La "amenaza terrorista" y la militarización de la sociedad contra la reemergencia de la lucha de clases ...
Guerre
de Classe 04/2016 : Paris 13 novembre 2015, Bruxelles 22 mars 2016 – Comme
une journée ordinaire en Syrie, en Irak, au Yémen ou en Afghanistan…
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Fuente y texto completo (en francés): https://www.autistici.org/tridnivalka/
Fuente y texto completo (en francés): https://www.autistici.org/tridnivalka/
Guerra de Clases 04/2016: París, 13 de Noviembre del
2015; Bruselas, 22 de Marzo del 2016 – Sólo son como un día ordinario en Siria,
Irak, Yemen o Afganistán
“La amenaza terrorista” y la
militarización de la sociedad contra la reemergencia de la guerra de clases
Francia y Bélgica: Un pequeño (gran) ejemplo
Francia y Bélgica: Un pequeño (gran) ejemplo
No
contentos con haber servido como retaguardia de lo que la prensa internacional
llama “una amenaza terrorista”, casualmente los comandos que trajeron la muerte
a París aquel viernes 13 de noviembre del año 2015, donde 130 ciudadanos “saciados” y “satisfechos”
con sus pequeñas vidas ordinarias de esclavos [sumisos y obedientes] al
servicio del capital, han participado involuntariamente en un gran “paseo”
yihadista…
No
contentos con haber militarizado el conjunto de la sociedad como resultado de este acto de
guerra contra el Estado nacional francés, cuyos ejércitos de asesinos y
mercenarios participaron (y participan) en las brigadas de la muerte y de
destrucción en todo el planeta (Siria, Irak, Afganistán, Libia, Malí, África
Central, etc.) en el nombre de la libertad, la democracia, la justicia y los
derechos humanos y civiles (derechos burgueses); de hecho, para ser más exactos
y precisos, dicha participación gira en torno a los inmediatos e históricos
intereses del lucro capitalista y la dictadura del valor…
No
contentos con haber impuesto a los proletarios, como en todo “idiota útil” en
Francia, en Navarra y en otras partes (en otras palabras, en los “reproductores
de la paz social”), los ciudadanos aglutinados tras la defensa de “nuestros
valores” o la “vida comunitaria” (lo que en realidad significa la cohabitación “armoniosa”
entre los propietarios de los medios de producción por un lado, y los
desposeídos y miserables de la tierra por el otro)…
No
contentos con reclutar a los explotados para la defensa de la democracia en
todo su “esplendor” y en toda su “abundancia” y ésta carnicería de horror,
democracia que finalmente no es nada pero en la actualidad es la negación
práctica e ideológica de los antagonismos de clase y por consiguiente la cada
vez mayor afirmación del terrorismo que constituye la dictadura del capitalismo…
No
contentos con haber movilizado masas de esclavos asalariados tras la pequeña
bandera nacional (un trapo), llamando así a la unidad y al frente unido para
respaldar a la nación y al “país en peligro” encarado por la “amenaza islámica”(“amenaza”
etiquetada de esta manera hoy en día), cuando mañana el mismo argumento
justificará la excesiva lucha contra la “amenaza comunista” o contra la “anarquía”,
contra el proletariado armado e insurrecto, contra la subversión total que
sacudirá hasta sus cimientos toda esta sociedad de explotación y alienación, de
guerras y muerte, de sacrificios y miseria…
No contentos con haber participado
en el desarrollo de las autonombradas “campañas anti-terroristas” que
supuestamente conseguirían el apoyo incondicional y sólido de “la gente”, es
decir, aquellos ciudadanos atomizados, asustados y atemorizados. Quienes están
menos paralizados por el miedo y aterrorizados por los ataques como tales, lo
están más por la “seguridad”, propaganda que se refleja y se materializa por la
presencia de cientos de patrullas, policías y soldados fuertemente armados en
las calles y barrios, por los constantes helicópteros que sobrevuelan la ciudad,
por el interminable flujo de coches de policía con sus sirenas llorando,
creando así un cotidiano estado social y sociocultural más ansioso…
No contentos con todas estas y otras
cosas, el Estado nacional belga – este gobierno, esta burguesía, este aparato
central de represión, de propaganda, control social, etc. – ciertamente no
saluda sin un gesto de satisfacción, o al menos sin algún alivio, los ataques
sangrientos en Bruselas del 22 de Marzo de este año, como algo de alguna manera
considerado “necesario” e “inevitable” posterior al shock que causaron los
ataques de París. Hay que decirlo, en términos de letalidad y homicidio
internacional policiaco, Bélgica es un ejército que históricamente hablando, no
es superado por Francia u otra potencia europea…
Finalmente, los ataques de Bruselas
sonaron como una justificación para todo un arsenal policiaco-militar desplegado
durante varios meses en Bélgica, el cual ayudó a volver a los lineamientos de
la paz social, más que para ir contra los Yihadistas y su “amenaza terrorista” –
quienes a su propia manera y en cierto nivel de abstracción, también participan
en la sociedad del permanente espectáculo y el orden burgués – en realidad, fue
más bien para ir contra la “gente común”, es decir, los proletarios que en
algún momento podrían poner por delante sus propios intereses de clase en
furibundo estado de rebelión contra el trabajo y sus condiciones de vida.
Los 32 muertos y más de 300 heridos
en Bruselas fueron mayoritariamente “turistas” que estaban saliendo del
aeropuerto nacional y viajando a magníficas playas – suponían que por un tiempo
se irían lejos de las contradicciones y los tumultos de la sociedad actual –
junto con los trabajadores que circulan en la estación de metro cerca de la
sede de varias oficinas políticas transnacionales como la Comisión Europea y el
Parlamento; En resumen, todas estas víctimas son una parte transitoriamente representativa
de la población tomando parte de lo que en la vida diaria es experimentado por
nuestros hermanos y hermanas de clase en el mundo entero, día tras día; y esto es
lo que ocurre usualmente en la indiferencia generalizada de las “saciadas” y
“satisfechas” poblaciones europeas. Y por unas cuantas horas, nos sentimos más
cerca. París y Bruselas se convirtieron en Damasco, Alepo, Bagdad, Kabul,
Kunduz o Aden, estrujados por la cotidianidad de las bombas, el terror, el
miedo, las lágrimas, la sangre, la muerte, el nauseabundo…
Hoy, de hecho, ya no son simplemente
los “hombres en armas” del Estado, sus mercenarios o sus dirigentes quienes
están preocupados y dirigidos o les gustaría serlo; sino que también esa “gente
ordinaria”, estos “ciudadanos promedio” (como son llamados por los mass media),
son quienes piensan estar protegidos de las contradicciones mortales que bañan
el mundo en sangre sin piedad para la especie humana. Hoy está fuera de lugar
el “tomar una copa en una terraza”, ir tranquilamente a un concierto (como hace
un siglo, cuando solamente la burguesía podía hacerlo) o imaginar por un solo
momento escapar de los horrores que ocurren todos los
días en todo este planeta; es decir: guerras, bombardeos, hambre,
malnutrición, enfermedades, torturas, contaminación, destrucción del
ecosistema, etc. Como alguien dijo: “¡Nosotros o somos
parte del problema o parte de la solución, entre ambos no hay nada!”. O para
ser más dialécticos, vamos a decir que si somos ambos, tanto parte del problema
y de la solución, por consiguiente la transición de uno a otro se hace por
medio de la violencia y la negación activa del presente estado de cosas, y por
lo tanto a través de la conciencia y la voluntad emergente del futuro estado de
cosas.
Contrariamente a como sucedió en
Nueva York y en Washington (2001), en Londres (2005), en París (¡dos veces!)
(2015) y en Bruselas (2016), donde los proletarios sometidos a la ideología
ciudadanista han marchado acordes al ritmo marcado por su propia burguesía,
nuestra clase, en total desorden programático; debería sentirse preocupada por
la forma en cómo importantes sectores del proletariado en España reaccionaron
tras los atentados de Madrid el 11 de marzo de 2004. Vamos a recordar los
hechos: después de que las bombas explotaran en los trenes suburbanos en las
primeras horas del día, donde fueron asesinadas 200 personas que se dirigían al
trabajo, miles de proletarios tomaron las calles mostrando su desprecio por los
terroristas, pero también y por encima de todo eso, denunciando a los políticos
de su propio gobierno y la participación de su propio ejército en la guerra de
Irak. “¡Sus guerras, nuestra muertes!”, fue el mote principal de ese movimiento
que convirtió su odio a “los terroristas” en un odio dirigido a su propia
burguesía… Como resultado, el gobierno español se vio obligado a retirar sus
tropas de Irak para prevenir una disputa a nivel local.
De todo lo
que podemos y debemos concluir y enfatizar, es que el único camino por el cual
los proletarios pueden salir vivos de todo “este odio” o “esta locura”, es, por
encima de todo, no colaborando con “su” propia burguesía, “su” propio gobierno
ni “sus” propias medidas represivas antiterroristas.
No son los ejércitos sobre-armados
patrullando las calles quienes van a protegernos en modo alguno de “los terroristas”.
Nosotros podemos y debemos confiar en nosotros mismos y nuestras propias
habilidades para derrocar este mundo y
sus contradicciones internas (¡que son tan asesinas!), para revolucionarlo
completamente.