Otro crimen policial en Bruselas
El lunes 2 de junio, un coche de policía atropelló y mató a Fabian, a pocos días de cumplir doce años. Su delito: conducir un patinete en el parque Elisabeth de Ganshoren (municipio al oeste de la aglomeración de Bruselas), cuando la edad mínima legal para conducir estos vehículos es de 16 años.
Las
primeras informaciones oficiales hablaban de un «delincuente» que huía y que
había sido atropellado accidentalmente al final de una persecución. Pero
según los testimonios de las personas presentes, no hubo realmente ninguna
persecución. Fabian, que estaba probando el patinete de su hermano mayor,
quiso evitar un control policial pasando por el césped, cuando fue
atropellado por el coche de policía que lo había seguido a gran velocidad
por el césped. La policía que acompañaba al conductor amenazó a los testigos
que tomaban fotos; en un video se escucha a un policía justificar los hechos
diciendo: «Cuando sus jóvenes conducen por las aceras y matan a ancianas
en la acera, no se dice nada».
En realidad, no se trata de un desafortunado accidente, sino de un delito, y forma parte de toda una serie: sin remontarnos más atrás, hace menos de un mes Christophe Amine murió tras ser atropellado durante una persecución en la calle Blaes de Bruselas.
Desde hace más de ocho años, los vecinos del barrio se quejan de la conducción peligrosa de los coches de policía en el parque; la situación no ha hecho más que empeorar desde que el parque fue designado «punto caliente» en febrero de 2025 por el Consejo Regional de Seguridad de Bruselas, en el marco de su «guerra contra la droga». Esto se traduce, en las zonas susceptibles de acoger el tráfico, en una presencia y en intervenciones policiales frecuentes que suponen una amenaza directa para los habitantes considerados más o menos sospechosos. Por otra parte, todo el mundo sabe que la violencia policial hacia los jóvenes, sobre todo si son de origen inmigrante, es una constante. Los habitantes del municipio de Jette, donde vivía Fabián, protestaron recientemente (en abril) contra el acoso policial hacia los jóvenes.
El orden burgués se caracteriza por la explotación de una gran masa de la población, es decir, por una violencia social que se traduce en crecientes desigualdades y múltiples opresiones. Un sistema así solo puede ser defendido por las «fuerzas del orden», por una policía que mantiene un clima de intimidación y miedo entre la población mediante la amenaza permanente del uso de la violencia. Los delitos policiales no son accidentes, «meteduras de pata» causadas por «ovejas negras», sino la consecuencia inevitable y necesaria del papel de la policía al servicio de este sistema. Por eso nunca podrán evitarse con «buenas leyes», como recomiendan las almas caritativas, los demócratas burgueses que buscan ante todo calmar la ira contra estos crímenes; y, por otra parte, cada vez se constata que las normas o las leyes no se respetan, sin que ello conlleve sanciones contra los policías. Mientras reine el capitalismo, la violencia y los crímenes policiales no desaparecerán, al igual que no desaparecerán la explotación, la opresión, el racismo y las guerras.
Para que mañana no haya más familias llorando a sus hijos, será necesario que el capitalismo haya desaparecido, derrocado por la revolución de los proletarios, los explotados y los oprimidos.
7 de junio de 2025
Partido Comunista Internacional
Il comunista - le prolétaire - el proletario - proletarian - programme communiste - el programa comunista - Communist Program
www.pcint.org