¡Para los proletarios,
en la sociedad del capital, el trabajo es una condena a muerte!
¡Sólo sobre el terreno
de la defensa exclusiva de los intereses obreros inmediatos, de clase, se
pueden enfrentar a la masacre continua en los puestos de trabajo!
El parte de guerra sobre las desgracias y las
muertes en el trabajo en Italia, que las instituciones burguesas elaboran cada
mes, cuenta siempre la misma historia: ¡se muere trabajando! ¿Y quién muere? En
un 99% los obreros.
En 2023, según el Inail (Instituto Nacional para
la Prevención de los Accidentes en el Trabajo), los muertos en el trabajo
fueron 1.041; según la investigación, más minuciosa, que hace el Observatorio
de Bolonia del antiguo obrero Carlo Soricelli (https://cadutisullavoro.blogspot.com/) que cuenta también las muertes de obreros que trabajan
en negro y de los inmigrantes a los que el gobierno llama “clandestinos” y que
recoge noticias de los periódicos locales de toda Italia, los muertos serían
1.845: ¡más de cuatro al día!
Es la norma desde hace
décadas: se oscila entre los 3 y 4 muertos en el trabajo. Y los sectores en los
que más se muere son siempre los mismos: construcción y agricultura, donde más
presente está el trabajo negro y donde más trabajadores inmigrantes hay.
¿Cuál ha sido y es la
respuesta de los sindicatos, empezando por la CGIL? Hay que aumentar los
controles de seguridad en el trabajo, disminuir la subcontratación. ¿Ha habido
alguna vez una huelga general contra las muertes en el trabajo en la que hayan
participado trabajadores de todos los sectores, y no sólo de los más afectados?
Nunca. ¿Ha habido alguna vez promesas de gobiernos, patronales, partidos
parlamentarios y sindicatos colaboracionistas de intervenir para que no se
produzcan más muertes en el trabajo? Siempre. Ni que decir tiene que esas
promesas nunca se han cumplido.
Ayer, 16 de febrero, a
las 8. 45, en la obra de Florencia, en la zona de Rifredi/Novoli, donde se está
construyendo un maxi supermercado Esselunga de varios pisos de altura, se
produjo una tragedia: Mientras una bomba bombeaba hormigón de la hormigonera a
los pisos más altos de la estructura mediante un largo brazo mecánico, una viga
de hormigón de 20 metros de longitud del cuarto piso cedió y se derrumbó,
tirando al suelo todo lo que había debajo, destruyendo los prefabricados que
había debajo y cayendo sobre los obreros que trabajaban allí: hasta ahora, se
han encontrado cuatro muertos, un desaparecido (para el que ya no hay
esperanzas), dos heridos graves y uno leve.
La obra es propiedad de La Villata Spa (cuyo
presidente es Angelino Alfano, ex ministro de Justicia en el cuarto gobierno de
Berlusconi, ex ministro del Interior en los gobiernos Letta y Renzi, y ex
ministro de Asuntos Exteriores en el gobierno Gentiloni), propiedad de la
familia Caprotti, propietaria de Esselunga, que encargó la obra a Attività
Edilizie Pavesi, la misma empresa constructora que en febrero de 2023, en San
Benigno di Genova, fue responsable de un doble accidente, de nuevo en una obra
de Esselunga, cuando se derrumbó la rampa de un aparcamiento, hiriendo a tres
trabajadores, y unas semanas más tarde, durante una excavación, se dañó una
tubería de gas y fue evidente la rápida intervención de los bomberos. Pasaron
algunos meses y, en abril, de nuevo en San Benigno, un obrero fue atropellado
por un gran portón y hospitalizado de urgencia por traumatismo craneoencefálico
(la ASL había puesto la zona bajo secuestro, el juicio sigue en curso, ¡pero el
supermercado se abrió de todos modos en mayo!)
Lo que se ha convertido en una constante, sobre
todo en las grandes obras, es la adjudicación de trabajos de construcción a una
serie interminable de contratas y subcontratas. Según las crónicas de la obra
de Florencia, hay hasta 34 contratistas, y normalmente el mayor número de
víctimas se encuentra entre los trabajadores de las empresas a partir del
tercer nivel de subcontratación.
Este sistema se inventó -y, por supuesto, las
leyes ad hoc lo sancionan- para contener los costes, empezando por la
empresa comisionista -en este caso, Esselunga-, lo que significa que cada
contratista y subcontratista (para ganar sus respectivas
"licitaciones" frente a otras empresas) presenta una oferta a un
precio más bajo: lo que, a su vez, significa menos seguridad en el trabajo,
salarios más bajos, mano de obra ilegal, ahorro en los materiales utilizados
para las piezas prefabricadas, equipos, etc., etc. ¿Cómo puede uno sorprenderse
de que se produzcan "accidentes"? Las décadas de accidentes y muertes
en el trabajo demuestran que, de hecho, siempre se espera que haya accidentes,
del mismo modo que son siempre se espera que haya desgracias y muertes en el
trabajo: como hay más proletarios en condiciones desesperadas y buscando
trabajo que los que se necesitan actualmente... cuando muere un obrero siempre
habrá otro que ocupe su lugar: los patronos nunca lo dicen, pero eso es
exactamente lo que hacen.
¿Para qué sirven los trabajadores si no es para
jugarse la vida por un mendrugo de pan, engordando las carteras de los
patrones? La clase patronal siempre piensa en estos términos, aunque se llene
la boca hablando de derechos y dignidad de los trabajadores.
La dignidad de los trabajadores nunca estará
asegurada por la patronal, como nunca lo estará su vida. Para defender su vida
y su supervivencia, los trabajadores deben ante todo luchar contra la
competencia entre ellos, alimentada sistemáticamente por la burguesía. La vida
de los trabajadores no se salva ni si se les paga más que a los demás ni si se
les paga menos que a los demás; si se incendia un almacén, o si un tren
acribilla a los trabajadores en las vías, o si estalla una planta química, o si
un trabajador es atropellado de camino al trabajo o de camino a casa, no
importa si es un encargado, un obrero o un inmigrante: la muerte en el trabajo
no mira a nadie a la cara, como la muerte en la guerra.La explotación del
trabajo asalariado está en la base de la inseguridad de la vida proletaria, en
la base de la precariedad constante del trabajo y, por tanto, del salario: los
capitalistas no sólo tienen en sus manos la posibilidad de dar o no trabajo a
los obreros, tienen en sus manos sus vidas, trabajen o estén en paro, sean
"italianos" o "inmigrantes".
La lucha de los trabajadores debe anteponer la
defensa de sus vidas y no puede hacerlo siguiendo las palabras pronunciadas
ante cada muerte en el trabajo por los sindicatos colaboracionistas, y mucho
menos por los políticos vendidos para mantener un régimen político y económico
que mata democráticamente a sus esclavos asalariados. La lucha obrera debe
volver a centrarse no sólo en el aumento de los salarios y la reducción de la
jornada laboral, sino también en la seguridad en el empleo. Y no será la huelga
de dos horas al final de un turno la que asuste a la patronal; si entonces se
limita a la empresa donde se produjeron las muertes o al sector al que
pertenece esa empresa, sólo les hará reír. La solidaridad de la clase obrera
sólo es tal si trasciende todos los límites y barreras que la burguesía ha
levantado para controlar mejor a la mano de obra que explota. Mientras la
patronal no tema la respuesta proletaria a sus confianzas, a su hacer y
deshacer según sus negocios del momento, y mientras la patronal no pueda contar
con el sabotaje de sindicalistas colaboracionistas y políticos vendidos a los
capitalistas que pagan mejor, los proletarios seguirán sufriendo todas las
peores consecuencias del régimen capitalista y burgués, en la paz como en la
guerra.
El renacimiento del movimiento de clase del
proletariado, el único que defenderá eficazmente los intereses proletarios en
el presente y en el futuro, no pasa por leyes burguesas, por reformas de tal o
cual ley, por lagunas de las que sólo se benefician los abogados, y no pasa por
las llamadas batallas parlamentarias y electorales: pasa por la lucha de
clases, la lucha en la que los proletarios luchan en defensa exclusiva de sus
propios intereses de clase, contra cualquier reparto, cohesión, participación
que vea en el mismo frente a proletarios y burgueses, sean grandes o pequeños.
Los proletarios víctimas de accidentes y muertes en el trabajo no han sido
desgraciados, ¡simplemente han sido sacrificados por la burguesía en el altar
de sus beneficios!
Partido comunista internazionale (El Proletario)