Pero tal vez si se trata de una muerta “NN” de algún caso 
femicida que pueda transformarse en mediático, sí se van a sentir presionados a identificarle. 
Como por ejemplo el crimen machista contra Estefanía, mujer de circuito de calle, que en 
mayo de 2019 fue asesinada y dejado su cadáver en una maleta en la vía pública. 

¿Pero si la “NN” es una muerta por la policía o militares, qué pasaría con su cuerpo e 
identificación? No olvidamos que en Chile hay restos de gente detenida desaparecida 
en Dictadura que luego de 50 años o más, sigue sin ser identificada. ¿Cuántos cuerpos 
“NN” de la Revuelta están sin identificar porque eran gente de calle, sin familia, migrantes…?    

En tanto, las personas que viven en la calle y rondan sus circuitos, seguirán poblando 
bandejones, plazas, puentes, sitios baldíos, esquinas de territorios urbanos, porque el 
capitalismo patriarcal utiliza, depreda, esclaviza y deshecha y necesita “ahorrar”.   


_______

NOTAS:
(1) https://www.gentedelacalle.cl/declaracion-publica-personas-en-situacion-de-calle-y-toque-de-queda/
(2) “Estudio de factibilidad de la implementación de un Contrato de Impacto Social (CIS) para la Superación de la Situación de Calle y la Inserción laboral” de la Subsecretaría de Economía y Empresas de Menor Tamaño, del Ministerio de Economía, adjudicado a Impacta RSE Consultores.
(3) “La parte del León: Nuevas Estimaciones de la participación de los súper ricos en el ingreso de Chile”, Ramón López Eugenio Figueroa B. Pablo Gutiérrez C. Santiago, Marzo 2013. Universidad de Chile. sdt@econ.uchile.cl; econ.uchile.cl/publicaciones. Cuantificación de la concentración de la riqueza en Chile con información del Servicio de Impuestos Internos (SII). 
(4) El 27 de octubre de 2019, a 9 días del inicio de la Revuelta popular, José Morales, respaldaba a Aleida Kulikoff, Directora del SML que estaba siendo desvinculado por el Gobierno de Piñera. Además este dirigente denunciaba que había muchos “NN” y que VERIDEN hubiese dejado de
usarse para muertos “NN”.
https://www.facebook.com/lapuntadaconhilo/videos/408001396542517/?v=408001396542517




COMUNICACIÓN desde Ecuador por el 1º de mayo:

«La autoabolición del proletariado como el fin del mundo capitalista (o porqué la revuelta actual no se transforma en revolución)»
[https://proletariosrevolucionarios.blogspot.com/2020/04/la-autoabolicion-del-proletariado-como.html].

 Es un pequeño aporte más para nuestro arsenal teórico revolucionario en estos tiempos de agudización de la catástrofe capitalista global, de la cual el coronavirus es sólo una fase y un aspecto, y donde la única alternativa radical e inexorable que nos queda como humanidad proletarizada es: comunismo o extinción.

Agradezco de antemano la difusión y discusión de este material entre sus contactos y sus redes. Asimismo, todo comentario, observación o crítica compañera será bienvenida para mejorar este aporte de mi parte y, sobre todo, para seguir afilando nuestras comunes armas de la teoría-práctica
revolucionaria para las presentes y futuras generaciones que harán -o no- la revolución comunista y anárquica mundial.

Contenido:
- La contradicción fundamental de la revuelta proletaria actual
- La autoalienación y autodestrucción del proletariado como clase del Capital
- La autoabolición del proletariado como la clave de la revolución comunista y el comunismo como movimiento real y contradictorio
- Comunismo o extinción
- Posdata “pesimista” revolucionaria en tiempo de coronavirus

Extracto:
En todo el mundo estalla la revuelta*, pero en todo el mundo falta la revolución. ¿Por qué? A continuación, una respuesta tentativa pero contundente.
La razón coyuntural es porque esta sociedad de clases recién está saliendo de un periodo histórico contrarrevolucionario (aproximadamente desde la década de 1980) y entrando a un periodo histórico de ascenso e intensificación de la lucha del proletariado mundial contra el Capital-Estado mundial (2008-2013 y 2019-202?). Lo cual, a su vez, recién está empezando a alterar la correlación de fuerzas y las condiciones para una posible situación revolucionaria, en vista de que la revuelta proletaria ha hecho temblar a la burguesía y sus gobiernos, pero todavía no los ha derrotado ni enviado al basurero de la historia.
Como dicen los compañeros del grupo Barbaria, este es un «periodo bisagra» que hay verlo no como una fotografía sino como una película que contiene flujos (revueltas), reflujos (vueltas a la normalidad), nuevos flujos y un final abierto. Un periodo histórico que transita entre la
contrarrevolución y una posible situación revolucionaria a nivel mundial; para la cual, sin embargo, todavía falta mucho.
La razón estructural o de fondo es porque el proletariado todavía no es una clase revolucionaria, a pesar de que hoy en día la crisis capitalista sea más generalizada y grave que nunca antes, y de que la
actual oleada mundial de revueltas de los explotados y oprimidos sea un embrión y un jalón hacia delante de la revolución social o, al menos, de su necesidad y su posibilidad. Con mayor o menor grado de autonomía organizativa y de violencia callejera, la clase proletaria hoy en día
está luchando contra el orden capitalista en casi todas partes, pero eso no es suficiente: en última instancia, el proletariado es revolucionario o no es nada, y sólo es revolucionario cuando lucha, no por “una vida digna y justa” como clase trabajadora, sino por dejar de serlo. Sí, el proletariado sólo es revolucionario cuando lucha por dejar de ser proletariado, esto es cuando lucha por su autoabolición. De lo cual hay ciertos síntomas y elementos en algunas luchas actuales (ej. luchas no por más trabajo y más Estado sino por otra vida, aunque parezcan luchas “suicidas”), pero todavía falta mucho para ello, porque en su mayoría los proletarios se siguen reproduciendo como clase del trabajo y, por
tanto, como clase del Capital, y siguen interlocutando con el Estado sus demandas de tal reproducción. Hoy por hoy, entonces, la clase trabajadora mundial fluye y refluye entre ser clase explotada y ser clase revolucionaria. Esta es la contradicción fundamental todavía irresuelta de la revuelta proletaria en la actualidad y, por lo tanto, la razón principal por la cual no se transforma en revolución social.
[...]
Sí, la revuelta no es revolución. La intermitente reemergencia del proletariado mundial, y sus acciones autónomas y violentas contra las fuerzas represivas (de lo que también se hace espectáculo e ilusión, ej. la romantización de “la primera línea”), no son revolución. Pero “el Estado socialista de transición” y “la autogestión obrera desde abajo” tampoco son revolución (nunca lo fueron). La clave de la revolución social es la autoabolición del proletariado, que va de la mano con la abolición del valor, porque estas son las raíces o los cimientos del capitalismo, entendido como la dictadura social del valor valorizándose a costa de la humanidad proletarizada y la naturaleza.

*2019 e inicios del 2020, antes del coronavirus.

***

Segunda Parte: «Sobre activismo, teoría, individuo y organización revolucionaria. Un debate imaginario entre algunos compañeros»
[https://proletariosrevolucionarios.blogspot.com/2020/04/sobre-activismo-teoria-individuo-y.html]

Contenido:
1. Bordiga (Activismo. Italia, 1952)
2. Camatte-Collu (Sobre la organización. Francia-Italia, 1972)
3. Santini (Apocalipsis y sobrevivencia. Dos puntos de vista opuestos sobre la organización. Italia, 1994)
4. Comunización (Introducción del traductor a Apocalipsis y sobrevivencia. Chile, 2010)
5. Dauvé (La militancia en el siglo XXI. Francia, 2014)
6. Un proletario revolucionario después de participar en una revuelta de masas y de volver a la normalidad capitalista, en tiempo de crisis económica y sanitaria (Ecuador, marzo-abril 2020)

Extracto:
El proceso histórico, social e impersonal de la revolución es el que produce individuos revolucionarios que se asocian libremente para actuar como tales, y viceversa. De eso se trata, entre otras cosas, «la producción comunista de comunismo» (Théorie Communiste, 2011) a través
de comunidades de lucha y de vida reales; es decir, a través de comunidades espontáneas, impuras, imperfectas, limitadas y contradictorias de proletarios/as que luchan por sus necesidades vitales
inmediatas al mismo tiempo que por su propia liberación y abolición como clase social (los proletarios comunistas luchamos por nuestra propia abolición, como bien decía Gorter), y por la abolición del Capital y el Estado. De eso se trata, también, romper y superar el aislamiento o la
atomización social capitalista y, al mismo tiempo, esforzarse por ser la crítica y superación práctica de los «rackets», grupúsculos, pandillas o mafias políticas de izquierda que compiten entre sí por cuotas de poder dentro de la sociedad burguesa y su Estado –razón por la cual, no son
revolucionarios sino contrarrevolucionarios.
¿Contradictorio? Sí: mejor dicho, dialéctico, porque el proletariado es la contradicción viviente y sólo es revolucionario cuando lucha por dejar de ser clase explotada y oprimida. Por eso es una clase-anticlase.
La revolución es la resolución positiva de esta contradicción en movimiento. Criticando y superando en dicho movimiento todas las separaciones que le ha impuesto el Capital; en este caso, la separación
entre individuo y comunidad, y entre teoría y práctica; y, por lo tanto, criticando y superando los falsos y típicos debates izquierdistas al respecto: activismo-teoricismo (o pragmatismo-intelectualismo), subjetivismo-objetivismo e individualismo-colectivismo. Aun así, sigue
siendo contradictorio o dialéctico, porque es una realidad viva, en constante movimiento y, por lo tanto, en constante autotransformación.
Lo mismo aplica, histórica y lógicamente, para la organización-antiorganización revolucionaria: sólo ha sido, es y será tal si cuestiona y transforma las relaciones sociales y las formas de vida y de pensamiento capitalistas que contiene y que la contienen (lo cual sin duda incluye a las formas de opresión machista, racista, nacionalista, etc., en su propio seno); si realiza la crítica radical
(teórica y práctica) de todos los aspectos del mundo capitalista; si subvierte el estado de cosas actual y produce de manera autónoma y consciente las condiciones y las armas (prácticas y teóricas) de su
propia liberación; si prefigura en actos la comunidad humana real de individuos libremente asociados y combate por la revolución comunista; si lucha por abolirse a sí misma en tanto que organización separada de la clase, aboliendo las condiciones capitalistas que la han producido como tal; en una palabra: si contribuye realmente a la autoliberación y la autoabolición reales del proletariado en tanto clase explotada, oprimida y alienada por el Capital y el Estado.
Todo esto –como ya se dijo y vale dejarlo claro– no al antojo sino en determinadas condiciones, principalmente en situaciones de crisis revolucionaria producidas o no por la misma lucha de clases, así como también en la vida cotidiana en la medida de lo posible. Y –como también ya se dijo y vale dejarlo claro– no de manera pura y sin contradicciones, porque cuando un movimiento es real es impuro y contradictorio, y lo que lo hace revolucionario, entonces, es asumir, sostener y tensionar esas contradicciones capitalistas para suprimirlas y superarlas todas de raíz.

***

Decir finalmente que no es coincidencia pero sí gesto simbólico el envío de este correo proletario con fecha 1° de Mayo: como sabemos, hoy no es "el día del trabajo" ni "el día del trabajador" sino la fecha histórica y mundial de la lucha del proletariado contra el trabajo asalariado hasta su abolición revolucionaria. Porque la clase trabajadora sólo es revolucionaria cuando lucha por la abolición del trabajo y la sociedad de clases, que es lo mismo que decir que el proletariado sólo es revolucionario cuando lucha por su autoabolición. Sólo entonces el trabajo podrá ser sustituido por la creación libre y cooperativa, y el proletariado por la comunidad humana no perfecta pero sí real.

¡Salud y Revolución Social Mundial!
Pantera
Quito-Ecuador
1° de Mayo de 2020







Venezuela:
Epidemia, pérdida del trabajo y hambre: una situación cada vez más insoportable para los proletarios


En Venezuela, a pesar de las muy bajas cifras de víctimas del covid-19 registradas oficialmente (1), el confinamiento, que fue decretado el 13/3, ha creado una situación social cada vez más insoportable. Un mes de confinamiento después, han comenzado a estallar disturbios, motines, saqueos o conatos de saqueos, en varias regiones del país y en ciudades y poblados como Socopo, Guanare (donde los campesinos piden gasolina para poder transportar sus productos), Punta de Mata, Cumanacoa, la aldea minera de Upata, Ciudad Bolivar y Caripe, dejando el saldo de 33 detenidos, 2 heridos y 1 muerto por bala: el aparato de represión del Estado no ha dejado de hacer su sucia labor.
El primer país en el continente en imponer el “estado de alerta” por el coronavirus ha sido Venezuela y luego Argentina; las modalidades del confinamiento han sido el cierre total de las escuelas, los vuelos desde y hacia al país y solo las actividades “esenciales” como los supermercados y los servicios médicos se mantienen, como en muchas otros países, los desplazamientos para comprar comida o ir al médico son permitidos. El respeto de estos protocolos varía mucho de ciudad en ciudad y dependen de las situaciones que en cada una de ellas se viven. Evidentemente que las ciudades más pobladas, donde el hacinamiento es inevitable, las personas hacen lo que pueden para mantener la llamada “distanciación social”, que es muy difícil de mantener en estas condiciones, sobre todo para las clases proletarias cuyo dilema es quedarse en casa y no tener para comer, y a veces sin agua potable ni electricidad, o salir a la calle para mal ganarse la vida y exponerse a la pandemia: si bien el gobierno chavista no ha sido tan irresponsable frente a la epidemia como, por ejemplo, el gobierno brasilero de Bolsonario, son siempre los proletario los que más sufren de las medidas tomadas por los burgueses; en algunos lugares es el hambre que los amenaza, o si no el deseempleo, tanto en Venezuela como en los países fronterizos.
En efecto, las víctimas del covid-19 no son tanto las personas contagiadas por el virus que hasta ahora son muy pocas comparado con Europa y Estados Unidos, sino los proletarios confinados y golpeados por la terrible ausencia de la gasolina que ha sido el primer disparador de los precios de los productos y por el alza de los precios. Evidentemente que la tensión social aumenta día a día en el país donde abundan las riquezas minerales, y no sería extraño que en las siguientes semanas estallen revueltas de grandes proporciones.
Es evidente que el confinamiento impide trabajar a muchos proletarios que viven el día a día, tal como los vendedores ambulantes, además del personal de la restauración y de muchos otros sectores de la economía capitalista a causa de la pandemia – como en muchas partes del mundo, sobre todo en aquellos donde el trabajo informal es hasta más grande que el trabajo con protección social y prestaciones. Pero también está el aumento de los precios de los productos de primera necesidad que en menos de 15 días se han duplicado y hasta triplicado (2); a ello se junta la ausencia de gasolina en las estaciones, además de la duplicación del precio del dólar paralelo en apenas pocas semanas, situación que genera una presión creciente en el precio de los productos y abre la puerta a la especulación y el llamado “bachaqueo”.
ESTADOS UNIDOS AL ACECHO
El bloqueo de las importaciones de Caracas por aire, mar y tierra y las amenazas y sanciones económicas que Washington implementa con el fin de tumbar al gobierno Maduro, también contribuyen a los desabastecimientos de medicamentos, productos alimenticios importados, más los aditivos necesarios para la refinación del petróleo convertido en gasolina, añadido al hecho de que las pocas refinerías (3) del país están paralizadas u operan muy poco. Era y es lógico que el clima social llegue a la violencia y a los enfrentamientos en las calles no solo de Venezuela, sino de los países aledaños, Colombia y Brasil.
CON LA CAÍDA DE LOS PRECIOS DEL PETRÓLEO Y LA RECESIÓN MUNDIAL, ACELERADA POR LA PANDEMIA, VENEZUELA SE CONVIERTE EN UNA BOMBA DE RELOJERÍA
Venezuela, que no vive sino de la venta de su petróleo, en plena recesión mundial ya bien comenzada antes de la pandemia, y luego acelerada por la misma, está claro que no le espera otra cosa que un caos social e incluso político. La realidad petrolera en el país bolivariano es terrible: la producción del crudo solo llega a ¼ de lo que se producía hace 10 años, altos costos de extracción  hacen poco rentable su venta, además de la más reciente y estrepitosa caída de los precios a nivel mundial (¡-37$!) y sin ninguna probabilidad de que el sector se mejore sino a muy largo plazo, sin contar la deuda actual hacia sus amigos, China y Rusia, que evidentemente no podrá ser pagada, incluyendo los intereses, sino dentro de muchos años, y con la poca probabilidad de que le sigan prestando. Por lo tanto, las condiciones objetivas están dadas para que el país explote en mil pedazos.
En Venezuela, nunca escampa para los proletarios... ¡siempre lloverán desgracias propias a la condición que les asigna el capitalismo! Una sola solución: ¡tomar la vía de la lucha revolucionaria y de la organización de clase para derrumbar, en unión de todos los países, este sistema asesino!



(1) Es muy probable que, en las próximas semanas, las cifras de las víctimas del covid-19 aumenten,  gracias en gran parte por unos vecinos “poco disciplinados” como Brasil y Colombia, con los que Venezuela comparte vastas fronteras, ya que de los países latinoamericanos más afectados por la pandemia, y guardando sus proporciones en tamaño y cantidad de habitantes, está Brasil cuyos casos de contagios y decesos por el coronavirus han aumentado de manera exponencial (59.324 casos de contagio confirmados, 27.655 recuperados y 4.057 muertos). Siguiendo el mismo camino de ignorar, como Bolsonaro en Brasil, las más mínimas medidas de seguridad sanitaria, Y Colombia que comienza a sufrir la misma violencia social provocada por el virus, debido en gran parte a la falta de protección social conveniente. La agencia de noticias France-Presse escribe que “sin familia ni ayuda social suficiente, muchos ancianos se enfrentan al dilema de morir de hambre confinados o enfermarse (por el coronavirus)”. Hasta ahora, según wikipedia, Colombia registra 4.881 de caso confirmados, 1.003 recuperados, 387 hospitalizado (hasta el 25/4), y 225 muertos, cifras que tienden a aumentar al filo de los días.
(2) Hace 6 semanas, importantes sectores empresariales cercanos al chavismo se reunieron con representantes del gobierno, con el fin de regular los precios y asegurar el abastecimiento de los productos de consumo diario, pero por lo visto los acuerdos no han sido respetados. Como se sabe, en Venezuela el salario mínimo llega a la irrisoria suma de 3-4 dólares mensuales (la cesta básica se calcula en alrededor de 400$), lo que traen las cajas Claps (salario diferido que el Estado entrega en forma de pequeña ayuda en alimentos) y las subvenciones a la electricidad, la gasolina y los servicios urbanos, no son suficientes para enfrentar el alto costo de la vida.
(3) Venezuela posee solo 3 refinerías de petróleo crudo, dos de entre ellas (Guaraguao y Paraguaná) están dañadas, y una (El Palito) solo refina 15 mil barriles por día, lo que es completamente insuficiente ante el alto consumo automotor calculado en 300 mil barriles por día; la situación se empeora cuando no se logran obtener los aditivos importados que lleva el combustible, porque ninguna empresa de tanqueros se arriesga a traerlos para no ser sancionados por los Estados Unidos.
Partido Comunista Internacional (El Proletario)
28 de abril de 2020
www.pcint.org


[Covid19, Grecia] La llamada inicial. Contra los efectos nocivos para la auto-organización proletaria de la ideología de "quedarse en casa".

Asamblea de trabajadores y desempleados de la Plaza Syntagma
18 de Marzo 2020


En la época de la pandemia (que ciertamente es favorecida por el modo de producción capitalista, si no surge directamente de ella), es más evidente que nunca que la función del estado capitalista implica la protección del capital y el trabajo en general. Sin embargo, en términos que no permiten la auto-actividad de la clase trabajadora.

Frente a un nuevo "enemigo invisible" en medio de una crisis continua de reproducción de las relaciones capitalistas, el Estado elige cerrar ciertos sectores (relacionados con la circulación de mercancías no esenciales) e impone medidas para proteger al menor coste posible la mayor parte de la fuerza de trabajo necesaria, habiendo ya proscrito una parte de ella.

El personal político del capital es muy consciente del estado deplorable del sistema de salud pública ya que ellos mismos han aplicado políticas de extrema austeridad, de depreciación del trabajo y de reducción de la mano de obra, especialmente en los sectores de la reproducción de la fuerza de trabajo. Por eso que temen que el alto grado de contagio del virus invisible haga demasiado visibles las consecuencias de sus propias políticas, y por eso tratan de relegar al olvido y a la invisibilidad su exitosa campaña de recorte de los gastos estatales en materia de reproducción durante los últimos años de la llamada "crisis de la deuda". Si el estado capitalista ya podía presentarse como una organización autónoma y neutral que funcionaba en interés de la "sociedad civil" y de la "nación", ahora, en las condiciones de pánico masivo que el propio estado creó, aparece mucho más como "guardián de la salud pública" y "protector" de todos nosotros, aunque en términos militares. La cuarentena impuesta tiene como objetivo adicional la represión preventiva de cualquier cuestionamiento de la política estatal o de cualquier iniciativa proletaria autónoma y concertada de reivindicaciones y resistencias, especialmente cuando se presenta en términos de policía higiénica y disciplina, estigmatizando a los que violan el dogma de "quedarse en casa" como socialmente irresponsables y criminales.

Sin embargo, el confinamiento/auto-confinamiento debido al coronavirus y la prevención/prohibición de mítines/reuniones o, peor aún, la suspensión voluntaria del funcionamiento de los colectivos políticos tiene resultados desastrosos. El aislamiento o auto-aislamiento intensifica la sensación de debilidad y parálisis en condiciones de pánico masivo, en el mismo momento en que ya han surgido problemas muy graves, especialmente en lo que respecta a las relaciones laborales y los salarios.

    • Porque no creemos que la esfera pública proletaria deba retroceder ante los discursos de guerra del gobierno y el terrorismo mediático.
    • Porque la "nueva sociabilidad" bajo el eslogan de "quedate en casa" (solo), que el personal político del capital quiere imponernos, prepara la distopía de la persona antisocial, individualista, solitaria e indefensa.
    • Porque muchos de nosotros ya estamos en riesgo de salud en nuestros lugares de trabajo.
    • Porque muchos de nosotros ya nos quedamos en casa sin salario, mal pagados o desempleados.
    • Porque las relaciones laborales en varios sectores ya han sufrido otra mutación violenta (mucho más extensa que la del SARS-CoV-2).
    • Porque los mecanismos de represión les otorga la oportunidad de hacer lo que quieran y suprimir ciertas estructuras que el proletariado (internacional) utiliza para satisfacer sus necesidades "ilegales".
    • Porque ningún tipo de cooperación política/organizativa puede funcionar en condiciones de (auto)aislamiento, distanciamiento social y monólogos contemplativos en facebook.
    • Y porque no compartimos los sentimientos de "solidaridad nacional" expresados desde la periferia al centro metropolitano en apoyo al monólogo de los jefes.
    • Por todo ello, elegimos continuar nuestras reuniones (manteniendo las medidas de auto-protección e higiene) para discutir todo esto, así como sobre las formas colectivas de tratar con ellos.

¡LA "RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL" ES UNA IDEOLOGÍA CAPITALISTA Y UN ENGAÑO!

¡AUMENTAR LOS GASTOS DEL ESTADO PARA EL SISTEMA DE SALUD PÚBLICA Y NO PARA LOS MILITARES!

NO ESTAREMOS CONFINADOS EN CASA

¡ABAJO LA POLICÍA, EL EJÉRCITO Y LA ADMINISTRACIÓN BIO-POLÍTICA DEL PROLETARIADO!

SALARIO SOCIAL COMPLETO PARA TODOS LOS TRABAJADORES DESPEDIDOS O CON LICENCIA

CONTRATACIÓN INMEDIATA CON AUMENTO DE SALARIOS EN HOSPITALES Y SUPERMERCADOS PARA QUE LOS TRABAJADORES EXISTENTES NO SE SIENTAN COMPLETAMENTE ABRUMADOS




El 1 de mayo, en la época del coronavirus


¡PROLETARIOS! ¡CAMARADAS!
 
Cuatro meses después de la aparición "oficial" de un nuevo coronavirus, descubierto más tarde como Sars-CoV2 - la Covid-19 de los periodistas - la crisis económica, que ya estaba erosionando los niveles sagrados del PIB en todos los países imperialistas, se agravó considerablemente, tanto que la burguesía más alarmada clamó por una crisis similar a la de los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Lo que inicialmente se consideró una epidemia confinada a una zona industrial particular de China - la metrópoli de Wuhan, capital de la provincia de Hubei - resultó ser, en el espacio de unas pocas semanas, una epidemia mucho más grave que lo que dijo el gobierno de Xi Jinpin; una epidemia que podría extenderse fácilmente no sólo en China, sino en todo el mundo, dadas las estrechas relaciones que China mantiene con todos los países del mundo y, en particular, con los países imperialistas de Asia, Europa, América y la vecina Rusia; y dado que no existe un verdadero sistema de prevención en el capitalismo.
Hasta la fecha, el 25 de abril, las estadísticas oficiales hablan de más de 2,7 millones de casos de coronavirus en el mundo y más de 190.000 muertes, 50.000 de ellas sólo en los Estados Unidos. Sin embargo, los propios científicos burgueses afirman que los casos oficiales deberían ser al menos el doble... ¡Una verdadera carnicería que no ha terminado!
El capitalismo es un matadero: no sólo por las pasadas guerras mundiales, sino también por las continuas guerras que han devastado todos los continentes desde 1945; por no hablar de las muertes en el trabajo y por el trabajo, los feminicidios y las muertes por enfermedades conocidas desde hace décadas y nunca erradicadas como el paludismo, que, según la OMS, afecta a 230 millones de personas en el mundo y mata a 430 mil cada año, casi 1200 al día. Qué casualidad, justo hoy, 25 de abril, es el día mundial "dedicado" a ello.
Desde febrero, la crisis sanitaria se ha convertido en un empeoramiento de la crisis económica ya en marcha. En los Estados Unidos, cuyo presidente se burló de los científicos, médicos y políticos que advirtieron del peligro de una pandemia de coronavirus, ante el vertiginoso aumento de los casos y las muertes en su país superindustrializado, y ante el inevitable cierre de fábricas y de muchas actividades que ha provocado, en el espacio de dos meses, más de 26 millones de parados (igualando y aumentando los 22 millones de empleados por la crisis de 2008-2009), se ha desatado ahora una carrera en busca del desocupado de turno: primero China, luego Europa, después.... y, al mismo tiempo, al igual que en Europa, en China y Japón, se cubren todas las deficiencias, incapacidades, errores e ineficiencias de los poderes públicos frente a esta pandemia, con el fin de reiniciar la producción, el comercio, el turismo y las exportaciones lo antes posible.
El capital no puede ser detenido, tiene que circular, tiene que ser invertido, tiene que intensificar cada vez más a las masas proletarias para extorsionar su plusvalía. Y si se detiene, como en los casos de crisis de sobreproducción frente a mercados tan atascados de mercancías que ya no permiten los ingresos esperados, entonces damos la bienvenida a las guerras con las que destruir enormes masas de mercancías, dando así luz verde a la reconstrucción, rejuveneciendo en cierto sentido la máquina productiva capitalista. Y bienvenidas sean las epidemias con las consiguientes crisis sanitarias, gracias a las cuales toda burguesía en el poder tiene un pretexto válido para aplastar aún más al proletariado en las condiciones de extrema necesidad: ¡salud ante todo!, dicen, pero lo que quieren - y la carnicería que estamos presenciando lo demuestra una vez más - ¡la economía nacional ante todo! Los sacrificios de hoy, dados por el confinamiento forzoso y la imposición de medidas de "clima de guerra", prohibiendo, con libertad de movimiento, libertad de manifestación y huelga, exprimiendo a la policía y al ejército en las calles para que no se desobedezcan las órdenes, anuncian los sacrificios de mañana.
El proletariado debe esperar una represión aún más severa cuando la epidemia haya disminuido significativamente sus efectos letales (excepto quizás en el otoño o la próxima primavera debido a la congénita falta de prevención real de la salud humana), porque los capitalistas querrán recuperar lo antes posible los beneficios que han perdido en los últimos meses. Son los capitalistas, ahora hasta las piedras lo saben, los que dictan las demandas de la economía capitalista al poder político burgués.
Todas las discusiones, negociaciones, enfrentamientos entre gobiernos y Estados que han caracterizado las cumbres de la Unión Europea en los últimos meses, se han centrado en el capital necesario para hacer frente a los dramáticos efectos de la epidemia - en las estructuras sanitarias y en las redes sanitarias territoriales, así como en el apoyo, mediante amortiguadores sociales, a los trabajadores que han perdido su empleo o que se ven obligados a realizar indemnizaciones por despido, y por supuesto en las actividades industriales, comerciales, de servicios, bancarias, etc. -, muestran que la competencia entre capitalistas y entre estados nunca se deja de lado, ni siquiera ante emergencias de dimensiones globales como la actual. Cada uno trata de fastidiar al otro, de aliarse con alguien para reforzar su posición, y si en un momento dado hay que encontrar el capital necesario para que algún Estado no se declare en quiebra, como Grecia ayer, Italia hoy o España, entonces se encuentra el capital porque es más conveniente para el mercado europeo, y para la estabilidad del euro como moneda internacional, ensanchar los hilos de las bolsas; por supuesto a los tipos del mercado, tal vez fraccionando el préstamo durante algunos decenios, lo que pesa cada vez más sobre las generaciones futuras.
 
¡PROLETARIOS! ¡CAMARADAS!
 
El capitalismo no puede ser reformado, no hay solidaridad entre los capitalistas excepto por conveniencia mutua económica, política, militar; mucho menos hay solidaridad entre capitalistas y proletarios. Cada vez que los burgueses conceden algunas migajas de mejora en las condiciones de trabajo y de vida del proletariado, lo hacen sólo bajo la presión de la lucha proletaria, o por temor a que la lucha proletaria, en un momento dado, tome una dirección decididamente antiburguesa. El rostro reformista de la burguesía, en realidad, esconde su verdadero comportamiento que consiste en hacer cualquier cosa para defender sus intereses de clase en antagonismo con los de la clase proletaria. El proletariado debe temer más al capitalismo cuando se hace pasar por generoso, por simpático, por comprensivo, por dispuesto a negociar pacíficamente, que cuando muestra su verdadero rostro desde el principio, su rostro sombrío, cínico, brutal.
Básicamente, la burguesía, en defensa de sus privilegios, de su posición dominante en la sociedad, expresa naturalmente el odio de clase hacia el proletariado. Un odio que proviene del sentimiento de temor social transmitido por las generaciones burguesas anteriores que vivieron los períodos en que el proletariado no sólo se rebeló contra sus propias condiciones de existencia y trabajo mediante luchas duras e insistentes, sino que se organizó políticamente para enfrentarse abiertamente al poder burgués con el objetivo de derrocarlo y tomar el control directo, como clase y bajo la dirección de su partido de clase, del destino de la sociedad en su conjunto. ¡Octubre de 1917 lo enseña!
El odio burgués al proletariado se puede medir día a día, aunque en el pacífico Estado democrático y constitucional se oculta por el parlamentarismo, el electoralismo y la colaboración de clase a los que las fuerzas conservadoras y colaboradoras del oportunismo obrero aportan una contribución indispensable. Bastaría con demostrar que todas las leyes, todos los controles, todas las medidas previstas para la protección de la salud y la vida y la seguridad en el trabajo nunca han sido suficientes para eliminar esta carnicería; si a ello añadimos el hambre, la miseria, las guerras, el abandono, las catástrofes, etc., que afectan de forma abrumadora a las poblaciones proletarias de todos los países, qué conclusiones hay que sacar, salvo que el poder burgués ama el capital, ama el lucro, ama los privilegios sociales y el poder económico y político que los defiende, y odia todo lo que se interpone, que obstaculiza, que lucha contra ellos.
Los proletarios, mientras sufran la explotación cada vez más bestial, la miseria y condiciones de existencia peores que las de los esclavos de la antigüedad, confiando sus necesidades y reivindicaciones a las fuerzas sindicales, políticas, religiosas que tienen la tarea, más allá de sus palabras, de mantenerlos sumisos a las exigencias del capitalismo, engañándolos con la democracia que debe nivelar idealmente y prácticamente a las clases, y con la religión, que consuela con la oración los corazones de todos, sin distinción de censo y clase, refiriéndose a una entidad sobrenatural la respuesta al misterio de las tensiones sociales, los proletarios, decíamos, siempre seguirán siendo esclavos del capital, esclavos asalariados si tienen un trabajo o esclavos abandonados a su destino individual cuando están desempleados.
Los proletarios, aún hoy, son una masa de esclavos asalariados a merced de los capitalistas. Sin embargo, pueden ser una fuerza social capaz de cambiar el mundo, capaz de subvertir las leyes económicas, políticas y sociales del capitalismo mediante el uso revolucionario de la fuerza social inherente a su propia condición de asalariados. Sin la explotación de su fuerza de trabajo no hay capital; el capital presupone la explotación del trabajo asalariado. Por lo tanto, el odio del capitalista al proletariado es un odio de clase, porque la única clase social que puede derribar su poder es la clase proletaria.
 
¡PROLETARIOS! ¡CAMARADAS!
 
La lucha por la vida de los proletarios parte inevitablemente de su condición de proletarios, de depender de sus salarios - por lo tanto de los capitalistas que les dan trabajo - para vivir. Es una lucha que desde el principio va en contra de la condición de asalariados, va en contra del capitalista que los explota y del Estado de los capitalistas que los mantiene en la condición de ser proletarios al servicio de los capitalistas.
La historia de las luchas de la clase proletaria contra las clases burguesas muestra que dentro de los límites de la lucha económica los proletarios nunca podrán cambiar fundamentalmente su condición de asalariados, y mucho menos el mundo. La lucha económica del proletariado, para incidir en las condiciones de existencia del proletariado, debe ser un entrenamiento para la guerra de clases, debe inculcar la solidaridad de clase en el proletariado y para ello debe utilizar los métodos y medios de lucha clasistas, es decir, los métodos y medios que sirven para defender exclusivamente los intereses proletarios de la clase. La lucha económica sirve a los proletarios para organizarse en defensa de sus intereses de clase en el seno de la sociedad burguesa, pero es una lucha que, para cambiar realmente el mundo, debe trascender a la lucha política, por lo tanto por el poder político y convertirse en lucha de clase.
Las necesidades elementales de la vida empujan al proletariado a oponerse a la presión capitalista que le obliga a vivir en las condiciones de una explotación que, en realidad, le expone cada vez más a la incertidumbre del trabajo y de la vida. Los proletarios deben aprovechar este impulso para organizarse como clase social, luchando contra el individualismo, el aislamiento y, sobre todo, contra la competencia entre ellos que los capitalistas alimentan y organizan sabiamente. El trabajo asalariado se basa exclusivamente en la competencia de los trabajadores entre sí, dice el "Manifiesto del Partido Comunista" de Marx-Engels. Desde entonces, la competencia de los trabajadores entre sí no ha disminuido ni desaparecido, sino que ha aumentado de manera desproporcionada, extendiéndose a todos los países del mundo. Para combatirlo, los trabajadores no tienen más armas que la lucha por defender sus propios intereses de clase, es decir, intereses que van más allá de la esfera del individuo, la categoría, la nacionalidad, la edad y el sexo. En esta superación se construye la solidaridad de clase en la que los trabajadores se unen en una sola lucha contra los intereses de la clase contraria, de la burguesía, sabiendo que ésta cuenta no sólo con la fuerza del dominio económico sobre la sociedad, sino también con la del dominio político a través del Estado y sus instituciones de represión, desde el poder judicial hasta las fuerzas armadas legales e ilegales.
Basta con que los proletarios levanten la cabeza y miren la realidad más general para darse cuenta de que el capitalismo, la burguesía y las fuerzas de preservación social forman un todo para defender el régimen de explotación de la mano de obra bajo todos los cielos; basta con que miren cómo se trata a los inmigrantes, en medio del mar, en los campos de concentración o en los campos de cosecha para ver cuál será el destino de los proletarios autóctonos, mejor educados y generalmente mejor pagados.
La crisis económica, que ya se produjo el año pasado, se ha agudizado aún más con la crisis sanitaria del coronavirus y no hay duda de que la epidemia de Covid-19 ha empeorado la vida de los proletarios al segar sus vidas ya debilitadas por la fatiga laboral.
El Primero de Mayo Proletario, por haber nacido como una fecha exclusivamente proletaria dedicada a la lucha en defensa de los intereses de clase en la sociedad capitalista, es una fecha de lucha, no de "celebración": es, si acaso, la línea de salida de una lucha que tenía, y debe tener todavía mañana, el objetivo de lanzar el desafío al poder burgués porque ese día los proletarios de todo el mundo unieron sus fuerzas en una manifestación mundial única, porque único y mundial era y es el objetivo revolucionario del proletariado: la conquista del poder político, el establecimiento de la dictadura de clase bajo la dirección del partido de clase revolucionario en el marco de la revolución proletaria internacional.
Estas palabras, olvidadas y enterradas bajo montañas de basura democrática y colaboracionista, también pueden ser antiguas, utópicas, ilusorias, ya que por otro lado se consideran antiguas y anticuadas las palabras del Manifiesto de 1848 y el marxismo en general. Pero es la vida misma de los trabajadores asalariados la que los confirma, es la propia burguesía la que los confirma con ocasión de cada catástrofe llamada "natural", de cada crisis social, económica, política y sanitaria que la estructura misma de la sociedad burguesa ha fallado, falla y nunca podrá resolver. Doscientos años de desarrollo capitalista, con todos sus indiscutibles progresos técnicos, no podían dejar de desarrollar incluso las formas más arcaicas de explotación de la mano de obra proletaria como ninguna sociedad anterior ha logrado hacerlo. La clase dominante burguesa permanece en el poder contra todos los intereses sociales de la vida humana, como lo demuestran ampliamente las devastaciones del medio ambiente y las guerras.
Es hora de que el proletariado recupere su lucha de clases, su confianza en sus fuerzas de clase solamente, para reanudar el camino revolucionario, dramáticamente interrumpido por la contrarrevolución que mató a la Octubre rusa y mundial. El único terreno en el que las crisis económicas y sociales pueden ser resueltas porque la fuerza de resolución reside en la clase proletaria que, en su lucha de clases, posee el futuro de la humanidad.
 
 
Partido Comunista Internacional (El Proletario)
25 de abril de 2020
www.pcint.org
 




ANÁLISIS DE PANDEMIAS…: 
¡NO NOS VAMOS A CALLAR!X Tierra y Territorio, lesbianas feministas antirracistas


Sabemos que como activistas feministas no tenemos los recursos ni toda la fuerza (menos la institucionalidad y/o la hegemonía) para cambiar drásticamente el curso de lo que sucede, pero también hemos aprendido a hacer conciencia de la solidaridad de clase, territorial y feminista para enfrentar el dolor colectivo en nuestro caminar.

Creemos en la posibilidad de aportar reflexiones y algo más a esta crisis COVID 19, que antes que una crisis “de Salud” –en Chile- es la de un país inventado “desarrollado” a costa de cuerpos morenos, afrodescendientes, mapuche, empobrecidos, desechables para el capitalismo colonialista.

Pandemias: Violencia Patriarcal y Estructural
Mientras a nivel estructural en “Chile” la Violencia contra las Mujeres siga siendo un “problema privado”, familiar y episódico, mientras el “femicidio” se reconozca sólo luego de que ya nos asesinaron, mientras el Estado chileno no asuma que debe sacar a los agresores y no a las agredidas de los hogares y comunidades, y siga ocultándonos los datos reales del COVID 19 en cada localidad, las ancianas, las mujeres grandes, las mujeres adultas y jóvenes, las niñas, las adolescentes, les empobrecides, seguirán siendo las primeras víctimas de toda pandemia. Es la complicidad del Estado con el Capital y el Patriarcado.









CONTRA LAS PANDEMIAS DEL CAPITAL


Proletarios Internacionalistas



El capitalismo está instalando el terror y la represión en todo el mundo en una operación sin parangón en la historia de la humanidad. Confiamiento de regiones ciudades y países enteros, confiamiento masivo de seres humanos que son obligados a permanecer encarcelados en sus propias viviendas, suspensión de los miserables derechos ciudadanos, vigilancia, seguimiento y procesamiento de los movimientos de la población a través de todo tipo de tecnologías (smartphones, big data, inteligencia artifiial…), despidos masivos, aplicación de Estados de emergencia, de alarma, de sitio, etc.
Por todo el globo vemos extenderse una militarización de las calles para controlar y reprimir todo movimiento no autorizado ...

 








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