Los líderes burgueses se preparan para la guerra,

¡Preparémonos para la guerra de clases!



Los anuncios de la inminente introducción por parte de los Estados Unidos de elevados aranceles aduaneros sobre las mercancías europeas, después de los ya vigentes sobre las canadienses, mexicanas y chinas, acompañados de las declaraciones antieuropeas de Trump y sus colaboradores más cercanos (como la petición de anexionar Groenlandia, territorio bajo dominio danés) provocaron consternación entre los líderes europeos ante la amenaza de una guerra comercial. Pero la decisión de Trump de obligar a Zelensky a detener los combates, incluso suspendiendo de un día para otro los envíos de armas y la información de la «inteligencia» estadounidense a Ucrania, y de negociar un acuerdo de paz directamente con Rusia, sin involucrar a los europeos, supuso, para ellos, un verdadero shock: hasta entonces, la posición de los líderes europeos, reiterada por todos los medios de comunicación, era la de apoyar a Ucrania, junto con Estados Unidos, «hasta la victoria» de sus ejércitos; cualquier idea de alto el fuego antes de alcanzar este objetivo era denunciada casi como una traición a favor de los rusos.

Los líderes de la burguesía europea se reunieron rápidamente para asegurar a Zelensky su apoyo inquebrantable, pidiendo a su vez un alto el fuego (!), antes de que el presidente ucraniano, en acto de reparación y disculpándose con los estadounidenses, afirmara estar dispuesto a trabajar «bajo la firme dirección del presidente Trump» y firmar un acuerdo unilateral que concedería a Estados Unidos una parte significativa de los minerales del país.

En el momento de la independencia (1991), alrededor del 30 % de la industria bélica de la antigua URSS estaba localizada en Ucrania; en este sector operaban unas 700 empresas ucranianas, que daban empleo a más de un millón de personas. Pero las graves dificultades económicas imposibilitaron las grandes inversiones que habrían sido necesarias para reorganizar esta industria, privada repentinamente del mercado soviético, y para modernizarla. Tras caer en una profunda crisis durante años, la industria militar ucraniana ha experimentado un renacimiento gracias a las cuantiosas inversiones estatales a partir de 2014 (fecha de la anexión de Crimea por parte de Rusia y de los primeros enfrentamientos en el Donbass): en vísperas de la guerra con Rusia, en 2021, el presupuesto militar de Ucrania había aumentado un 1300 % con respecto a 2014. Hoy en día, hay unas 500 empresas industriales en el sector de armamento en el país (sin contar más de mil «start-ups») que emplean a casi 300 000 personas. Antes de que la guerra limitara sus ventas de armas al extranjero, Ucrania era el undécimo mayor comerciante de armas del mundo, justo después de España. Todo esto demuestra la realidad y el poder del complejo militar-industrial ucraniano, que no puede dejar de influir en la política de guerra de este Estado (1). Sin embargo, para librar la guerra, Ucrania depende en gran medida de los suministros militares occidentales, procedentes principalmente de Estados Unidos, que disponen así de un medio decisivo para ejercer presión sobre ella: a pesar de sus declaraciones, los Estados europeos no son capaces de sustituir el apoyo estadounidense. Ante la imposibilidad de continuar la guerra hasta el último ucraniano, los líderes europeos han reaccionado anunciando una aceleración sin precedentes de los gastos militares, que ya estaban aumentando considerablemente, y multiplicando las declaraciones bélicas.

En Alemania, el 5 de marzo, los socialdemócratas del SPD y los conservadores de la CDU-CSU acordaron someter a votación en el Parlamento, sin esperar a la toma de posesión del nuevo gobierno salido de las elecciones, una ley destinada a eliminar la disposición constitucional que limita el déficit presupuestario; esto permitirá aumentar el gasto militar hasta casi 100 000 millones de euros al año, el doble de la cantidad actual (además de aumentar la inversión en infraestructuras del país), mientras se avanza en el restablecimiento del servicio militar obligatorio. En Gran Bretaña, el primer ministro había anunciado el 25 de febrero que el gasto militar, ya el segundo más alto de Europa, aumentaría del 2,3 al 2,5 % del presupuesto en 2027, el «mayor aumento del presupuesto militar británico desde el final de la Guerra Fría», y que debería alcanzar el 3 % en 2030. En Francia, el 20 de febrero Macron había estimado que el gasto militar podría aumentar hasta el 5 % del presupuesto (frente al 2,1 % actual) y en su declaración televisiva del 5 de marzo reiteró, sin dar cifras, que había que emprender más gastos militares «lo antes posible». En Italia, el presupuesto previsto para gastos militares aprobado el pasado mes de octubre para 2025 indicaba un total de 32 000 millones de euros (+12,4 % con respecto a 2024 y más del 60 % con respecto al decenio 2016-2025). Esto significa que en 2025 Italia gastará 7 000 millones más que en 2024 y, según el plan ReArm Europe de 800 000 millones en el cuatrienio 2025-2028, gastará 17 000 millones más en 2026, 27 000 millones más en 2027 y 37 000 millones más en 2028, es decir, 88 000 millones de euros más en total respecto al 1,5 % del PIB actual (2).

 

En el caso de España, que es el país de la OTAN con el presupuesto militar más bajo (no llega al 1,6 % oficial en las cuentas del Ministerio de Defensa, si bien supera ampliamente esta cifra teniendo en cuenta los “gastos ocultos” que se disimulan en las cuentas de otros ministerios pero que responden realmente a Defensa) el presidente Pedro Sánchez se ha comprometido a aumentarlo, para 2029, a 32.000 millones de euros, lo cual implicará colocarse en el entorno del 2% que exigen sus socios europeos (3).

El 6 de marzo, los líderes de la UE aprobaron el plan de la Comisión Europea de 800 000 millones de euros para «rearmar Europa», etc. Para completar el cuadro, añadamos que los británicos y los franceses han declarado estar dispuestos a enviar soldados para garantizar un alto el fuego en Ucrania y que los franceses han propuesto extender su «paraguas nuclear» a otros Estados europeos (4). El aumento de los gastos militares y el «apoyo a Ucrania» se justificaron ayer con el argumento de que era necesario asegurar la victoria de Kiev y castigar a Rusia por sus violaciones del derecho internacional y sus crímenes de guerra: todos han visto que en el caso de Israel las violaciones del derecho internacional y los crímenes de guerra no han supuesto ningún «castigo» por parte de los países europeos, que en realidad han sido cómplices, porque los estados burgueses respetan la ley solo si sirve a sus intereses. El fuerte aumento adicional de los gastos militares anunciado con gran alboroto y el clima belicista difundido por los medios de comunicación se justifican hoy en día por la inminente amenaza que Rusia representaría para Europa en el probable caso de un cese de los combates en Ucrania y en la perspectiva de una retirada de los Estados Unidos (5).

Lo absurdo de los argumentos utilizados por esta propaganda burguesa no puede ocultar el hecho de que el capitalismo se está moviendo inexorablemente, a escala internacional, hacia enfrentamientos militares de «gran intensidad», algo de lo que todos los Estados burgueses son conscientes. La perspectiva de un tercer conflicto mundial, resultado inevitable en algún momento de las crisis capitalistas, se está volviendo cada vez más concreta, aunque todavía no es inminente. Si los Estados Unidos de Trump quieren detener la guerra en Ucrania, no es por amor al «paz», sino porque, tras ver el fracaso de la guerra actual, buscan redirigir sus fuerzas hacia Asia, donde le espera un enfrentamiento decisivo con China. Los Estados europeos, que ya no tienen la certeza de mantener la alianza con los Estados Unidos, se están preparando a gran velocidad para poder desencadenar una guerra «por su cuenta». Y esta preparación no consiste sólo en el aumento de los gastos militares; consiste también y sobre todo en la regimentación de la población en general y de los proletarios en particular en torno a la unión nacional, es decir, en la defensa de los intereses del capitalismo nacional: los proletarios y los explotados están llamados a aceptar sacrificios, a renunciar a defender sus intereses de clase en nombre de la defensa de la patria antes de ser llamados, si es necesario, a derramar su sangre. Los proletarios pagarán los gastos militares adicionales en forma de reducción de los gastos sociales, que no son un regalo del Estado burgués, sino que forman parte del salario «diferido», ese salario no pagado directamente que ahora se utilizará para pagar los gastos militares: ¡la economía de guerra es ante todo guerra contra los proletarios!

Si no quieren ser super explotados hoy y servir de carne de cañón mañana, los proletarios deben negarse a someterse a las exigencias burguesas. Es posible oponerse a los sacrificios en beneficio exclusivo del capitalismo, tanto en tiempos de paz como en tiempos de guerra, a condición de luchar por la defensa intransigente de los intereses proletarios. La negativa a la mortal unión nacional, la oposición a la paralizante colaboración entre las clases en nombre de la defensa de la patria, el retorno a la verdadera lucha de clase, basada en medios, métodos y organización clasistas, permiten unir a los proletarios de todas las nacionalidades contra el capitalismo y los Estados burgueses, con la perspectiva de derrocar este sistema de miseria, explotación y guerras y abrir el camino a la sociedad sin clases y sin Estados, el comunismo.

La burguesía se prepara para la guerra para defender el capitalismo, ¡preparémonos para la guerra de clases para poner fin al orden burgués!


Partido Comunista Internacional (El Proletario)- https://www.pcint.org/

9/3/2025



(1)Datos del SIPRI, 22/2/25 (https://www.sipri.org/commentary/topical-backgrounder/2025/transformation-ukraines-arms-industry-amid-war-russia ). A modo de comparación, en Francia operan directa o indirectamente en el sector de armamento entre 2.000 y 4.000 empresas, que emplean en total a 210.000 personas.

(2)https://www.milex.org/2024/10/30/esplosione-per-le-spese-militari-italiane-nel-2025-a-32-miliardi-di-cui-13-per-nuove-armi/https://tg24.sky. it/mondo/2025/03/05/rearm-europe-spese-italia

(3)https://es.euronews.com/my-europe/2025/03/07/que-efectos-tendra-en-espana-el-aumento-del-gasto-militar-como-pide-bruselas

(4) Pero Zelensky afirmó el 29 de enero que sería necesario desplegar «un mínimo» de 200 000 soldados europeos para garantizar la paz, algo imposible para los ejércitos europeos...

(5) Por ejemplo, el 19 de febrero, el primer ministro danés justificó el anuncio de un gasto militar masivo que debería superar el 3 % del presupuesto a finales de año con el temor de un rápido alto el fuego en Ucrania «porque podría dar al presidente Putin y a Rusia una mejor oportunidad [...] de movilizarse de nuevo y atacar a Ucrania o a otro país de Europa».

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