Venezuela:
Epidemia, pérdida del trabajo y hambre: una situación cada vez más insoportable para los proletarios


En Venezuela, a pesar de las muy bajas cifras de víctimas del covid-19 registradas oficialmente (1), el confinamiento, que fue decretado el 13/3, ha creado una situación social cada vez más insoportable. Un mes de confinamiento después, han comenzado a estallar disturbios, motines, saqueos o conatos de saqueos, en varias regiones del país y en ciudades y poblados como Socopo, Guanare (donde los campesinos piden gasolina para poder transportar sus productos), Punta de Mata, Cumanacoa, la aldea minera de Upata, Ciudad Bolivar y Caripe, dejando el saldo de 33 detenidos, 2 heridos y 1 muerto por bala: el aparato de represión del Estado no ha dejado de hacer su sucia labor.
El primer país en el continente en imponer el “estado de alerta” por el coronavirus ha sido Venezuela y luego Argentina; las modalidades del confinamiento han sido el cierre total de las escuelas, los vuelos desde y hacia al país y solo las actividades “esenciales” como los supermercados y los servicios médicos se mantienen, como en muchas otros países, los desplazamientos para comprar comida o ir al médico son permitidos. El respeto de estos protocolos varía mucho de ciudad en ciudad y dependen de las situaciones que en cada una de ellas se viven. Evidentemente que las ciudades más pobladas, donde el hacinamiento es inevitable, las personas hacen lo que pueden para mantener la llamada “distanciación social”, que es muy difícil de mantener en estas condiciones, sobre todo para las clases proletarias cuyo dilema es quedarse en casa y no tener para comer, y a veces sin agua potable ni electricidad, o salir a la calle para mal ganarse la vida y exponerse a la pandemia: si bien el gobierno chavista no ha sido tan irresponsable frente a la epidemia como, por ejemplo, el gobierno brasilero de Bolsonario, son siempre los proletario los que más sufren de las medidas tomadas por los burgueses; en algunos lugares es el hambre que los amenaza, o si no el deseempleo, tanto en Venezuela como en los países fronterizos.
En efecto, las víctimas del covid-19 no son tanto las personas contagiadas por el virus que hasta ahora son muy pocas comparado con Europa y Estados Unidos, sino los proletarios confinados y golpeados por la terrible ausencia de la gasolina que ha sido el primer disparador de los precios de los productos y por el alza de los precios. Evidentemente que la tensión social aumenta día a día en el país donde abundan las riquezas minerales, y no sería extraño que en las siguientes semanas estallen revueltas de grandes proporciones.
Es evidente que el confinamiento impide trabajar a muchos proletarios que viven el día a día, tal como los vendedores ambulantes, además del personal de la restauración y de muchos otros sectores de la economía capitalista a causa de la pandemia – como en muchas partes del mundo, sobre todo en aquellos donde el trabajo informal es hasta más grande que el trabajo con protección social y prestaciones. Pero también está el aumento de los precios de los productos de primera necesidad que en menos de 15 días se han duplicado y hasta triplicado (2); a ello se junta la ausencia de gasolina en las estaciones, además de la duplicación del precio del dólar paralelo en apenas pocas semanas, situación que genera una presión creciente en el precio de los productos y abre la puerta a la especulación y el llamado “bachaqueo”.
ESTADOS UNIDOS AL ACECHO
El bloqueo de las importaciones de Caracas por aire, mar y tierra y las amenazas y sanciones económicas que Washington implementa con el fin de tumbar al gobierno Maduro, también contribuyen a los desabastecimientos de medicamentos, productos alimenticios importados, más los aditivos necesarios para la refinación del petróleo convertido en gasolina, añadido al hecho de que las pocas refinerías (3) del país están paralizadas u operan muy poco. Era y es lógico que el clima social llegue a la violencia y a los enfrentamientos en las calles no solo de Venezuela, sino de los países aledaños, Colombia y Brasil.
CON LA CAÍDA DE LOS PRECIOS DEL PETRÓLEO Y LA RECESIÓN MUNDIAL, ACELERADA POR LA PANDEMIA, VENEZUELA SE CONVIERTE EN UNA BOMBA DE RELOJERÍA
Venezuela, que no vive sino de la venta de su petróleo, en plena recesión mundial ya bien comenzada antes de la pandemia, y luego acelerada por la misma, está claro que no le espera otra cosa que un caos social e incluso político. La realidad petrolera en el país bolivariano es terrible: la producción del crudo solo llega a ¼ de lo que se producía hace 10 años, altos costos de extracción  hacen poco rentable su venta, además de la más reciente y estrepitosa caída de los precios a nivel mundial (¡-37$!) y sin ninguna probabilidad de que el sector se mejore sino a muy largo plazo, sin contar la deuda actual hacia sus amigos, China y Rusia, que evidentemente no podrá ser pagada, incluyendo los intereses, sino dentro de muchos años, y con la poca probabilidad de que le sigan prestando. Por lo tanto, las condiciones objetivas están dadas para que el país explote en mil pedazos.
En Venezuela, nunca escampa para los proletarios... ¡siempre lloverán desgracias propias a la condición que les asigna el capitalismo! Una sola solución: ¡tomar la vía de la lucha revolucionaria y de la organización de clase para derrumbar, en unión de todos los países, este sistema asesino!



(1) Es muy probable que, en las próximas semanas, las cifras de las víctimas del covid-19 aumenten,  gracias en gran parte por unos vecinos “poco disciplinados” como Brasil y Colombia, con los que Venezuela comparte vastas fronteras, ya que de los países latinoamericanos más afectados por la pandemia, y guardando sus proporciones en tamaño y cantidad de habitantes, está Brasil cuyos casos de contagios y decesos por el coronavirus han aumentado de manera exponencial (59.324 casos de contagio confirmados, 27.655 recuperados y 4.057 muertos). Siguiendo el mismo camino de ignorar, como Bolsonaro en Brasil, las más mínimas medidas de seguridad sanitaria, Y Colombia que comienza a sufrir la misma violencia social provocada por el virus, debido en gran parte a la falta de protección social conveniente. La agencia de noticias France-Presse escribe que “sin familia ni ayuda social suficiente, muchos ancianos se enfrentan al dilema de morir de hambre confinados o enfermarse (por el coronavirus)”. Hasta ahora, según wikipedia, Colombia registra 4.881 de caso confirmados, 1.003 recuperados, 387 hospitalizado (hasta el 25/4), y 225 muertos, cifras que tienden a aumentar al filo de los días.
(2) Hace 6 semanas, importantes sectores empresariales cercanos al chavismo se reunieron con representantes del gobierno, con el fin de regular los precios y asegurar el abastecimiento de los productos de consumo diario, pero por lo visto los acuerdos no han sido respetados. Como se sabe, en Venezuela el salario mínimo llega a la irrisoria suma de 3-4 dólares mensuales (la cesta básica se calcula en alrededor de 400$), lo que traen las cajas Claps (salario diferido que el Estado entrega en forma de pequeña ayuda en alimentos) y las subvenciones a la electricidad, la gasolina y los servicios urbanos, no son suficientes para enfrentar el alto costo de la vida.
(3) Venezuela posee solo 3 refinerías de petróleo crudo, dos de entre ellas (Guaraguao y Paraguaná) están dañadas, y una (El Palito) solo refina 15 mil barriles por día, lo que es completamente insuficiente ante el alto consumo automotor calculado en 300 mil barriles por día; la situación se empeora cuando no se logran obtener los aditivos importados que lleva el combustible, porque ninguna empresa de tanqueros se arriesga a traerlos para no ser sancionados por los Estados Unidos.
Partido Comunista Internacional (El Proletario)
28 de abril de 2020
www.pcint.org


[Covid19, Grecia] La llamada inicial. Contra los efectos nocivos para la auto-organización proletaria de la ideología de "quedarse en casa".

Asamblea de trabajadores y desempleados de la Plaza Syntagma
18 de Marzo 2020


En la época de la pandemia (que ciertamente es favorecida por el modo de producción capitalista, si no surge directamente de ella), es más evidente que nunca que la función del estado capitalista implica la protección del capital y el trabajo en general. Sin embargo, en términos que no permiten la auto-actividad de la clase trabajadora.

Frente a un nuevo "enemigo invisible" en medio de una crisis continua de reproducción de las relaciones capitalistas, el Estado elige cerrar ciertos sectores (relacionados con la circulación de mercancías no esenciales) e impone medidas para proteger al menor coste posible la mayor parte de la fuerza de trabajo necesaria, habiendo ya proscrito una parte de ella.

El personal político del capital es muy consciente del estado deplorable del sistema de salud pública ya que ellos mismos han aplicado políticas de extrema austeridad, de depreciación del trabajo y de reducción de la mano de obra, especialmente en los sectores de la reproducción de la fuerza de trabajo. Por eso que temen que el alto grado de contagio del virus invisible haga demasiado visibles las consecuencias de sus propias políticas, y por eso tratan de relegar al olvido y a la invisibilidad su exitosa campaña de recorte de los gastos estatales en materia de reproducción durante los últimos años de la llamada "crisis de la deuda". Si el estado capitalista ya podía presentarse como una organización autónoma y neutral que funcionaba en interés de la "sociedad civil" y de la "nación", ahora, en las condiciones de pánico masivo que el propio estado creó, aparece mucho más como "guardián de la salud pública" y "protector" de todos nosotros, aunque en términos militares. La cuarentena impuesta tiene como objetivo adicional la represión preventiva de cualquier cuestionamiento de la política estatal o de cualquier iniciativa proletaria autónoma y concertada de reivindicaciones y resistencias, especialmente cuando se presenta en términos de policía higiénica y disciplina, estigmatizando a los que violan el dogma de "quedarse en casa" como socialmente irresponsables y criminales.

Sin embargo, el confinamiento/auto-confinamiento debido al coronavirus y la prevención/prohibición de mítines/reuniones o, peor aún, la suspensión voluntaria del funcionamiento de los colectivos políticos tiene resultados desastrosos. El aislamiento o auto-aislamiento intensifica la sensación de debilidad y parálisis en condiciones de pánico masivo, en el mismo momento en que ya han surgido problemas muy graves, especialmente en lo que respecta a las relaciones laborales y los salarios.

    • Porque no creemos que la esfera pública proletaria deba retroceder ante los discursos de guerra del gobierno y el terrorismo mediático.
    • Porque la "nueva sociabilidad" bajo el eslogan de "quedate en casa" (solo), que el personal político del capital quiere imponernos, prepara la distopía de la persona antisocial, individualista, solitaria e indefensa.
    • Porque muchos de nosotros ya estamos en riesgo de salud en nuestros lugares de trabajo.
    • Porque muchos de nosotros ya nos quedamos en casa sin salario, mal pagados o desempleados.
    • Porque las relaciones laborales en varios sectores ya han sufrido otra mutación violenta (mucho más extensa que la del SARS-CoV-2).
    • Porque los mecanismos de represión les otorga la oportunidad de hacer lo que quieran y suprimir ciertas estructuras que el proletariado (internacional) utiliza para satisfacer sus necesidades "ilegales".
    • Porque ningún tipo de cooperación política/organizativa puede funcionar en condiciones de (auto)aislamiento, distanciamiento social y monólogos contemplativos en facebook.
    • Y porque no compartimos los sentimientos de "solidaridad nacional" expresados desde la periferia al centro metropolitano en apoyo al monólogo de los jefes.
    • Por todo ello, elegimos continuar nuestras reuniones (manteniendo las medidas de auto-protección e higiene) para discutir todo esto, así como sobre las formas colectivas de tratar con ellos.

¡LA "RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL" ES UNA IDEOLOGÍA CAPITALISTA Y UN ENGAÑO!

¡AUMENTAR LOS GASTOS DEL ESTADO PARA EL SISTEMA DE SALUD PÚBLICA Y NO PARA LOS MILITARES!

NO ESTAREMOS CONFINADOS EN CASA

¡ABAJO LA POLICÍA, EL EJÉRCITO Y LA ADMINISTRACIÓN BIO-POLÍTICA DEL PROLETARIADO!

SALARIO SOCIAL COMPLETO PARA TODOS LOS TRABAJADORES DESPEDIDOS O CON LICENCIA

CONTRATACIÓN INMEDIATA CON AUMENTO DE SALARIOS EN HOSPITALES Y SUPERMERCADOS PARA QUE LOS TRABAJADORES EXISTENTES NO SE SIENTAN COMPLETAMENTE ABRUMADOS




El 1 de mayo, en la época del coronavirus


¡PROLETARIOS! ¡CAMARADAS!
 
Cuatro meses después de la aparición "oficial" de un nuevo coronavirus, descubierto más tarde como Sars-CoV2 - la Covid-19 de los periodistas - la crisis económica, que ya estaba erosionando los niveles sagrados del PIB en todos los países imperialistas, se agravó considerablemente, tanto que la burguesía más alarmada clamó por una crisis similar a la de los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Lo que inicialmente se consideró una epidemia confinada a una zona industrial particular de China - la metrópoli de Wuhan, capital de la provincia de Hubei - resultó ser, en el espacio de unas pocas semanas, una epidemia mucho más grave que lo que dijo el gobierno de Xi Jinpin; una epidemia que podría extenderse fácilmente no sólo en China, sino en todo el mundo, dadas las estrechas relaciones que China mantiene con todos los países del mundo y, en particular, con los países imperialistas de Asia, Europa, América y la vecina Rusia; y dado que no existe un verdadero sistema de prevención en el capitalismo.
Hasta la fecha, el 25 de abril, las estadísticas oficiales hablan de más de 2,7 millones de casos de coronavirus en el mundo y más de 190.000 muertes, 50.000 de ellas sólo en los Estados Unidos. Sin embargo, los propios científicos burgueses afirman que los casos oficiales deberían ser al menos el doble... ¡Una verdadera carnicería que no ha terminado!
El capitalismo es un matadero: no sólo por las pasadas guerras mundiales, sino también por las continuas guerras que han devastado todos los continentes desde 1945; por no hablar de las muertes en el trabajo y por el trabajo, los feminicidios y las muertes por enfermedades conocidas desde hace décadas y nunca erradicadas como el paludismo, que, según la OMS, afecta a 230 millones de personas en el mundo y mata a 430 mil cada año, casi 1200 al día. Qué casualidad, justo hoy, 25 de abril, es el día mundial "dedicado" a ello.
Desde febrero, la crisis sanitaria se ha convertido en un empeoramiento de la crisis económica ya en marcha. En los Estados Unidos, cuyo presidente se burló de los científicos, médicos y políticos que advirtieron del peligro de una pandemia de coronavirus, ante el vertiginoso aumento de los casos y las muertes en su país superindustrializado, y ante el inevitable cierre de fábricas y de muchas actividades que ha provocado, en el espacio de dos meses, más de 26 millones de parados (igualando y aumentando los 22 millones de empleados por la crisis de 2008-2009), se ha desatado ahora una carrera en busca del desocupado de turno: primero China, luego Europa, después.... y, al mismo tiempo, al igual que en Europa, en China y Japón, se cubren todas las deficiencias, incapacidades, errores e ineficiencias de los poderes públicos frente a esta pandemia, con el fin de reiniciar la producción, el comercio, el turismo y las exportaciones lo antes posible.
El capital no puede ser detenido, tiene que circular, tiene que ser invertido, tiene que intensificar cada vez más a las masas proletarias para extorsionar su plusvalía. Y si se detiene, como en los casos de crisis de sobreproducción frente a mercados tan atascados de mercancías que ya no permiten los ingresos esperados, entonces damos la bienvenida a las guerras con las que destruir enormes masas de mercancías, dando así luz verde a la reconstrucción, rejuveneciendo en cierto sentido la máquina productiva capitalista. Y bienvenidas sean las epidemias con las consiguientes crisis sanitarias, gracias a las cuales toda burguesía en el poder tiene un pretexto válido para aplastar aún más al proletariado en las condiciones de extrema necesidad: ¡salud ante todo!, dicen, pero lo que quieren - y la carnicería que estamos presenciando lo demuestra una vez más - ¡la economía nacional ante todo! Los sacrificios de hoy, dados por el confinamiento forzoso y la imposición de medidas de "clima de guerra", prohibiendo, con libertad de movimiento, libertad de manifestación y huelga, exprimiendo a la policía y al ejército en las calles para que no se desobedezcan las órdenes, anuncian los sacrificios de mañana.
El proletariado debe esperar una represión aún más severa cuando la epidemia haya disminuido significativamente sus efectos letales (excepto quizás en el otoño o la próxima primavera debido a la congénita falta de prevención real de la salud humana), porque los capitalistas querrán recuperar lo antes posible los beneficios que han perdido en los últimos meses. Son los capitalistas, ahora hasta las piedras lo saben, los que dictan las demandas de la economía capitalista al poder político burgués.
Todas las discusiones, negociaciones, enfrentamientos entre gobiernos y Estados que han caracterizado las cumbres de la Unión Europea en los últimos meses, se han centrado en el capital necesario para hacer frente a los dramáticos efectos de la epidemia - en las estructuras sanitarias y en las redes sanitarias territoriales, así como en el apoyo, mediante amortiguadores sociales, a los trabajadores que han perdido su empleo o que se ven obligados a realizar indemnizaciones por despido, y por supuesto en las actividades industriales, comerciales, de servicios, bancarias, etc. -, muestran que la competencia entre capitalistas y entre estados nunca se deja de lado, ni siquiera ante emergencias de dimensiones globales como la actual. Cada uno trata de fastidiar al otro, de aliarse con alguien para reforzar su posición, y si en un momento dado hay que encontrar el capital necesario para que algún Estado no se declare en quiebra, como Grecia ayer, Italia hoy o España, entonces se encuentra el capital porque es más conveniente para el mercado europeo, y para la estabilidad del euro como moneda internacional, ensanchar los hilos de las bolsas; por supuesto a los tipos del mercado, tal vez fraccionando el préstamo durante algunos decenios, lo que pesa cada vez más sobre las generaciones futuras.
 
¡PROLETARIOS! ¡CAMARADAS!
 
El capitalismo no puede ser reformado, no hay solidaridad entre los capitalistas excepto por conveniencia mutua económica, política, militar; mucho menos hay solidaridad entre capitalistas y proletarios. Cada vez que los burgueses conceden algunas migajas de mejora en las condiciones de trabajo y de vida del proletariado, lo hacen sólo bajo la presión de la lucha proletaria, o por temor a que la lucha proletaria, en un momento dado, tome una dirección decididamente antiburguesa. El rostro reformista de la burguesía, en realidad, esconde su verdadero comportamiento que consiste en hacer cualquier cosa para defender sus intereses de clase en antagonismo con los de la clase proletaria. El proletariado debe temer más al capitalismo cuando se hace pasar por generoso, por simpático, por comprensivo, por dispuesto a negociar pacíficamente, que cuando muestra su verdadero rostro desde el principio, su rostro sombrío, cínico, brutal.
Básicamente, la burguesía, en defensa de sus privilegios, de su posición dominante en la sociedad, expresa naturalmente el odio de clase hacia el proletariado. Un odio que proviene del sentimiento de temor social transmitido por las generaciones burguesas anteriores que vivieron los períodos en que el proletariado no sólo se rebeló contra sus propias condiciones de existencia y trabajo mediante luchas duras e insistentes, sino que se organizó políticamente para enfrentarse abiertamente al poder burgués con el objetivo de derrocarlo y tomar el control directo, como clase y bajo la dirección de su partido de clase, del destino de la sociedad en su conjunto. ¡Octubre de 1917 lo enseña!
El odio burgués al proletariado se puede medir día a día, aunque en el pacífico Estado democrático y constitucional se oculta por el parlamentarismo, el electoralismo y la colaboración de clase a los que las fuerzas conservadoras y colaboradoras del oportunismo obrero aportan una contribución indispensable. Bastaría con demostrar que todas las leyes, todos los controles, todas las medidas previstas para la protección de la salud y la vida y la seguridad en el trabajo nunca han sido suficientes para eliminar esta carnicería; si a ello añadimos el hambre, la miseria, las guerras, el abandono, las catástrofes, etc., que afectan de forma abrumadora a las poblaciones proletarias de todos los países, qué conclusiones hay que sacar, salvo que el poder burgués ama el capital, ama el lucro, ama los privilegios sociales y el poder económico y político que los defiende, y odia todo lo que se interpone, que obstaculiza, que lucha contra ellos.
Los proletarios, mientras sufran la explotación cada vez más bestial, la miseria y condiciones de existencia peores que las de los esclavos de la antigüedad, confiando sus necesidades y reivindicaciones a las fuerzas sindicales, políticas, religiosas que tienen la tarea, más allá de sus palabras, de mantenerlos sumisos a las exigencias del capitalismo, engañándolos con la democracia que debe nivelar idealmente y prácticamente a las clases, y con la religión, que consuela con la oración los corazones de todos, sin distinción de censo y clase, refiriéndose a una entidad sobrenatural la respuesta al misterio de las tensiones sociales, los proletarios, decíamos, siempre seguirán siendo esclavos del capital, esclavos asalariados si tienen un trabajo o esclavos abandonados a su destino individual cuando están desempleados.
Los proletarios, aún hoy, son una masa de esclavos asalariados a merced de los capitalistas. Sin embargo, pueden ser una fuerza social capaz de cambiar el mundo, capaz de subvertir las leyes económicas, políticas y sociales del capitalismo mediante el uso revolucionario de la fuerza social inherente a su propia condición de asalariados. Sin la explotación de su fuerza de trabajo no hay capital; el capital presupone la explotación del trabajo asalariado. Por lo tanto, el odio del capitalista al proletariado es un odio de clase, porque la única clase social que puede derribar su poder es la clase proletaria.
 
¡PROLETARIOS! ¡CAMARADAS!
 
La lucha por la vida de los proletarios parte inevitablemente de su condición de proletarios, de depender de sus salarios - por lo tanto de los capitalistas que les dan trabajo - para vivir. Es una lucha que desde el principio va en contra de la condición de asalariados, va en contra del capitalista que los explota y del Estado de los capitalistas que los mantiene en la condición de ser proletarios al servicio de los capitalistas.
La historia de las luchas de la clase proletaria contra las clases burguesas muestra que dentro de los límites de la lucha económica los proletarios nunca podrán cambiar fundamentalmente su condición de asalariados, y mucho menos el mundo. La lucha económica del proletariado, para incidir en las condiciones de existencia del proletariado, debe ser un entrenamiento para la guerra de clases, debe inculcar la solidaridad de clase en el proletariado y para ello debe utilizar los métodos y medios de lucha clasistas, es decir, los métodos y medios que sirven para defender exclusivamente los intereses proletarios de la clase. La lucha económica sirve a los proletarios para organizarse en defensa de sus intereses de clase en el seno de la sociedad burguesa, pero es una lucha que, para cambiar realmente el mundo, debe trascender a la lucha política, por lo tanto por el poder político y convertirse en lucha de clase.
Las necesidades elementales de la vida empujan al proletariado a oponerse a la presión capitalista que le obliga a vivir en las condiciones de una explotación que, en realidad, le expone cada vez más a la incertidumbre del trabajo y de la vida. Los proletarios deben aprovechar este impulso para organizarse como clase social, luchando contra el individualismo, el aislamiento y, sobre todo, contra la competencia entre ellos que los capitalistas alimentan y organizan sabiamente. El trabajo asalariado se basa exclusivamente en la competencia de los trabajadores entre sí, dice el "Manifiesto del Partido Comunista" de Marx-Engels. Desde entonces, la competencia de los trabajadores entre sí no ha disminuido ni desaparecido, sino que ha aumentado de manera desproporcionada, extendiéndose a todos los países del mundo. Para combatirlo, los trabajadores no tienen más armas que la lucha por defender sus propios intereses de clase, es decir, intereses que van más allá de la esfera del individuo, la categoría, la nacionalidad, la edad y el sexo. En esta superación se construye la solidaridad de clase en la que los trabajadores se unen en una sola lucha contra los intereses de la clase contraria, de la burguesía, sabiendo que ésta cuenta no sólo con la fuerza del dominio económico sobre la sociedad, sino también con la del dominio político a través del Estado y sus instituciones de represión, desde el poder judicial hasta las fuerzas armadas legales e ilegales.
Basta con que los proletarios levanten la cabeza y miren la realidad más general para darse cuenta de que el capitalismo, la burguesía y las fuerzas de preservación social forman un todo para defender el régimen de explotación de la mano de obra bajo todos los cielos; basta con que miren cómo se trata a los inmigrantes, en medio del mar, en los campos de concentración o en los campos de cosecha para ver cuál será el destino de los proletarios autóctonos, mejor educados y generalmente mejor pagados.
La crisis económica, que ya se produjo el año pasado, se ha agudizado aún más con la crisis sanitaria del coronavirus y no hay duda de que la epidemia de Covid-19 ha empeorado la vida de los proletarios al segar sus vidas ya debilitadas por la fatiga laboral.
El Primero de Mayo Proletario, por haber nacido como una fecha exclusivamente proletaria dedicada a la lucha en defensa de los intereses de clase en la sociedad capitalista, es una fecha de lucha, no de "celebración": es, si acaso, la línea de salida de una lucha que tenía, y debe tener todavía mañana, el objetivo de lanzar el desafío al poder burgués porque ese día los proletarios de todo el mundo unieron sus fuerzas en una manifestación mundial única, porque único y mundial era y es el objetivo revolucionario del proletariado: la conquista del poder político, el establecimiento de la dictadura de clase bajo la dirección del partido de clase revolucionario en el marco de la revolución proletaria internacional.
Estas palabras, olvidadas y enterradas bajo montañas de basura democrática y colaboracionista, también pueden ser antiguas, utópicas, ilusorias, ya que por otro lado se consideran antiguas y anticuadas las palabras del Manifiesto de 1848 y el marxismo en general. Pero es la vida misma de los trabajadores asalariados la que los confirma, es la propia burguesía la que los confirma con ocasión de cada catástrofe llamada "natural", de cada crisis social, económica, política y sanitaria que la estructura misma de la sociedad burguesa ha fallado, falla y nunca podrá resolver. Doscientos años de desarrollo capitalista, con todos sus indiscutibles progresos técnicos, no podían dejar de desarrollar incluso las formas más arcaicas de explotación de la mano de obra proletaria como ninguna sociedad anterior ha logrado hacerlo. La clase dominante burguesa permanece en el poder contra todos los intereses sociales de la vida humana, como lo demuestran ampliamente las devastaciones del medio ambiente y las guerras.
Es hora de que el proletariado recupere su lucha de clases, su confianza en sus fuerzas de clase solamente, para reanudar el camino revolucionario, dramáticamente interrumpido por la contrarrevolución que mató a la Octubre rusa y mundial. El único terreno en el que las crisis económicas y sociales pueden ser resueltas porque la fuerza de resolución reside en la clase proletaria que, en su lucha de clases, posee el futuro de la humanidad.
 
 
Partido Comunista Internacional (El Proletario)
25 de abril de 2020
www.pcint.org
 




ANÁLISIS DE PANDEMIAS…: 
¡NO NOS VAMOS A CALLAR!X Tierra y Territorio, lesbianas feministas antirracistas


Sabemos que como activistas feministas no tenemos los recursos ni toda la fuerza (menos la institucionalidad y/o la hegemonía) para cambiar drásticamente el curso de lo que sucede, pero también hemos aprendido a hacer conciencia de la solidaridad de clase, territorial y feminista para enfrentar el dolor colectivo en nuestro caminar.

Creemos en la posibilidad de aportar reflexiones y algo más a esta crisis COVID 19, que antes que una crisis “de Salud” –en Chile- es la de un país inventado “desarrollado” a costa de cuerpos morenos, afrodescendientes, mapuche, empobrecidos, desechables para el capitalismo colonialista.

Pandemias: Violencia Patriarcal y Estructural
Mientras a nivel estructural en “Chile” la Violencia contra las Mujeres siga siendo un “problema privado”, familiar y episódico, mientras el “femicidio” se reconozca sólo luego de que ya nos asesinaron, mientras el Estado chileno no asuma que debe sacar a los agresores y no a las agredidas de los hogares y comunidades, y siga ocultándonos los datos reales del COVID 19 en cada localidad, las ancianas, las mujeres grandes, las mujeres adultas y jóvenes, las niñas, las adolescentes, les empobrecides, seguirán siendo las primeras víctimas de toda pandemia. Es la complicidad del Estado con el Capital y el Patriarcado.









CONTRA LAS PANDEMIAS DEL CAPITAL


Proletarios Internacionalistas



El capitalismo está instalando el terror y la represión en todo el mundo en una operación sin parangón en la historia de la humanidad. Confiamiento de regiones ciudades y países enteros, confiamiento masivo de seres humanos que son obligados a permanecer encarcelados en sus propias viviendas, suspensión de los miserables derechos ciudadanos, vigilancia, seguimiento y procesamiento de los movimientos de la población a través de todo tipo de tecnologías (smartphones, big data, inteligencia artifiial…), despidos masivos, aplicación de Estados de emergencia, de alarma, de sitio, etc.
Por todo el globo vemos extenderse una militarización de las calles para controlar y reprimir todo movimiento no autorizado ...

 









Desde Italia: Lucha de clases en tiempos del coronavirus



27 Marzo 2020

Tras la oleada de huelgas espontáneas en las fábricas y almacenes de media Italia (que comenzó en la Fca de Pomigliano el 10 de marzo) con el grito "no somos carne de matadero", los confederados convocaron el martes 25 de marzo 8 horas de huelga en el sector metalúrgico (al que se han unido los trabajadores del textil, la química y la goma plástica) de Lombardía, la región más afectada por el Coronavirus. La llamada a abstenerse del trabajo tuvo una respuesta positiva que involucró al 60 al 90% de los trabajadores. La emisora de radio Radio Onda d'Urto d'Sudto informa de que los trabajadores de las empresas Fad Assali, Leonessa, Omr, Industrie Saleri Italo, Camozzi di Polpenazze del Garda y Lumezzane, Sepal, Cavagna Group, Pedrotti Normalizzati, Innse Berardi, Fmg, Invatec-Medtronic, Tovo Gomma, Greif y Ave, y otros se han cruzado de brazos.
También el 25 de marzo hubo la huelga general promovida por el sindicato Usb "para exigir el cierre de toda la producción no esencial” y así evitar la propagación del contagio del coronavirus entre los trabajadores obligados no sólo a desplazarse por medios masivos - en flagrante contradicción con los decretos del gobierno - sino a trabajar en condiciones de total inseguridad. El mismo día la izquierda de la Cgil dijo en un comunicado que "las huelgas de estos días han llevado al gobierno a revisar y reducir la lista de producciones esenciales que pueden continuar. Aunque llegue tarde, el cese de las producciones no esenciales es un primer resultado, que evaluaremos en detalle después de ver la nueva lista, que debería llegar por la tarde".
La Fundación Sabattini estima que más de 4,5 millones de trabajadores y trabajadoras siguen trabajando, debido a la ambigüedad de los códigos Ateco (la lista que indica las actividades económicas que pueden permanecer abiertas a pesar de las medidas restrictivas), en sectores no básicos. ¿De quién es la culpa si los empleados que siguen trabajando se enferman y mueren? No nos interesa la discusión jurídica sobre las actividades esenciales que deben permanecer abiertas o las que deben cerrarse (en ausencia de luchas los patrones hacen lo que les parece), sino el hecho de que es evidente, a partir del comportamiento de los distintos actores del sector, en primer lugar de Confindustria y del gobierno, la necesidad de mantener abiertas el mayor número posible de empresas para no bloquear la economía nacional y seguir extrayendo plusvalía: en resumen, los beneficios ante todo (y esto lo demuestran los testimonios que circulan en las redes sociales de repartidores, trabajadores de la limpieza, supermercados, centros de llamadas, etc., que se ven obligados a trabajar sin o con pocas medidas de seguridad). Los bonzos sindicales, como los industriales, también se preocupan por el sistema de trabajo asalariado. El Secretario General de la CGIL, Maurizio Landini, al final de la videoconferencia celebrada el 21 de marzo entre el gobierno, los sindicatos y las empresas para definir la lista de actividades productivas no esenciales, declaró con franqueza: "La CGIL, como siempre ha hecho hasta ahora, pide al gobierno un nuevo acto de responsabilidad para evitar que el miedo de la gente se convierta en ira: todas las actividades que no sean esenciales deben ser suspendidas".
¡Finalmente lo admiten! La tarea de los sindicalistas no es tanto la de defender las condiciones de vida de los trabajadores, sino la de impedir el estallido de la lucha de clases. Para un sindicato hoy en día, lo que cuenta es la negociación, porque sólo a través de la negociación es reconocido por la otra parte: se amenaza con una huelga general para sentarse a una "mesa", después de lo cual todo se desmoviliza y se despide. Lo contrario de lo que debería hacerse, especialmente en una situación como esta en la que la vida de los trabajadores está en juego, y no sólo eso.
Nadie parece recordar que el trabajo en sí mismo es una enfermedad (incluso sin la epidemia de Covid-19), y que el punto de vista de los trabajadores es el de reducir drásticamente la jornada laboral y los salarios de los desempleados. La necesidad de un ingreso para quienes se quedan en casa sin trabajo es un tema que afecta cada vez más a los trabajadores, de manera precaria y sin reservas. Es curioso, en este sentido, lo que ocurrió ayer en Palermo en un supermercado Lidl donde un grupo de unas veinte personas fueron de compras y, una vez que llegaron a la caja, se negaron a pagar diciendo que no tenían dinero. Los carabinieri y las patrullas de la policía intervinieron en el lugar e intentaron restablecer la calma (hoy se ha sabido de la presencia de la policía frente a algunos centros comerciales de Palermo para desanimar a los que pudieran organizar “compras gratuitas”). ¿Es un hecho aislado que podría generalizarse pronto?
Ahora, ya que está cada vez más claro que este sistema nos está robando la vida, ¿no es hora de que nos den, con o sin trabajo, lo que necesitamos para vivir decentemente? Las recogidas de firmas para ampliar los ingresos de la ciudadanía pierden el tiempo , lo que cuenta son las relaciones de fuerza y, como venimos diciendo desde hace tiempo, la fuerza también depende de cómo se toma partido en el campo, de las consignas que se lanzan y de la actitud hacia los bonzos de los sindicatos (cualquier sindicato).


¿Amazon no se detiene? Las primeras huelgas

17 de marzo de 2020

El insumergible acorazado Amazon, que en estos días trabaja a plena capacidad con un considerable aumento de sus beneficios, tratando de conquistar más cuotas de mercado en el mundo del comercio casi completamente cerrado al público, comienza a tener los primeros problemas.
Ayer por la tarde, 16 de marzo, se produjo la noticia de la declaración de huelga en el gigantesco centro de Castel San Giovanni, en la provincia de Piacenza, una de las zonas en el ojo del ciclón para la emergencia COVID19. Los sindicatos Cgil, Cisl, Uil y Ugl han informado de que Amazon no cumple en absoluto con el protocolo de seguridad en el lugar de trabajo firmado hace unos días entre los interlocutores sociales. Los sindicatos hablaron de la falta de distribución de mascarillas y del deseo de no frenar el ritmo de trabajo, permitiendo así que se respeten las distancias de seguridad. Las distancias de seguridad eran apenas respetadas, especialmente en algunas zonas del centro.
El liderazgo del gigante americano, ya conocido por una política no precisamente amistosa con los sindicatos, rechazó las acusaciones diciendo que se comprometía a respetar las instrucciones del gobierno.
Lo cierto es que los correos de Amazon han denunciado en varias ocasiones en los últimos días una situación extremadamente difícil y que la multinacional sigue entregando incluso bienes que es realmente difícil definir como bienes esenciales. Hoy en día algunas entregas se habrían retrasado mientras que muchos problemas y bloqueos se reportan en los centros logísticos de SDA y GLS. [ https://milanoinmovimento.com ]


“No somos carne de matadero". Los conductores de Módena se abstienen de trabajar.

16 de marzo de 2020


"No somos carne de matadero". Es con este lema que los conductores de Módena, trabajadores de Sda, Gls, Tnt y Brt de Módena, como sucede en muchas otras partes de la península, han iniciado hoy la abstención laboral por riesgo objetivo relacionado con la propagación de la epidemia de coronavirus. Informamos, en esta ocasión, de un testimonio que hemos recibido en los últimos días de un trabajo de logística:
"En los últimos días, en algunos casos se nos han proporcionado los dispositivos de seguridad básicos, pero dentro de los almacenes, como en las entregas, es imposible continuar el trabajo sin el riesgo de ser infectado y convertirse así en un vehículo de contagio. Ya en las últimas semanas en los diversos almacenes ha habido quienes, para protegerse a sí mismos y a los demás, se han visto obligados a utilizar sus días de vacaciones para desertar del trabajo en peligro. Lo que transportamos, en la mayoría de los casos, no son necesidades básicas y en este momento todos debemos dar prioridad a la salud. Sabemos del extremo estrés al que está sometido nuestro sistema de salud y nuestra abstención del trabajo es, en este sentido, también un acto de responsabilidad. Sin embargo, nos aseguramos de que los suministros se transporten a las farmacias y tiendas de alimentos.
Por lo tanto, incluso en la provincia de Módena, al igual que en el resto del territorio nacional, cada vez más empresas empiezan a observar que, bajo la presión de los trabajadores, se empieza a detener la producción. [ www.senzaquartiere.org ]


Huelgas espontáneas de los trabajadores de fábrica.


13 de marzo de 2020


Reacciones en cadena. La protesta de los trabajadores obligados a trabajar por turnos sin precauciones en las empresas dejadas abiertas en el norte de Italia. Conte convoca a los sindicatos.
Lo que vimos ayer es el mundo laboral que ha vuelto a hablar con una sola voz. La incredulidad y la ira de los que piden ser considerados como todos los demás trabajadores. Este es el enfado de los trabajadores, por la decisión del gobierno de no detener la producción en las fábricas que se montó el miércoles por la noche inmediatamente después del discurso de Conte en los comentarios sociales, incluyendo el perfil de Facebook del presidente, porque tenemos miedo. Venimos de todos los lugares cercanos, de Bresso, de Sesto San Giovanni, de Cormano, de Cinisello Balsamo, tenemos que movernos, no nos sentimos seguros". Estamos en el norte del interior de Milán donde los casos de Covid-19 positivos están aumentando. Menos que en las provincias de Brescia y Bergamo, pero también en la ciudad metropolitana de Milán, se está formando una curva de contagio que es preocupante. El número de personas positivas en la provincia de Milán ha aumentado a 1.146, 220 más que hace un día.
Ocasionalmente en la frontera con la región del Véneto, en Mantua, se encuentra Corneliani, que produce ropa y por lo tanto bienes innecesarios. Los 450 trabajadores han decidido hacer una huelga hasta el lunes. Huelga espontánea también en la Iveco de Suzzara, y estado de agitación en el Relevi de Rodigo. En la Tenaris de Dalmine, en la zona de Bérgamo, la provincia de Lombardía más afectada por el Coronavirus, hubo una larga asamblea vespertina. En la zona de Brescia fue mejor, los sindicatos lograron hacer acuerdos para el cierre con grupos importantes como Alfa Acciai, Iveco, Duferdofin-Nucor, Beretta. Para todos los demás, el temor general es que si no cierra hoy, tendrá que cerrar mañana debido al contagio.
Es de noche y un trabajador de Bérgamo vuelve a casa, después de sus ocho horas en una fábrica de acero. Cuando se le pregunta qué piensa de las palabras del presidente de los industriales lombardos Bonometti, que calificó las huelgas de "irresponsables", responde irritado. "Pero, ¿cómo lo haces? Vivo así: Enciendo la televisión y la radio y oigo llamamientos para que me quede en casa, en Facebook veo fotos con carteles que piden que me quede en casa, el presidente Conte dice que me quede en casa, pero no lo hacemos. Si vinieran con nosotros a la fábrica - es la invitación - los que han decidido manteneros trabajando, tal vez cambiarían de opinión". [ Roberto Maggioni de ilmanifesto.it]


Huelga en el momento del Coronavirus (11 de marzo de 2020)

Hace unos días todo el territorio nacional se convirtió en una "zona protegida". Las medidas emitidas por el gobierno requieren que los ciudadanos se queden en casa, y los museos, teatros, cines, gimnasios, piscinas, etc. han sido cerrados. Pero las fábricas y negocios siguen abiertos, poniendo en riesgo la salud de los trabajadores.
Es significativo el comunicado conjunto firmado el 27.02.2020 por Abi, Coldiretti, Confagricoltura, Confapi, Confindustria, Alleanza delle cooperative, Rete Imprese Italia (Casartigiani, CNA, Confartigianato, Confcommercio y Confesercenti), Cgil, Cisl, Uil, pidiendo una "rápida normalización", permitiendo reiniciar todas las actividades que ahora están bloqueadas y poner a las empresas y a los trabajadores de todos los territorios en condiciones de trabajar de manera rentable y segura en beneficio del país, evitando difundir en los medios de comunicación una imagen y una percepción, especialmente hacia los socios internacionales, que corre el riesgo de perjudicar permanentemente nuestro Made in Italy y el turismo".
Independientemente de las alarmas lanzadas por la Organización Mundial de la Salud, las confederaciones sindicales y los empresarios han hecho todo lo posible por mantener abiertas todas las empresas, independientemente de la salud de los trabajadores y de la sociedad. No hay nada de que sorprenderse: teniendo como faro la salvaguarda de la economía nacional ponen todo lo demás en segundo lugar. Cuando empezaron a comprender que la epidemia de Covid-19 es grave, que las infecciones están aumentando y los hospitales prácticamente colapsan, que la única forma de limitar su propagación es el "distanciamiento social", Cgil-Cisl-Uil escribieron a las asociaciones patronales, para información también al gobierno, para acordar una reducción de la actividad productiva:
"Las medidas aplicadas hasta ahora no son suficientes; si millones de personas siguen teniendo que desplazarse por nuestros territorios para ir a trabajar, si viajan en los transportes públicos, si trabajan codo con codo en fábricas, oficinas, empresas de servicios, las posibilidades de contagio siguen siendo muy altas". Y de nuevo: "Trabajar con seguridad - escriben los bonzos del sindicato - es la condición necesaria para relanzar nuestra economía y defender el empleo."
¡Defendiendo el puesto de trabajo! El cliché más deletéreo para los trabajadores, condenados a la castrante adicción a lo existente. Un proletario no corrompido por décadas de oportunismo sindical se negaría a ir a trabajar en estas condiciones (poniendo en peligro su propia salud, la de sus compañeros de trabajo y la de sus familiares) y presionaría para reclamar salarios para los desempleados.
Por su parte, Confindustria "expresa su preocupación por la petición de la Región de Lombardía de endurecer las medidas para contener el contagio hasta el punto de cerrar totalmente las fábricas y los transportes". Para los industriales, "el propósito correcto y necesario de hacer frente a la emergencia sanitaria no puede y no debe agravar la emergencia económica que ya está doblegando a todo el sistema de producción del país".
Si los ciudadanos no tienen que salir de su municipio y tienen que evitar las reuniones (incluidas las manifestaciones, marchas y asambleas), los trabajadores deben seguir trabajando codo con codo, y la mayoría de las veces sin equipo de protección personal, como si no pasara nada. Incluso los sindicatos de fotocopiadoras, como SI Cobas, por ejemplo, piden al gobierno que se reúna en breve para preparar las "medidas necesarias para proteger nuestra seguridad y los salarios válidos para todas las empresas", cuando la única respuesta a la situación es la huelga, aquí y ahora, sin previo aviso y sin límites de tiempo, como los trabajadores de la FCA en Pomigliano, que ayer se cruzaron de brazos, y al hacerlo han acelerado la decisión de la FCA de cerrar otras plantas italianas. Ansa escribe hoy que las fábricas de Pomigliano pararán desde hoy hasta el 16 de marzo, Melfi y Sevel el jueves, viernes y sábado, Cassino el jueves y viernes. También en la logística se producen huelgas repentinas, como la de los trabajadores de Bartolini di Caorso (PC), que ayer se negaron a trabajar porque carecían de los más elementales dispositivos de seguridad para protegerse del contagio. También se están llevando a cabo huelgas en Ikea en Piacenza, en XPO en Pontenure, en GLS en Campi Bisenzio, en el centro de la SDA en Bolonia y en otros almacenes.
Hoy, más que nunca, los trabajadores tienen que confiar sólo en sus propias fuerzas, en las de su clase, y esto es especialmente cierto para los numerosos trabajadores precarios (co.co.co, repartidaores, etc.) que no tienen garantía de continuidad de ingresos y se encuentran desempleados. La defensa de los intereses de los asalariados y de las condiciones de trabajo y de vida no es una cuestión de forma sino de fuerza, y la fuerza también depende de cómo se toma partido en el campo, obligando a cualquier sindicato a adaptarse. [ http://www.chicago86.org/lotte-in-corso/italia/generale/1266-scioperare-al-tempo-del-coronavirus.html ]


DESDE EL CIERRE DE FINCANTIERI HASTA EL ATAQUE A AMAZON


SI COBAS & ADL COBAS - A pesar del acuerdo - impugnado por los trabajadores y el sindicalismo de base - entre la patronal, la confederación y el gobierno sobre el uso de equipos de protección para los que trabajan y el uso del fondo de despido para los bloques, las empresas no respetan el acuerdo. Decenas de huelgas y bloqueos son reportados por Si Cobas y Adl Cobas, quienes han proclamado la generalización de los disturbios en la nación.
FINCANTIERI - Va a la logística de las fábricas, hasta el mundo de la gran distribución, como el Carrefour de Turín, abierto las 24 horas del día: la empresa no ha distribuido las mascarillas y por lo tanto los dependientes y cajeros se han cruzado de brazos, quedándose fuera del supermercado, el más grande del oeste de Turín Todo mientras que las ocho fábricas italianas de Fincantieri han cerrado las puertas. Las actividades de producción se reanudarán (si es posible) después del 29 de marzo y hasta esa fecha los 8.900 trabajadores del grupo estarán... de vacaciones colectivas. Se desconoce el destino de los 30 mil trabajadores de las empresas contratistas y subcontratistas, desde hoy también los detuvieron.
AMAZONAS - De Fincantieri a Amazonas, con la huelga en el megahub amazónico de Castel San Giovanni, cerca de Piacenza. Desde esta noche, pues, está planteada la abstención del trabajo, convocada por los confederados, por la falta de respeto a las medidas de protección de los trabajadores, desde las distancias, las máscaras y los guantes. 1.100 empleados parados.


SI COBAS: HUELGA POR EL DERECHO A LA SALUD. EN MODENA QUEJAS Y DETENCIONES



"Estado de malestar nacional de todas las categorías", este es el mensaje lanzado por el sindicato SI Cobas hace un par de días y dirigido a la atención del Primer Ministro Conte, los ministros pertinentes y Confindustria.
En el Emiliana Serbatoi de Campogalliano, en la zona de Módena, donde había una huelga, la policía intervino en el control de los disturbios y detuvo al coordinador provincial de Si Cobas, Enrico Semprini, así como a otros 8 trabajadores, incluido el delegado de la empresa. Todos fueron liberados después de varias horas en custodia policial en el cuartel general de la policía. "Si estamos abarrotados en la fábrica, no hay problema, pero si salimos a la plaza son palizas y quejas", comenta Marcello, Si Cobas Modena, a nuestros micrófonos.

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