[recibimos y publicamos]
[La Oveja Negra] ¿REVOLUCIÓN EN ROJAVA?
Publicamos aquí una
contribución (hemos traducido desde español a francés, inglés y checo) que
sintetiza una serie de discusiones sobre la situación de Rojava. Este texto
proviene de militantes que afirman adherir al movimiento anarquista, basados en
la ciudad de Rosario, Argentina, y fue publicado originalmente en su boletín La Oveja Negra.
Recibimos con alegría el
esfuerzo de estos militantes en su crítica comunista del movimiento social que
está ocurriendo frente a nuestros ojos, sin caer en ilusiones de estéticas o
romanticas visiones demasiado a menudo escuchadas sobre Rojava y sobre otras
luchas de nuestra clase. Desafortunadamente, muy pocos textos críticos circulan
en la actualidad sobre la “Revolución en Rojava” y la “Cuestión Kurda”,
especialmente en español.
Un
último y pequeño comentario: los compañeros de La Oveja Negra atribuyen erroneamente (en las notas al pie) la
realización de dos textos que de hecho, solo hemos traducido, presentado,
publicado en nuestro blog y difundido internacionalmente. Esto debía ser dicho.
¿REVOLUCIÓN EN ROJAVA?
El territorio reivindicado por la etnia kurda se
encuentra entre Siria, Turquía, Irán e Irak. Justo en el medio de una de las
zonas con mayores recursos de crudo y gas del mundo. En esta región, desde hace
un siglo se vienen desarrollando numerosas luchas e iniciativas de
autodeterminación que llevan adelante diversos grupos y facciones kurdas.
El contexto actual es complicado y emerge a grandes
rasgos de la coincidencia de tres factores: el conflicto armado que desarrolla
el PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) con Turquía desde 1984, la
invasión de la coalición encabezada por EEUU a Irak en 2003 (y la subsecuente
profundización del enfrentamiento interétnico), y la guerra civil en Siria
desde 2011.
Recordemos que diversas regiones de Siria (entre ellas la
que los kurdos llaman Rojava) fueron el terreno de imponentes luchas
proletarias en -y antes de- 2011, con diversas expropiaciones y enfrentamientos
de proletarios armados con las fuerzas represivas (produciendo a su vez
deserciones masivas de soldados), con un importante grado de asociacionismo
proletario. Esta situación poco a poco fue siendo transformada por la burguesía
en una guerra civil, canalizando muchas de las estructuras proletarias que
habían surgido de la lucha en el Ejército Libre Sirio (ELS), conviertiendo así
la lucha proletaria en una lucha entre fracciones burguesas.
Es fundamental mencionar ese proceso, ya que es en este
contexto que diversas agrupaciones kurdas, siendo el PKK la más considerable
numéricamente y en influencia, lograron llevar adelante un proceso de control
de los territorios del norte Sirio (Rojava) nutriéndose de muchas de las
rupturas de proletarios con el ELS cuando se hizo más evidente su caracter
burgués. De hecho, el nuevo cuco de Occidente, la organización conocida ahora
como Estado Islámico (jihadismo sunnita radical), surje justamente del
desmembramiento del ELS, cuando éste comienza a perder fuerza y prestigio y en
su seno va tomando mayor preponderancia el fundamentalismo islámico.
Es en gran parte debido al enfrentamiento entre las
fuerzas kurdas con el EI, como una de las fuerzas intervinientes en la región,
que el PKK ha tomado tanta relevancia a nivel internacional y ha recibido apoyo
de un amplio espectro mundial, desde socialdemócratas hasta liberales.
A su vez, en todo este complejo proceso que es imposible
resumir en tan pocos párrafos, se vienen dando una serie de peculiaridades que
hacen que muchos proletarios pongamos el ojo en esta región. Para nosotros es imprescindible comprender
estos procesos y defender las rupturas proletarias en ellos, así como atacar
despiadadamente las falsificaciones ideológicas y las canalizaciones burguesas.
Estas reflexiones parten de esta necesidad, motivadas
sobre todo por las grandes confusiones que generan muchos grupos autodefinidos
revolucionarios que llegan a hablar de revolución en Rojava. Veamos un poco...
El PKK
Es un partido político kurdo fundado en 1978. Étnico, aunque actualmente sus miembros y
sus aliados pretendan suavizarlo. Socialdemócrata, aunque pretendan hacerlo
pasar por revolucionario. Feminista, si por feminismo entendemos que la mujer
esté en igualdad de condiciones tanto para la guerra como para el trabajo.
Ecologista, aunque no duden en seguir extrayendo petróleo.
En sus orígenes fue un partido marxista leninista con
claras cuestiones formales heredadas del maoísmo (guerrilla en entorno rural,
prohibición de vínculos amorosos entre sus miembros, disciplina militar, etc.).
En los últimos años ha adoptado una tendencia más socialista libertaria,
primero supuestamente por la formación y el viraje ideológico en la cárcel de
su lider Öcalan, y luego por las determinaciones de su 8vo congreso en 2002.
A su nueva doctrina la llaman confederalismo democrático,
la cual está muy ligada al concepto de municipalismo libertario esbozado por el
norteamericano Murray Bookchin y expresa críticas hacia el concepto tradicional
de Estado-Nación, abogando por una sociedad federal, ecológica y feminista. En
este texto nos explayaremos sobre las terribles limitaciones de algunos
aspectos de este gran y confuso revuelto ideológico.
Antes queremos precisar que las razones principales de
este viraje son dos. En primer lugar, la estrategia internacional del PKK para
dejar de seguir siendo considerado una organización terrorista por la OTAN,
como complemento a su táctica de crear organizaciones paralelas –como el PYD
(Partido de la Unión Democrática de Siria)- que es la que ha venido teniendo a
lo largo de su historia para desarrollar su política en parlamentos regionales
de los cuatro países.
Por otra parte, dejó de ser rentable ser marxista
leninista cuando la polarización imperialista mundial cambió notablemente desde
la década del 70. Sin la Unión Soviética cubriéndoles la espalda y
entregándoles armas, probablemente les era necesario empezar a cambiar de
estrategia.
Para quienes luchamos por la revolución social no es
ninguna novedad ser considerados terroristas por los Estados que sean como
forma de dar vía libre a la represión, pero claro que para el PKK esta acción
de la OTAN es una traba para poder conformarse finalmente en un Estado,
participar en el comercio mundial del crudo y sentarse en las Naciones Unidas.
«El PKK/PYD era reacio a unirse a los levantamientos
anti-Assad en Siria en 2012 y ahora lo está igualmente para abolir la propiedad
privada. Antes eran aliados de la dictadura asesina de Assad, y ahora se han
aliado con los EEUU y su campaña de bombardeo mortal. Tal campaña ha podido
salvar a Kobane, pero probablemente ha alentado también a los árabes a
desconfiar de los kurdos y a comprometerse con el Estado Islámico. Y esto está
empujando más profundamente a la región a un baño de sangre
inter-imperialista.» (1) Nosotros debemos decirlo abiertamente, el PKK es una fuerza contrarrevolucionaria
desde sus inicios y actualmente es el encargado de canalizar las expresiones
más avanzadas que aún quedan en la región del norte sirio. Ese es también
un importante motivo de su cambio estratégico. Además de críticar su accionar
en sus regiones de influencia, debemos precisar también cómo son utilizados
este tipo de procesos contrarrevolucionarios a lo largo del mundo.
¿Qué es el Estado?
«El Estado no es simplemente una estructura constituida
por un gobierno, una policía, un ejército, junto a un aparato administrativo;
el Estado, como el movimiento comunista lo ha entendido, es una relación
social, la materialización del orden del mundo capitalista, poco importa si su
legitimidad está basada en las asambleas parlamentarias o comunitarias. Así
pues, si el PKK y sus compinches del PYD reivindican que no buscan crear un
Estado, es solamente porque en realidad ellos representan ya al Estado, debido
al papel práctico e ideológico que ellos juegan en Rojava. Eso a lo que algunos
partidarios del PKK llaman muy acertadamente “un Estado sin Estado”, es decir,
un Estado que no se territorializa obligatoriamente en la forma de un
Estado-Nación, pero que al final constituye todavía un Estado en ese sentido,
donde las relaciones sociales capitalistas, la propiedad privada, no son
puestas fundamentalmente en cuestión.
(…) Todo el mundo puede adivinar fácilmente quién tiene
el peso real. El PYD tiene un virtual monopolio de las armas. Ellos son el
Estado. Y en cada país (Irak, Irán y Siria), la burguesía kurda local ha puesto
en marcha su propia entidad nacional en la misma línea. Esas entidades podrían
no ser reconocidas por el imperialismo internacional, pero son Estados en todos
los aspectos, excepto en su nombre. En algunos aspectos, inciden más en la vida
de una persona que el Estado en el Reino Unido. Por ejemplo, si se tiene más de
18 años, se está obligado a la conscripción. Y en cuanto al supuesto internacionalismo
del PYD, su jefe Saleh Muslim ha amenazado con expulsar a todos los árabes del
territorio “kurdo” en Siria a pesar del hecho de que la mayor parte de ellos
han nacido ahí.» (2)
Si bien hay expresiones kurdas más decididamente
pro-estatales, como el gobierno de Irak presidido por Talabani o el gobierno
regional del Kurdistán Iraquí encabezado por Barzani (ambos enfrentados entre
sí y además con el PKK), esto no quiere decir que el PKK no lo sea también.
El PKK ha roto
aparentemente con la clásica concepción de la toma del poder del Estado, propia
del marxismo-leninismo, para introducir ciertas “críticas” al Estado en su
nueva doctrina del confederalismo democrático. Estas críticas plantean un cambio formal, donde el nuevo
Estado que ellos denominan “confederación”, asuma cada vez más tareas de
organización social con democracia de base, planteando a su vez la búsqueda de
una convivencia lo más pacífica posible con los Estados ya existentes, haciendo
uso de la legítima defensa si fuese necesario.
Este cuento de la democracia directa, de la resistencia
local frente a los Estados preexistentes, de la autodeterminación de los
pueblos, de la administración de un territorio “sin Estado” en realidad no es
nada nuevo.
Todas estas fantasías son las que han seducido a muchos
sectores del anarquismo (incluidos algunos de nuestra región), que han brindado
su apoyo de diversas maneras, incluso llamando a tomar parte en las milicias
kurdas como lo hizo el referente del movimiento Occupy David Graeber.
Es asombroso una vez más como muchos de los que se dicen
partidarios de la destrucción del Estado y centran sus críticas y análisis en
éste, caen otra vez en la trampa. Es que muchas de las críticas que se enfocan
en el Estado como el problema central de la sociedad capitalista no terminan de
comprender su naturaleza y terminan defendiéndolo bajo una nueva forma.
Debemos insistir en la necesidad de comprender y criticar
la sociedad de la manera más total posible. Cuando hablamos de revolución
social hablamos de suprimir la totalidad de las relaciones sociales
capitalistas: Estado, propiedad privada, trabajo asalariado, producción
mercantil, valor…
Nos hemos acostumbrado demasiado a que cuando se habla de
revolución se habla de forma y no de contenido. En este sentido, se ha caído
incluso en el facilismo de comparar imágenes de mujeres armadas de las milicias
kurdas con las de milicianas del 36 en España, así como de llamarle fascismo al
Estado Islámico, abogando una vez más por la conciliación con la burguesía
contra el mal mayor, tal como ocurrió con los republicanos contra el franquismo
en la Guerra Civil Española.
Una vez más, nos encontramos con paralelismos históricos
que se basan en los errores de comprensión de uno y otro período, y no en un
balance crítico y anticapitalista de las luchas de nuestra clase.
¿Revolución feminista?
«El carácter subversivo
de un movimiento o de una organización no puede ser medido por el número de
mujeres armadas. Su carácter feminista tampoco. Desde los años sesenta, en todos los continentes, la
mayoría de las guerrillas estaban compuestas o se componen por un gran número
de mujeres combatientes; Colombia es un ejemplo. Más todavía en las guerrillas
de inspiración maoísta (Nepal, Perú, Filipinas, etc.) que aplican la estrategia
de «guerra popular»: la igualdad entre hombres y mujeres debe contribuir a
abatir los marcos tradicionales, feudales o tribales (siempre patriarcales). No
cabe duda de que la fuente de lo que los especialistas califican como
“feminismo marcial” está en los orígenes maoístas del PKK-PYD.» (3)
«La revolución feminista ha sido también modesta. Los
hombres predominan siempre en las calles como en los lugares de trabajo. Y,
como el sitio web del PKK lo muestra, la teoría feminista de la organización
deriva más de los pensamientos de su patriarca Öcalan que de algún movimiento
feminista independiente. Además, es poco probable que la autonomía de las
mujeres proveniente de su enlistamiento en la milicia –o de su enrolamiento
forzoso– dure. Tal como sucedió en guerras revolucionarias precedentes, esta
autonomía será inevitablemente contradicha por el des-empoderamiento de
obedecer órdenes, combinada con la brutalidad y el trauma de la guerra.» (4)
Y entonces...
Quienes lean esta publicación con un carácter pernicioso
nos acusarán de puristas, de no querer ensuciarnos, de mantenernos al margen. Pero una cosa es comprender las
contradicciones presentes en un proceso social dado y luchar por superar esas
contradicciones de manera revolucionaria, y otra muy diferente es la defensa de
esas contradicciones como si su mera existencia implicase el comienzo de una
revolución social.
No dudamos de la existencia histórica de luchas
proletarias en la región que los kurdos denominan Kurdistán. Es tarea nuestra y
de todos los internacionalistas el tratar de penetrar el manto ideológico
socialdemócrata y sacar conclusiones del período actual. No se trata de evitar
el apoyo a los kurdos sino de reconocer a los kurdos como una etnia como
cualquier otra, con clases sociales y tensiones culturales y cotidianas de todo
tipo. No se trata de apoyar general y
acríticamente a cualquier expresión, bajo la idea victimista de pueblo sin
nación. ¡A la mierda las naciones!
Los revolucionarios somos internacionalistas, no hacemos
la vista gorda en tal o cual región ni luchamos por cosas distintas en
distintas regiones. No avalamos la liberación nacional aquí, la revolución
comunista allá y el confederalismo democrático en otro lado. ¡A la mierda la
autodeterminacion!
Tenemos que desembarazarnos de esa lógica izquierdista,
aquella que siempre parte del análisis de los conflictos interburgueses en una
región, para luego tomar partido por su fuerza predilecta. Siempre debemos
partir de las expresiones genuinas de lucha de nuestra clase, para encontrar la
forma de solidarizarnos y de colaborar en su proyección y contagio.
No hay lados a tomar en este conflicto si nos basamos en
el relato que nos quieren vender. Nuestro único lado posible es siempre afirmar
las consignas invariantes, no doblarse, no enceguecerse: ¡Revolución social, mundial y total!
Notas:
(1) Tridni Valka, Rojava, fantasías y realidades
(2) Tridni Valka, Rojava: la guerra popular no es la
guerra de clases
(3) Gilles Dauve, ¿Kurdistan?
(4) Tridni Valka, Rojava, fantasías y realidades
Fuente: http://boletinlaovejanegra. blogspot.com/2015/09/ revolucion-en-rojava.html
& http://www.mediafire.com/view/ xmfz62d4viheb59/ laovejanegra31rosario.pdf
La Oveja Negra
Boletín de la Biblioteca y
Archivo Histórico-Social «Alberto Ghiraldo»
Año 4 Número
31
Septiembre 2015