¿Qué está pasando en Perú?

 
Ante los acontecimientos que se están sucediendo en el Perú:


Por 105 votos contra 19, el congreso peruano destituyó el 9 de noviembre al presidente Martín Vizcarra y al día siguiente asumió el poder quien era el presidente del Congreso, Manuel Merino. En los últimos tres años, ha habido cuatro procesos similares a este. 

El sistema político peruano en los últimos años ha funcionado como una tómbola corrupta. La corrupción es sistémica, en Perú como en España. Pero las características varían en cada país. En Perú, en tiempos de campaña, los dueños de inscripciones electorales (los llamados “partidos”) reciben aportes y subastan los puestos en sus listas para el Congreso. A más dinero, más encumbrada tu candidatura. Nada que no ocurra pues en Estados Unidos por ejemplo, "el modélico vecino del norte". A este sistema político en crisis hay que añadir la fuerte caída de la economía peruana en los primeros meses del año en curso, motivada por la crisis económica latente y profundizada por la crisis del coronavirus, lo que está provocando un enorme aumento del paro, la miseria y el descontento social.

Las protestas que se suceden en Perú a raíz del baile de presidentes, son una clara muestra de la crisis política y económica, pero también nos enseñan cómo esta situación es aprovechada por la burguesía para encadenar al proletariado a la trampa de la democracia. Que nos sirva como lección a todxs lxs proletarixs en lucha en cualquier parte del mundo: la democracia es la cara a de la dictadura del capital... la cara b es el fascismo y ambos sistemas sirven a la conservación del dominio capitalista por igual.  




Reproducimos un par de comunicados sobre lo que está pasando en Perú:


Una larga “paz social” en este pedazo de territorio mercantil llamado Perú se estaba disimulando en el tiempo. La DEMOCRACIA que es el caballito de batalla de la clase burguesa, la hizo estallar.

La lucha interna entre ambas facciones de la burguesía, representada de un lado por el legislativo que se abandero descaradamente en asumir una lucha moral “contra la corrupción”, y el ejecutivo representado por Vizcarra, cada una representando sus intereses y agendas políticas por el control de las estructuras del Estado, no tuvo otro desenlace que la repartija del poder para acomodar la administración del capital.
La agudización paulatina de estas disputas políticas, llega aparejada de una crisis económica internacional donde el capitalismo nos viene mostrando su pestífero cadáver y que como una bestia mecánica de explotación va esparciendo sus embates de miseria, alienación y precarización intensificada.
Los procesos de rebelión y lucha que se están presentando en el momento y a los cuales asistimos, se van desarrollando en un sentido general débil. Impulsada por una izquierda del capital ya moribunda que, al pedir “mejores gestiones económicas”, a “enjuiciar a los corruptos”, e igualar el “reparto de la riqueza” y finalmente concluir en “nueva constitución”, deposita ilusoriamente su fe en el cambio de administradores en el Estado y su solución por medio de éste. Es decir, sin cuestionar las relaciones sociales de producción capitalistas y la masificación de seres humanos proletarizados que ésta relación necesita para subsistir, alientan la reforma del estado de cosas existente para el cambio de una clase de explotadores por otra, por medio de la entidad que protege la ejecución de todas las explotaciones: el Estado, cuna de la reproducción de la explotación social. 
¡La clase explotada no tiene necesidad de elegir a nuestros próximos verdugos, si no el de combatir los medios y las estructuras que los reproducen de igual manera! ¡Tenemos que tomar las riendas de las luchas en nuestras manos!!
En este escenario, se han ido sumando gradualmente otras demandas de luchas fuera de las luchas interclasistas de la burguesía que denuncian la vida precaria, la agonía en el trabajo, la rabia de vivir en un mundo que no nos pertenece, la humillación de los políticos. Este año de la crisis sanitaria capitalista saco a relucir todas sus contradicciones, y la necesidad de asumirnos orgánicamente en una lucha que tenga como fin practico nuestra auto emancipación como clase proletarizada.
Apostemos por construir el proyecto de negación que supere este inhumano mundo. Nuestros compañeros de otras épocas demostraron lo que hay que hacer como mínimo para ganar. Escupamos en esa aguanta bendita que se nos ha prohibido escupir: La economía, porque sabemos que el capitalismo no nos ofrece nada salvo la esclavitud más brutal y exagerada y en su derrumbe histórico seremos nosotros sus primeras víctimas. Solo en la lucha se conoce a la clase amiga y a la clase enemiga y solo mediante la lucha nos podemos aproximar a un cisma re-ordenador social que crecerá mucho más rápido que nuestros salarios de hambre.

¡POR LA AUTONOMIA Y GENERALIZACION DE LOS MEDIOS PARA LA LUCHA!
¡CONTRA EL CAPITAL, EL ESTADO Y LA DEMOCRACIA!
¡LA VIDA NO SE MENDIGA, SE TOMA!
¡OMNIA SUNT COMMUNIA!

CIRCULO ANTIFORMAL MARX-BAKUNIN
JOVENES PROLETARIOS SIN SINDICATO



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¿NUEVOS VERDUGOS PARA LA CLASE TRABAJADORA?
Las luchas inter-burguesas se vienen agudizando cada vez más en el Perú. La vacancia de Vizcarra es el resultado de esas disputas, es la consecuencia de las pugnas entre las cúpulas políticas del Estado. La llamada “izquierda”, como es de costumbre, se saca otra vez las caretas tomando posición por alguna de las aristas burguesas. La clase trabajadora, en el polo opuesto, no puede seguir ese juego perverso, no puede caer en las garras de la lógica del “mal menor” ni ser arrastrada a decidir por alguno de los representantes de la burguesía peruana. La lucha por nuestra emancipación, definitivamente, no está ni con la defensa de Vizcarra ni con la aceptación de Merino. Si algo ha develado esta pandemia es que la putrefacta clase política, sus artimañas, sus posiciones se decantan siempre a favor de los grandes empresarios. El Estado es la herramienta política por excelencia que permite a los corruptos de siempre seguir enquistados, seguir manteniéndose en el poder. Por lo tanto, la lucha no debe ser para cambiar a nuestros verdugos políticos, sino por destruir el mismo aparato estatal que les permite seguir reproduciéndose.
Estos reacomodos no son casuales ni locales. El termómetro político ha entrado en ebullición resquebrajando el paradigma neoliberal en distintas regiones de América Latina. Y ha iniciado por su lado más débil: el jurídico ¿Es suficiente el cambio en la esfera del derecho? Definitivamente no. Los cambios jurídicos presuponen luchas que permitan ese cambio, pero incluso con este requisito no basta, si no van acompañados de transformaciones económicas. Nuestra consigna no puede ser la mera metamorfosis jurídica, sino del modo de producción. Tenemos ya los casos de Venezuela, Bolivia y Ecuador que quedaron enlodados en los idílicos cambios constitucionales, que, al fin y al cabo, han terminado desarticulando las fuerzas sociales, manteniendo intactas las relaciones capitalistas. 
La izquierda pro-capitalista viene izando la bandera de la asamblea constituyente, del poder constituyente, del poder popular ¿este método jurídico es la fórmula mágica que solucionará nuestros problemas? La asamblea constituyente no es más que un mecanismo jurídico que lleva el peligro latente de entramparnos dentro de una de las herramientas más eficaces del capitalismo para adormecer nuestras luchas: la democracia moderna. La consigna y el esquema no puede ser el mero cambio de constitución, sea desde abajo sea desde arriba. Es el mismo esquema demócrata burgués que nos brindó la falsa esperanza de que Toledo sí sería el cambio que esperábamos, que Ollanta sí, Vizcarra sí, y ahora Marco Arana, Verónica Mendoza o Antauro Humala. No debemos caer en esas ingenuidades y falsedades.

¡Qué se vayan todxs!
¡Contra toda dominación y explotación!
¡Contra el Estado y el sistema capitalista!
¡Asambleas territoriales ahora!
¡Omnia sunt communia!




Otras informaciones de interés:
> Ver: "sobre la revolución en América latina" en EPC nº 27: http://pcint.org/40_pdf/05_ElPC-pdf/ElPC_27-28-w.pdf