La “puebla” rechazó
X victoria aldunate morales, lesbiana feminista antirracista
Los movimientos que cuestionaron el acuerdo de Paz de Boric del 15 de
noviembre 2021, que dijeron que era “espurio”, “a espaldas del pueblo”
y “de la puebla”, se unieron a los resultados de ese mismo acuerdo
haciendo campaña por el “apruebo”, y actualmente juzgan al “pueblo”
y lo definen como escasamente inteligente, fantoches que se creen ricos,
de bajísima calaña, “ojo de plata”. En este caso, “ojo de bonos”.
Tampoco parecieron remecidos con el nuevo acuerdo del 11 de agosto 2022
a las 3 de la mañana, que reponía el estado de excepción, limitaba las
autonomías indígenas y fortalecía las AFP. Y es que de antes ya sabían
que la cosa era escuálida. Ni por asomo se estaba expulsando a las
trasnacionales que nos cobran el agua, la luz y el teléfono. A estos sectores
no les importaron las promesas incumplidas a lxs presxs políticxs de
la Revuelta, invisibilizaron el E$tado de excepción cinco veces renovado
en territorios de resistencia mapuche, callaron la huelga de hambre de
presos políticos mapuche, hicieron vista gorda con las comunidades
allanadas y el asesinato por civiles de Eloy Manquemán. ¿Qué pasó con
las whipalas y banderas mapuche que llevaban en sus "apruebazos"?
Son más sorprendentes que el “rechazo”, si hasta hace poco gritaban
“¡que se vayan todos!”, y que “nuestros sueños no caben en sus urnas”,
pero apostaron a ese camino, quitaron sus energías y conocimientos al
activismo autónomo, los pusieron en un “apruebo de salida” para el mal
menor. No les fue bien, y con escasa tolerancia a la frustración por no
haber sido escuchados, han tratado a su pueblo y a su puebla de “ignorantes”
que no leyeron la “nueva constitución” que era –en la opinión de estos
jueces y juezas- “como del primer mundo”.
No era feminista
La “nueva constitución” era un texto enriquecido y docto, plagado de
simbólicas categorizaciones, pero evadiendo entre líneas la destrucción
del sistema de mercado.
No era una “constitución feminista”. El feminismo se opone radicalmente
al patriarcado por lo que no puede ser neoliberal.
¿Puede acaso ser “feminista” una constitución latinoamericana que no
nacionaliza los recursos naturales saqueados constantemente por el primer
mundo y que explota a las mujeres?
Mencionaba “el género”, sí. Y buscándole matices –tal vez- “habría sido
hermoso” por un instante, por ejemplo para las que apoyamos el aborto,
pero como claramente Chile, sus gobiernos, sus partidos, sus instituciones,
solo utilizan el feminismo, eso no pasó.
A pesar de tanto medio e institución a su disposición, el feminismo del
gobierno ni ha movido “la cuerpa” de la moralidad y la feminidad sacra.
Es más, ha reforzado el matrimonio, la familia, la patria, la moralidad,
la bandera, la seguridad, contribuyendo a mantener la reproducción como
el sistema de esclavitud que es.
El feminismo gobiernista se ha concentrado en halagar la feminidad combinada
con acciones callejeras grandiosas, de las cuales las más populares han
apuntado a develar que las mujeres somos víctimas de violaciones y acosos.
Y lo somos, pero cuando esa intensidad de denuncia se adhiere a todas
las instituciones hegemónicas que sostienen la impunidad de la violencia
estructural contra las mujeres, solo deja incólume la mujer sufriente
(aunque osada) que por su sacrificio merece "ser incluida". La prescripción
de “autoestima” y “mi cuerpo es mío”, no alcanza, y diluye toda radicalidad
que es la única que garantiza la destrucción del patriarcado.
Este gobierno que es identificado por las votantes como “feminista” y con la
(ahora ex) “nueva constitución”, ha adulado -un montón- a las mujeres
madres (luchonas) que se empoderan en las instituciones ciudadanas,
en las gerencias y en los gobiernos. De hecho nos ha entregado a sus
ministras lactantes como las representantes de todas las demás, también
ha hecho un mañoso reconocimiento al trabajo doméstico (que nombran
“cuidados”), que podría darles a algunas con hijes pequeñes y otros
deberes de esclavitud femenina, algunas lucas mensuales (que nunca
están demás), pero así y todo, la puebla lo rechazó. ¿Cómo entenderlo
si “el feminismo iba a triunfar”, paradójicamente, con Boric?
Puebla “ojo de bono”
En realidad, mucha gente en $hile recibimos pensiones y bonos, un montón
reclaman su tajadita del sistema de mercado y la mayoría se enorgullece
de su esfuerzo individual exaltado por todos los gobiernos (incluido Boric),
y por los dueños del país. También esta ciudadanía odia la delincuencia
porque “hace plata rápido”, mientras ellos pasan la mayor parte de su
tiempo, produciendo. Pero igualmente parece que esta “puebla” no llega
a ser tan “ojo de plata” como los economistas de bancos salidos de
universidades del primer mundo, los dueños de las AFP y el propio
gobierno actual, al que, ahora, gracias al “rechazo”, se la dará la fiesta
en paz con los inversionistas.
Tal vez por eso el tambaleo del “apruebismo” fue enorme. Sus campañas
decían algo así como que la “nueva constitución” “no era tan buena,
pero era mejor que lo que había”, también reforzaron que “independiente
del resultado”, “el país debía unirse bajo una sola bandera”: despedida
suave a esa “plurinacionalidad” que igualmente no garantizaba nada más
que un símbolo.
Para gobernar en $hile hay que ser Dere$ha, y el gobierno actual lo hace
bastante bien.