Sudán: guerra civil, multinacionales y 9 millones de desplazados
Se cumplió un año, el 15 de abril, de la lucha armada entre los dos bandos militares que se disputan Sudán y sus riquezas en primer lugar el oro. Ambos bandos pelean entre ellos, pero están reprimiendo salvajemente a la mayoría del pueblo trabajador de Sudán.
El conflicto, que enfrenta a las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS), encabezas por el general Abdelfatah al Burhan, con el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), del general Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como Hemedti, produjo más de 9 millones de desplazados de sus casas y lugares de vivienda e innumerables civiles muertos o gravemente heridos.
En realidad, la mayor parte de los desplazados y el hambre que está sufriendo la mitad de la población de 45 millones de habitantes de Sudán, se produce mayormente por la brutal represión de ambos bandos militares a la población civil. En su gran mayoría no está involucrada en el conflicto entre esos dos bandos, pero es expulsada por militares que entran a sus casas, que además violan mujeres y se roban sus pertenencias, o sufren bombardeos aéreos de sus viviendas.
Como lo dice una nota periodística del diario español El Salto “La confrontación entre el ejército y las milicias en Sudán implica una guerra contra la población que se levantó por la democracia y ahora lucha por su supervivencia”.
La rebelión popular del 2019 y la contrarrevolución
En el 2019 hubo un levantamiento popular en Sudán que terminó con el gobierno militar islámico de 30 años del dictador Omar Al Bashir, y hubo promesas de democracia y elecciones libres. Pero en el 2021 hubo otro golpe militar y se desató la represión contra la población. Y desde abril del 2023 este caos que dejó gran parte de la población sin alimentos, por paralización de cultivos y sin ninguna atención sanitaria, y casi no funcionan escuelas o universidades. Miles de trabajadores de salud y de educación fueron despedidos, porque ellos fueron la vanguardia junto a los jóvenes de los “comités revolucionarios de resistencia”, de las grandes luchas contra la dictadura.
Lo que si existió todos estos años y aun se mantienen, son “comités revolucionarios de resistencia” que, uniendo a organizaciones populares de base de barrios, que también encabezaron la rebelión del 2019, echaron a la dictadura de los 30 años. Hoy persisten en gran parte del país como redes locales de supervivencia y ayuda mutua, canalizando esfuerzos en la recolección de alimentos, dinero en efectivo y medicinas para ayudar a aquellos en extrema necesidad. Estos comités son atacados y perseguidos por igual por ambas fracciones militares, FAS y FAR, en los sitios que cada una domina.
La minería del oro y el saqueo imperialista
Este desastre social que está sufriendo Sudán, que es un país de origen e idioma árabe como Palestina, no es exclusivo de Sudán, sino que está afectando a muchos países africanos que antes eran colonias europeas hasta la década del 50 y sufrieron históricamente el saqueo de sus países por Europa. Y ahora todos sufren una semicolonización de empresas extranjeras e imperialistas que se adueñan de sus riquezas mediante organizaciones locales asociadas, subordinadas y armadas. Además de las europeas hay penetración de empresas yanquis, de Israel, de países árabes, chinas y rusas que se disputa las riquezas naturales de Sudán.
Sudán es un país árabe, que fue hasta 1956 colonia británica. Y en el 2011 se independizó su región del sur, de población de etnias e idiomas diferentes similares a poblaciones afros del sur y centro de Africa, de unos 11 millones de habitantes. En el sur independizado se concentraba la mayor parte de la producción petrolera que era la principal riqueza de Sudán. Pero en el sector del norte que hoy se mantiene como Sudán se descubrió hace unos 20 años la riqueza del oro.
Aunque hay cifras muy distintas, y no hay control estatal sobre la extracción de oro, se habla de 233 toneladas de oro de exportación en último año. Esto coloca a Sudán entre los principales productores y exportadores de oro del mundo. Pero queda poco y nada para su población.
Este oro se lo están llevando, en gran parte, empresas como el grupo paramilitar Wagner, ruso, ahora reconvertido en African Corps, a través de la empresa M-Invest, que era del líder del grupo Wagner, Yevgueni Preghozin, fallecido en Rusia, aparentemente asesinado por Putin. Pero esa empresa se mantiene como muy importante en la extracción de oro de Sudán, y se lo lleva a Rusia. Los paramilitares de las FAR que dominan los principales territorios mineros del oro son los aliados a la empresa rusa. Y también a empresas de los Emiratos Árabes, que tienen también alianza con las FAR. Mientras tanto el gobierno de las FAS, que domina otras zonas del país, está más aliado con Israel y Estados Unidos.
Además de la represión antipopular y los enfrentamientos bélicos entre los sectores militares, la minería del oro, con uso masivo de mercurio, esta destruyendo la agricultura y llevando al hambre a 25 millones de personas, más de la mitad de la población de Sudán. En primer lugar, los 9 millones de desplazados de sus casas, por invasión de alguna de las fracciones militares, casi todos se van sin nada, sin dinero, ni por supuesto comida, y quedaron sin ningún trabajo. Los refugiados llegan a lugares, sea en países vecinos o en el mismo Sudán, muchas veces sin más que su ropa puesta, y donde tampoco reciben casi ninguna ayuda, porque son poblaciones pobrísimas.
La necesidad de la solidaridad internacional con el pueblo de Sudán
La gran experiencia de lucha del levantamiento popular del 2019 al 2021 mostró por un lado la enorme fuerza del pueblo trabajador cuando se organiza, une y moviliza, pero también que los partidos burgueses y las fracciones militares buscan pactar con alguno de los imperialistas europeas, árabes o rusas, para preservar el orden capitalista y el saqueo del país del cual son también beneficiarios con ese orden. Las promesas de democratización son burladas una y otra vez. Ese capitalismo semicolonial con un pueblo pobrísimo que está destruyendo al país y causando una espantosa miseria y hambruna popular, está hoy en gran parte centrado en el oro. Las demandas económicas populares ante la crisis crónica histórica del país y una real salida democrática hacen necesaria una alternativa de dirección del pueblo trabajador y juventud, de reorganizar los comités revolucionarios de resistencia, para lograr en el futuro derrocar a las dos facciones de la dictadura militar, expulsar a las transnacionales mineras rusas, europeas, sionistas o árabes, saqueadoras y lograr una salida y un gobierno a favor de los trabajadores, la juventud y las mujeres del pueblo.
Como Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores -Cuarta Internacional (UIT-CI) llamamos a la solidaridad internacional con la lucha actual del pueblo sudanés por su supervivencia. Unida a la solidaridad con la lucha de los pueblos trabajadores y juventud árabes y africanos y a su unidad solidaria en la lucha para terminar con el capitalismo imperialista, con los gobiernos patronales y dictaduras de África, así como con el colonialismo sionista genocida de Israel en Medio Oriente. Desde sus orígenes el capitalismo imperialista con el esclavismo y colonialismo llevó al continente africano, incluyendo a su norte árabe, a la peor pobreza, saqueo y opresión en el mundo.
20 de abril de 2024
Miguel Lamas
Miembro del dirección de la Unidad internacional de Trabajadoras y Trabajadoras (UIT-CI)
Las hazañas de los «leninistas» de «Lotta Comunista»
Todos estamos familiarizados, unos más, otros menos, con la organización reunida en torno al periódico Lotta Comunista, que pomposamente se autodenomina (aunque la redacción ya sólo se encuentra en su periódico) Grupos Leninistas de la Izquierda Comunista. Todos hemos visto sus colas frente a universidades o fábricas, repartiendo panfletos o intentando vender su periódico. Su difusión numérica en las ciudades donde están presentes les hace casi capilares en su proselitismo, que a menudo se hace entre los jóvenes haciéndose pasar por la única organización revolucionaria marxista y antiestalinista de Italia; pero muchos les han visto también organizar, en nombre de sus «círculos obreros», la recogida de paquetes de comida para las «familias necesitadas», a la manera de los curas, llamando a la gente a participar en sus actividades, que incluyen también cursos de italiano para extranjeros. En resumen, en lugar de... libro y mosquete... libro y paquete de comida. Al fin y al cabo, dicen ser de la izquierda comunista, ocultando sus orígenes anarquistas y partisanos y, por supuesto, sin explicar qué significa esta formulación.
Los acontecimientos de los últimos días han demostrado, sin embargo, que no es sólo propaganda intelectual y voluntariado pacífico lo que llevan a cabo estos luchadores, sino también un activismo mucho más directo. El 22 de mayo de este año hubo una prueba más de cómo una línea política confusa, caracterizada por la negación total del análisis dialéctico y científico de la situación y de la existencia de una verdadera cuestión «nacional» – como en el caso de los palestinos – conduce a acciones que son demagógicamente etiquetadas de «bolcheviques». Las valerosas hazañas de los escuadrones LC mancillan el nombre del partido de Lenin y Trotsky, de la victoriosa Revolución de Octubre, de los inspiradores de la Internacional Comunista. Un grupo de una docena de militantes pertenecientes a esta organización irrumpió en la universidad Statale de Milán para distribuir un panfleto (contra los manifestantes a favor de Palestina, a los que se acusa de «nacionalismo», complicidad con la burguesía y cosas por el estilo), a pesar de la oposición de los estudiantes que ocupaban la universidad. Según un miembro de la Comunidad de Estudiantes por Palestina (1), los luchadores utilizaron la oposición a la distribución de su panfleto como pretexto para iniciar un ataque brutal. ¿Los efectos? Uno de los estudiantes golpeados en el enfrentamiento fue trasladado al hospital, mientras que la Digos identificó e imputó a 8 militantes de LC (la eficaz policía siempre llega tarde: no detiene la paliza, sino que llega a tiempo para detener a los «autores»).
Al día siguiente, tras la difusión de la noticia de la paliza, un grupo de miembros de LC fue llamado «sionista» por los estudiantes de la Universidad de la Sapienza de Roma, y en respuesta decidieron volver a la carga, con una nueva reyerta. En resumen, dos reyertas en dos días. La prensa burguesa ha tenido ocasión de señalar que en los últimos comunicados oficiales de los estudiantes nunca aparece el nombre de 'Lucha Comunista', sino que sólo denuncian una 'matriz escuadrista y sionista' de los ataques: para la prensa está claro que los estudiantes no quieren difundir el nombre de 'comunista' junto con el de tales acciones (los periodistas quieren dar a entender que éste es exactamente el comportamiento degenerado de los comunistas).
No podemos creer, como hacen algunos, que detrás de estos ataques haya un claro designio 'sionista'. Por el contrario, está claro que los militantes de LC creen que su solución suprema a la cuestión palestina (esperemos a la revolución proletaria... que será la solución a todos los males) es tan correcta que hay que silenciar a quienes se oponen a su propaganda, incluso con tácticas de mano dura. Un comentario válido y generalizado sobre la escualidez de estas acciones escuadristas es precisamente que no tienen nada de comunistas. Desde luego, no negamos que la violencia forme parte de la historia y de la sociedad y, por tanto, de la lucha de clases. Reivindicamos la violencia revolucionaria, nunca la hemos ocultado, pero en el contexto histórico recordado por la Izquierda Comunista de Italia y por Lenin y Trotsky, y antes que ellos por Marx y Engels, que dista mucho de la demagógica izquierda «comunista» de los luchadores. Las posiciones planteadas por LC y, como hemos visto, «defendidas» con patadas y puñetazos contra los estudiantes que protestaban contra la masacre de palestinos en Gaza, niegan de hecho que exista una 'cuestión nacional' para los palestinos y que la opresión que sufren los palestinos por parte de Israel y de todos los estados que siempre han temido el contagio de la lucha de los proletarios palestinos en sus propios países, no merezca ninguna protesta, ninguna demostración de solidaridad con los oprimidos. Lotta Comunista, en el caso concreto de la masacre de palestinos en Gaza, niegan de hecho que exista una «cuestión nacional» para los palestinos y que la opresión sufrida por los palestinos a manos de Israel y de todos los Estados que siempre han temido el contagio de la lucha de los proletarios palestinos en sus propios países, no merezca ninguna protesta, ninguna demostración de solidaridad con los oprimidos. Lotta Comunista, en el caso concreto de la masacre de palestinos en Gaza, en uno de sus panfletos en respuesta a las reyertas provocadas en las universidades, firmado «Comitati Leninisti Universitari», al tiempo que recuerda que las universidades italianas colaboran no sólo con el régimen israelí, sino también con otros igualmente asesinos como los talibanes norcoreanos y afganos, cita a Italo Calvino – un conocido intelectual ex partisano, individualista anarquista, del PCI, partidario de la URSS hasta la intervención rusa en Budapest en 1956 y luego anarquista de nuevo – quien, en una carta a un periodista palestino en octubre de 1968, lamentaba «la falta de consideración en los partidarios de la causa palestina de las persecuciones más atroces e inhumanas bajo el nazismo e incluso mucho antes, durante siglos y siglos, sufridas por los judíos, y al mismo tiempo veía con certeza la solución del problema palestino por la vía revolucionaria tanto en el mundo árabe como en las masas israelíes» (2). En aquella época, la mayoría de los intelectuales se declaraban «revolucionarios», y esto creaba una simpatía tan grande a su alrededor que se aseguraban la venta de muchos ejemplares de sus obras, un espacio destacado en periódicos de gran tirada y premios literarios de todo tipo por parte de la burguesía «ilustrada». Citar a Calvino de esta manera significa evidentemente que la perspectiva propagada por LC es la de los intelectuales burgueses que nunca hablan de una revolución proletaria, dirigida por el partido comunista para el derrocamiento del Estado burgués y la instauración de la dictadura proletaria, sino de una revolución de las 'conciencias' que es lo más irrealizable que existe en el mundo real.
Lotta Comunista, en los panfletos y comunicados emitidos, no niega en ninguno de ellos que fueron sus militantes los que iniciaron los disturbios. Sólo afirma que sus actividades son «bolcheviques» y «leninistas»: precisamente, han definido su posición como «francamente antinacionalista» y han definido a sus oponentes como «izquierda social-nacional». Desde este punto de vista, por ejemplo, afirman que detener las colaboraciones de las universidades italianas con universidades y empresas militares israelíes es un acto de... nacionalismo». Su «internacionalismo» es tan grande que consiguen ignorar no sólo el bando que las lanza, sino también el hecho de que... las bombas caen.
No fue difícil, por lo tanto, para algunos grupos políticos que apoyan las protestas estudiantiles anti-israelíes afirmar que los militantes de LC no tienen nada de comunista en su comportamiento y sus valientes acciones, aunque incluso esos grupos, como el Fronte della Gioventù Comunista, por ejemplo, no pueden pretender ser marxistas dado que, desde que se formó en 2012, siempre ha elogiado a la URSS y sus satélites como países socialistas traicionados por la 'revisión' de Gorbachov.... (3).
En cuanto a revisión y falsificación del marxismo entre Lotta Comunista y sus críticos ¡hay bastante competencia!
(1) En una entrevista: https://www.tag24.it/1100840-universita-statale-milano-occupata-palestina/
(2) Cf. https://www.z3xmi.it/pagina.phtml?_id_articolo=16296-Lettera-di-Calvino-a-un- palestinese .html
(3) Del Documento del II Congreso de FGC, dic. 2016, parte II: «Las contrarrevoluciones de 1989-1991 condujeron a la desaparición del bloque de países socialistas, con la Unión Soviética a la cabeza, en torno al cual se había desarrollado un movimiento progresista que avanzaba en todo el planeta hacia la descolonización y la emancipación de los pueblos de la dominación del imperialismo. Terminaba así una fase histórica caracterizada por el choque entre «dos mundos», que contraponía dos modelos y visiones de la sociedad opuestos e irreconciliables: el socialismo, por un lado, y el capitalismo, por otro. El fin de la Unión Soviética, el primer país socialista de la historia de la humanidad, fue el resultado de la revisión progresiva de la ideología marxista-leninista y de ciertos errores y debilidades teóricas y políticas surgidas del XX Congreso del PCUS (desde la teoría de la coexistencia pacífica a la aplicación de reformas económicas que introdujeron elementos de mercado en la economía socialista) a los que el movimiento comunista internacional, empezando por los partidos comunistas que dirigieron la construcción del socialismo en los países del Este, no supo responder con prontitud.»
26 de mayo de 2026
Partido Comunista Internacional
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(ES) Declaración sobre cuestiones de seguridad y la posible escalada de conflictos durante la Semana de Acción
El equipo organizador de la Semana de Acción se enfrenta desde hace tiempo a provocaciones y sabotajes destinados a complicar la organización de las actividades contra la guerra organizadas en Praga del 20 al 26 de mayo de 2024 por personas procedentes de las siguientes regiones: Hungría, Polonia, Ucrania, Rusia, España, Francia, Rumanía, Bulgaria, Alemania, Austria, Grecia, Italia, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Serbia, Suiza…
A medida que se acerca la fecha límite de la Semana de Acción, vemos cómo los ataques de nuestros adversarios se intensifican y alimentan la escalada de un clima ya de por sí conflictivo. Y como no queremos subestimar posibles provocaciones o ataques durante la Semana de Acción, estamos tomando medidas de seguridad concretas.
Queremos advertir a cualquiera que perturbe de algún modo nuestras acciones: defenderemos nuestro espacio político con todos los medios a nuestro alcance. Responderemos a las agresiones con autodefensa activa. El significado de todo esto está claro porque, como demuestra nuestro llamamiento, no somos pacifistas, sino revolucionarios. Cualquiera que ignore esta advertencia será responsable de cualquier escalada y de las consecuencias que de ella se deriven.