[Chile] Feliz primer día de nuestras vidas
Hoy
despertamos a la vida. Hasta el lunes 14 de octubre, nos lamentábamos
en la micro, en los trabajos, en las escuelas, en las reuniones
familiares y de amigos, en los barrios, en las organizaciones autónomas
emplazadas en distintos espacios del largo letargo que parecía ya una
especia de rasgo inminente de las personas que viven en Chile, de la
impotencia de ver nuestros esfuerzos diluirse en lo que parecía una
infructífera actividad. Sin embargo, en el cotidiano, se escuchaba cada
vez de manera más constante la hermosa queja, los reclamos por la
escasez de agua que amenaza nuestra sobrevivencia, por la contaminación
que asesina niños en las llamadas zonas sacrificio, por las miserables
pensiones que lanzan al suicidio a nuestros abuelos, por los robos
constantes de los tag y el transporte público, por la salud pública de
muerte, porque a nadie le alcanza para llegar a fin de mes. Una
desesperanza acompañaba ese lamento, desconfiábamos ya de la capacidad
de despertar, de mirar la realidad y rebelarse de nuestra gente.
El
impulso del pueblo de Ecuador y el arrojo de los secundarios fueron la
chispa que encendió el dolor que llevábamos cada noche a nuestra cama,
la angustia de no saber cómo resolver, cómo podremos seguir, cómo
sobrevivir, porque nuestros cuerpos, cada día más enfermos, nuestras
mentes cada día más aquejadas nos daban las señales que nos negábamos a
aceptar, llenándonos de soluciones individuales que no nos alcanzan para
resolver, nos cobijamos con terapias individuales y placebos varios,
por un rato nos dejamos hundir por la no casual proclamación de nuestra
pronta extinción, los discursos humano plaga parecieron los más sensato
frente a la destrucción de la Tierra que nos presentaba en las pantallas
la distopía frente a frente, la derrota de la humanidad ante el
capitalismo, que no duda en intentar traspasarnos su responsabilidad.
Este lunes recién pasado, bandadas resplandecientes de secundarios
parecieron iluminar nuestros corazones. Como nunca vimos a múltiples
generaciones respaldar las acciones que desbordan el control y el orden,
que amenazan la santísima propiedad privada. No queremos su paz, no
queremos esta lenta agonía parecen clamar las ollas que se escuchan por
toda la ciudad.
La clase capitalista y
su aliada la prensa burguesa se lamentan, tienen todas las miradas y
todos los oídos para chillar, para enojarse, para despreciarnos, pero
hoy hemos decidido no escucharlos y han sido encarados como nunca en su
mentira que les ha permitido depredar nuestra vida durante tantos años,
depredar nuestras mentes, nuestros cuerpos, nuestra Tierra en la
sociedad con más problemas psicológicos de Latinoamérica. Nosotros les
decimos, no estamos dispuestos a quedarnos con nada, porque nos tenemos a
nosotros y no los necesitamos.
Los oportunistas de siempre intentan adjudicarnos una demanda colectiva,
circulan peticiones de nadie, cuando la realidad es que este
levantamiento es espontáneo, no existe un listado de demandas que nos
satisfaga, no tenemos representantes, cuando es la totalidad de la vida
en el capitalismo los que nos asesina.
Siendo
las 16.30 de la tarde, la Intendeta Rubilar sostiene “lo que necesita
la gente es paz y tranquilidad”, añade que nadie pide que no se
proteste con caminatas sin afectar el orden público, mágicamente todos
los sectores políticos parecen reconocer el descontento acumulado,
cuando hasta anoche nos llamaban delincuentes, negando nuestra urgencia
de gritar, de acabar con todo. Cuando nos han robado nuestro tiempo de
forma silenciosa tantos años. Están desesperados, saben que no tenemos
miedo, nos enfrentan con su mayor arma los militares que hace poca
década intentaron acabar con una generación de revolucionarios, pero la
gente no retorna a sus casas, no queremos su paz, queremos vivir, vivir
de verdad.
Las evasiones del metro
iniciadas por los estudiantes han recibido el respaldo de los
trabajadores del mismo, 41 estaciones fueron afectadas por las
manifestaciones, varias de ellas han sido completamente destruidas,
compañeros de distintas ciudades, San Antonio, Concepción, Iquique han
respondido con solidaridad, la revuelta se expande, son convocados por
este llamamiento.
Durante la madrugada, se declaró estado de emergencia: restringe la
libertad de reunión y locomoción, salen los militares a la calle, esta
tarde se suspende el transporte público en Santiago, el tren interurbano
suspende su circulación a las diecisiete horas, cierra el ritail y es
saqueado, los trabajadores portuarios se suman a la movilización, se
suspenden las clases para las escuelas de varias comunas de la ciudad,
se incendian municipalidades, comisarias, estaciones de metro.
A
pocos minutos del toque de queda, luego de una extensa jornada, se ha
evaporado la instalada idea de que somos un pueblo con miedo, nos
mataron, torturaron, divulgaron nuestras imágenes mutiladas, nos
culparon del horror, instalaron sus reglas, nos amordazaron, pero no han
podido con nosotros.
Esperamos que este sea el inicio. Organicemos la comunidad de lucha, salgamos a la calle a encender barricadas, pero también a encender el tejido social que satisfaga nuestras necesidades, que evidencia lo que sabemos. Es imperioso alzar nuestras propias organizaciones, convocar a la asamblea de urgencia que responda a nuestras necesidades, opongamos a la amenaza constante capitalismo de caos, nuestra fuerza y organización, es ahora que la comunidad negada debe volver a resurgir entre las cenizas de la capital.
Esperamos que este sea el inicio. Organicemos la comunidad de lucha, salgamos a la calle a encender barricadas, pero también a encender el tejido social que satisfaga nuestras necesidades, que evidencia lo que sabemos. Es imperioso alzar nuestras propias organizaciones, convocar a la asamblea de urgencia que responda a nuestras necesidades, opongamos a la amenaza constante capitalismo de caos, nuestra fuerza y organización, es ahora que la comunidad negada debe volver a resurgir entre las cenizas de la capital.
Compañeros
y compañeras, debemos tener la lucidez de no dejarnos seducir por los
discursos de paz, debemos gritar con más fuerza por la revolución
humana, por la dictadura de las necesidades, por la abolición del
capital. El capitalismo no nos ofrece nada mejor. El capitalismo es la
muerte. Y esta noche estamos encendiendo la vida.
Feliz primer día de nuestra vida.