Francia. Sobre el movimiento de huelga contra la
«Reforma»
de las pensiones.
¡Para luchar contra los ataques burgueses, es necesario romper con las
orientaciones de las direcciones sindicales y volver a la lucha de clases
independiente!
El espíritu de lucha ejemplar y la determinación de los trabajadores de la
RATP y de la SNCF en huelga sin límite, la fuerte movilización de otros
sectores (educación nacional, etc.) y la participación masiva en las
diferentes manifestaciones no han logrado obligar al gobierno a abandonar el
ataque a las pensiones, aunque le hayan obligado a hacer compromisos, más o
menos temporales, como su retirada sobre la "edad de base" (64 años) y
algunas concesiones a ciertos sectores.
¡Este fracaso no es de los trabajadores! Es de la orientación de la lucha
decidida por la Intersindical. Desde el principio, los dirigentes sindicales
hicieron todo lo posible para evitar que los proletarios recurrieran a los
métodos clásicos de lucha: crear comités de huelga, organizar
sistemáticamente piquetes, no avisar, enviar delegaciones masivas a otras
empresas para llamar a los proletarios a participar en la lucha, etc. Lo que
les importaba era evitar que el movimiento condujera a un enfrentamiento
general con el gobierno que no podían controlar y que podía sacudir el orden
burgués. Por ello, al negarse a ampliar el movimiento de huelga de los
trabajadores del transporte, los dirigentes sindicales reanudaron sus
desastrosas tácticas de repetidos "días de acción" y manifestaciones
impotentes. Reafirmando constantemente su voluntad de luchar "hasta la
retirada" de la reforma de las pensiones, y multiplicando las declaraciones
demagógicas combativas, esperaron varias semanas, después de haber
suspendido la lucha durante las vacaciones de Navidad y de fin de año, para
apelar a días de huelga en los puertos o para desencadenar, bajo la presión
de los trabajadores, la huelga de los basureros. Sin olvidar el
levantamiento de las huelgas en el transporte por carretera a principios de
año, después de obtener algunas migajas, o el llamamiento del 28/1 de la
Intersindical del sector para poner fin a la lucha de los bomberos, que hizo
enfadar mucho a estos. Por último, en el sector de la salud, los sindicatos
han mantenido el movimiento alejado de la lucha por las pensiones, mientras
ahogan las reivindicaciones salariales y de condiciones de trabajo del
personal del sector detrás de las reivindicaciones interclasistas.
Si todavía hay pruebas de que no se puede contar con la dirección del
sindicato, baste señalar que el 30/1 se apresuraron a discutir con el Primer
Ministro la financiación de la reforma que decían combatir, después de
adelantar al miércoles la fecha del ritual "día de acción" para no perturbar
la discusión...
Los sindicatos UNSA-RATP (los primeros en pedir el fin de la huelga
renovable), SUD Rail y FO Cheminots llamaron a un día de huelga el 17/2 (¡día
de debate parlamentario!), ¡como si un día de huelga pudiera tener algún
resultado! Por su parte, la Intersindical ofrece una serie de "días de
acción" y fechas que no tienen otro propósito que agotar el espíritu de
lucha de los trabajadores dispersando lo que queda de sus energías...
Es inevitable que tales saboteadores lleven la lucha al fracaso.
Comprometidos con la colaboración de clase y el "diálogo social" permanente
con la patronal y el Estado burgués que la financia; defensores, como los
partidos de "izquierda" del orden establecido (que sueñan con la reforma
sólo si ésta no pone en peligro el buen funcionamiento de la economía o la
empresa nacional capitalista), los sindicatos no pueden defender realmente
los intereses proletarios, porque estos intereses son directamente opuestos
a los de los capitalistas: la patronal y el Estado burgués no son "socios"
del proletariado, son sus enemigos de clase. ¡Con ellos, no es el diálogo
sino la lucha de clases lo que es necesario!
Durante el conflicto aparecieron las Asambleas Generales Interprofesionales
(AG), en mayor o menor medida según el lugar, que reunían a trabajadores de
diversos sectores y coordinadores. Estas iniciativas son positivas porque
permiten ir más allá de la categoría, la profesión u otras divisiones.
Desafortunadamente, a menudo se han limitado a un papel auxiliar a la
gestión de los sindicatos y la puesta en práctica de sus orientaciones; y
esto se debe, en gran parte, a las corrientes llamadas de extrema izquierda,
apoyo impagable del aparato colaboracionista, de los partidos reformistas...
¡y la farsa electoral! El proletariado tiene la fuerza potencial no sólo
para derrotar los ataques burgueses, sino para derrocar al capitalismo. Pero
esta fuerza sólo puede expresarse en el terreno de la lucha abierta que une
a los trabajadores de todas las categorías, sobre todo de sexo, edad y
nacionalidad, en defensa exclusiva de los intereses de clase. Esto implica
organizar y dirigir la lucha sobre una base clasista, independientemente de
las fuerzas que dirigen la lucha hacia reformas "buenas" que deben ser
aceptadas por los capitalistas y su Estado y por los que proponen la unión
con estas fuerzas. Los ataques burgueses continuarán y empeorarán en
paralelo con la crisis capitalista. Es posible resistir y ganar, pero sólo
sobre la base de la organización proletaria independiente de las luchas que
significa:
¡Romper con las orientaciones de colaboración de clase de los líderes
sindicales y sus secuaces!
¡Unión de todos los proletarios, públicos y privados, empleados o
desempleados, contra los ataques capitalistas!
¡Lucha abierta contra los capitalistas y su estado, usando los métodos y
medios de la lucha de clases!
Partido Comunista Internacional
(El Proletario)
17 de febrero de 2019
www.pcint.org