"El terreno fértil de la insurrección en Chile trajo como su principal
fruto las asambleas territoriales, instancias auto convocadas por los
pobladores de todo el país como canal para resolver las necesidades
inmediatas de la lucha y su propagación. En ellas se está debatiendo las
medidas, horizontes y reivindicaciones de este movimiento. En muchos
casos, con un fuerte carácter anti institucional y anti partidista. Las
asambleas reflejan, de forma embrionaria, la necesidad real del
proletariado para dotarse de órganos de poder representativos de la
clase, que defiendan e impongan sus necesidades hasta el último aliento,
sin transar con la clase política".