[Chile] 'Jaulas en Rebelión' x Victoria Aldunate

Jaulas en rebelión
X victoria aldunate morales, lesbiana feminista antirracista





Estos días la he recordado más. No porque sea activista, luchadora social, 
feminista o mártir (no es nada de eso), sino por su rabia y resentimiento 
con la vida. Sé que somos la gente de estos territorios, la responsable de 
nuestros destinos y con eso, de los destinos de mierda que ella y otras han 
recibido. 
Empezó a consumir alcohol de adulta, con hijos, “casada por las leyes”, 
y me relató que lo hizo para acompañar a su marido, pero especialmente 
para que la familia de él, la aceptara. Luego pasaron juntos a la pasta 
“y todo fue peor”. Igual nunca la llegaron a aceptar, pues se ha separado 
de él cada vez que la ha agredido. Y ya sabemos que esta “familia” que 
tanto le gusta manosear en sus discursos a la Dere$ha patriota, suele 
operar como pandilla, coludida contra ti, si les denuncias a sus hombres. 


  • “Pero siempre vuelvo po. ¿Tú cachai que vuelvo aunque sé que no 
    tengo que volver?, ¿tú entendís por qué?, ¿tú cachai que debería 
    cuidar a mis hijos, pero no lo hago como ellos se merecen? Sé que 
    esta cuestión me pasa porque soy mujer y pobre y sola en el mundo, 
    y sé que mi mamá lo hizo como las wevas, pero hizo lo que pudo, 
    que este mundo es injusto con ella y conmigo y con toda la gente 
    como yo, y que los ricos que nos estrujan, las sacan pelas, y que 
    habría que botar a estos desgraciados del poder, y que robarle a 
    un rico tiene como mil años de perdón po…”

No olvido nuestras conversaciones sobre violencia, su profundidad 
que me enseñó cosas que no sabía. Y no me enoja en absoluto que 
luego de comprender tanto y reírnos y llorar, “igual la hiciera”
como dicen algunos “profesionales”. Aprendí que no se trata de 
la comunidad ni menos de mí, ni de “los profesionales”, ni siquiera 
solo de ella, sino de todo este mundo y su transcurrir. Que se trata 
de 500 años de colonialidad y hoy en $hile, de 46 años de vejaciones. 
Ella es una mujer que nació en los 80 cuando ya todo se estaba yendo
 al canasto de la basura de los pactos entre cúpulas partidistas. 
La imagen más potente que tengo de su relato es recordarse a los 
3 años “bajo una mesón en que distribuían comida a las niñas 
del SENAME, con el poto cagado, todo cocido, toda meada, llorando 
por horas y nadie me escuchaba…”. A esa edad llegó a SENAME, 
su madre se había ido a trabajar a la ciudad y nunca más apareció, 
el resto de la familia no la podía cuidar. La consultante de la que hablo, 
soñaba mucho con esa imagen y cada vez que la recuerdo, me conmociona.   
     

Tenemos unos saqueos bien merecidos, como diría mi abuela. Una 
insurrección popular en marcha y nos oponen sus ya tradicionales 
Crímenes Contra la Humanidad. Vomito en todas sus tradiciones, 
patriotismos y banderas. Nos proponen una falsa “Unidad” cabildeada,-así como si estuviéramos en la Colonia criolla-. “Cabildos” 
fundamentalmente surgidos desde instituciones municipales, 
con lenguajes leguleyos, ciudadanos, liberales para consumidores 
y letrados… Nos invitan a “unirnos” con quienes nos explotan,  
nos arrebatan la existencia y nos han robado por 46 años una 
felicidad que sólo puede ser colectiva, o no es. Si no, es una pura  
performance liberal: corazoncitos coloridos en redes sociales, 
discursos de libertades individuales y esfuerzo personal. Una 
sociedad así, a la mujer de la que hablo, solo la va señalar como 
“saqueadora”, la va a denostar, la va a borrar. Se me enciende el 
corazón de dolor, uno que ya se había desbordado el viernes 18 
de octubre cuando esto empezó. Salíamos de una audiencia de familia 
en Pudahuel con otras mujeres. Una de ellas había ido a probar que 
su casa es su casa incluso ahora que se separó del marido agresor. 
Nos había ido mal y nos sentamos en un boliche a tomar café y comer 
torta porque eso alegra. Igualmente, logramos reír de cómo cada 
una nos hemos ido haciendo feministas, y de lo qué la gente a 
nuestro alrededor imagina por “feminismo”. Hablamos de las 
poblaciones en que vivimos y de lo mucho que nos está costando 
la vida cotidiana. Volvimos al metro y ahí en “Plaza de  Armas” 
estaban ellas, sonrientes y desafiantes, prendiendo la mecha de 
esta insurrección. Las secundarias de Liceos y colegios pobres, 
violentadas desde niñas por “la familia” cómplice de tanto abuso, 
acosadas en las calles por la masculinidad pedófila desde que 
sus cuerpos comenzaron a crecer; niños y niñas que han sido 
perseguidas por todos los Gobiernos cuando han confrontado 
al poder, llegando con Piñera a una de las máximas expresiones 
de represión en $hile hacia las secundarias: “Aula Segura” 
que su relevante movimiento ha llamado “Jaula Segura”. Con 
ellas se me desbordó el corazón de gozo como hoy se me enciende 
de un dolor conocido, el de la frustración de intuir “Pactos 
Neoliberales” en camino. Dudosos, perversos y bizarros… 
Y es que ya lo hemos visto. Parte del feminismo autónomo 
desarrollado en los años 90 y 2000 en Santiago, otras ciudades 
del Norte y algunas ciudades de Wallmapu, surgió y se desarrolló 
justamente desde esa vivencia que hoy se manifiesta en todo el país. 

“No podemos entregar este potencial a la re-adecuación (neo) liberal 
y racista de un nuevo pacto transicional”… Es la frase de una feminista 
que tras una resistencia armada, llegó a la autonomía del feminismo. 
Yo la apoyo. En este rincón del mundo, cualquier esfuerzo político 
feminista sin autonomía, clase y territorio, perderá todo sentido 
transformador radical, y no necesitamos nada menos que eso.